Orson Scott Card
Si uno no va al cielo, va al infierno, ¿correcto? Esto es lo que siempre se me enseñó. El cielo es Harvard, y el Infierno, un Colegio Técnico del Condado. Si uno terminó la secundaria, ellos vienen para llevarlo. Excepto que con el Infierno, morir es el único diploma que se supone uno necesita.
Leo aquellos libros de experiencias-cercanas-a-la-muerte, donde hablan de como «la luz» estaba llena de calidez y amor.
Bien, eso era agradable, pero en cierta medida lo sitúa a uno frente a un desengaño, debido a que cuando uno está realmente muerto y no extraviando accidentalmente justamente allí, uno ha pasado por esa etapa de sensación placentera y repentinamente se esta en la luz, y, o lo succiona a uno o lo desvía lejos, como un imán, y todo depende de como uno está polarizado. Fui empujado lejos.
Bien, de cualquier manera, ¿que esperaba? Acostumbraba a ir a la Iglesia y todo eso, pero no fui un gran creyente en, por ejemplo, eso de decir de la verdad y ayudar al semejante. Y los suministros de oficina siempre encontraban el camino a casa.
No demasiado, pero no fui exactamente perfecto. Mucho mirar a las mujeres para después desearlas. Bien al nivel de Victoria's Secret.
Peleaba bastante con mi esposa, mucho, pero jamás la golpeé, aunque la comparé a su madre con demasiada frecuencia. La clase normal de pecados.
Tuve la esperanza de que me dejaran en la curva. Consideré que estaba para pasar del promedio.
Pero no, es un porcentaje directo, te equivocas en una y estás fuera.
Así que, ¿cual es la otra opción? El Infierno, ¿correcto? Comencé a mirar alrededor, preguntándome si Dante lo había imaginado todo y si no, ¿en cual circulo iba a caer?
La respuesta es, Dante no sabía un carajo, no hay círculos.
Tu solamente te hallas en una calle en el Infierno y vas hacia una puerta (y siempre es la misma puerta, no importa la calle) y ves gente yendo y viniendo, vestidas como para salir, y piensas, «hay buena ropa en el Infierno», lo cual es lógico, realmente, y te acercas a la puerta, golpeas, el tipo te mira como si fueras un gusano y dice, «¿Nombre?»
Así que digo mi nombre, y el hace esa mueca con la boca que te suena como si te hubiera pasado la fecha de vencimiento hace un mes, y dice «Por favor, no desperdicie mi tiempo», y comienza a cerrar la puerta en tu cara.
- Espere un momento -, dices, - Esto es el Infierno, ¿sí?
- Hades - dice él - y puedes sentir el desprecio.
- Bueno, no llegué al Cielo, así que me tiene que dejar entrar.
- No - dice él - y entonces con una clase de extraña falsa paciencia, explica: - El lugar donde, cuando usted llegue, lo tienen que dejar entrar. Ese es el hogar. No el Infierno. Nosotros no tenemos que admitir completamente a todos. Esta todo dividido en clases aquí, nadie quiere mirar alrededor, y verlo por ahí. Hay verdaderas celebridades dentro. Stalin. Hitler, Calígula, por el amor de dios, ups, yo dije eso?
- No estoy pidiendo la mejor ubicación de la casa.
- No hay una mesa tan insignificante para usted.
Hice un pequeño cálculo. Cuanta gente había vivido en la Tierra, cuantos habrían, como yo, fallado el examen de ingreso al Cielo, y cuantos pecadores de primer orden estarían antes de mi en la cola.
- Pero... ¿Qué hago?
- Mantenga su espectro fuera y deje de bloquear la puerta.
- ¿Que piensas que es esto? ¿Studio 54?
- Oh, No, Mucho peor. Es como la secundaria. Y usted... no es... popular. - Se rió. - Y ves una gran mano plantada en tu pecho y cuando te empuja, no te caes, vuelas cruzando la calle golpeando contra un edificio solo que no te duele - estás muerto, ¿recuerdas? - y no estás herido y comienzas a darte cuenta, estás clavado en el Infierno, y no puedes entrar.
» Tratas otras pocas puertas, y el mismo tipo está esperando detrás de cada una para rechazarte. Y comienza a llover.
» Una fría, fina, llovizna, y aunque no puedes ser herido, te puedes enfriar y humedecer, o al menos sentir como que te han abandonado en el frío, lo que de hecho es verdad.
» No te vas a enfermar, no vas a padecer hambre, pero no vas a entrar.
No es que estuviera solo ahí afuera. Hay un montón de calles en el Infierno, y un montón de gente vagando por ahí.
Y parecen tan locos como el común de la gente sin techo.
Unos pocos que parecen como si estuvieran esperando que caiga un traficante, solo que sé que no es así, porque que hay para vender o comprar, y aún si lo llevaran - porque te ves bien de la forma que te ves a ti mismo, algunos van armados - esos no son peligrosos.
Si fueran de veras peligrosos, estarían adentro, viendo a las strippers, o lo que sea que hagan dentro del Club Styx.
Estos tipos piensan si se ven lo bastante mal, si dicen cosas lo bastante rudas a los que pasan, puede que algún día los dejen entrar.
Ídem con las que se ven como callejeras. No tienen nada que vender. Pero encarémoslo. No todos en el Infierno son brillantes.
Y luego están los locos, gritando y predicando acerca de Jesús y el fin del mundo, solo se me figuró bien pronto que esos no están locos. Quiero decir, después de morir, no hay esquizofrenia porque no hay cerebro que funcione.
Están predicando porque tratan de balancear desde el otro lado, mostrando cuan piadosos son, denunciando el pecado, gritando el nombre de Jesús, o de quien sea, según quién, pero la mayor parte de los gritones eran algo así como vueltos a nacer, solo que aparentemente no tomaron el camino que pensaban.
Me paré allí mirándolos. Y anduve por ahí, mirándolos. Y me senté, mirándolos. Y sin importar cuanto haya tratado, no me pude preocupar.
Comencé a entender, cuan larga iba a ser la eternidad, enterrado en las calles de infierno. Probé calle tras calle, nada cambió en ellas, solo las caras.
Ni siquiera cambiaba el lenguaje, porque después que te mueres, todos los idiomas son lo mismo. Hablan, y piensan que hablan árabe o lo que sea, solo que escuchas en inglés, o al menos eso piensas. Si hablas inglés.
De cualquier forma, puedes entender a todos, y eso es lo peor, porque no puedes ir a ningún lugar donde no entiendes las palabras que la gente dice de forma que te puedas desconectar. Estás siempre conectado y se pone tan aburrido.
Llega el día y se va el día, como en la Tierra, y poco a poco comienzo a entender que así era en la Tierra. De hecho, era Washington DC, que es en donde fue que compré la granja, fui embestido por un auto al cruzar Wisconsin en Georgetown la víspera de Año Nuevo de 1999, lo que significa que si el mundo no terminó esa noche de la forma que todos decían que sucedería, definitivamente terminó para mí. Conocía las calles. Podía recorrer el Mall. Sólo que todos los que veía estaban muertos.
Pensé por un momento que el mundo entero debe haber muerto o algo así, pero entonces piensas que tiene que haber mas gente nueva muerta, como yo, tu sabes, el gobierno entero, si todo el mundo terminó seguramente un porcentaje bastante significativo de ellos iría al infierno, y seguramente no todos calificarían para entrar a Studio 666, así que ¿adonde están ellos? No, El mundo no se terminó, solamente mi caja-de-sangre-y-huesos-consumidora-de-oxígeno-expeledora-de-dioxido-de-carbono lo hizo.
Y ahora que lo estuve mirando, comienzo a ver los signos que la vida va dejando. Las cosas cambian de posición. Los cestos de basura estaban en un sitio y luego están en otro. Los automóviles estaban estacionados en algún lugar y luego ya no. Pero realmente uno no los ve moverse. Nada se movía. Es como que cuando están en movimiento, desaparecen. Y se me ocurrió que era como una fotografía de exposición larga. Fijas la exposición a un tiempo muy largo, la apertura bien pequeña, y las únicas cosas que obtienes son las cosas que no se mueven, lo que se mueve se fue.
Es como que en el Infierno el tiempo pasa tan lentamente que los vivos son invisibles para nosotros. ¡Me lo hubiera parecido!
- Piensas que te lo hubieras imaginado -, dijo el gordo.
Lo miré, un poco sorprendido de por qué el era gordo. Quiero decir, seguro que cuando mueres, ya no tienes que ser gordo ya.
- Es según como te imagines a ti mismo -, dijo el gordo. - Sabes lo que la gente dice, «en cada persona gorda hay una persona delgada luchando por salir» Mentira. Es solo otro tipo gordo. De hecho, por lo general es un tipo mucho mas gordo.
- Puedes perder peso? - pregunté, porque por lo menos era una conversación con alguien que no estaba tratando de ser absorbido hacia el Cielo o hacia el Infierno. Y también porque era algo cómica.
- Puedes verte mas delgado -, dijo el gordo, - Si empiezas a pensar en ti como delgado.
- ¿Entonces porque no piensas de ti como en alguien bueno, así entras al Cielo?
Sacudió su cabeza.
- Esos predicadores callejeros, Ellos no están pensando en si mismos como buenos. Están pensando en sí mismos como Piadosos, Salvados, Elegidos.
- Mejores que todos los demás.
- ¡Lotería!. Igual que los vagos o las chicas fáciles. Son pobres, todos ellos, y la pobreza no te saca de la calle. La pobreza es la que te pone en la calle.
- Si ya tienes todo tan claro - digo yo - ¿Que haces aquí, todavía?
- Estoy en conflicto - dijo él - Un problema común. Siempre que empiezo a ir en una dirección, hago algo que me pone en la otra. - sonrió - Pero tu, tu eres talentoso.
- Talentoso? No soy el que lee las mentes aquí. Digo, has estado respondiendo preguntas que no he hecho.
- Si, claro, soy bueno escuchando. No tengo que esperar que hables, porque, sabes, no es como si tuviésemos voces realmente. Solo una especie de deseo de que nuestros pensamientos sean oídos, y entonces la gente que está cerca puede oírlos. Pero tus pensamientos son realmente tan estridentes, como hablar. Así que... sí, puedo oírte. Pero tu, tu puedes ver cosas.
Miré alrededor.
- No mas que los demás.
- Nop, Nop, No así. Te observé. Cruzando la calle. Esperaste la luz.
- No lo hice. Las luces no cambian.
- Y esquivaste los peatones.
- No hay peatones.
- Sin embargo...
- No los veo, ¿así que como los esquivo?
- Oh, eres filósofo, tu.
- ¿Y que diferencia haría para ti?
- Quiero ver cuan útil eres. Que puedes hacer.
- ¿Es una entrevista laboral?
- Tengo una vacante para un elfo.
Le miré otra vez, esta vez más cuidadosamente. No tenía la pipa agarrada entre sus dientes, pero su estómago era más bien como una bolsa repleta de jalea. «Se supone que me ría cuando lo veo a pesar de mi mismo?»
- Clement Moore realmente no me vió -, dijo. - Yo ya había dejado de hacer apariencias personales para entonces. Pero tu ves, no hace mucha diferencia. obtuve esta imagen en mi cara cada Navidad - no, cada Halloween y dos meses después - y es todo que pude hacer para evitar usar todo el año entero el traje rojo. Acostumbraba a estar delgado, cuando los holandeses estuvieron a cargo de mi imagen.
- ¿Que estás haciendo en el Infierno? ¿No se supone que eres San Nicolás?
- No estoy en el Infierno. No más de lo que tú lo estás.
- Te doy una pista, Nick. Esto no es el Cielo.
- Estamos rodando, mi amigo. O quizás voleando, como el volante en badminton, atrás y adelante, casi una cosa, casi otra.
- Yo, solo estoy caminando las calles.
- Esquivando peatones.
- No fabrico juguetes.
- Por mí está bien. ¡Que fabricar juguetes!, eso es solo una parte del mito. ¿Nadie se percató que estoy muerto? No nos mandan martillos y sierras y nos ponen a trabajar haciendo juguetes de madera. Hay pocos, y preciados, de nosotros que pueden tan solo ver a los vivos, y aquellos que pueden mover cosas en el mundo material, aquellos son aún más escasos.
- ¿Entonces como consigues todos esos juguetes para los niños buenos?
- Cuando necesitamos juguetes, que no es tan a menudo como piensas, los robamos.
- Ah -, dije. - ahora estoy comenzando a entender por qué no estás en cielo. No eres Santa Claus. Eres Robin Hood.
- Principalmente rompemos juguetes - dijo Santa - o los ocultamos. No es que podamos mover algo muy lejos. Y hoy día es una economía de efectivo. Me puse a pensar, así era cuando estaba vivo, también. Acostumbraban a pintar imágenes mías con bolsas de dinero, porque eso es lo que hice, mi famosa buena acción, pagué un rescate en efectivo, salvé algunos niños. El dinero es lo qué utilizamos ahora, también. Y debido a que sea papel, es hasta más fácil. Mas liviano. Hasta mis renos menos talentosos pueden moverlo.
No pude evitarlo. Lo dijo tan seriamente. Reí.
- Hombre, me estaba llevando esa conclusión. Santa Claus, hurtando juguetes, rompiéndolos, escondiéndolos, comerciando en efectivo. ¿Obtuviste tus renos robando?
No se veía divertido.
- Si - dijo. - No le veo la gracia.
- ¿Me tomas el pelo?
- Quiero ver si puedes mover cosas. En el mundo material.
- Ya te dije, no puedo siquiera ver la gente, dejemos de lado el husmear bolsillos, y aunque pudiera, nunca fui un ladrón -. De inmediato mi conciencia sufrió, - al menos, no deliberadamente. No sistemáticamente.
- Tienes algo mejor que hacer?
- Quiero tirarme un lance con el Cielo - dije - Ya que no estoy completamente en el Infierno, ¿Porque no?
- Yo también, - dijo Santa - Algunos años he estado tan cerca.
- Que hay de entrar a la tienda diabólica, ¿estuviste cerca, también?
Se encogió de hombros.
- Como algo novedoso, ellos me han invitado ocasionalmente. No para quedarme. Estrictamente en la puerta trasera, tu sabes.
- ¿Por qué debería hacerlo?, quiero decir, tu has estado en esto por, ¿cuanto?, ¿mil quinientos años? Y aún estás aquí.
- ¿Tienes planes mejores? No es que te quede poco tiempo.
- Santa, discúlpame por decirlo, pero hasta donde puedo decir, estás tan loco como un pato cojo.
Sacudió su cabeza.
- Amigo mío, nadie enloquece aquí, podemos estar equivocados en muchas cosas, pero no podemos mentir y no estamos locos. Aún así, como te dije, no hay apuro. Búscame si decides que unirte a la banda de Santa suena mas interesante que... lo que sea que estés haciendo.
- ¿Y como te encuentro?
Hizo girar sus ojos.
- Pregunta. En caso de que no lo sepas, soy famoso. La gente sabe donde estoy.
- Temía que hubiera tenido que ir al Polo Norte o algo así.
Sacudió la cabeza, se volvió, y se fue.
Tenía razón. Puedo ver a los vivos. Y no fue cosa de reducir la velocidad ni de acelerar, tampoco.
Fue más bien como tener que prestar atención a otra cosa mas, en cierta medida mirar lejos y entonces concientizar qué está pasando en los bordes de las cosas.
Solo que eso es extraño, cuando uno está muerto, no hay bordes. Uno tiene la costumbre, de todos aquellos años de visión binocular, de ver solamente este panorama frente a usted, con visión desenfocada a los lados, y la mayoría de la gente muerta nunca llega a pasar de esto.
Pero el hecho es, que cuando uno está muerto uno carece de estas limitaciones
Usted puede ver... Bueno, ¿usted recuerda como la gente acostumbra a decir que los maestros parecen tener ojos en la nuca?
¿O como, cuando se puede sentir que alguien lo contempla a uno, aún cuando están detrás suyo?
Bien, así es como cuando uno está muerto, una vez que usted lo logra, entonces depende de eso.
Uno está consciente hacia todos lados. No es visión, realmente. Es solo conocimiento, pero la mente tiene sentido de ello, como si fuera visión.
No estuve viendo concientemente aquellos autos o peatones en movimiento, de modo que no «sabía» que estuvieron allí.
Pero fui consciente de ellos, consciente de la gente en los autos, consciente de la gente en la calle, y algún antiguo reflejo me hizo esquivarlos, pasar entre ellos sin saberlo.
Gracias al dato de Nick - Odio llamarlo Santa Claus porque ese nombre está cargado de connotaciones culturales - me hace reír solo pensar que le diga, «Hola, Santa»
Ahora veo bien a los mortales. Va a convertirse en costumbre, de verdad, saber donde están, que están haciendo. Mi rango de alcance es bastante bueno también, porque esto de la concientización no está bloqueado por simples paredes.
Sé quien está doblando la esquina antes de que entre realmente en mi campo de visión. Y tampoco soy un genio, puedo imaginar que existen aquellos que pueden ver millas, bien a través de montes y ciudades y lo que sea que esté en el camino. Quizá hasta ver todo, si logran la capacidad de filtrar todas las cosas que pasan en medio.
Y no es solo conciencia. Podría mover cosas.
La cosa es que, tocar el mundo material, cambiarlo, eso no viene del modo que la conciencia lo hizo, no es que esté ocurriendo ya automáticamente, y que solo tienes que notarlo.
Generalmente, cuando se está muerto, uno simplemente no afecta el mundo material de ninguna forma.
Uno no se hunde en la tierra o pasea a través de las paredes, pero solo porque uno aún siente respeto por aquellas superficies, de cuando estaba vivo.
Uno puede atravesarlas, lo mismo que se puede hundir en la tierra, aunque esto es extraordinariamente aburrido, ya que no hay mucho que ver una vez pasado el nivel de la lombriz y el topo.
Uno puede influir en cosas, no por tocarlas o empujarlas o tirar de ellas, sino - Oh, ¿como decirlo de otra forma? - por quererlo, quererlo realmente. Si, está bien, por desearlo.
Pero no estamos hablando de un ansioso deseito. «Hay, desearía comer un caramelo de nuevo». No, se necesita un deseo tan intenso que lo consume a uno, al menos por un instante, de la forma que una fogata consume una bolsa vacía de malvaviscos.
Uno se siente hundido, delgado, débil. Pero es gracioso, porque uno también se siente sorprendentemente poderoso. Como un superhéroe. Solamente porque logró mover una silla.
Solo que, ¿cuanto puede importar mover una silla? Es por eso que los poltergeists son tan raros, y porque por lo general son tan odiosos. Están enojados todo el tiempo, y mueven cosas para causar miedo a los vivos.
Ese es el deseo consumidor, hacer a los vivos temerosos de ellos. Para tener poder. Es algo patético, y está definitivamente en el lado malvado del mayor contable.
Malvado, pero el fanfarrón no admitiría poltergeists en el club de los muertos, porque no deben necesitar alguien adentro moviendo muebles o regando las bebidas por el piso, presumo.
Yo no soy un poltergeist. No me enojo con nadie. Ok, bueno, mas o menos, eso es mentira. Estoy un poquito caliente con esto de estar enterrado entre el Cielo y el Infierno, y me hincha algo eso de haber sido liquidado antes de la mejor parte de mi vida (al menos supongo que lo mejor aún estaba por pasarme, viendo como parecía haber vivido los años anteriores). ¿Así que como iba a poder mover algo?
Fue Nick quien me mostró como. Una vez que comprendí que estaba en lo cierto sobre que podía ver a los vivos, lo busqué y el me puso bajo su ala, el y algunos de sus elfos - que no son pequeños, ni lindos, son solo gente muerta como yo - que me mostraron el trabajo que hacen.
No era solo en Navidad, aunque Navidad es para ellos como la temporada de impuestos para los contadores. Todo el año, Nick y su pandilla andan vigilando a los niños.
Van a recoger un chico - casi al azar, al menos así me parece, aunque quizás hay algún sistema en eso, algunas señas que buscan - y entonces solo lo siguen, observando.
Para la mayoría de los chicos, la vida es CORRECTA. Seguro, les gritan, zurran, ignoran, ridiculizan, lo normal, que hace la vida interesante, pero a la mayor parte de ellos, alguien los ama, alguien los mira, alguien piensa que es magnífico tenerlos por ahí.
Se puede vivir a través de una gran cantidad de tiempos difíciles, si uno ha tenido eso.
Hay otros chicos, también. Dos clases. Bravucones y víctimas. Y Nick esta viendo por ambas. Las víctimas, rompen tu corazón. Los que están siendo torturados o golpeados, no hay mucho que podamos hacer por ellos. La ira en la persona que los daña, esa es una fuerza poderosa, emparda cualquier deseo que podemos alcanzar, y además ellos tienen cuerpos, lo que nos hace bastante inútiles.
Lo que la pandilla de Nick hace en aquellos casos es tratar que otra gente viva que está pasando lo note.
Ya sabe, hacer que una magulladura sea visible por sobre el cuello de la camisa, o lograr que un vecino mire por la ventana o escuche un sonido, algo que les haga sospechar.
Una gran cantidad de ellos llaman a la policía o al Servicio Social, si es en un país donde la policía cuida, o donde hubiera una agencia cuyo trabajo es cuidar a los chicos.
Pero una gran cantidad de ellos no lo hacen, y al fin y al cabo, nuestros corazones se rompen por aquellos chicos y en cierta medida terminamos esperamos que se nos unan.
Porque una gran cantidad de los mejores reclutas de Nick proviene de aquellos niños. Son sus niños exploradores, por así decirlo.
Ellos tienen olfato para eso.
No podemos salvar todas sus vidas, pero podemos hacer de esas vidas que tienen algo un poco mejor, y eso es bueno.
No es que pensemos que la muerte sea gran cosa, de cualquier manera.
Quiero decir, estamos muertos, así que la muerte no nos causa ningún temor a nosotros.
Es por eso que no estamos generalmente en el negocio de salvar vidas.
Cuando podemos obtener algunos galletas para un chico, seguro, lo vamos a hacer, pero... van a necesitar más mañana, ¿cierto?
Mientras que una buena canción puede vivir en su memoria durante una gran cantidad de oscuras noches de temor y soledad.
Pero esta no es la clase de trabajo que yo hago. Yo no soy cantante, y cuando muevo cosas, casi me pongo loco. Es mi sentido de la injusticia la que tiene que encolerizarse. Así que estoy en la patrulla de matones.
Saben de los chicos de los que estoy hablando. Alguno de ellos son físicamente violentos, pero muchos matoncitos hacen daño con sus bocas.
Tienen ese instinto para lograr hacerle mas daño a un chico más débil. A veces es obvio, un chico con una nariz grande, uno no tiene que ser un neurocirujano para imaginarse sobre qué hacerle burla.
Pero alguno de estos matones, es como que pueden leer mentes. Su víctima tiene una madre alcohólica, el matón va derecho a bromear sobre la madre ¿como lo sabe?
A la chica que es solitaria y temerosa de no ser suficientemente buena para nadie, las chicas fanfarronas le atacan con sarcasmo sus ropas o le juegan bromas realmente pesadas donde simulan ser sus amigas hasta que se confía, dice algo que demuestra que realmente cree en su falsa bondad, y entonces se mofan de ella. Algunas de estas cosas que hacen son tan elaboradas, necesitan tanto planeamiento y esfuerzo, que uno difícilmente creería que alguien se tomaría todo ese trabajo simplemente para hacer infeliz a otra persona.
Bien, eso me hincha, me pone frenético, y lo siento crecer, y puedo mover cosas.
El problema es, ¿qué hago mover? No es que crea que el bravucón merece morir o algo así, de modo que no puedo hacer que el tejado les caiga encima.
La muerte puede no ser gran cosa para nosotros, pero el asesinato si, y una de las reglas que parecen gobernar el universo es que mientras que podemos hacer un pequeño desastre en el mundo material, no estamos autorizados a matar.
Solo no puedo hacerlo. Desear todo lo que queremos, pero si la cosa que intentamos mover puede matar a alguien, no se moverá.
Así que tenemos que ser ingeniosos. Por lo general pruebo con la justicia.
Una chica hace mofa de la nariz grande de otro chico, me aseguro que esta chica se golpee con una puerta que no estaba justo donde pensó que estaba. La nariz bien hinchada grande, brillosa. Permítasele ver como se siente tener otra gente mirando su cara durante un tiempo.
O un matón que empuje a los chicos pequeños que le rodean. Puedo arreglar para que se tuerza su tobillo o vaya y se caiga de cabeza mientras corre atrás de un niño, hacerlo ver de mal aspecto frente a todo el mundo o distraerlo con un pequeño dolor.
Mi favorito, sin embargo, es hacer esto justo cuando el de matón toca su víctima, hago sangrar la nariz de la víctima como un río, le hago magulladuras alrededor de sus ojos o mandíbula. No lastimo realmente a la víctima cuando lo hago, pero hace parecer que el matón hizo un asalto completo, lo pone en un gran problema.
Varias veces el matón se asusto tanto por la lesión «provocada» que logro controlar su hostilidad y dejó de golpear a los chicos.
Pero he ahí el problema. Yo trabajo con la justicia, protegiendo chicos, unos de otros, intentando ayudar a cambiar a chicos que se enamoraron de la crueldad, los ayudo a comenzar a ser un poco más decentes, a aprender un poco de compasión.
Pero cuando uno se da cuenta, ¿qué estoy haciendo, realmente? Causando dolor. Daño a la gente. Toda por una buena causa, cierto?
Pero recuerda, el tipo que te juzga es la misma que dijo, «Pon la otra mejilla».
Me digo, yo voltearía mi propia mejilla. Pero nunca dije: «Tengo que voltear lejos y no ver cuando alguien está siendo cacheteado», ¿no?
Quiero decir, también dijo que era mejor atar una piedra alrededor de tu cuello y saltar en el mar que lastimar a uno de los pequeños.
Pero entonces también tengo que ser honesto y decirme que yo estoy dañando algún de sus pequeños, también. Los malvados, viciosos, los que quizás no pensaría como suyos. Pero si su capacidad para perdonar es infinita, como algunos dicen, entonces todos son suyos. ¿Nunca se molestó en algunos cajeros, digo, y lo sacudió con un golpe o golpeó en alguna mesa? Seguramente el entiende como nos sentimos aquellos de nosotros que estamos tratado de detener a los matones.
¿Sabe usted cual es el problema realmente? Hay tan pocos de nosotros. Pocos que tienen la habilidad siquiera de ver a los vivos - no se puede hacer mucho a menos que uno pueda ver qué está pasando - y muchos menos que, viendo, se preocupan. Porque la mayoría de los muertos, simplemente se desconectan de los vivos. Así los mortales son malos unos con otros. Gran cosa. Supéralo. Supera tu... bien, tu muerte. Cualquiera sea. Usted no puede arreglar todo en el mundo mortal. No se obtiene crédito por eso. Uno ya está juzgado como no merecedor del Cielo. Así que no es que uno está apostando a ver que pasa.
Sólo algunos de nosotros que se preocupen de los chicos y tengan la habilidad para hacer algo por eso. Así que aunque estamos haciendo una diferencia en las vidas de algunos niños, hay miles, millones de otros que nunca vemos. No esto es una razón para detenernos, tampoco. Es una razón para seguir intentando más. No es que nos guste dormirnos. Es algo, de cualquier manera. Un día estuvimos veinticuatro horas trabajando.
Uno se cansa, igual. No físicamente. Solo cansancio en el alma. Viendo cuanta gente malvada hay. Viendo cuan ansiosamente esperan las víctimas, que sus padres los amen, que encuentren amigos en escuela. Y aquí estamos, intentando ayudar a mantener esas esperanzas vivas. Rompe el corazón. Le hace a uno desesperar a veces, que a pesar de toda esa esperanza, hay siempre un bravucón para empujarlo. ¿Por qué odian tanto la felicidad en otra gente? Especialmente los niños ¿donde aprenden a tomar tanto placer de la miseria de otro? ¿Era yo así?
Ah, hombre, eso es lo que vuelve una y otra vez. Cada cosa pesada que le dije alguna vez a otro chico. Estaba este tipo en la primaria y la secundaria, fuimos amigos, ¿sabes? juntos en obras de teatro, en la banda. Era ingenioso y con talento, y le agradaba. Pero un día, yo estoy sentando allí con una canción pasándome por la cabeza, y por alguna razón me viene un nueva letra para hacer burla de este amigo. Una canción acerca de Bruce, que hablaba de cuan presumido es. Y, bien, no es tan presumido sino realmente apasionado por todas esas cosas las cosas que puede hacer. Pienso de nuevo en eso y comprendo, no era vano, solo estaba emocionado descubriendo nuevas cosas que podía hacer, y pensaba que podía compartir su excitación con sus amigos. Bien, lo curé de eso. Porque no solo fue la canción. Se la canté a mis amigos y todos rieron y eso era para mí, el primer talento que nunca tuve, un talento para la maldad musical. Tengo que haber escrito veinte canciones sobre Brucie. Hasta que Bruce dejo de juntarse con nosotros y no fue divertido cantarlas cuando ya no estaba allí. Me hizo parecer malo en vez de astuto.
Vuelvo a pensar en eso, me pregunto donde estaba Nick. Quizás la pandilla de Nick me vio pero se imaginó que Bruce realmente era talentoso e ingenioso, y realmente no necesitaba un perdedor como yo por amigo. No tuvieron que detenerme, debido a que justamente no fui lo suficientemente importante en la vida de Bruce para que él necesitara un rescate. Espero que sea eso. Espero no haber hecho daño. Esa es la clase de cosa que atraviesa tu mente cuando uno esta patrullando. Se parece mucho al examen de conciencia, si me preguntas, pero no puedes arreglarlo, sigues viéndote tanto del lado de los matones como en el de las víctimas. Son todos chicos, al final. Aunque sean podridos y malvados, son chicos. Aún se pueden convertir en algo bueno.
La navidad, esa es una ocasión ruda. Tuve todo un año para aprender, principalmente en calles norteamericanas porque conocí bastante bien la cultura para reconocer qué pasaba con los chicos y para poder imaginar la forma de ayudarlos. Y justo cuando me estoy poniendo bastante diestro y astuto en parar a los matones, Nick viene y me dice:
- Es la estampida de Navidad. La patrulla se acabó hasta después del gran día.
Es obvio que es Navidad. Quiero decir, no me la estoy perdiendo, porque Nick tiene el traje rojo. Cuando crecen las decoraciones, están todas esas imágenes de él viendose como el de Santa bebedor de Coca-Cola de Norman Rockwell, y el no puede resistirse a su imagen civil, el traje rojo solo salta directo a él y así es como se ve. Y es algo bueno que no pueda verme a mi mismo en los espejos, porque te tengo que contar, no me sorprendería en absoluto encontrar que veo realmente pequeño y estoy vestido de verde. A veces, solo te gustaría gritar a esos publicitarios. ¿No puedan dejarnos un poco de dignidad?
La navidad y los elfos. Ahí es cuando empieza el verdadero robo.
Es cierto, como usted pensó ¡realmente hicimos los juguetes! Estamos muertos, y aunque estuviéramos vivos, la mayoría de los juguetes que realmente quieren los chicos requieren maquinaria compleja. ¿Tiene alguien idea de cuánto equipo se necesita para hacer solamente un pequeño y miserable Lego? Dejémonos de lado una figura de acción de Toy Story. No, no hacemos juguetes. Solo los redistribuimos.
Y no en las tiendas. Piense en esto ¿Quién va a Toys-R-Us? (Los Juguetes Somos Nosotros S.A.) ¿La gente sin dinero? Difícilmente. Así que vamos a las playas de estacionamiento y sacamos de un carrito de compras y las ponemos en otro, ¿Qué tan bueno va ser eso?. No podemos mover cosas lejos de cualquier manera, hasta nos agota apretar cosas. De modo que nada de ese cuento acerca de bolsas de juguetes yendo chimeneas abajo. Es bastante extraño encontrar algo bajo el árbol que Ma y Pa no conocieran con anterioridad.
Además, ¿tenemos que ser realmente intensos para mover cosas, verdad? Así que he aquí lo qué hacemos en la patrulla de Navidad.
Buscamos gente, con más cosas de las que necesitan, que estén cerca de gente pobre. O de chicos pobres que estén en un lugar donde hay abundancia de manos intercambiando dinero. Voy a reunirme con uno de los elfos cantantes, y ella distraerá al tipo rico mientras esté manipulando su dinero, mientras libero un billete de cinco dólares o a veces hasta unos veinte y hago que se caiga al piso. Entonces me quedo observándolo, manteniéndolo para que no cualquiera lo note hasta que el cantante es capaz de atraer algún chico pobre para que este suficientemente cerca, y entonces empujo los cinco o los veinte - o, al cuerno, el dolar o los 25 centavos, porque eso es a veces todo lo que puedo sacar - hacia el claro, donde el chico puede verlo.
Sabes lo que me sorprende? La cantidad de chicos que inmediatamente intenta devolverla al dueño de la tienda, o directamente a sus padres. Bien, una vez que se lo damos, ellos disponen. El regalo les fue dado. Y cuando usted piensas en ello, quizás el mejor regalo es para el chico sin dinero que da esos veinte al dueño de tienda, probar que no necesita realmente ese dinero, que es más importante ser una persona decente que tener lo qué el dinero puede comprar. O si lo diera a sus padres, bien, eso sea quizás alimento en la mesa. Seguro, quizás es una borrachera, también, y esto es por lo que son pobres, pero no es error del chico, el chico hizo las cosas bien. Contribuyó a la familia.
Cerca de la mitad de los chicos, sin embargo, se cuelgan el dinero, y está bien, es hasta mejor, porque ¿sabes qué? Casi cada vez, utilizan algo de eso para comprarse ellos mismos un detalle - helado o una barra de caramelo, quizás una galleta - pero el resto del dinero va directamente para comprar un regalo para algún otro. Un hermano o hermana mas chico. Ma o Pa. A veces un maestro que ha sido bueno con ellos. Hasta he visto un chico que tenía cuatro dólares y veintiocho centavos en su puño - el cambio de la barrita de helado - y ve un chico que se veía aún más pobre que él, y saltó hacia él y se lo dio diciendo: «Feliz Navidad». En ese momento quise mucho a ese niño. Porque lo tenía. Entendió. Nada de eso se lleva cuando te mueres. Solamente lo qué uno hizo por o para otra gente, y lo que ellos han hecho por ti, y para ti. Eso es todo lo que uno lleva consigo cuando muere. Ese chico, cuando muera, va a tener tantas cosas buenas. Porque tiene buen corazón. No estará caminando en las calles del infierno, sin lugar donde quedarse. El se quedará directamente en la luz, pasará el examen de ingreso, van a saludarlo con canciones, ¿sabes? Y yo conseguí los cinco dólares que fue muy capaz de compartir. Eso es algo.
Esa es la Navidad. Nosotros solo usamos esta ocasión para poner regalos en las manos de niños que no tienen nada. Es sobre la esperanza, justo como lo qué hacemos el resto del año. Esto es lo que Nick hace, está en el negocio de la esperanza.
Y así se hace el día después de Navidad, y volvemos al plan regular, pero Nick viene hasta mi - y el traje rojo todavía no se destiñe, de modo que parece realmente Santa Claus - viene y me dice:
- ¿Quieres acompañarme en «la larga caminata»?
No sé de que está hablando, pero digo, «Seguro», porque me quiere y es solamente gracias a él que siento que merezco el lugar que tomé, hasta en las calles de infierno. Cualquiera sea «la larga caminata», no será como que me vaya a cansar o tenga que llevar una tienda en mi espalda. De modo que digo «Seguro» y nos vamos. Derecho hacia la luz.
Y no es una «larga caminata» en absoluto, no hacia allí. Es como, sin preocuparse de donde uno está en la tierra, una vez que uno decide encontrar la luz, allí está, solo un poco fuera de alcance, arriba y sobre su hombro. Nick va como si conociera el camino, y realmente creo que lo conoce. Cada año después de Navidad, va otra vez hasta la luz y prueba a entrar. Eso es para lo que vinimos.
Los otros elfos, creo que la mayoría han ido con él, y alguno de ellos más que una vez. Y presumo que estaban igual de felices de tener al tipo nuevo al lado.
Porque ahí va Nick, directamente hacia la luz, y usted piensa, «Hombre, esta vez es va a hacerlo. ¡Esta vez va a conseguir salir del Infierno!». Está tanto tiempo allí. Uno tiene tanta esperanza por él.
Y entonces... paf. Está de vuelta. Te mira. Se encoge de hombros. «Mejor suerte la próxima vez», dice.
Solo que yo era nuevo en esto. Y había estado trabajando en mi sentimiento de furia todo el año, ¿sabes? Y no es que me vaya a ir al Cielo, pronto y en cualquier momento. Quiero decir, si Nick no puede pasar el examen de ingreso, ¿tengo yo alguna oportunidad?
De modo que me paro ahí y grito - no hablando fuerte, porque no es realmente, sonido, pero yo soy bastante emotivo, ¿sabes? - y sé que yo no voy a lograr entrar en la luz, por el amor de Dios, pero de cualquier forma, grito, «¿Pensaste alguna vez que tus estúpidos requisitos podrían ser demasiado altos? ¿Que es lo que tienes allí de cualquier manera, un racimo de piadosos mártires? ¿Un montón de bonachones recalcitrantes que nunca quiebran una regla en sus vidas? Bueno, míralo a Nick aquí, el está en la línea del frente, y por muerto que esté, ¡intenta hacer algo acerca de ello! ¡No te veo allí abajo en las calles intentando hacer mejor la vida para los chicos! ¿Que hay de esoo, eh? ¿Siquiera pensaste que alguien en el Cielo no está arrodillado mal y que puede ser que haya gente en el Infierno que está haciendo el bien en el Mundo?»
Finalmente, digo tantas cosas que se apaga la intensidad y recuerdo a quien estoy hablando y pienso, hombre, me va a tomar, como diez mil años de trabajos limpiar las blasfemias que acabo de decir.
Solamente recién entonces escucho algo dentro de mi mente, como debe ser cuando los cantantes arrullan a los niños que sufren. Esa voz, tan suave, tan gentil, y todo lo que dice es, «Todo lo que haces por el menor de mis pequeños, lo has hecho por mí».
Y casi me noquea. El Ve. El Sabe. Lo que estamos haciendo. Qué trabajo es el nuestro. El Sabe, y nos ama por ello, y aún así...
Y aún así Nick sigue sin poder entrar.
Le miro, y encoge de hombros de nuevo. «Gritar no resuelve nada», dice.
Y entonces el me guía en la larga caminata de vuelta. ¡Claro!, esa es la parte «larga» de la «larga caminata». Llegar a la luz es fácil. Regresar, eso es duro y lento, porque cada paso duele, venir de esa belleza y volver al viejo mundo plano con todos los muertos predicando o siendo piola, y toda la gente viva viviendo en sus cosas como si la vida fuese realmente larga y tuvieran todo el tiempo del mundo. Y uno no puede solucionarlo pero piensa, cuando usted mira los vivos, usted piensa: «Es tan fácil para ellos, pueden simplemente hacer cosas, solo que es tan raramente hacen algo que importe». Tantos niños, todo lo que necesitan es una palabra y una sonrisa, todo lo que necesitan es un acto de bondad y generosidad, algo que cualquier persona viva puede darles, pero tantas veces se lo dejan para los muertos. Pero los que no lo dejen para nosotros, los que sean buenos con los chicos, son mis amigos, ¿sabes? Son mis hermanas y mis hermanos. No puedo hacer algo para mostrarles como me siento, pero estoy contento de que estén vivos. Son la única razón de que el Infierno no sea más, bueno, Infernal.
Finalmente regresamos, abajo en las calles del Infierno. Y Nick dice:
- Otro año para andar.
Y yo digo:
- Nick, gracias por permitirme ser parte de esto. Quizás no es suficientemente buenos para ellos, pero lo es para mi
Y sonríe y aunque no se mueve, siento como que me acaba de aplaudir en el hombro, y dice:
- Entonces es suficientemente bueno para mi, también.
Y se va. Solo que hay algo mal con esta imagen. Yo estoy viéndolo pero hay más en él que el traje rojo. Hay una clase de vivacidad en su paso, y aún cuando esto es probablemente mi propia mente creando la imagen que se adapta mejor a lo qué yo estoy percibiendo de él, el hecho es que sigue siendo verdad. Nick acaba de fallar por 1500va vez en ingresar al Cielo, y casi está bailando. «¡Hey!» - le digo - «¡Hey, Santa!»
Damos la vuelta y allí estoy, cara a cara, y digo:
- ¿Porque estás tan feliz?
- Fue una Buena Navidad - dice, inocentemente.
Y sé que no es mentira porque uno no puede mentir, pero tampoco esta respondiéndome.
- ¿Cómo es que no lo lograste este año? - pregunté.
- No creo que consigas una lista - dice.
- Mentira - digo yo - Salí de ese luz consciente de cada pequeño pecado cometido alguna vez. Tienes toda la lista, Nick. Y quiero conocer qué es lo que te mantiene fuera.
Da la vuelta lentamente, indicándome la calle a su alrededor. Todas las decoraciones de Navidad están puestas aún, por supuesto, y allí, en cada ventana, está su cara, Santa Claus, sonriendo y vendiendo cosas.
- Es todo eso - dice.
- ¿Qué, las decoraciones navideñas?
- El hecho de que es mi cara y no suya.
- ¡Tu no pintaste esas imágenes! ¡tú no las colgaste!
- Claro, pero me agrada que estén allí. Me gusta ser famoso. El nunca lo hizo.
- ¿Y eso es? ¿Eso es todo?
- Ni siquiera sé si ésa es la razón - dice .- porque no me dieron una lista de pecados. Pero es una versión. Mejor que nada, ¿no?
Y se va, esta vez si, y es tiempo de regresar a la patrulla de matones, pero algunas ideas cruzan mi mente. Quizás la razón de no darle una lista de pecados es porque no hay uno. No para él. Porque hay no ningún pecado. Estuvo en la luz un tiempo horriblemente largo antes de que fuera botado. ¿Y qué si no se hubiese sido botado, al final? ¿Qué sucede si, cada año, él escoge regresar aún cuando no tiene por que? Porque podría mejor está aquí, destituído en el Infierno, haciendo el trabajo que hace, que ser feliz en cielo. De hecho, quizás el Cielo sería el Infierno para él, sabiendo que puede estar guiándonos para ayudar a los niños, solamente que allí está con un arpa o lo que sea. Así que la única forma para él de estar en el Cielo es no estar en el Cielo. Es tener trabajo para hacer, y estar haciéndolo, y ese es Cielo para él.
Y entonces este pensamiento realmente extraño viene a mi. ¿Qué sucede si todo ese cielo es para cualquiera? ¿Qué, si todo el mundo rebota hasta las calles del Infierno, pero si uno encontrase las cosas correctas para hacer, se hace Cielo para uno? Ve lo qué obtuve: Un trabajo para hacer que importa en el mundo. Buenos amigos con quien trabajar. Nick que me guía, un hombre que puedo admirar. Dime lo que tenga el Cielo que sea mejor que eso.
Hey, no puede ser verdad. Quiero decir, si fuera verdad, ¿no habría San Francisco y San Pedro, y todos esos tipos no estarían aquí abajo, trabajando junto a nosotros? No, Cielo es Cielo, y yo estoy en el Infierno. Puede que Nick sea un ángel disfrazado, o quizás es justamente lo qué parece, otro desamparado tipo muerto, desesperado por imaginar una forma de dejar las calles. ¿Qué diferencia hace?
No estoy en un tormento. De hecho, tuve una Feliz Navidad. Vi una gran cantidad de cosas tristes, pero vi algunas cosas buenas, y algunas de aquellas cosas buenas, yo había logrado que sucedieran.
Y entonces, pensé, quizás pueda hacer ocurrir cosas aún más buenas si solo pudiera contar a los vivos como es aquí, como funciona esto. No puedo hacerlo como un ángel con una trompeta, de modo que todo el mundo tendría que creer. Pero puedo contarlo como un cuento. Haciendo aparecer letras en la pantalla de una computadora, eso es pan comido comparado con lograr una billete de cinco dólares de una cartera y en la calle. Así que encontré un tipo que deja su computadora encendida a la noche, y ahora lo estás leyendo, y puedes tomarlo como ficción o puedes tomarlo como real, no me preocupa. No me preocupa lo que creas. Me preocupa lo que hagas.
Bien, Me tomó casi tanto tiempo fuera como puedo usar. Como dice la vieja broma, «¡De vuelta en sus cabezas!» Estoy hasta el cuello en esto y hay solo unos pocos de nosotros para pelear. Feliz Navidad. Dios nos bendiga a cada uno. Que los niños pequeños que sufren vengan a mi. Y todo eso.
FIN