DOBLE CREER
Aquí me encuentro corriendo al viento, todo es real. Semanas atrás pensé seriamente en mi locura pero ahora todo parece pegar un giro de comprensión. Esto que veo, ahora, no es más que el verdadero “demonio”. Claro, desde un principio estuve equivocado, pero ahora todo cierra; lo que veía no era más que mi reflejo. Días anteriores a esto yo era, para así decirlo, normal. Aunque todo esto sonase extraño vivía bien; tenia un buen trabajo, buenas mujeres y el dinero que quisiese. Pero esto terminó cuando conocí a aquel hombre. A este me lo encontré una noche veraniega en un bar de la ciudad de Buenos Aires. Yo estaba sentado junto a la barra cuando de repente sentí que alguien tocaba mi hombro, alcé la vista y contemplé a un hombre de aproximadamente cuarenta años; llevaba puesto un sobretodo y el pelo algo enmarañado. Su aspecto no me impresionó para nada, al contrario, me pareció algo de agrado. Este se corrió el pelo y luego de mirar hacia ambos lados dijo: ¿Es usted…Eric Savinsqui? Si, clarorespondí obviamente. Buenas noches, mi nombre es… bueno digamos usted me va a llamar Sacio. ¿y que desea el señor Sacio? le dije irónico. Mire usted, lo que le vengo a proponer es algo que seguramente usted no escuchó, o sea que con esto quiero decir que preste suma atención. Algún día de estos usted recibirá un llamado, el mismo va a ser de mi agente, lo que usted tiene que hacer es… ¿Qué? ¿Está loco?, como va a pensar que yo voy a seguir sus instrucciones – Le dije. Como decía, lo que usted tiene que hacer es esperar aquel día, yo ahora solo puedo responderle algunas preguntas, tres exactamente. ¿Cómo que solo tres? Si, y le quedan solo dos. Bueno… ¿Qué gano con todo esto? lo que desees, todo lo que desees. Y… ¿Qué sacrificio debo cumplir? Ninguno, solo apoyar al clan status. ¿clan status? se te acabaron las preguntas y se marchó. Se marchó sin más explicación que esas dos míseras respuestas, ¿pueden creerlo? Se fue y nada más. Luego de aquel encuentro con Sacio decidí marcharme a casa, pregunté al muchacho del bar por un taxi y me encaminé a la puerta. Tuve suerte, el taxi llegó al instante, pero mis dudas acerca de aquel hombre no se fueron pasadas las semanas. Recordé entonces que alguna vez había visto a aquel hombre. Si, era ese que había visto en una convención, la convención de las máscaras de la media noche. Esta convención se realizaba una vez al año y en la misma se encontraban todo tipo de escritores dedicados al género fantástico, yo recuerdo haber ido ahí solo con curiosidad, pero aprendí diversas cosas y seguí asistiendo año tras año. Entonces recuerdo haberme cruzado con aquel hombre, lo recuerdo bien porque llevaba el mismo sobretodo de aquella noche. << ¿Pero que habrá querido de mi? ¿A que se refería con el clan status? Bueno, seguro lo sabré el día de mi llamado>> pensé una y otra vez. Ese día no tardó en llegar, una mañana en la que me encontraba desayunando junto a una mujer que había conocido la noche anterior, sonó el teléfono del hotel donde me alojaba. Atendí y oí la vos al otro lado del tubo, era una persona de aproximadamente cincuenta años, según estipulé en ese momento. Esta persona delicadamente dijo: Hoy a las cuatro de la tarde en el jardín del Sufragio. ¿en donde? pregunté apurado, y entonces colgó el teléfono. Tomé la guía telefónica y empecé a buscar algún lugar con ese nombre. Rato mas tarde lo encontré, era un hotel cercano a Caballito, el mismo me quedaba sólo a algunas cuadras del hotel donde me hallaba. Llegué puntualmente, en la recepción pregunté donde se hallaba el jardín. El encargado me dijo que sólo podían pasar huéspedes e invitados, yo le dije mi nombre y enseguida me dirigió hacia donde se encontraba sentado un hombre que parecía tener mi edad. Estaba recostado sobre una posadera de metal, yo caminé titubeando y antes de llegar éste se dirigió hacia mí. Pensé que no vendrías. ¿Y por que pensaría usted algo así de mi? dije poco convencido. Porque dudaste cuando te di la orden. ¿Qué orden? Yo solo vengo a escuchar su propuesta. Por supuesto, la propuesta que tengo para hacer es digamos un cambio. ¿que clase de cambio? un simple cambio, usted nos da toda su confianza y nosotros lo que usted busque. Pensará que es muy simple pero para demostrarnos su confianza deberá realizar una prueba. ¿Y que clase de prueba?dije dudoso El se acomodó nuevamente en su posadera y dijo: Su prueba va a ser entregarnos su alma. ¿Mi alma?, ¿y como quiere que haga eso? usted no debe hacer nadame dijo. sólo debe pronunciar algunas palabras y el resto nos corresponde a nosotros. ¿Quiénes nosotros? Al clan status, claro. Quedé pensando un instante y decidí aceptar su proposición, yo igual no creía en nada de aquello de las almas y esas cosas. Bueno, digamos que acepto ¿Cuándo tendría los beneficios? Desde el momento en que acepte. Bueno, entonces acepto dije sin saber a que me arriesgaba. Luego de pronunciar unas cuantas palabras que me indicaron todo parecía normal. Y un rato más tarde llegó quien había dicho llamarse Sacio. buenas tardes, aliado. dijo entonces. buenas tardes. dije sin consultar nada. Ha tenido mucho valor al aceptar, ya que a muchos de los que les proponemos esto salen corriendo inmediatamente. Si, pero me gustaría saber algo mas acerca del clan status. El clan status no es mas que una mentira que se me ocurrió cuando lo vi, en realidad mi nombre es Nosferatus, señor de las tinieblas, dueño del infierno y la maldad. En ese preciso instante su rostro empezó a tornarse diferente, como el de un monstruo diría yo, su cara de persona normal cambio totalmente para revelar a la criatura mas asquerosa que vi en mi vida. Al instante caminé algunos pasos hacia atrás, pero era tarde, no podía huir, el se encontraba frente a mi con sus ojos clavados en los míos. ¿Le sorprende, no es así? Mi boca tembló junto a mis manos y entonces dije: Esto no puede ser real debe ser mas que un sueño. Para tu desgracia es todo lo contrario, no es más que la cruda realidad. Yo soy el demonio, tu el hombre y me alimento de la vitalidad de tu alma. ¿y mis beneficios? Los tendrás, solo pide lo que deseas y te lo concederé. Tienes solo dos peticiones para hacerme. Pensé un instante, tenía todo a mi alcance, pero las posibilidades eran muchas y tendría que elegir correctamente. Me decidí entonces por pedir dinero y mujeres. Entonces eso tendrás. Y se retiró instantáneamente. Pasados los dos primeros días no noté diferencia en mi vida, todo seguía siendo normal, pero al tercer día, cuando me dirigía a comprar algunas cosas encontré en mi bolsillo una pequeña boleta de lotería. La boleta era del día anterior así que decidí ir a la agencia para ver si tendría algún premio. La chica que me atendió quedó estupefacta al ver la boleta. Si, la boleta era la ganadora. Ha ganado más de cinco millones de pesos, dijo ocultando su emoción. Si, ¿Cómo hago para retirar el premio? Usted vaya tranquilo, la organización de lotería lo llamará, déjeme su número para que podamos comunicarnos con usted. Como era de imaginar la noticia corrió rápidamente y antes de darme cuenta mi casa estaba rodeada de noticieros. ¿Qué se siente haber ganado tanto dinero?, preguntó uno. ¿Qué piensa hacer con lo que ganó? decía otro. Las preguntas caían sobre mi cabeza, mientras yo sólo quería descansar. Había sido una semana muy dura, primero lo de Nosferatus, luego esto. Todo encajaba, mi primer deseo se estaba cumpliendo al pie de la letra. Y claro, nada me extrañaba, lo que había presenciado tres días atrás alcanzaba para creer todo lo que me dijesen. Al día siguiente todo parecía estar nuevamente en su lugar, pero al salir a la calle nuevamente me asechaban los medios. Yo no quería hablar, ¿Qué podía decir?, gané la lotería y estoy feliz, que estupidez. Evadí todas las miradas posibles y decidí marcharme a alguna provincia tranquila, con respecto a los medios. Así fue, un día mas tarde estaba en Entre Ríos en una ciudad llamada Paraná, allí pase varios días disfrutando del dinero, estando hasta con tres mujeres en mi cama y sin preocupaciones. Las cosas parecían encaminadas, pero a una semana de haber llegado a Paraná me empecé a sentir mal físicamente. Entonces decidí ir al médico, el me hizo unos estudios que pase a recoger a los dos días. Como sospeché en algún momento el diagnostico fue VIH positivo. Si, estaba muy enfermo y no tenía cura. Me sentí desesperado y comencé a buscar por todos lados al tal Nosferatus. Pedí y grité a los siete vientos, entonces apareció en mi habitación. Le dije mi petición, tenía que acordarse de que aun me quedaba una. Pues no cumplió, sólo me dijo que tenía lo que merecía, que una persona que vende su alma no tiene derecho a vivir. Enfurecido empecé a soltar gritos de odio, pero el sólo se desvaneció. Quedé de rodillas en mi habitación, llorando y pidiendo perdón a Dios. Mi cabeza comenzó a trabajar e ideas locas comenzaron a surgir. < Empecé a enloquecerme con esta idea, tomé una aguja y me encamine a una plaza cercana al hotel. Allí vi a una pareja sentada, estaban tomados de la mano y parecían tener unos dieciséis años. Me les acerqué y les pedí fuego, la chica me lo dio cortésmente y en ese preciso instante pinché mi brazo con la aguja y luego a la chica. La reacción de la misma fue inmediata y el chico sólo me pegó. Caí desmallado en el pasto y un rato mas tarde desperté en la comisaría. Me encontraba en mi celda, rodeado de policías y en ese instante comencé a reflexionar. Lo que había hecho no era más que una locura. Pasaron días y me hallaba frente a una corte, yo muy ingenuo conté todo detalladamente. Claro, el juez se rió en mis propias narices, era ilógico defenderme contando mi experiencia con Nosferatus. Me llevaron con un psiquiatra, y el me dijo: ya deja de creer eso que estas diciendo, tu nunca saliste de Paraná, nunca ganaste la lotería, nunca viste nada fuera de lo común. Todo lo creaste con tu mente. En ese instante mi cabeza empezó rebobinar como una película, el doctor tenia razón, nada había pasado. Sólo había tenido un ataque de locura y amnesia. Por esto me veo obligado a escribirles esto, a demostrarles lo que puede causar el doble creer. Ya que el único demonio al cual había mirado de frente había sido mi propio reflejo. Jorge. E. Hurtado |