Lluvia Negra
Manuel González Noriega
La Casa está fría, pero así debe ser. Es su estado natural, uno de esos sitios donde el calor nunca pasa de ser un invitado incómodo. Así que la piel siente ese frío que recuerda a la falta de perdón y a un rencor muy mal disimulado.
Bobby sabe por qué del frío.
Bobby ha pecado y lo sabe.
El cristal de la ventana toca su frente, y su aliento dibuja nubes en el cristal rayado. Abajo las palomas pasean indiferentes a él y a su pecado.
Agarra la manija de la ventana. Sorprendentemente, está tibio, casi caliente. Quizás es el sol que, de refilón, se atreve a acariciar la Casa. Quizás Dios te quiere poner las cosas más fáciles.
Abre la ventana, muy despacio al principio, pero de repente tira fuerte y el cristal golpea con fuerza la pared. El golpe retumba a través de los pasillos y habitaciones. La Casa, despierta de su adormecimiento, presta atención.
Bobby siente la nueva (mirada) atención de la Casa. Sabe que las casas no miran, pero esta sí sabe hacerlo. De hecho, está seguro de que está sonriendo, sonriendo con desprecio, claro, es la única sonrisa que la Casa conoce (no tienes huevos, mocoso sonríe la Casa ). Pero el niño sabe que está atenta. No tienes huevos no tienes huevos no tienes huevos pero si los tienes me voy a divertir mucho crío de mierda.
El viento entra por la ventana y le despeina, haciendo que casi cierre los ojos. Sin embargo, incluso el viento se queda en la habitación, remolineando y haciendo girar papeles, sin mucha confianza para adentrarse en el resto de habitaciones. No le culpa.
Bobby tiene lágrimas en los ojos.
" Fácil es el pecado, mas difícil la penitencia " musita. Es la frase preferida de su madre. Significa que no es fácil ser como Jesús.
A Jesús le clavaron las manos y los pies y su sangre se derramó por su cuerpo y el dolor de sus manos y pies destrozados y cuando el romano le clavó la lanza vio la sangre coooorrer por su costado.
¿ Y se quejó, Bobby?
Noooo
Porque Jesús era valiente y tú no tienes huevos no no no no tienes huevos no no no no eres como Jesús porque fácil te fue pecar pero no tienes COJONES para tu penitencia
¿ VERDAD, CRÍO DE MIERDA ?
Es la Casa, provocándole, riéndose mientras le mira.
Bobby va a demostrarle que se equivoca.
Apoyando un pie en el radiador que nunca está encendido, y agarrándose al marco de la ventana, logra subir hasta la altura del alféizar. " Soy valiente como Jesús " piensa Bobby, y el pensamiento baja de su cabeza a su garganta y se desliza como bálsamo caliente por todo su cuerpo, confortándole. El pensamiento llega a sus oídos, llenándolos de un calor que le impide oír a la Casa.
Se siente valiente como Jesús.
Pasa primero una pierna al otro lado del marco. Piensa en Dios, que está orgulloso de él y piensa en la Casa que le está mirando a su espalda, ligeramente desconcertada.
Pasa la otra pierna.
Ahora está de pie sobre el alféizar y, liberado de la Casa, el sol se atreve a posarse sobre él, saludándole y acariciándole. Incluso el viento le acoge, bailando a su alrededor y entrando en sus pulmones para felicitarle. Se ríe y el viento y el sol se ríen con él. Los tres se alegran porque la casa ha quedado atrás y porque ha demostrado que es valiente como Jesús.
Bobby es el primero en ponerse serio " No puedo quedarme " dice " tengo que cumplir mi penitencia ".
Los otros lo entienden y se retiran respetuosos. Le admiran por su valentía y se burlan de la Casa.
Bobby respira hondo y se le ocurre que huele a Jesús. Es feliz feliz feliz feliz. Mira hacia abajo y ve a las palomas.
El terror golpea como una bola de demolición. Hiela las plantas de sus pies y hace que sienta que los músculos de sus piernas se llenan de nudos; sus testículos y su pene empequeñecen rápida y dolorosamente, haciendo que se doble sobre sí mismo, peligrosamente cerca de perder el equilibrio, mientras el miedo sigue subiendo, llenando su vientre de agua helada y haciendo que su respiración escape a toda velocidad. La fe le abandona, evaporándose por sus poros junto al calor de su cuerpo.
Levanta la cabeza buscando al sol y al viento, pero ya no están. Solo hay una nube que, si llega a romper, derramará liquido negro.
Bobby no quiere mirar hacia abajo.
Abajo está su futuro, su penitencia. Abajo está su cuerpo destrozado sobre la calle, empapado en la sangre que sale a borbotones; un cuerpo amortajado por las palomas que revolotean asustadas por la intrusión; un cuerpo sin latidos, mojado por la lluvia negra que cae del cielo.
Da un paso hacia atrás y tropieza con el marco. Cae dentro de la Casa, de culo, y queda hecho un ovillo sobre la madera. Abre la boca para llamar a Jesús y a su madre pero la boca se le llena de lágrimas y solo puede sollozar, abrumado por no haber sido lo bastante valiente para afrontar el castigo.
" Fácil es el pecado, mas dura la penitencia "
¿ Eres valiente, valiente como Jesús ?
No lo soy. Solo soy un niño. ¡ Dejadme en paz !
Hay un cambio en la habitación, y esta es su forma:
Es un hombre. Alto. Delgado. Su pelo es blanco. No gris. Blanco como la nieve pura. Sonríe y lanza un destello que hiere los ojos. Una dentadura perfecta lanzando reflejos de dibujos animados. Ojos que no parpadean nunca, de un azul helado y muerto hace mucho. Recuerda a Bugs Bunny o quizás a un Porky psicópata diciendo e-e-e-eso es todo amigos mientras te rebana el cuello con un hacha. O Elmer el cazador disparando a la gente desde una torre. Es guapo, bello hasta el vómito. Dios caricaturizado.
Le da la mano y le ayuda a levantarse. Bobby siente calor en la cara y humedad en la boca. Lágrimas y mocos pegados. Se levanta arrastrando las rodillas y tiene la impresión de que sigue tumbado, porque el hombre le parece igual de alto ahora que cuando estaba en el suelo. Sonríe, porque el otro parece tranquilo y paciente, inspira confianza. Bobby reúne valor y pregunta lo que tiene en la cabeza:
- ¿ Eres Dios ? - le dice.
El hombre sonríe y medita la respuesta como si no supiera exactamente si es o no Dios. Al final, parece encontrar una respuesta satisfactoria:
- Bueno, chico. Creo que soy lo más parecido que vas a encontrar por aquí.
Ambos piensan un momento en lo que el hombre ha dicho y después se ríen a la vez, al darse cuenta de lo pomposo que ha sonado la respuesta. JaJaJaJa Divertido JaJaJaJa.
El hombre acaricia el pelo de Bobby con ternura y le empuja amablemente hacia la ventana. Las palomas siguen abajo. Picotea y vuela. Picotea y vuela.
El hombre mira al niño y de repente es mas bajo que él. Un adulto a escala, pero aún proporcionado. Le besa en los labios. Es extraño, pero huele a leche. Ahora es otra vez tan alto como antes. Como en una casa de espejos.
El hombre lanza a Bobby contra la ventana con una fuerza descomunal. Su cuerpo se estrella en los cristales y su columna vertebral se rompe por tres sitios distintos. Increíblemente los cristales aguantan; el hombre recoge con una sola mano el cuerpo del niño y lo vuelve a lanzar. Ahora sí, los cristales ceden y su cuerpo vuela hacia la calle. Cae como una piedra. Las palomas levantan el vuelo y se apartan de su trayectoria. Se rompe contra la acera.
Tras unos segundos, las palomas empiezan a posarse. Algunas sobre el cadáver de un niño llamado Bobby. Empieza a llover.
Naturalmente, la lluvia no es negra.