BLOOD

william hill

Seguidores

sábado, 18 de septiembre de 2010

Andrés Díaz Sánchez -- Vida y Muerte






Andrés Díaz Sánchez
Vida y Muerte




Krantor El Poderoso dominó a lo largo de su azarosa vida numerosos países. Conquistó gracias a su bravura y temeridad legendarias el corazón de incontables hombres y mujeres. Cuando sus ejércitos atacaban los enemigos huían o eran aplastados sin compasión. Él mismo, aunque estratega y emperador, avanzaba siempre a la vanguardia de sus huestes. Su espada hacía volar cabezas y se revolvía entre los adversarios con tales furia, valor y destreza que provocaba admiración en amigos y enemigos.
Fue también buen gobernante en la paz, implacable con los traidores, dadivoso con los justos y los honrados.
Su familia le amaba, su pueblo le quería, sus guerreros cabalgarían hasta el Infierno por él. Incluso los enemigos, en el fondo de sus corazones, le respetaban y envidiaban sin poder evitarlo, y por ello le aborrecían dos veces más y más aún se odiaban a si mismos.
El Imperio de Krantor El Poderoso se extendió como fuego sobre pasto seco. Nadie se atrevía a hacerle frente.
Así pues, en el seno de una prosperidad tan arduamente ganada, el Rey fue envejeciendo y las arrugas visitaron su rostro.
Sobrevivió a su amada esposa y a muchos de sus amigos y, con el transcurso de los años, llegó un momento en que alrededor suyo sólo encontraba desconocidos. Sus hijos le querían, mas no comprendían su forma de pensar; ellos habían nacido y sido criados en la paz, mientras que Krantor había forjado su carácter entre espadas, flechas y cadáveres.
Sintiéndose solo, los días pasaban largamente para el viejo rey. El hastío llenaba sus horas. Únicamente hallaba placer rememorando con dulce dolor las aventuras y gestas del pasado. Ahora ya nadie quería combatir, los jóvenes se dedicaban a la ciencia, la política o la
economía. La civilización extendía sus tentáculos y los aventureros comenzaban a extinguirse.
El anciano monarca, antaño poderoso, se había convertido en un anacronismo sin sentido. Todo le resultaba absurdo y vano. Ni siquiera podía confiar a nadie sus pensamientos, ya que todos sus viejos camaradas habían muerto tiempo ha.
Entonces, el mal llegó a Krantor. Los físicos de la Corte intentaron curarlo con sanguijuelas, ungüentos y reposo. Pero la corrupción se había engarfiado en su todavía fuerte cuerpo. A veces, experimentaba mareo y vomitaba sangre y hasta trozos de carne. Otras, los pies que antaño pisotearan reinos no podían sostenerle y se desplomaba miserablemente de rodillas.
El mal también corrompía su espíritu. Negras pesadillas pobla­ban sus noches. En tan febriles visiones los cadáveres se alzaban desde las tumbas y le pedían cuentas por todas las muertes que él había causado. Pero en la vigilia no había mejora, espesas depresiones aniquilaban su voluntad, hasta el punto de que el Imperio todo pensaba que Krantor iba a morir. Sus habitantes suspiraban por la suerte del anciano Señor y ya se preguntaban quién sería su nuevo amo...
Una noche especialmente tenebrosa, el Rey vio en sueños una calavera envuelta en un aura azulada. La testa espectral se expandía más allá de los límites del Tiempo y el Espacio. Abrió su quijada y rió profunda y burlonamente. Aquel sonido provocaba en Krantor una indeci­ble agonía.
Despertó, exhalando un ronco grito. Bañado en sudores, comprendió entonces que quien se le había aparecido en sueños era la mismísima Muerte, la Señora Parca, que se regocijaba contenta porque en días u horas le arrebataría el fresco hálito de la existencia.
Krantor saltó de la cama y paseó inquieto y angustiado por los solitarios y ve­tustos pasillos de palacio. Negras espadas hendían su alma. Contempló amargamente los cuadros de batallas, los escudos heráldicos, las espa­das que habían hecho posibles tantas gestas. El Rey sentía un espeso nudo en la garganta. De haber sido ésa su costumbre, habría llorado. Pero era duro de carácter y mostrar sus más íntimos sentimientos en público, incluso cuando él era todo el público que podía contemplarle, le resultaba impo­sible. ¡Sí aún tuviera enemigos contra quien batallar o una empre­sa arriesgada que llevar a término...!
Entonces, podría sentirse vivo y al menos gozar con intensidad del tiempo que le restaba hasta la muerte. Pero ya no quedaban adversarios y la guerra era un recuerdo turbulento del pasado.
Entonces, el viejo rey alzó su mirada. En ella chispeaba un fuego que él creía extinto. Había tenido una visión.
-Si no tengo enemigos y la Muerte me consume poco a poco...
musitó, para alzar la voz en un bravo juramento:- ¡Lucharé contra la misma Parca, ella será mi rival! ¡Y la venceré!
Exhaló una brutal y loca carcajada, impropia de un anciano.
Tal sonido reverberó entre las columnas de mármol y los muros de roca, despertando a los sirvientes y alarmando a la guardia.
Todos ellos descubrieron al Rey vistiendo su mejor armadura, pertrechado con la espada más afilada, el escudo más resistente y el más fiero hacha y se cubrió la cabeza con un pesado yelmo. Bajó a las caballerizas reales y ensilló al mejor caballo de combate, un macho
negro como el azabache y cuyo nombre era Tormenta.
Intentaron persuadirle para que volviera a sus aposentos, pero les apartó con rudeza. Todos temieron el fuego de su mirada.
Krantor había recuperado el vigor de otros tiempos.
Montó en el magnífico Tormenta y se dirigió a sus súbditos con voz de trueno:
-¡Apartaos! ¡Debo librar la más dura batalla de mi vida!
¡Pelearé contra la misma Muerte y triunfaré!
Los presentes menearon sus cabezas, incrédulos, pensando que el monarca sufría locura senil.
Pero lanzó otra carcajada demoníaca. Entonces, el mal se cebó en él, haciéndole vomitar sangre en un negro chorro. La debilidad casi lo arrojó del caballo, pero él endureció el mentón y resistió sobre la silla, sonriendo malignamente.
-Tormenta, la Muerte nos teme -dijo al fiel caballo-. Me ataca con todas sus fuerzas ahora que le he declarado la guerra. ¡Mas no me conoce si cree que voy a abandonar! ¡Adelante, amigo!
El noble bruto relinchó salvajemente, pues amaba profundamente a su señor. Después, echó a cabalgar.
Jinete y caballo salieron del castillo y atravesaron las calles de la capital imperial, provocando el asombro de los soñolientos ciudadanos.
Al salir a terreno abierto, Krantor descubrió que su propia caba­llería, más de treinta mil guerreros, le seguía los pasos.
-¡Míralos, Tormenta! -susurró el rey- Quieren devolverme a mi castillo, a mi cama, a los tratamientos de los físicos. ¡Corre, fiel amigo, galopa como el viento huracanado! ¡No permitas que nos atrapen!
El caballo aumentó su velocidad. Un furor salvaje, el espíritu de la vida, que también había poseído al animal, dio alas a los cascos. Su marcha se tornó tan rápida que el mundo alrededor de ellos dos devino un jirón confuso y multicolor. El rey su corcel se perdieron definitivamente de la vista de sus perseguidores.
Ya lejano el peligro, Krantor frenó a Tormenta y ambos descansaron en un fresco bosque. El rey cazó con su lanza. Después, co­mió la presa, un fuerte y joven venado, crudo. Aquel tosco manjar le satisfi­zo mil veces más que las exquisitas viandas de palacio.
Continuaron su imparable camino, siempre hacia Oriente, atrave­sando el Imperio y saliendo, por fin, de sus límites.
Surcaban ahora tierras desconocidas: estepas nevadas, praderas frescas y brillantes, pasos montañosos de arisca roca y un sinfín más de parajes libres, bellos, salvajes.
Peleó contra bandidos y asaltadores, vencién­dolos una y otra, ora gracias a la fuerza, ora a la astucia.
Mas a quien no podía derrotar era al Mal de la Muerte, que se cebaba en él con crueldad inusitada; entonces, el rey sentía sus ojos ciegos, de ellos caían sangre y mucosidades; las arcadas doblaban su cuerpo brutalmente, temblaba y sufría incluso espasmos y horrendas jaquecas le impedían pensar con claridad.
Durante tales estados Tormenta acariciaba con el hocico el ajado rostro y, a pesar del dolor, Krantor sonreía desafiante. Y decía:
-Mi buen Tormenta, la Muerte trata de aniquilarme por completo, mas yo resistiré. Mi cuerpo está maltrecho, sus golpes hacen retemblar todo mi ser... ¡Pero al final, yo venceré!
Tanta era su obstinación que en los momentos de mayor debili­dad lograba alzar su espada y golpear a los fantasmas del aire, aquellos espectros invisibles, servidores de la Muerte, que robaban el vigor a los fuertes. Así lo hacía hasta que caía al suelo sin sentido.
Cuando despertaba, notaba su cuerpo débil y maltrecho. Pero montaba sobre Tormenta, incapaz de rendirse.
No se detenía en aldeas o burgos. Los observaba a distancia con el ceño fruncido.
-Mi trato con los humanos ya ha pasado -solía murmurar a Tormen­ta, su único amigo-. Ahora me enfrento a enemigos más poderosos.
Y reía, poseído por la alegre locura de la que nada saben los hombres cabales.
Un día, se hallaba sobre una rompiente de rocas, observando al mar agitado destrozarse contra los colosos pétreos. El aire fresco y cargado de salitre golpeaba su rostro y nubecillas de brillan­te espuma salpicaban sus botas. Krantor había quedado embelesado, mientras contemplaban el infinito mar, dejando que los recuerdos fluyeran y trazaran dulces heridas sobre la piel del alma.
Entonces, el mal se fue. Inesperadamente, Krantor lo sintió salir de su cuerpo como un humor espeso e invisible, un gordo gusano húmedo exhalado por los poros de su piel.
Ahora volvía a experimentar la plenitud de la carne sana. La ceguera, los dolores, las jaquecas y las náuseas habían desaparecido. El rey cerró su puño y sintió la bendita potencia de músculos y tendones robustos y ágiles, el rápido fluir de la san­gre, la respiración profunda y la visión clara.
Sonrió, pensativo y triunfal.
-He ganado la primera batalla. He logrado que retroceda el enemigo. Pero la guerra sólo terminará cuando lo haya vencido definitivamente.
El caballo lo miró con sus negrísimos e inteligentes ojos.
Tal vez comprendiera o no la locura o la agudeza del rey. De cualquier modo, en ellos brillaban el cariño y la lealtad.
Continuaron camino, un viaje hacia ninguna parte.
Llegaron a un gigantesco y triste erial. En él no había vida, excepto ellos dos: ni siquiera las moscas o los gusanos se aventuraban en aquel reino, el Imperio de la Muerte.
Krantor desmontó. El silencio se espesaba sobre los sonidos de roces y pisadas como una serpiente aplastando lentamente a su presa.
Tal pesadez re­sultaba terrible, por momentos intolerable.
Krantor desenvainó su espada y enarboló en la otra mano el hacha de batalla. Alzó las dos armas hacia el cielo y su voz tronó:
-¡Yo, Krantor El Poderoso, te injurio a ti, Muerte, con la Maldición de la Vida! ¡Estoy poseído por el Espíritu de la Vida y te reto a luchar noblemente y sin piedad!
El silencio continuó durante unos minutos.
Entonces, se escuchó sobre el Universo una bestial carcajada y una voz maligna y antigua:
¿Quién eres tú, hombrecillo, que osa retarme a mí, que soy Aquélla a quien nadie puede escapar, la mayor fuerza del Cosmos?” Tormenta a punto estuvo de caer en la histeria. Se revolvía y relinchaba, aterrorizado. Mas continuó en su sitio. Krantor descubrió, recortada contra las sombras, una figura en pie. Era alta y delgada.
Vestía túnica rasposa y oscu­ra que la cubría desde la cabeza a los pies. La capucha estaba alzada y al observar la negrura de su interior Krantor experimentó crudo vértigo, como si se tambaleara al borde de insondables abismos. Tuvo que desviar su mirada y concentrarla en un
punto bajo el cuello del ser. De las amplias mangas surgían dos ma­nos de hueso desnudo que sujetaban el asta de una larga guadaña.
-¡Al fin has salido a recibirme! -exclamó Krantor, sacando fuerzas del puro miedo.
-Te lo aseguro, hombrecillo: sufrirás el más terrible fin que jamás ser inteligente alguno haya podido imaginar. Rebasarás um­brales de agonía más allá de toda comprensión. Concentraré mi inconmensurable crueldad en un tormento inacabable, y cuando me supliques a gritos el sueño eterno, afilaré el dolor hasta volverlo delirante, enloquecedor.
Krantor, de pronto, experimentó una tremenda debilidad. Al fin y al cabo, aunque él era un rey poderoso, sólo se trataba de un humano, peleando contra Aquélla que había hecho doblar la rodi­lla a todos los vivos sin excepción.
Pero sintió el salvaje fluir de la sangre en sus arterias y el violento galopar de su corazón. Su rostro se contorsionó, iracundo.
-¡Tú eres la Muerte, pero yo la Vida! ¡Tú permaneces, te mantienes inmóvil, pero yo vuelo y me elevo sobre las nubes oscuras! ¡No soy yo quien te reta, sino la Vida misma, y sin vida eres menos que nada!
La Muerte guardó silencio, como rumiando aquellas pala­bras.
Alzó una de sus cadavéricas manos y el suelo entre Krantor y Ella se abrió súbitamente, provocando un estruendo ensordecedor.
El rey se tambaleó. Tormenta relinchó, víctima del pánico.
Pero no sólo los humanos pueden realizar gestos heroicos: permaneció junto a su amo.
Por la grieta surgieron Pesadillas. No tenían otro nombre.
Eran los miedos agazapados en el fondo de la mente humana, convertidos en materia sólida. Surgieron de la grieta en legión, como una enjambre de insectos gigantes. Eran el mal, el mal puro. Los había de todas las formas, algunas capaces de quebrar la cordura del más se­reno. Los
Miedos Humanos, transmutados en músculos, carne, patas, seudópodos, ojos, colmillos y pelo, cerraron contra Krantor.
El rey se sintió a punto de desfallecer, el horror que supuraba tanta alimaña le golpeaba en el rostro como un puño de hiero.
Pero, sin explicarse cómo, afirmó las piernas en el suelo quebrado y abierto en múltiples grietas, alzó el hacha y la espada y golpeó sin piedad.
El glorioso metal hendió la carne y el hueso. Había que luchar y matar. Era un trabajo que Krantor conocía bien. Se abandonó a la batalla, como un guerrero joven y deseoso de honores. De nuevo experimentaba aquella loca euforia, como en épocas lejanas, cuando los días y las noches transcurrían nebulosamente entre lucha y lucha.
Empujaba, rajaba, pinchaba, aplastaba. Ellos eran muchos, pero una vez se les hacía frente, sin miedo, resultaba fácil vencerlos.
Al poco, el rey se halló rodeado de cadáveres informes, salpica­do de sangre multicolor, temblando el hacha y la espada entre sus fuertes dedos. Los Miedos Humanos habían retrocedido, asustados ellos mismos por el ímpetu y el salvajismo de su oponente.
La Muerte alzó de nuevo su mano y las criaturas volvieron a las entrañas del mundo. Las heridas de la tierra cerraron y cicatrizaron velozmente. Los labios de la gigantesca grieta fueron unidos y se transformaron en simple y llano erial.
-¿Y bien, Muerte? -rugió Krantor, con ojos desorbitados- ¡Ya he vencido a tus primeras huestes!
-Poco has hecho, hombrecillo -contestó la Parca-. Ahora te enfrentarás a tus semejantes.
Krantor notó que el suelo bajo él temblaba. Se apartó de un salto. De allá donde apoyara los pies surgió una cabeza macilenta, plagada de diminutos y reptantes carroñeros. Tras la testa surgió el resto del cuerpo, humano, pero decrépito, surcado por jirones y abierto en decenas de agujeros. Tal ser llegaba precedido por un hedor insoportable, el olor de la putre­facción. Era un cadáver, un muerto viviente regurgitado desde los intestinos del mundo por su Señora la Muerte. El muerto miró a Krantor, que se hallaba traspuesto a causa del horror, y sonrió malignamente, abriendo las quijadas ahítas de tierra.
-Míralos -ordenó la Muerte-. Son mis hijos, mis retoños, pero también tus semejantes, aquéllo en lo que sin duda te convertirás cuando ponga mi fría mano sobre tu nuca. Conócelos mejor. Intima con tus congéneres.
Por todo el erial surgían los cadáveres, como obscenos vegetales creciendo y desarrollándose a un ritmo anormal. Pronto Krantor se halló rodeado de cientos de muertos redivivos. El rey retrocedió, intentando ven­cer el alucinante horror. Su mente se convertía en agua mientras contemplaba a los niños, las mujeres, los hombres y los ancianos espectrales que se le acercaban mugiendo triste, estúpidamente.
Había allí soldados, sacerdotes, damas de alcurnia, mendigos, reyes, campesinos, comerciantes, prostitutas, caballeros, mercenarios,...
To­dos por igual habían muerto y ahora nacían de nuevo, impulsados por un malsano y tosco instinto, imbuido por La Parca.
Tormenta relinchaba agudamente junto a Krantor. El animal se alzaba sobre sus patas traseras y se revolvía, aterrorizado. El rey, ejecutando, un su­premo esfuerzo de voluntad, atravesó la barrera del miedo y car­gó contra los cadáveres animados.
De nuevo el hacha y la espada hacían volar miembros y cabezas, mas esta vez los enemigos no sucumbían, pues ya estaban muer­tos. Desmembrados, tullidos, decapitados, andaban o se arrastraban en su busca. El filo de las armas se manchó de tierra, gusano y sangre estancada. Aquél no era un combate honorable ni limpio. Krantor a duras penas reprimió un sollozo cuando hubo de partir a un niño espectral.
También, contra su costumbre, debía aniquilar a mujeres y ancianos. Sin embargo, procuraba pensar que aquellos seres ya habían fallecido, horas, meses o años antes de caer bajo sus armas.
Cuando ya el cerco se estrechaba peligrosamente, los cadáveres se detuvieron y separaron de él, rodeándolo. Sumidos en escalofriante silencio, se abrieron para dejar pasar a un compañero más.
Krantor vio llegar a su esposa, a su dulce mujer, fallecida años ha por culpa de unas fiebres malignas. No era como el resto, se presentaba tan bella y resplandeciente como el día que la desposó. Los rizos de oro caían sobre su rostro sereno y angelical.
-Esposo mío, únete a mí. Bebe la miel de mi boca y permite a tu cansada frente yacer en mi regazo.
Krantor se sintió de pronto exhausto. También ridículo y viejo. Al fin y al cabo, ¿qué era él? Sólo un hombre. Y el destino de todo hombre era la muerte. Libraba una batalla sin sentido, ahora lo comprendía. Deseó reposar entre los brazos de su esposa, añoraba sus cuidados, su amor, hacía demasiado tiempo desde que desapareció de su vida y el dolor de su pérdida había llena­do los últimos años con un negro peso. A lo largo de su azarosa existencia conoció a muchas, pero ella fue su favorita.
Tiró la espada y el hacha y recibió el abrazo. Acarició el suave cabello ensortijado. Los labios de su reina se entreabrieron para entregarle un largo y cálido beso.
Entonces, algo gritó dentro de su mente, algo a miles de leguas de distancia y al mismo tiempo tan cercano que parecía a punto de hacer reventar su cráneo. Aquéllo era el instinto de la supervivencia, que siempre lo había avisado cuando el peligro arreciaba. Al contrario que otros, él nunca lo tomó a la ligera.
Los labios del rey no llegaron a tocar a su esposa. Se­paró su cabeza de ella.
-¡Bésame! -ahora, aquella dulce voz se ha­bía tornado un crujido de piedra sobre piedra- ¡Abrázame, esposo mío!.
Krantor abrió sus ojos y contempló el pútrido cadáver de su mujer deshacerse entre sus brazos como lluvia de ceniza, gusa­nos y tierra.
Retrocedió, espantado, y escuchó un alegre y maligno tronar.
Miró a la Muerte con amarga ira. Los cadáveres habían desaparecido y en el sombrío erial La Parca reía con voz cascada, profunda como las simas oceánicas.
-¡Estúpido! ¿Ves a lo que te ha llevado tu insensato juego?
Dolor en tus ojos, éso es lo que descubro. ¡Sólo un inútil sufrimiento!
-No... -musitó Krantor, confuso.
-¿Te consideras el paladín de la Vida? -continuó La Segadora- ¡Yo te enseñaré qué es la vida!
Krantor mantenía los ojos abiertos, y ante ellos el yermo campo desapareció y contempló animales y seres humanos heridos, sufrimiento físico y espiritual, miseria y desesperanza por doquier. Se hundía en un océano de lágrimas amargas. Divisó a los hombres batallando y muriendo, hermano contra hermano, padre contra hijo, amigo contra amigo, palpó su odio, descubrió la codicia y la lujuria que pervertían al inocente, el engaño que destruía la ilusión, la corrupción espi­ritual, el amargo desamor, las hirientes traiciones... Vio seres afanándose por continuar en pie un día, una hora, un segundo más,
resistiendo y aguantando el peso de su propia infelicidad y resultando, al fin, aplastados sin piedad. Asistió a penosos espectáculos, como el del joven idealista cuyos sueños languidecían y acababan por desintegrarse en un mar de cinismo, a medida que la realidad aplastaba sus convicciones. También lo observó envejecer y ambicionar más dinero y poder. De igual modo, la muchacha dulce, risueña y amorosa se convertía, al final de su vida, en una arpía envidiosa de las mocitas que po­seían lo que en ella se había secado y curtido. Rabia, cólera, desengaño, resignación... Incontables seres que caminaban arrastrando los pies, caían y se levantaban de nuevo, sobre una rueda sin principio ni fin, sufriendo una existencia implacable, hasta que caían desde el borde al eterno abismo.
¡Esto es la vida! -la voz de la Muerte acompañaba a todas aquellas imágenes- Dolor, agonía, desencantos... Una alegría aplastada por mil tristezas y rencores. Pero yo soy quien acaba con esta locura.
Mi mano trae el descanso y la placidez que tú, viejo débil y senil, deseas, te atreves a rehusar.
Eres el Campeón de la Vida. Pues entonces, experimenta lo que la vida es,... ¡siento el dolor de vivir!
Y el sufrimiento atravesó, arrasó y dominó a Krantor. La agonía física y espiritual de los seres aferrados a la vida se concen­tró en él. Gritó. Estaba ciego, en el paroxismo del malestar.
Aquéllo resultaba insoportable, pero la Muerte no le per­mitía morir.
Por el contrario, le mantenía plenamente consciente.
Tras una espantosa infinitud, las garras de La Parca solta­ron su torturado espíritu. El rey se desplomó en la tierra, medio loco, jadeante, farfullando ininteligibles sonidos. Sollozaba, como un niño desamparado.
Por contra, la Muerte, ante a él, emitía burlonas y eufóricas carcajadas.
-Hombrecito, ya has experimentado en qué consiste realmente la vida. ¿Te ha gustado la experiencia? ¿Sigues dispuesto a continuar tu patéti­ca existencia cuando has descubierto lo que verdaderamente entraña?
Un atisbo de voluntad quedaba en Krantor, y a él se agarraba el rey, como un náufrago a la tabla. Buscaba razones, buscaba el porqué.
Pero ya no podía encontrar las suficientes fuerzas como para seguir batallando.
De rodillas, derrotado e impotente, concentró su mirada angustiada en el negro suelo del erial. Y entonces descubrió algo brillante que surgía de la yerma tierra. Lo miro con atención y comenzó a reír estruen­dosamente.
La Muerte cesó sus carcajadas. Lo que Krantor había descubierto era un simple trébol, un trébol de cuatro hojas, brillante, verde y fresco. También La Parca percibió aquella excepción en su seco y oscuro reino.
-¡Esto es la vida! -bramó Krantor- ¡Oponerse a la muerte!
Luchar contra ella segundo a segundo, como este ser que ha nacido donde nada debería crecer! ¡Ha surgido de nuestra lucha, y constituye mi victoria y tu derrota!
Puedes hablar hasta el fin del mundo, Muerte. Puedes dar incontables razones sobre la conveniencia de morir, de abandonar la vida. Pero la vida no exige ni precisa motivos. La vida surge. No tiene un porqué, ella misma es fuerza pura, derrochadora y rebosante.
La muerte es debilidad, la vida es el Poder, el Poder de resistir, luchar... ¡y ganar!
Aquellas palabras llenaban la mente de Krantor. Sentía fuego en todo su ser. Agarró el hacha que había sol­tado y lo lanzó contra La Parca.
La Segadora desapareció y el hacha pasó allá donde se alzara su triste figura y chocó contra la tierra.
La Parca había huido. Krantor venció al fin.
Una majestuosa paz le invadía al hombre. De pronto, la inmortali­dad corrió a través de su arterias. Llegó hasta el fiel Tormenta y montó. El caballo relinchó, contento. Su dueño le palmeó el robusto cuello.
-¡Vámonos, amigo! -exclamó Krantor el Poderoso- ¡Aún nos queda mucho por vivir!
El caballo echó a trotar y los dos se alejaron, entre nubes de polvo y tierra, abandonando el negro y yerto erial.

Andrés Díaz Sánchez -- Universo desierto





Andrés Díaz Sánchez
Universo desierto





El Héroe, enfundado en su negra y brillante armadura, alzó la visera del yelmo para contemplar mejor el panorama. El Gran Desierto, la desolación absoluta, el mar de las dunas, se extendía hacia el infinito sobre un cielo eternamente azul oscuro. Sabía que, otrora, aquella gran bóveda apareció salpicada de constelaciones, de lunas y maravillosos planetas fulgentes.
Ahora no quedaba nada de aquello. El País de la Arena Roja fluía bajo sus botas y lo rodeaba en todas direcciones, como una titánica jaula de la que él no podía escapar.
El sudor se introdujo en sus ojos de color violeta claro y parpadeó varias veces. Miró la Piedra Guía, en la palma de su mano, cuya punta afilada permanecía quieta, apuntando siempre hacia la misma dirección. Debía seguir los dictados de su Piedra-Guía. Se acercó al zezzari y le palmeó el escamoso cuello. El animal lamió con su rasposa lengua bífida el brazo cubierto de hierro, mostrando dos hileras de mortales colmillos. La bestia, como su amo, parecía cansada, desolada.
El Héroe apretó las mandíbulas y se obligó a aplastar la pura desesperación. Sabía que había de continuar, siempre hacia allá donde la Piedra- Guía le condujera. Pero... ¿por qué? ¿Para qué? No conocía su misión. Tampoco podía recordar el pasado, salvo momentáneos estallidos nebulosos tragados por el olvido. Alguna vez debió poseer un nombre, instantes o eras atrás, pero lo había perdido, y únicamente se conocía a sí mismo como "El Héroe". ¿De dónde surgió? Una parte de sí le decía que en el País de la Arena Roja, en el Mundo Desértico, no existía el Tiempo y por tanto él había permanecido siempre
en tal lugar. Pero otra faceta de su ser, débil y sin embargo decidida a resistir, le rumoreaba sobre épocas lejanas, en que el todo fue distinto. Antes de la Catástrofe que convirtió el Universo en un rojizo desierto sin presente ni futuro, sin cambios ni esperanza.
El Héroe se llevó los puños al yelmo, a la altura de las sienes, y ahogó un sollozo. ¿Estaba loco? ¿Acaso un loco podía detectar y entender su propia locura? Cayó de rodillas y permaneció así durante un lapso de instantes o siglos.
Se incorporó, dominado por una ciega y sorda determinación. A pesar de todo, debía seguir la dirección de la Piedra-Guía. Sí, eso haría. Era El Héroe. Con eso bastaba y sobraba.
Montó en la gran silla sobre el zezzari y tomó las riendas. El animal se levantó sobre sus dos fuertes extremidades inferiores y echó a andar.
No había día o noche en el infinito País de 1a Arena Roja. Tan sólo desierto y un cielo sucio, oscuro y metálico.
A veces, escuchaba Las Voces. Provenían de todas las direcciones, parecían lejanas y sin embargo surgían de cada grano de arena bajo sus botas, de cada puñado de aire alrededor suyo. Su volumen subía y bajaba caprichosamente. Iban y venían como un viento inconstante. Las había infantiles
y también maduras. No existía alegría en ellas, sólo tristeza, ansiedad, y
un débil tono de ciega esperanza. Le resultaban incomprensibles, pero lo reanimaban, hacían circular los fluidos estancados de su titánico y añoso cuerpo, calmaban su sed y su hambre y prestaban vigor a sus músculos y nervios.
Cuando las Voces se tornaban mas y más poderosas, como a punto de apresar de algún modo al Héroe para liberarle de la infinita prisión en que estaba encerrado, invariablemente aparecían Los Gusanos.
Se trataba de enormes tubos flexibles de color gris, compuestos por una carne que parecía piedra dotada de vida. Surgían espectacularmente de la misma arena, levantándola en rojos surtidores. Eran diez veces mas anchos y veinte más altos que el propio Héroe. No tenían cabeza, cuello o extremidades, ni cualquier otra particularidad que embelleciera o deformara la rotunda monotonía de su cuerpo. Pero en su extremo anterior se abría un negro agujero, grande como el mismísimo zezzari que El Héroe montaba.
Los Gusanos expandían aquella oquedad y por ella succionaban Las Voces: desgarraban y tragaban el sonido, moldeándolo de una manera fantástica, sepultándolo en su interior. Vivían de Las Voces. ¿O tal vez vivían para silenciarlas?
El Héroe debía proteger Las Voces, lograr que continuaran sonando y vibrando en el caliente aire del Mundo Desértico. Comprendía de algún modo que Ellas tenían que ver con Él, con su propia supervivencia, con su agotadora lucha contra el País de la Arena Roja. Y espoleaba a su fiero zezzari, que rugía airadamente, pues era también, a su manera, un guerrero. El paladín se embrazaba el ovalado y brillante escudo negro y desenvainaba la espada Destrucción, de enorme y recta hoja. Acto seguido, cargaba contra el Gusano y tajaba el cuerpo rocoso con brutal ímpetu. Destrucción hendía el cuerpo del
monstruo, que sangraba un espeso y malsano humor gris.
El Gusano se retorcía en silencio, de su único orificio surgían afilados colmillos, bañados en pardo y amarillo. Y atacaba. Mordía aquí y allá, pero de forma lenta y torpe; y El Héroe, a lomos del rápido y ágil zezzari, lograba esquivar sus embates.
Quizás el Gusano cambiara de táctica y se hundiera en la arena; entonces, sólo las vibraciones del firme, como una línea de rápidas dunas, señalaban su trayectoria mientras perseguía al zezzari y su jinete. Para matarlo, El Héroe debía colocarse sobre los rápidos montecillos y hundir a
Destrucción en la carne cercana al orificio succionador. Lograda tal hazaña, el Gusano se debatía espasmódicamente y deshacía en un humor gris que la arena ávidamente tragaba, siempre sin emitir ruido alguno.
Pero sus compañeros le relevaban y El Héroe, de nuevo, tenía que matar o morir.
Había acabado al menos con cien Gusanos, pero su memoria le fallaba...
¿habrían sido mil? ¿O tal vez infinitos? Eterna parecía su estancia en el Mundo Desértico, e innumerables aquellas bestias que lo poblaban... Fuera como fuese, él debía continuar, en aquella lenta batalla contra la desesperación. Sólo podía seguir un camino: el que marcaba su Piedra-Guía.
Algo sí sabía con certeza: no había perdido un solo combate en su larga guerra contra los Gusanos. De ella le quedaban serias cicatrices. En su cuerpo de piel azul, dura y ajada, se abrían rajones y agujeros allá donde penetraron los colmillos mas afilados. También habíansele quebrado varias veces
todos los huesos... Pero las Voces lo curaban, cerraban sus heridas, soldaban roturas, colocaban articulaciones, restablecían el vigor. Tal era Su poder.
En un momento dado de aquella Eternidad, distinguió un punto brillante y verdoso sobre el sangriento horizonte. Espoleó al zezzari. Tras una inicial carrera, creyó volverse loco de alegría: se trataba de un oasis de espeso follaje y lagos cristalinos, donde bellas y fascinantes criaturas se desenvolvían y compenetraban de manera sencilla y natural. Oía Las Voces: cuanto más se acercaba al vergel, con mayor nitidez y fuerza las apreciaba.
Los Gusanos surgieron de la arena mas cercana al oasis y comenzaron a succionarlo: chupaban el color, las formas y los sonidos. Hacían desaparecer el único rastro de vida en el País de la Arena Roja.
- ¡No! –gritaba enronquecido El Héroe, mientras espoleaba a su zezzari- ¡NO!
Mas sabía que no llegaría a tiempo, y lágrimas de tristeza y amarga rabia surcaban su agrietada faz.
El oasis fue definitivamente engullido por los gordos Gusanos. El Desierto había vencido.
El Héroe sintió estallar algo en su cabeza y ante sus ojos el Universo se transformó en un mar sangriento y confuso. Hostigó a los Gusanos con saña, cortándolos, haciéndolos pedazos. Destrucción, su espada, tajaba y mataba y volvía a tajar y a matar. Los monstruos contraatacaron: sus largos colmillos causaron terribles heridas al Héroe. A pesar de todo, continuó luchando salvajemente, hasta que las bestias fueron todas exterminadas y él quedó de rodillas en la arena, sudoroso y jadeante, con la espada en su mano temblorosa.
Estaba otra vez solo y desesperado... Por su garganta ascendía un gran sollozo. Sintió la tentación de rendirse al infortunio. Pero se tragó el dolor y la debilidad y se levantó, apoyándose en Destrucción.
Cojeando, llegó hasta el zezzari y montó en la silla. Observó su Piedra- Guía y continuó el interminable viaje.
Fluyó una cantidad indefinida de Tiempo. Mató a decenas o cientos de Gusanos. Descubrió otros vergeles, cada vez más abundantes, de los que bebió agua y comió dulces frutos. Mas las extrañas criaturas que lo habitaban, aunque hermosas, no eran inteligentes. No existía nadie con quien conversar o a quien interrogar. Nadie le desvelaría los porqués. Aún así, seguía el camino de la Piedra-Guía, lleno de una fe que ganaba consistencia por momentos.
Los Gusanos eran cada vez más fuertes y realmente debía emplearse a fondo para vencerlos. Pero él experimentaba también un aumento de su vigor a medida que el Desierto cedía paso lentamente a bosques, ríos y montañas. Una vida y una belleza que él debía proteger de los Gusanos: las bestias devoraban aquellos vergeles con rabia y avaricia. En el País de la Arena Roja se libraba una guerra cruel entre dos mundos. Y cada bando tenía su propio ejército: Los Gusanos y El Héroe.
Tras ascender un monte de arena en el que brillaban charcos de vegetación, el Héroe descubrió, lejano, un árbol gigantesco. A medida que iba acercándose captaba más y más detalles; en realidad, se trataba de un palacio, de un castillo: sobre la corteza se levantaban capiteles, columnas, balcones, escalinatas y terrazas que albergaban fuentes y jardines. Tal vez en tiempos gozara de hermosura y solidez, mas ahora estaba carcomido por gordos Gusanos que se hundían en su tronco, horadando tal vez sus entrañas, devorándolo poco a poco, robándole la vida.
El Héroe parpadeó varias veces, con la mirada clavada en el gran vegetal.
Conoció el fin para el cual había sido creado: defender al Árbol y limpiarlo del Mal que lo carcomía. En su mano derecha, la Piedra-Guía se deshizo en polvo. Ya no le hacía falta. No viajaría más.
Cabalgó sobre el zezzari y se enfrentó a varios Gusanos menores, dándoles muerte.
Mas, cuando llegó a la base del inconmensurable tronco, grandes behemots, lombrices colosales armadas de temibles colmillos salieron en su busca. El Héroe comprendió que no lograría vencerlos. Eran demasiado poderosos. Moriría y se convertiría en arena, al igual que el Árbol, que los débiles oasis que había encontrado hasta ahora y que sin duda florecían tímidamente por todo el infinito País de la Arena Roja. El Universo volvería a ser Desierto, por completo. Sólo Desierto.
Sonaron Las Voces, primero como un rumor, después como un trueno que crecía majestuosamente. El Héroe experimentó un fuego que llenaba su cuerpo, una alegría salvaje, una decisión sin mancha. Bramó una carcajada y se lanzó gozoso a la batalla. Cercenó, tajó, pinchó, despedazó y aplastó. También su fiel zezzari guerreaba, desgarrando con sus mandíbulas, arañando con sus garras, pateando con sus pezuñas.
Aunque cubierto de sangre azulada, que surgía por decenas de heridas, El Héroe, siempre a lomos de su valiente montura, subió por rampas y escalinatas, abriéndose paso sin vacilaciones a través de un enjambre grisáceo y mortal. Sus ojos de color violeta claro brillaban locamente y un sudor febril recorría su piel. Destrucción ascendía y caía, volaba como un húmedo jirón, entonaba su silbante y letal melodía.
Y, con los ojos desorbitados y enloquecidos, El Héroe llegó por fin hasta el mismísimo salón central del Árbol- alacio, el alma del ser.
En el centro de la gigantesca estancia había un óvalo de un blanco deslucido, tres veces más grande que el propio Héroe. Aquel bello objeto latía débilmente. Un enorme Gusano, quizá el padre y la madre de todos los demás, lo devoraba poco a poco, succionando lentamente su color y su energía.
El Héroe descabalgó. Exhaló un desgarrado grito de guerra y avanzó poderosamente hacía la bestia gris. El Gusano le presentó su único agujero, de cuyos sucios bordes la carne se apartó para dejar emerger curvos y filosos colmillos. Permaneció un instante quieto y después atacó, como un
látigo gigante. El óvalo palpitaba ahora con mayor energía, tal que una pequeña estrella, y las Voces crecieron, hasta el punto de hacer peligrar los tímpanos del Héroe. Correspondían, claramente, a un niño, un hombre adulto y una mujer.
Sonaban excitadas, esperanzadas. El Héroe sabía que de alguna forma le imploraban. Cuando el Gusano ya se acercaba como un oscuro borrón, alzó la espada y se juró que no defraudaría a los Dioses.
Lucharon El Gusano y El Héroe, reyes de dos imperios antagonistas.
Combatieron como lo hacen las ondas de calor contra la ventisca helada o el esplendor de los soles contra los abismos de oscuridad.
Y, tras una eternidad de ira y esfuerzo, Destrucción penetró en la coronilla del Gusano, matándolo. La bestia se desintegró y, con él, todos sus vástagos.
El Héroe quedó quieto, experimentando orgullo y serenidad. Las Voces estallaban, los Dioses lloraban y reían, borrachos de felicidad.
El vencedor llegó hasta su fiel zezzari y le acarició la cabeza. El animal también parecía regocijado. Se asomó después a un balcón abierto en la corteza del Árbol-Palacio. El Desierto había desaparecido, ahora el bosque, la campiña, la montaña, el río y el mar se expandían por doquier. La vida volvía, imparable. Las criaturas recién nacidas, extrañas y bellas, luchaban por nacer y sobrevivir. Se fortalecían.
El Héroe abrió sus amplios brazos, y también se expandió. Todo él crecía, se intensificaba, llenaba este mundo cuyos cielos empezaban a cuajarse de luz, de soles y constelaciones. Su esencia se entrelazó con la de todas las partículas, hasta la más ínfima, del completo Universo. Estaba en todas ellas, las moldeaba, les insuflaba vida o las destruía, siguiendo un Plan. Se había convertido en todo el Universo, y el Universo, con sus infinitos cuerpos y estrellas y sus infinitas criaturas obedecían Sus Deseos.
Era Dios. Ahora lo sabía. Su opuesto, el Desierto, lo redujo y trató de destruirlo. Pero había vencido y se había encumbrado hasta el lugar que le correspondía en la Creación. En su Creación.
Contempló a Sus hijos, a los que Él proporcionaba energía para crecer y desarrollarse o se la quitaba, obligándolos a perecer. Recordó el nombre de aquellos seres, uno inanimados, otros no; unos grandes, otros pequeños. Eran los Pensamientos.
También supo que los Gusanos a los que destruyera y el Desierto que les dio nacimiento y estuvo a punto de acabar con Él obedecían al nombre de Olvido.
Su mundo, Su Universo, tenía un nombre propio que le llenó de placer y alegría: Mente.
Y ahora, por fin, conocía su propio nombre, el nombre de Dios:
Voluntad de Crecer, Voluntad de Vida, Voluntad de Poder. Voluntad de Ser.
Voluntad.
Las Voces crecieron. Podía comprenderlas y comprender el significado de sus palabras. Eran los propios Dioses de otros Universos, pues los había en número infinito. Voluntad reordenó a Sus criaturas, los Pensamientos, para que la Mente respondiera al mensaje de los otros Dioses mediante mecanismos que se extendían a nuevas, vastas y fantásticas regiones sobre las que Él tenía igualmente absoluto poder.
Y las Voces decían:
- ¡Hijo! –la mujer lloraba, abrazando la cabeza del niño tumbado en aquella cama de aquel moderno hospital- ¡Mi niño! ¡Hijo mío!
El pequeño tenía cables conductores de suero alimenticio conectados a sus brazos. Se le veía pálido y ojeroso, soñoliento. Parpadeó varias veces, como si hubiera despertado de un profundo sueño, y dijo, muy débil:
- ¿Mamá? Mamá, tengo sed...
- Sí, hijo, sí, yo te traeré agua –musitó la madre, tomando entre sus manos la cabeza del chico, mirándolo con infinito cariño.
Otro niño, unos tres años quizá mayor que el acostado, se hallaba alrededor. Hacía esfuerzos para no llorar, pero se limpió los ojos con el dorso de la mano.
- ¡Jo, menos mal que has vuelto! –exclamó, riendo y sorbiéndose los mocos- ¡Ya te echaba de menos!
Dos hombres, cerca de la cama, contemplaban también la escena.
Uno vestía una bata de médico y sonreía plácidamente. El otro hacía esfuerzos para contener la emoción.
- Dios mío... –dijo, con voz entrecortada- No puedo creerlo.
Después de tanto tiempo...
- Es extraño, sí, pero ha ocurrido. –dijo el médico, observando reflexivo al chico- Durante dos años su hijo ha permanecido sumido en coma estacionario. De pronto, despierta.
¿Y quién sabe por qué? Nadie. Aún conocemos demasiado poco sobre cómo funciona el cerebro.
El otro se volvió, con un deje de angustia.
- ¿Está... está bien? Quiero decir...
- Guarde cuidado, le hemos hecho varios análisis rápidos y se encuentra perfectamente. Es un niño sano y fuerte, así que estoy seguro de que tras un cierto tiempo de rehabilitación, le verá de nuevo correr y saltar.
El padre se cubrió la cara con las manos, se las pasó sobre el cabello y exhaló un fuerte suspiro en el que escapaban toda la tensión y el miedo soportados durante aquellos dos largos años.
- Enhorabuena. –el médico le tendió la mano, sonriendo de manera sincera- Su hijo ha vuelto.
- Gracias. –contestó el otro, estrechándosela- De veras, gracias.
Y se acercó a la cama, para abrazar al niño, quien los observaba a todos con el ceño fruncido, como tratando de recordar. Pero su mirada rápidamente se aclaró y las arrugas desaparecieron de su joven frente.
Sonrió.


Los cazadores de cabezas -- Andrés Díaz Sánchez






Andrés Díaz Sánchez
Los cazadores de cabezas


“El éxito es el valor, eso es lo que importa, el coraje en sí mismo, aunque todo lo demás se malogre: eso es el éxito.”
Proverbio tukurio



Iedur corría y jadeaba. Atravesaba raudamente el bosque oscuro, aromático y fresco. Sus pies descalzos volaban sobre hierba, tierra y rocas. Un zorro lo miró con curiosidad tras un matojo de arbustos, una ardilla escapó de su camino y una culebra quedó hechizada por aquella figura musculosa que se movía rápida y enérgicamente.
Tenía dieciséis años y su cuerpo era ya el de un hombre. Podía manejar una espada de guerra y casi había logrado tensar el arco de su hermano Connbraugh.
Era de ojos color verde muy claro y cabello castaño rojizo que caía en grandes mechones sobre sus hombros y espalda alta. Su rostro lucía rasgos severos y agraciados. Varias jovencitas de su aldea se le habían acercado y sonreído, mas él tenía su atención centrada en otros asuntos.
Recordaba a los guerreros, su padre y hermano entre ellos, corriendo a enfrentarse contra los enemigos sobre el valle de hierba y roca. Más de doscientos luchadores irlandeses que peleaban desnudos para demostrar el valor, sólo vestidos por el torque del cuello y armados de espadas, lanzas y martillos.
¡Qué suerte tuvo Cair, su padre, al morir en combate, rodeado de cadáveres, manchado de sangre, rugiendo como una bestia salvaje! Le dolió su muerte por los años que no disfrutaría junto a él, pero se alegraba del honor conseguido y la felicidad que en la Otra Vida estaría experimentando.
Incluso Faedril, su madre, había peleado junto a otras mujeres de la aldea cuando una horda del Norte atacó el poblado. La bella mujer parecía haber sido poseída por Morrigu y Nemain, tales eran su valor y destreza en la batalla.
Mas a él aún no le dejaban luchar con los adultos. Lo consideraban un niño, y eso le dolía. Aquel sufrimiento crecía cuando Aedai se burlaba de él mientras colocaba una flor de almendro en su pelo.
Como cada vez que pensaba en la muchacha, el corazón se le disparó. Prefirió concentrarse en el presente.
Llegó al claro de Bran, el druida. Como otros tantos muchachos, Iedur aprendía de él la sabiduría de la Tierra, el Agua, el Aire y el Fuego, el Conocimiento que sus padres no sabían darle.
La sombra del menhir marcaba la mitad del mediodía. Llegó junto al megalito resoplando. Bran estaba preparando algún brebaje en una olla, cerca de su cabaña. Como siempre que se adentraba en los dominios de Bran, una vaharada de olores exóticos y dulzones embriagó a Iedur.
El druida se volvió y lo miró. Era un anciano de aspecto noble y severo. Vestía túnica parda, impecable, que le llegaba hasta los tobillos. Sus pies estaban enfundados en zapatillas de suave cuero. Siempre portaba un cayado de madera de cedro. Con él llegó a abrir la cabeza de un lobo salvaje. Su figura era delgada y recta como el tronco de un pino. La barba y el cabello grises resultaban impresionantes incluso para aquellas gentes, que dejaban crecer sus cabellos sin pudor. Sobre una nariz afilada e inquisitiva había dos ojos de color azul metálico, inteligentes, profundos y tranquilos.
-No quieres aprender, Iedur -dijo el druida con su grave voz-. Si una nutria no aprende a nadar se hunde. Si un hombre no aprende lo que es importante no pasará de ser un necio hasta el fin de sus días.
-Lo siento, Bran -gimió Iedur, apesadumbrado.
-¿A qué se debe la tardanza?
Iedur estuvo a punto de inventar una historia, pero recordó las enseñanzas:
mentir era la peor de las faltas, del que mentía todos se apartaban, incluso negándole durante días la palabra. Decidió sincerarse.
-Yo... Estuve hablando con Aedai.
El druida casi sonrió.
-Ah... Aedai. Una jovencita inteligente. Uno de mis mejores alumnos. Ayer me dijo que hoy llegarías tarde.
Iedur enrojeció a causa de la ira.
-Sus predicciones suelen ser acertadas -siguió el anciano, cada vez más divertido-. También es cierto que ella se preocupa mucho de que las cosas sucedan como espera que sucedan.
El anciano recuperó la adustez.
-Comencemos las enseñanzas. Hoy aprenderás muchos nombres de hierbas y plantas, su aspecto, localización y usos.
Iedur dejó caer los hombros desanimado.
-¡Vamos, vamos! -replicó el druida-. Imagina que en el futuro eres un guerrero poderoso, perseguido por tus enemigos en un bosque desconocido. Estás herido y débil. Debes saber qué hierbas cerrarán tus heridas y te proporcionarán fuerzas para seguir luchando.
Iedur abrió mucho los ojos, su mente dispuesta para aprender. Bran era un druida muy viejo y sabía cómo estimular a sus alumnos.
Pasaron dos horas estudiando la fauna y la flora boscosa. Cuando terminó la clase almorzaron juntos. Comieron queso fresco con miel, jabalí asado (a pesar de su edad, Bran era un excelente cazador), almendras y caldo de hierbas.
Bebieron cerveza y leche muy fría.
Iedur miró a Bran con el ceño fruncido.
-Maestro, tú que lo sabes todo, dime cuándo me permitirán mi madre y mi hermano combatir contra las tribus rivales. Connbraugh tiene ya en su habitación más de quince cabezas embalsamadas. Algunas las ganó cuando tenía mi edad. Mi madre también posee un trío de testas en su cuarto.
-Recuerda que aquellos eran tiempos más duros. Los clanes del Sur peleaban contra los del Norte, los de Cor- n-Tyr intentaron invadir nuestro territorio y
todas las tribus de la Gran Región debieron unirse para rechazarlos. Ahora hay paz, aunque las batallas se suceden de vez en cuando. Estoy seguro de que pronto podrás lucirte en una contienda.
-¡Seré como Cúchulainn! -bramó el joven-. ¡Los enemigos caerán degollados a mis pies y moriré peleando!
Bran rió. No reprendió a Iedur. Sería ir en contra de las Leyes Naturales reprimir un fuerte carácter juvenil. Además, la comunidad necesitaba guerreros que la protegieran de los enemigos, ya fueran invasores o invadidos.
-Medita mucho antes de entrar en combate -aconsejó el anciano-, pero si lo haces gana o muere. Arrasa como el huracán a tus enemigos y trae el mayor número posible de cabezas. Tu pueblo y tu familia te lo agradecerán. El que no devuelve el ataque es un necio, el que no defiende lo que tiene no merece tenerlo.
Iedur asintió con fuerza.
Transcurrieron dos horas más de clase, centradas en el estudio de la fauna y la flora. Iedur asimilaba los conocimientos con rapidez, pues era un joven inteligente.
Cuando acabaron, Iedur se despidió de su maestro. El severo Bran hubo de reprimir una sonrisa mientras contemplaba la alegre marcha de su alumno favorito.
Iedur sentíase excitado. Bran le había dejado irse excepcionalmente pronto. Aún tenía tres horas libres antes de acudir a la aldea, donde ayudaría a su madre y hermano en las faenas de la casa y el huerto.
Volvió a preguntarse cuándo le dejarían luchar. Deseaba cortar cabezas enemigas.
Se imaginaba agarrando por las melenas un puñado de testas rivales, quizá pertenecientes a los Comcrach o los Finn. Las colgaría del tejado de su cabaña para que todos en la aldea supieran lo valiente y fuerte que era Iedur, el guerrero.
Además, también quería que Aedai le admirara. ¡Aedai! Aún podría verla esa misma tarde, realmente lo deseaba. Se detuvo de pronto. ¿Era bueno que un guerrero ocupara su tiempo libre en frívolas charlas con una muchachita? Aquel dilema siempre lo acuciaba tras reunirse con la joven. De algún modo, intuía que las mujeres apartaban al hombre de su deber, que era la guerra.
Aquella mañana, antes de ver a Bran, Iedur había estado con Aedai.
-¡Seré un luchador famoso! -había dicho él, muy serio-. ¡Cabalgaré junto a Morrigu y Nemain!
Aedai, sobre una de las grandes rocas al borde de la catarata, rió alegre y burlonamente. Aunque no pasaba de los quince años la túnica que se ajustaba a su espigada figura ya dejaba ver sinuosas curvas. Miró con sus profundos ojos negros a Iedur, quien se afanaba por seguirla saltando sobre las húmedas rocas.
A su izquierda se abría una caída de veinte metros. En la base de la cascada, espuma brillante y afiladas piedras. A su derecha, el agua helada corría lánguidamente hasta precipitarse por el borde.
El cabello de Aedai era aún más oscuro que sus negrísimos ojos, muy liso. Le caía espesa y aterciopeladamente hasta la cintura. La muchacha giró su cabeza bruscamente. Su pelo trazó una onda mágica en el aire.
-¡Seguro! ¡Un gran guerrero! -se burló, mirando pícaramente a Iedur. Los rasgos eran finos, bellísimos. La nariz algo respingona denotaba un carácter curioso, vivaracho, incisivo.
Iedur se sobresaltó. Seguir a aquella chica resultaba peligroso. Ella era un ser de la Naturaleza y brincaba ágilmente sobre altísimas ramas y desfiladeros o se internaba sin herirse a través de espesos zarzales. A pesar de su belleza, muchos chicos habían rehusado cortejarla porque ello resultaba perjudicial para la salud. No era el caso de Iedur, quien, a pesar de los hematomas, cortes y arañazos se negaba tozudamente a perderla de vista..
El chico, apretando los dientes, miró desafiantemente a Aedai y saltó a una nueva piedra. Ella rió.
-Primero tendrás que ayudar a tu madre a limpiar tus habitaciones y después sacar brillo a las armas de tu hermano.
-¡Te equivocas! -rugió Iedur. De tres temerarios saltos llegó hasta Aedai e intentó agarrarla. La muchacha salió corriendo y se internó en la fresca espesura.
Al poco, la halló recogiendo moras de un zarzal. Iedur se preguntó, al contemplarla, qué clase de hechizo hacía posible la atracción que sentía hacia ella mientras despreciaba o esquivaba distraídamente al resto de las jovencitas.
-A veces pienso que eres una dríade que un hada dejó en la puerta de tu casa -dijo Iedur-. Tus padres, compadecidos, te recogieron y criaron como a una hija, pero seguramente no eres humana. A vedes pienso que me estás embrujando.
La chica sonrió placenteramente.
-A veces yo pienso que eres un jabalí con aspecto de hombre -ella lo miró burlona y desafiantemente-, un jabalí torpe y desmañado que hociquea entre el barro.
Él quedó quieto, mirándola a los ojos, embelesado por su belleza. Ella, nerviosamente, apartó la vista.
-Iré a nadar a la costa esta tarde.
-¡No vayas! -en la voz de Iedur había genuina preocupación-. Últimamente se ha visto a los hermanos Finn por esa zona. Ya sabes que raptan a las jóvenes para hacerlas sus esclavas. Son nuestros enemigos.
-¿Temes por mí? -Aedai sonreía, llena de placer y burla.
-Sí -dijo Iedur, algo incómodo. No sabía mentir. La sonrisa de Aedai se abrió aún más. Iedur, en un arrebato inexplicable, sacó la pequeña cuerda de su zurrón e hizo una lazada en ella.
-¿Qué haces? -inquirió Aedai.
-Voy a ponerte un lazo al cuello. Así no te escaparás.
-¿Harías eso? -Aedai se le acercó, sus ojos chispeaban traviesamente.
-Por supuesto -Iedur le colocó el lazo en el delgado y blanco cuello. Apretó el nudo sobre la fina garganta. Ella frunció levemente el ceño, pero no se apartó ni borró su sonrisa. Iedur tenía el otro extremo de la cuerda en su diestra.
-Eres una fierecilla y debes ser domada -dijo severamente el muchacho. Tiró levemente de la cuerda y ella se le acercó hasta que sus cuerpos se tocaron. Los ojos de la muchacha se entrecerraron y clavaron en los de Iedur.
-Ahora no te separarás de mí -dijo el chico, sintiendo que se hundía en aquellas dos negras profundidades-. Irás donde yo vaya, te domaré como a un potro salvaje o un perro desobediente -afirmó, con el ceño fruncido.
-Iría contigo hasta el fin de la tierra -contestó ella, sonriendo dulcemente, acercando sus labios a los de Iedur-. Prometo que obedeceré todas tus órdenes sin protestar...
Iedur la ciñó con firmeza por el talle y se besaron. Para los dos era el primer beso. Si los padres de ambos los sorprendieran en aquel momento los azotarían tantas veces que no se podrían sentar en al menos ocho días.
De pronto, Iedur sintió un escalofrío. Otra vez aquel pensamiento angustioso:
¿acaso las mujeres no apartaban al guerrero de la guerra, acaso no lo conducían a una vida sedentaria, a una cabaña llena de niños gritones? De nuevo la
maligna contradicción. Tal vez Aedai fuera realmente una hermosa elfa que le estuviera conquistando para su propio provecho. Si caía en su embrujo podía despedirse de la fama y la gloria.
La apartó violentamente de su lado.
-¿Qué haces? -preguntó Aedai, enojada.
Iedur se alejó hacia atrás, trastabillando.
-¡Me estás embrujando! ¡No caeré en tus redes! -gritó.
Aedai, furiosa, lo acribillaba con la mirada. Los ojos se le tornaron húmedos.
-¡Estúpido! -increpó. Se sacó la cuerda del cuello y la arrojó al suelo. Dióse la vuelta y se fue, caminando con aire orgulloso.
Iedur seguía muy inquieto. Esbozó una sonrisa. Se sentía victorioso.
De pronto, la alegría se esfumó y se vio a sí mismo como un niño tonto y supersticioso. Ahora, tras su error, nunca volvería a ver a Aedai, y aquel pensamiento, extrañamente, le causaba un gran dolor.
Apesadumbrado, echó a andar sin rumbo fijo. Entonces, dióse cuenta de la posición del Sol y recordó su cita con el druida Bran. Echó a correr.
Ahora, muchas horas después, también corría. Pensaba reunirse con Aedai y pedirle disculpas. Habría de reconocer su torpeza, pero quería seguir siendo su amigo. Comprendió que realmente disfrutaba en compañía de la chica.
Al llegar al claro donde solían reunirse lo encontró solitario. Se sentó en una roca junto al riachuelo, que por allí transcurría rápidamente. Comenzó a lanzar piedras contra una gran roca, como tantas veces cuando tenía tiempo libre y se aburría. Estaba dispuesto a esperar.
Una hora después, seguía lanzando piedras. Deseaba que Aedai llegara. Nunca le había hecho esperar tanto, aquella reunión era prácticamente una costumbre para los dos.
Mientras observaba su piedra número quinientos ochenta y cinco impactar certeramente en el blanco, recordó lo que Aedai le había dicho: que aquella tarde iría a la costa. Él lo había tomado por un comentario sin sentido. Pero tal vez ella, en su enfado, habíase alejado tan hacia el Norte para contemplar, como solía hacer, el mar desde los acantilados...
...Los mismos por los que pululaban los hermanos Finn.
Soltó la piedra que tenía en la mano y echó a correr a través de la espesura.
Sentía un gran temor en su pecho.
Llegó a la aldea como una exhalación. Los que le vieron no se extrañaron de su comportamiento, pues Iedur era un joven que no podía estarse quieto. Al fin y al cabo, había nacido bajo los signos del fuego: la salamandra como animal y el manzano como árbol.
Llegó a la cabaña sin resuello. Su hermano Connbraugh apuraba una cerveza mientras fabricaba flechas a partir de una gruesa vara de fresno.
-¿Qué te ocurre, muchacho? -preguntó Connbraugh. Le sacaba cinco años a Iedur.
Su rostro ancho y anguloso sonreía. Era, al igual que Iedur, ancho de hombros y estrecho de caderas. También lo perseguían las chicas, aunque él cortejaba a una sola, Aila, la de la larga trenza.
Iedur estuvo a punto de contarle a Connbraugh sus temores. Si lo hiciera, muchos varones del pueblo (entre ellos los hermanos y el padre de Aedai) saldrían en busca de la joven armados y dispuestos a enfrentarse a los Finn si se daba el caso.
-No pasa nada, hermano -contestó Iedur, aún jadeante-. Estaba probando la velocidad de mis piernas.
Connbraugh lanzó una carcajada y siguió con su tarea.
Iedur salió de la cabaña, dio la vuelta a la misma y, tras asegurarse de que nadie le descubriría, se metió por el ventanuco de la habitación de su hermano.
En el cuarto había múltiples cabezas enemigas embalsamadas y ordenadas cuidadosamente sobre estanterías. También lucían en la sala varios escudos, un arco de madera de tejo, cuchillos de diferentes tamaños y una espada corta que perteneciera a su padre Cair y después a Connbraugh. También había un baúl para guardar las vestimentas y una larga cama, de cuyo cabezal pendía una resplandeciente trenza dorada, regalo de Aila, la prometida de Connbraugh.
Con el corazón latiendo desbocadamente, Iedur se colocó al cuello el torque guerrero de su hermano. Tomó la espada corta, metida en su funda de cuero duro, y la colgó de su espalda. Cogió dos cuchillos largos como su antebrazo, los envainó y sujetó al cinto de su cadera. Si Connbraugh entrara en ese momento en el cuarto sin duda lo despellejaría vivo.
Tras asegurarse de no ser visto salió otra vez por la ventana y huyó del poblado, escondiéndose de los locales e internándose enseguida en la espesura.
Echó a correr hacia el Norte con una firme convicción: si Aedai estaba en peligro la salvaría él, y sólo él.
Al cabo de una hora de veloz carrera salió de los bosques y vio la línea de acantilados. El aire estaba cargado de salitre. Iedur lo respiró con fuerza. Aún faltaban más de dos horas para que el Sol se pusiera. Esperaba encontrar a Aedai antes de que las sombras poblaran el mundo. El torque de acero inclinaba levemente su cabeza. En un principio le habían dolido horriblemente los músculos del cuello, pero al poco habíanse acostumbrado al peso extra.
Corrió veloz sobre una pradera de rocas e hierba húmeda y llegó al borde del precipicio.
Treinta metros más abajo, las olas chocaban contra los rompientes deshaciéndose en espuma. Buscó con la vista. Ojalá encontrara a Aedai. La tomaría de las muñecas y, aunque hubiera de llevarla a rastras, la devolvería al poblado. Había oído historias acerca de los hermanos Finn y temía por la suerte de la chica.
Comenzó a descender por un camino de tierra dura y fría que serpenteaba por entre los taludes de roca. Muchas veces lo había recorrido en compañía de Aedai y lo conocía de memoria.
Llegó hasta las primeras rocas. El mar no estaba encrespado aquel día, las olas no superaban los farallones. Aún así, Iedur debía caminar con cuidado sobre ellos, pues eran sumamente resbaladizos. Se dirigía a una de las múltiples cuevas donde sabía Aedai gustaba de recoger conchas y caracolas.
Ante él, quince metros al frente, apareció una figura oscura. Emergía de una cueva. Era un hombre de aspecto sucio, vestido con pieles de lobo y oso. La melena le caía desgreñada sobre la espalda. Era enorme. De su cadera pendía una larga espada envainada. Estaba de espaldas a Iedur.
El chico se lanzó al agua antes de que el desconocido se volviera.
El líquido estaba helado. Las olas lo llevaron cinco metros mar adentro. Una onda llegó en dirección contraria y lo estrelló contra una enorme roca. Los gruesos músculos de Iedur aguantaron el choque. Se aferró desesperadamente a un hueco en la piedra. Con dificultad, helado hasta los huesos y sufriendo por el peso de la espada corta y el torque, se encaramó a una roca superior. Tenía el pelo rojizo empapado y los mechones se le pegaban al rostro.
No vio al hombre vestido con pieles. Supuso que se había metido de nuevo en la gruta de la que saliera. El muchacho avanzó sigilosamente entre las rocas.
Llegó a las cercanías de la cueva, que se abría como las fauces de un gigantesco monstruo. Escondido tras unas piedras, vio allá dentro a cuatro hombres semejantes al anterior, aunque no tan grandes. Comían peces, cangrejos y el fruto de las caracolas. Sorbían los caparazones ruidosamente, absortos en su tarea. Portaban armas: mazas, machetes y espadas. Al fondo, un poco más apartada del trío, estaba Aedai. La chica los miraba con ojos temerosos mientras raspaba con un pequeño cuchillo un pescado. A su derecha había un cesto lleno de otros muchos. Al parecer, su tarea consistía en quitarles las escamas.
Uno de los tres, el de la maza, se volvió para mirarla. Lucía una expresión atroz. Aedai retrocedió un paso, los ojos desorbitados. También Iedur sintió escalofríos al observar aquel rostro salvaje y maligno.
-¡Más deprisa, estúpida! -bramó el tipo-. ¡Antes de que caiga el Sol debes tener limpios todos los pescados!
Agarró una piedrecilla del suelo y la lanzó hacia Aedai, quien la esquivó ágilmente. La chica tenía ya dos moretones en su fina frente.
Iedur supuso que aquellos eran los Finn. Se decía que vivían muy al Norte, pero bajaban hacia el Sur para pescar y cazar animales salvajes. Nadie los amaba.
Solían robar personas perdidas, en su mayoría jóvenes que esclavizaban o entregaban a tribus lejanas a cambio de alimentos y metales. Eran itinerantes y muy escurridizos. Por eso no se les había atrapado aún. Cuando no cazaban o pescaban solían emplearse en las guerras entre diferentes clanes a cambio de comida y alojamiento.
Apareció aquel que ya conocía Iedur. Introducía su miembro viril bajo las pieles y se limpiaba la orina de la mano en el muslo.
-¡Acabad! -rugió-. ¡Hemos de irnos antes de que empiecen a buscar a la chica!
-Aguarda, Corm -pidió uno de los comensales-. Aún nos quedan unos pocos cangrejos...
Corm se le acercó y de una patada hizo volar el cangrejo entre sus manos. El golpeado encogió los hombros, resignado. Sus hermanos le imitaron. Aquel grupo parecía más una pequeña manada de alimañas que una familia. Sin embargo, sin alguien que impusiera (aunque fuese brutalmente) el orden entre tales bestias, poco durarían con vida, tan odiados como eran.
-¡Puerca! -llamó uno de los Finn a Aedai. Ella lo miró, angustiada-. ¡Recoge los cangrejos y los peces en un saco y síguenos!
Aedai obedeció rápidamente. Iedur vio que por los ojos de la chica cruzaba un rayo de furia. “¡No lo hagas, Aedai!”, pensó.
Pero la joven, aún con el cuchillo de raspar pescado en su diestra, llegó corriendo hasta el que le había dado la orden.
-¡Cuidado, Taugh! -rugió Corm.
Aedai clavó el cuchillo en el costado del aludido. Pero el arma era pequeña y las pieles que cubrían al hombre muy densas. Taugh aulló, más de sorpresa que de otra cosa, se volvió y abofeteó a Aedai dos veces. La chica quedó sin sentido.
-¡Déjame castigarla, Corm! -otro de los Finn cogió a Aedai del pelo. La chica despertó y chilló de dolor.
-¡No, Medb! -bramó Corm-. Ya habrá tiempo para eso después. ¡Vámonos!
Taugh se frotaba el costado y miraba asesinamente a Aedai. Medb la soltó. La chica sollozaba quedamente y pronto continuó su tarea de recoger cangrejos y peces semidevorados.
Iedur sintió que la sangre le hervía en las arterias. Ahora era el momento:
debía lanzarse a la lucha, pelear como Cúchulainn contra los Cien Combatientes y cortar las cabezas de los cinco Finn. Su destino estaba al alcance de la mano.
Con el corazón golpeándole el pecho, Iedur desenvainó silenciosamente la espada y se desvistió, dejando sobre su cuerpo tan sólo el torque y el cinto con los dos cuchillos. Pelearía desnudo, como los mejores guerreros, para probar su coraje.
De pronto, sintió que sus miembros estaban paralizados. Se negaban a obedecerle, a lanzarlo hacia la batalla. Estaba temblando, no podía mover un solo músculo.
Sentía miedo. Miedo a la victoria, miedo a la derrota, miedo a la muerte. Todas sus esperanzas y deseos estaban siendo frustrados cruelmente por el miedo. La vergüenza enrojeció su rostro. Quería reaccionar, mas el terror lo mantenía paralizado. No podía cruzar la Barrera del Miedo. Hizo un esfuerzo de voluntad, concentró todo su ser en el deseo de batalla y gloria. Pero ellos eran cinco, más expertos y fuertes que él. Lo matarían, y matarían también a Aedai. No era digno de ella. Era tan sólo un despreciable cobarde. Un niño. Los ojos se le llenaron de lágrimas.
Espontáneamente, y antes de poder darse cuenta del hecho, saltó sobre las rocas y corrió hacia Medb, el Finn más cercano, quien masticaba distraídamente un pez crudo. Iedur gritó escalofriantemente. Su rostro era una máscara de locura. Medb fue asesinado, la espada de Iedur hendió su garganta y quebró la columna vertebral, surgiendo por la nuca. Los ojos se le desorbitaron. Intentó gritar,
pero tenía las cuerdas vocales cortadas. Iedur sacó la hoja de su vaina humana.
La primera sangre que derramaba cayó sobre su propio pecho. Medb, chorreando el líquido vital, se agarró el cuello escarlata. Cayó al suelo, muerto.
Iedur, aún sorprendido de su valor, miró la hoja brillante y contempló su rostro reflejado en la sangre.
-¡Cuidado, Iedur! -era la voz de Aedai.
El joven desnudo salió de su ensimismamiento. Sualtaim y Aillil, dos más de los hermanos Finn, se le venían encima. Uno portaba una maza de piedra, el otro dos machetes largos. Eran fuertes y estaban encolerizados. Mas Iedur poseía agilidad y un talento natural para las armas. Había practicado durante incontables horas con espadas de madera. Aun así, un combate real era muy distinto de un entrenamiento.
Iedur saltó hacia atrás, sus desnudos pies, ya en carne viva, volvieron a herirse al asentarse en las afiladas rocas. Un machete de Aillil le tajó levemente el brazo. Iedur comenzó a sangrar. Esquivó el segundo machete y
automáticamente, sin brusquedad, coló su cuerpo bajo el brazo de Aillil al tiempo que clavaba la espada en el muslo del Finn. Éste rugió y se apartó de un salto lateral.
Sualtaim se le acercó blandiendo su maza de piedra. Lanzó un golpe de revés que arrancó levemente la oreja del cráneo de Iedur. El muchacho habíase apartado a un lado y gracias a eso la maza no había hecho volar su cabeza entera. El dolor chillaba furiosamente, la sangre manaba a pequeños borbotones de la oreja deformada, manchando pecho y hombro.
Sualtaim se disponía a golpear otra vez con su maza. Iedur trastabilló y se apartó hacia atrás. La maza pasó como un jirón gris y borroso a dos dedos de su rostro. El chico imaginó que el enemigo era una roca a la que lanzar una de sus piedras. Desenvainó el cuchillo y desde su mano voló, clavándose en la nariz del Finn. La hoja atravesó levemente el cráneo, sin llegar al cerebro.
Sualtaim aulló y se arrancó el cuchillo, tirándolo al suelo. De su tabique nasal roto comenzó a manar sangre. Iedur sacó el otro cuchillo y lo lanzó. Esta vez, la hoja impactó certeramente en la garganta del Finn, quien se derrumbó enseguida junto a Iedur.
Aillil se agarraba la pierna herida con la mano derecha, intentando detener la hemorragia. Miraba a Iedur con un odio capaz de taladrar las piedras.
-¡Matadlo! ¡Matadlo! -rugía Corm, el hermano mayor. Aedai, a su lado, contemplaba con ojos desorbitados la escena. Iedur la miró, y luego se volvió a Taugh y Aillil, quienes ya venían en su busca y dispuestos a hacerle pedazos.
Iedur no dudó. Saltó hasta el cadáver de Sualtaim, recuperó sus dos cuchillos, apartó rápidamente la sangre que bañaba su rostro con el antebrazo y lanzó uno a Aillil.
El Finn trastabilló, mirándose el abdomen. Por entre las pieles surgía el mango del cuchillo. Iedur alzó el otro, dispuesto a lanzar. Los ojos de los Finn se abrieron a causa del terror y retrocedieron gritando y buscando un escondite.
Iedur los contempló, algo sorprendido. No debería extrañarse tanto, el cuchillo entre sus manos de experto tirador era un arma muy peligrosa.
Corm aún se mantenía en pie, sujetando por un brazo a Aedai. Sus dos hermanos permanecían agazapados tras las rocas.
-¡Has matado a mis hermanos Medb y Sualtaim! -rugió Corm, fuera de sí-. ¡Vas a morir!
Desenvainó su espada, larga y recta. Miraba a Iedur con odio, pero también con respeto.
Iedur envainó el cuchillo arrojadizo. Agarró su espada a dos manos. Los dos sonrieron torvamente. Sería un duelo honorable, a muerte. Iedur deseó que su hermano Connbraugh pudiera contemplarle en aquellos momentos. El muchacho, desnudo y sangrante, se rió de la vida y la muerte.
Corrieron el uno hacia el otro. Corm rugió y descargó un mandoble. Iedur lo paró con su espada. El impacto sónico casi lo dejó sordo. Sintió la destructora vibración subir hasta el hombro. Aun así, y a pesar de su corta edad, su cuerpo era ya el de un hombre y como un hombre aguantó. Lanzó un revés y una estocada, su espada resbaló rechinantemente sobre la hoja de Corm. El Finn gruñó, sorprendido. Había esperado luchar contra un cachorrillo y ahora tenía frente a sí un lobo sediento de sangre.
Iedur redobló sus ataques, acostumbrándose rápidamente al dolor que producían las vibraciones resultantes entre los aceros. Recordó a su padre Cair, muerto en combate. Una rabia brutal se apoderó de él. Atacó como un poseso, hasta el punto de hacer retroceder al asombrado Corm.
-¡Deja en paz a mi hermano o la mato! -Taugh agarraba a Aedai por el pelo. La chica chillaba, dolorida y aterrorizada. El Finn, furioso mas también asustado alzaba su maza sobre la cabeza de Aedai. Junto a ellos se encontraba Aillil, quien había sacado el cuchillo de su abdomen. Las gruesas pieles le habían salvado de la muerte.
-¡No! -rugió Corm-. ¡Es un combate legal! ¡No interfieras!
Iedur respetó profundamente a Corm.
-¿Y si te mata? -argumentó Taugh-. ¡Deja que acabemos entre todos con él, es sólo un chiquillo!
-¡Es un guerrero! -bramó Corm-. ¡Quiero su cabeza y la tendré en una lucha legal!
El pecho de Iedur se infló. Sintió un ramalazo de orgulloso placer.
-¡Yo también quiero la tuya! -intervino el chico-. ¡Y las de tus hermanos muertos! ¡Los he matado en combate justo!
-Tendrás sus cabezas si me vences a mí, y después a ellos -Corm señaló a Taugh y Aillil.
-De acuerdo -Iedur se agarró la oreja deformada con una mano. Ahora la sangre manaba más débilmente. Le resultaba imposible oír por ese lado. Supuso que le habían destrozado el oído-. Pero lucharéis de uno en uno.
-Me parece justo -concedió Corm.
-¡Pero...!
-¡Cállate de una vez, Taugh! ¡Tus gimoteos me dan dolor de cabeza!
El aludido enmudeció. Corm alzó orgullosamente la barbilla e infló su enorme pecho.
-Hoy, aquí, demostraremos que los Finn tenemos honor.
Iedur y Corm giraron uno alrededor del otro, observándose en silencio. Las olas del exterior ahogaban los quedos sollozos de Aedai. La chica contemplaba con genuina preocupación a su antiguo compañero de juegos, convertido ahora en sangrante guerrero.
Corm atacó, Iedur paró el golpe. Ya las muñecas no le dolían tanto a causa de las vibraciones y sentíase más confiado. Hubo un intercambio de golpes. Iedur pasó al ataque. Su cerebro gritaba una sola voz:
¡MATARLO!¡MATARLO!¡MATARLO!...” No podía ni quería pensar más que en ello. Recuerdos y esperanzas desaparecieron de su cabeza. Se estaba jugando seriamente la vida y debería concentrar alma, cuerpo y sentidos en el combate.
Corm retrocedió, espantado. Iedur poseía un talento natural para atacar en el lugar más desprotegido de su defensa y enlazar severos y bien dirigidos golpes.
El mayor de los Finn comenzaba a asustarse. Comprendía que aquel chico tenía el potencial necesario para llegar a ser un héroe épico.
Corm rugió y cargó con todo el cuerpo. Las espadas se trabaron, el Finn lanzó a Iedur al suelo. La espalda desnuda probó las cortantes aristas de roca. Se levantó instantáneamente sobre los sangrantes pies.
Iedur comenzaba a resentirse por la pérdida de sangre. Estaba mareado.
Trastabilló. Corm cargó otra vez. De nuevo paró el golpe, el Finn lo empujó y el joven probó en su cadera la dureza de las piedras húmedas. Corm alzó la espada, gritando. Tenía el rostro de un loco sediento de sangre. A su espalda una ola estallaba contra las oscuras rompientes y se deshacía en lluvia de espuma.
Iedur paró varios golpes terribles. Corm lo atacaba sin piedad, el chico se apartaba o defendía débilmente, las vibraciones restallaban en todo su cuerpo amenazando con hacerle estallar la cabeza.
Ahora hallábanse en una zona de rocas romas muy resbaladizas. Los pies de Iedur tenían plantas rojas y sin piel. Habíanse endurecido como cuero seco y se asentaban con mayor seguridad que las botas de Corm. Iedur decidió aprovechar la oportunidad:
-¡No eres más que un cobarde, tu padre lo fue más aún, y tu abuelo os superó a los dos!
Para un celta, ser llamado cobarde era el peor de los insultos, pues amaban el coraje y el valor por encima de todas las cosas. Normalmente, el verse superado numéricamente en una proporción enorme no era excusa para abandonar la batalla. El que un guerrero muriera por efectuar una acción temerariamente suicida no escandalizaba a nadie, sino todo lo contrario: a sus familiares se les trataba con respeto y todos contribuirían con gusto a su manutención. Aunque el muerto hubiera sido en vida arrogante, cruel, vengativo y maligno, si su final fue valeroso el que hablara mal de él sería severamente castigado.
Así pues, las pullas del muchacho enloquecieron a Corm. El Finn se lanzó al ataque como un toro furioso, descuidando sus movimientos. Sus botas resbalaron, perdió el equilibrio y agitó los brazos en el aire.
Iedur rió al ver el hueco gigantesco en la defensa del gigante y saltó hacia él.
Su espada se hundió en el esternón hasta la empuñadura. Los dos se desplomaron, la espada de Iedur pinchó en el suelo de piedra y se partió.
Corm soltó su arma, se debatió y agarró el hombro de Iedur.
-Me has vencido -musitó. Sonrió-. Enhorabuena.
Iedur se levantó, sacando del cuerpo caído la espada asesina, ahora de color escarlata, rota. Cogió el otro fragmento. Trató de unirlos. Tenía los ojos húmedos. Aquella fue la espada de su fallecido padre y con ella también peleó su hermano Connbraugh. Las lágrimas fluyeron.
Corm, en el suelo, a punto de morir, canturreaba una canción montañesa.
A Iedur le temblaban las rodillas. Guardó en la vaina el fragmento superior de la espada. El otro lo empuñó a dos manos.
Tough, Aillil y Aedai lo miraban en silencio. En los ojos de los dos hermanos había genuino terror.
-¡No te acerques! -gritó Taugh. Cogió de nuevo a la chica por el pelo-. ¡La mataré!
-¡Sois despreciables! -bramó Iedur, con voz ronca y ojos enrojecidos. Señaló con la espada rota a Corm, cuya mirada ya era vidriosa-. ¡No merecéis llevar su sangre!
Aedai cambió su expresión asustadiza por otra, iracunda. Metió la mano bajo las pieles de su captor. Taugh dobló rodillas y tronco. Perdió el equilibrio, debilitado. Tenía los ojos desorbitados. La maza cayó al suelo encharcado.
Gritó, y más aún cuando Aedai retorció su presa en la entrepierna de Taugh. Éste se desplomó, chillando de genuino dolor, con las manos en la ingle.
Aedai lo soltó y echó a correr hacia Iedur. Una sonrisa salvaje se abría en su rostro manchado de lágrimas secas.
-¡Vamonos! -exclamó. Abrazó a Iedur con fuerza, hundiendo su rostro en el pecho pegajoso y rojo del muchacho-. ¡Vámonos, por favor!
-No puedo -respondió él, rodeándola con sus brazos-. Se lo prometí al mayor de los Finn.
Aedai lo miró fijamente.
-No. Prometiste luchar contra ellos de uno en uno. ¡Obsérvalos! ¡No son honorables! No pelearán de forma limpia contra ti. Te combatirán juntos, engañándote y usando todo tipo de tretas.
Aillil ayudaba a su hermano a levantarse del suelo. Taugh, aún con un rictus de dolor brutal en su rostro, poco a poco recuperaba la compostura.
-Llevas razón -dijo Iedur-. No respetarán las reglas -deseaba luchar contra ellos, pero... ¿qué sería de Aedai si perdía la batalla? En ella descargarían toda su ira y su frustración. Le resultaba muy difícil decidirse.
Aedai lo miraba, desesperada e implorante. Apretaba aún más su cuerpo contra el de él.
-Vámonos -decidió Iedur. La tomó de la mano y ambos echaron a correr hacia el exterior de la cueva.
Las olas barrían los rompientes, la espuma salpicó sus cuerpos. Iedur agradeció la gelidez del agua salada que se colaba por sus heridas, limpiándolas, lo libraba de la pegajosa costra sangrienta y despertaba sus atontados sentidos.
Saltaron sobre las rocas hasta llegar al pie del sendero de tierra. Comenzaron el ascenso. Iedur resbaló y se raspó el vientre desnudo al caer unos metros sobre el sendero de dura arena. Clavó los dedos en ella y siguió subiendo.
Taugh y Aillil, salvajemente airados, comenzaron el ascenso. El viento cortante levantaba sus pellizas de piel, barbas y melenas. Taugh, ya recuperado, marchaba el primero. El muslo herido de Aillil volvía a sangrar.
La escalada resultó muy dura. Iedur empleó sus últimas fuerzas en llegar a la cúspide. Atontado por la pérdida de sangre, exhausto a causa de la batalla, se desplomó en el suelo de hierba, tierra y piedras. Trató de levantarse, mas no pudo. Respiraba silbantemente, sentía el aire helado acuchillando sus ardientes pulmones. Aedai llegó a su lado y lo miró, desesperada.
-Vete... -logró decir Iedur.
Ella miró hacia abajo, a los dos hermanos que ya pronto los alcanzarían. Se volvió hacia el bosque, tras cien metros de pradera. En la espesura no la encontrarían. Miró a Iedur, tirado en el suelo, incapaz de levantarse y a punto de vomitar. Se mordió el labio superior.
La chica cerró sus puños con fuerza y de dos pasos llegó al borde del precipicio. Los Finn estaban a tan sólo diez metros de la cúspide.
-¡Te cogeremos, furcia! -bramaba Taugh, fuera de sí a causa de la rabia-. ¡Vas a sufrir mucho por lo que me hiciste allá abajo! ¡Y a tu amigo lo vamos a despellejar vivo!
Aedai agarró una piedra maciza tan grande como su propia cabeza. Con esfuerzo la levantó por encima de sus hombros.
-¡Tú eras el que más me pegaba! -acusó, bufando como una gata salvaje-. ¡Cállate de una vez!
Lanzó la piedra. Taugh levantó una mano para protegerse. El proyectil alcanzó su antebrazo y rodó por su pecho. El Finn perdió el equilibrio y se precipitó acantilado abajo. Aillil se había apartado hacia la derecha, esquivándolo. El cuerpo rodó e impactó de cabeza contra una roca del fondo.
Aillil miró a su hermano muerto. Luego a Aedai. La chica contemplaba incrédulamente sus manos. El Finn rugió salvajemente y escaló a la carrera los últimos metros. La muchacha buscó otra piedra, aterrorizada. Aillil llegó hasta ella y alzó su maza de madera, dispuesto a hundirle la cabeza entre los esbeltos hombros.
Iedur se interpuso entre ambos. El muchacho habíase recuperado, aunque todavía estaba mareado. Tenía manchas de vómito en su mejilla. Cargó sobre Aillil.
Éste golpeó con su maza en sentido ascendente. Alcanzó a Iedur en el muslo izquierdo y el muchacho gritó, con la pierna entumecida y doliente. Iedur atacó con la espada, la cual se clavó en la maza, quedando allí encallada. Iedur tironeó, mas no la logró sacar. Aillil volteó el arma, quitándole la espada al muchacho de las manos.
-¡Devuélvemela! -rugió el chico. Se lanzó sobre Aillil y, antes de que éste pudiera reaccionar, los dos puños volaron sobre su rostro rompiendo un pómulo y una ceja. Aillil quedó atontado, sostenido por dos piernas vacilantes. Cayó al suelo.
Iedur agarró la maza y tiró de su espada hasta sacarla de la madera. Aillil ya se levantaba cuando el chico le clavó el arma en la espalda varias veces.
El último Finn quedó en el suelo, moribundo. Iedur lo contemplaba como un borracho. Aedai lo sostuvo cuando ya caía, mas no pudo soportar aquel corpachón musculoso y ambos acabaron abrazados sobre la hierba, incapaces de hacer nada más que permanecer tumbados, recuperando fuerzas, el rostro de Aedai pegado al torque y mentón de Iedur. Temblaba violentamente y no era capaz ni de hablar.
Al cabo de un rato la muchacha se levantó y arrancó un pedazo de su vestido. Con él vendó la cabeza y el brazo de Iedur, cerrando así las hemorragias. El chico tenía oscuras ojeras bajo los ojos, que contrastaban con la palidez cenicienta del rostro. Había perdido demasiada sangre. Sus ojos brillaban húmedamente a causa de la fiebre. Aedai comprendió que si el joven no comía pronto iba a morir. Y eso ella no estaba dispuesta a consentirlo.
Echó a correr hacia el bosque y al cabo de poco volvió cargada de bayas, nueces y moras silvestres. Se había levantado la falda y sobre ella, a modo de cuenco, transportaba los frutos. Iedur los devoró. Tras el banquete, y aún debilitado, el chico logró alzarse sobre las temblorosas piernas y arrancó la espada del muerto Aillil. Limpió el acero en la fresca hierba y miró el arma que
perteneciera a su padre, luego a su hermano, y ahora, por méritos propios, a él.
-He de cortarles las cabezas -dijo, con firmeza. Aedai lo miraba desde el suelo, sentada con las piernas cruzadas.
El chico, ahora ya más restablecido, bajó por el sendero de tierra. Aedai lo seguía muy de cerca, temerosa de que resbalara a causa de la debilidad.
Ya en la cueva, Iedur se aproximó al cadáver de Corm, sobre el que los cangrejos y las gaviotas comenzaban a darse el festín. Espantó a las alimañas. Miró al muerto con respeto.
-Él fue el más honorable. Él será el primero.
Con golpes metódicos lo decapitó. Anudó las melenas a su cinto. Ahora la testa pendía de él.
Siguiendo la antigua tradición de los cazadores, arrancó el corazón de Corm y comenzó a devorarlo para así poseer la energía, valor y nobleza de la presa cazada. La carne y la sangre fortalecieron su cuerpo más que los frutos antes tomados.
-Yo también quiero comer de su corazón -dijo Aedai.
-¿Tú? -Iedur la miraba asombrado.
La chica alzó orgullosamente la barbilla.
-Olvidas que yo también cacé hoy. Maté a Taugh arrojándole una piedra. Su cabeza es mía.
-Es cierto -afirmó Iedur-. Hoy te has comportado como una verdadera guerrera.
Aedai sonrió, llena de placer. Iedur cortó un pedazo grueso del corazón y se lo dio a Aedai. La chica, mientras lo comía, manchando su bello rostro de sangre fresca, miraba pícaramente a Iedur. Él la llamó con un dedo y ella se acercó.
-Aún no he olvidado lo que te dije esta mañana -dijo el muchacho, clavándole los ojos-. Prometí domarte como a un animalillo salvaje, prometí que nunca te separarías de mi lado.
Ella apoyó una mano dulcemente en su hombro derecho.
-Si fueras mi amo... -dijo, casi susurrando, acercándose más a él- debería hasta de comer de tu mano.
-Cierto -respondió Iedur.
Aedai le cogió la diestra y comenzó a chuparla cuidadosamente, sin dejar de mirar fijamente a los ojos de Iedur, hasta que los dedos, la palma y el dorso quedaron limpios de sangre y brillantes. El chico comprendió por qué se había interesado por ella, evitando al resto de las chicas. Ellas aún eran niñas, jovencitas. Aedai, a pesar de su edad, era toda una mujer.
La tomó por la cintura. Sin delicadeza alguna la atrajo hacia sí. Se besaron con fuerza durante largo rato. Iedur comprendió que se podía ser un buen guerrero con una mujer como aquella a su lado. De hecho, deseaba tenerla junto a él hasta el final de sus días.
-Hoy has cazado más que cabezas -le dijo Iedur-. Hoy me has cazado a mí. Eres una espléndida cazadora. La mejor.
-Cázame tú a mí -respondió Aedai.
Volvieron a besarse. Después, dejaron de ser niños y amigos.
Cortaron el resto de cabezas. Como deseara Aedai, la testa de Taugh acabó colgando de su femenina cadera. El cráneo del Finn aparecía deformado debido a la caída por el precipicio, pero pocas mujeres guerreras del poblado habían obtenido un trofeo de tal calibre a tan corta edad.
Del cinto de Iedur pendían cuatro testas. Como sentía un gran respeto por Corm, la del mayor de los Finn colgó de su cadera derecha y las tres restantes de la izquierda.
Al anochecer, los dos estaban sentados sobre la hierba, arriba de los acantilados, observando la puesta de Sol sobre el mar. Aedai apoyaba su cabeza sobre el hombro de Iedur. El gran disco solar amielaba rojizamente las olas. El muchacho compartió el amor que ella sentía hacia el mar. Se sintió embargado por una gran dicha.
Al fin, hubieron de irse. Iedur sonreía. Imaginaba a los parientes de los dos.
Con toda seguridad los castigarían cruelmente por su escapada, la tardanza en llegar y por lo que suponían (con razón) había hecho la pareja en la soledad de los acantilados. Mas también sabía que Connbraugh, tras arrancarle las posaderas con su cinto de cuero, le interrogaría interesado acerca de cómo fue el combate contra los Finn. A partir de aquel día los hombres tratarían a Iedur con
respeto. Las cabezas embalsamadas de los cuatro hermanos adornarían su morada, para orgullo de su madre, su hermano y él mismo. En la próxima contienda los guerreros contarían con él, tratándolo de igual a igual.
Miró a Iedur y la besó. Como los dos habían planeado, en la próxima primavera los casaría Bran, el druida, bajo los almendros cargados de blancas y suaves flores. Habría bailes, alegría y juegos.
Iedur sintió el corazón a punto de estallar de felicidad. Apretó aún más contra sí a Aedai y continuaron su camino hacia la aldea.

-

INTERESANTES

¿QUIERES SALIR AQUI? ; ENLAZAME

-

Twitter

.

Etiquetas

h. p. lovecraft (122) relato (114) cuento (76) Stephen King (63) gotico (60) GIBRÁN KHALIL GIBRÁN (57) Robert Bloch (50) terror (48) lovecraft (46) guy de maupassant (44) Lord Dunsany (43) anne rice (39) horror (37) maupassant (37) scifi (35) Edgar Allan Poe (31) cuentos (28) ambrose bierce (27) Jorge Luis Borges (26) oscar wilde (26) los mitos de cthulhu (24) algernon blackwood (23) poema (23) ray bradbury (23) blood gothic (22) august derleth (21) dark (21) enlaces (21) 1ªparte (20) bloodgothic.blogspot.com (20) demonios (19) imagenes (19) poemas (19) 2ªparte (18) mario benedetti (18) vampiros (18) capitulo del necronomicon (17) h.p. lovecraft (17) poesia (17) relatos (16) Clark Ashton Smith (15) Horacio Quiroga (15) amanecer vudú (15) musica (15) alejandro dumas (14) becquer (13) blood (13) gothic (13) underground (13) Philip K. Dick (12) amor (12) charles dickens (12) fantasia (12) fredric brown (12) pulp (12) poe (11) EL BAR DEL INFIERNO (10) Howard Phillips Lovecraft (10) el vampiro (10) las mil y una noche (10) necronomicon (10) vampiro (10) Charles Bukowski (9) el hombre ilustrado (9) friedrich nietzsche (9) gibran khalil gibran (9) lilith (9) onirico (9) paul auster (9) subrealismo (9) terror onirico (9) victoriano (9) 2 (8) Andrés Díaz Sánchez (8) Fantasmagoría (8) Isaac Asimov (8) Lewis Carroll (8) Yukio Mishima (8) arte (8) cuento de amor (8) cuento gotico (8) diccionario (8) el extraño (8) fantasmas (8) franz kafka (8) king (8) psicodelicos (8) realidad (8) vamp (8) varios (8) videos (8) Bram Stoker (7) El Castillo de Otranto (7) Selección (7) autor novel (7) cthulhu (7) cuento corto (7) cuento onirico (7) demonologia (7) entrevista con el vampiro (7) guy (7) julio cortazar (7) mitos (7) novel (7) novela (7) oscuro (7) psi-ci (7) recopilacion (7) seleccion (7) sentimientos (7) shelley (7) tatuajes parlantes (7) un mundo feliz (7) 2ª parte (6) ALFRED BESTER (6) ANTON CHEJOV (6) Bestiario (6) Douglas Adams (6) LA VOZ DEL DIABLO (6) LAS BRUJAS DE MAYFAIR (6) RESIDENT EVIL (6) Rubén Darío (6) Selecciones (6) bukowsky (6) clive barker (6) crepusculo (6) cuento victoriano de amor (6) darknes (6) el paraiso perdido (6) el pasillo de la muerte (6) ficcion (6) john milton (6) la metamorfosis (6) mary (6) meyer stephenie (6) pandora (6) rammstein (6) ramsey campbell (6) realidad sucia (6) stephen (6) vampirismo (6) 3ªparte (5) ALEXANDRE DUMAS (5) ANGELES (5) ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA (5) Charles Nodier (5) En busca de la ciudad del sol poniente (5) Flores de las Tinieblas (5) Lord des Morte (5) Marqués de Sade (5) aire frio (5) al azif (5) angel oscuro (5) aventuras (5) charles bukowsky (5) dioses (5) el cazador de sueños (5) el ceremonial (5) el demonio de la peste (5) el horla (5) gotica (5) henry kuttner (5) la casa del pasado (5) la hermandad negra (5) lavey (5) leyendas (5) libros (5) links (5) relato corto (5) wikipedia (5) Aldous Huxley (4) BRIAN W. ALDISS (4) CUESTION DE ETIQUETA (4) Drácula (4) Dylan Thomas (4) EL BESO SINIESTRO (4) EL RUISEÑOR Y LA ROSA (4) EL templo (4) ENTRADAS (4) Edmond Hamilton (4) Federico García Lorca (4) Historias de fantasmas (4) LIBROS DE LA UNIDAD (4) LOS MISERABLES (4) Las Mil y Una Noches (4) Los Fantasmas (4) Los Versos Satánicos (4) Poemas vampíricos (4) Poul Anderson (4) Richard Matheson (4) Robert E. Howard (4) Rudyard Kipling (4) Una Voz En La Noche (4) William Hope Hodgson (4) allan (4) anime (4) anonimo (4) avatars (4) chuck palahniuk (4) citas (4) colleen gleason (4) comentario (4) cuento gotico-victoriano (4) cyberia (4) de lo mejor de paul auster (4) diablos (4) donde cruzan los brujos (4) edgar (4) el diablo (4) el retrato de dorian gray (4) el sabueso (4) el wendigo (4) espiritus (4) fantastico (4) frankestein (4) frases (4) galeria (4) goticos (4) hechizos (4) historias (4) infierno (4) jorge fondebrider (4) la ciudad sin nombre (4) la hermosa vampirizada (4) letra (4) licantropia (4) los amados muertos (4) mito (4) muerte (4) saga vampiros (4) salman rushdie (4) schahrazada (4) twilight (4) victor hugo (4) voces de oscuridad (4) 1984 (3) 3 (3) 666 (3) A n n e R i c e (3) A r m a n d (3) AL ABISMO DE CHICAGO (3) ALGO LLAMADO ENOCH (3) Al otro lado del umbral (3) Alejandro Dolina (3) Apariciones de un Ángel (3) Arthur Machen (3) BOB SHAW (3) Brian Lumley (3) CRONICAS VAMPIRICAS 2 (3) Corto de Animación (3) Dan Brown (3) Días de ocio en el Yann (3) E. Hoffmann Price (3) E. T. A. Hoffmann (3) EL DESAFÍO DEL MAS ALLÁ (3) EL FANTASMA DE CANTERVILLE (3) EL HORROR OCULTO (3) EL LADRON DE CUERPOS (3) EL TEMPLO DEL DESEO DE SATÁN (3) EL TIEMPO ES EL TRAIDOR (3) El Espectro (3) El Libro Negro (3) El espectro de madam Crowl (3) El morador de las tinieblas (3) El príncipe feliz (3) Emisario Errante (3) En la cripta (3) Frank Kafka (3) Fritz Leiber (3) Ghost in the Shell (3) Giovanni Papini (3) Gitanjali (3) Hombre con manías (3) J. Ramsey Campbell (3) JOSEPH PAYNE BRENNAN (3) John Stagg (3) Jr. (3) LA BIBLIOTECA DE BABEL (3) LA CONFESIÓN (3) LA EXTRAÑA CASA EN LA NIEBLA (3) LA IGLESIA DE HIGH STREET (3) LA MARCA DE LA BESTIA (3) LA RISA DEL VAMPIRO (3) LAS RUINAS CIRCULARES (3) La Jaula (3) La Trilogía de Nueva York (3) Mercenarios del Infierno (3) Miguel Hernández (3) Palomos Del Infierno (3) Pío Baroja (3) Rafael Alberti (3) Thanatopia (3) Théophile Gautier (3) Tomás Moro (3) Un Sueño en un Sueño (3) abraham merrit (3) alas rotas (3) alien (3) alquimia (3) amuletos (3) angeologia (3) antiguas brujerias (3) antologia (3) apocalipsis (3) biografia (3) cain (3) carrie (3) charles baudelaire (3) cronicas vampiricas (3) cuento victoriano (3) cuentos del siglo XIX (3) danza macabra (3) dark . gotico (3) david langford (3) de profundis (3) definicion (3) el abismo en el tiempo (3) el alquimista (3) el demonio en la tierra (3) el exorcista II (3) el libro negro de alsophocus (3) el loco (3) el mono (3) el sacrifico (3) el superviviente (3) el vampiro estelar (3) ensayo (3) escritor novel (3) exorcismo (3) fabula (3) fabulas (3) filosofia (3) frank b. long (3) goth (3) gotic (3) guion (3) helena petrovna blabatsky (3) himno al dolor (3) historias de terror (3) inquisicion (3) introduccion (3) john baines (3) john william polidori (3) justine (3) la casa maldita (3) la casa tellier (3) la ciudad de los muertos (3) la llamada de cthulhu (3) la sombra fuera del espacio (3) la tumba (3) las flores del mal (3) legion (3) leyenda (3) lisa tuttle (3) lo innombrable (3) locura (3) lord byron (3) los brujos hablan (3) los gatos de ulthar (3) luna sangrienta (3) mail (3) martín s. warnes (3) maturin (3) mein teil (3) melmoth el errabundo (3) milowishmasterfox (3) neorealismo (3) nombres (3) nombres demoniacos (3) oscuros (3) pacto de sangre (3) pensamientos (3) poemas en prosa (3) poesias (3) polaris (3) que viene el lobo (3) rabindranat tagore (3) ratas (3) rimas (3) roald dahl (3) robert silverberg (3) rosenrot (3) rostros de calabera (3) satanismo (3) snake (3) sueño (3) suicidas (3) teatro (3) vida (3) vudu (3) yveline samoris (3) Ángeles y demonios (3) 1 (2) 4ªparte (2) A. Bertram Chandler (2) ABANDONADO (2) ALBERT FISH (2) Akira (2) Alfonso Linares (2) Algunos Poemas a Lesbia (2) Antonio Gala (2) Aparicion (2) Astrophobos (2) Ayer... hace tanto tiempo (2) BETHMOORA (2) Blade Runner (2) Brad Steiger (2) C. M. EDDY (2) CELEPHAÏS (2) CHICKAMAUGA (2) CONFESIONES DE UN ARTISTA DE MIERDA (2) CORAZONADA (2) Carrera Inconclusa (2) Charon (2) Christian Jacq (2) Clarimonda (2) Cowboy Bebop (2) Cyberpunk (2) Cómo Ocurrió (2) E D G A R A L L A N P O E (2) E. F. Benson (2) EL ASESINO (2) EL BAUTISMO (2) EL BESO (2) EL CABALLERO (2) EL CENTRO DEL INFIERNO (2) EL DESIERTO (2) EL DIABLO EN EL CAMPANARIO (2) EL EXORCISTA (2) EL FANTASMA Y EL ENSALMADOR (2) EL GOLEM (2) EL GRITO DEL MUERTO (2) EL JARDÍN DEL PROFETA (2) EL OTRO YO (2) EL PISO DE CRISTAL (2) EL PRESUPUESTO (2) EL RETRATO DE ROSE MADDER (2) EL SÉPTIMO CONJURO (2) EL VAGABUNDO (2) EL ÁRBOL (2) Ecos (2) El Conde de Montecristo (2) El Cuerno Del Horror (2) El Dr. Jekyll y Mr. Hyde (2) El Funeral de John Mortonson (2) El Hombre De Arena (2) El Monte de las Ánimas (2) El Puñal (2) El Que Cierra El Camino (2) El Sacrificio (2) El Tulipán Negro (2) El Valle Perdido (2) El Visitante Y Otras Historias (2) El artista del hambre (2) El ciclo del hombre lobo (2) El clérigo malvado (2) El gato del infierno (2) El gato negro (2) El homúnculo (2) El legado (2) El miedo (2) El rapto de la Bella Durmiente (2) El saber mágico en el Antiguo Egipto (2) El árbol de la colina (2) Elogio de la locura (2) En la noche de los tiempos (2) Estirpe de la cripta (2) Fuera de Aquí (2) GUARDIANES DEL TIEMPO (2) GUSTAVO ADOLFO BECQUER (2) Gustav Meyrink (2) H. Barlow (2) H.P.Lovecraft (2) HERMANN HESSE (2) Harlan Ellison (2) Hasta en los Mares (2) Historia (2) Historia Del Necronomicon (2) Historia de fantasmas (2) Hocus Pocus (2) ICARO DE LAS TINIEBLAS (2) INTERNET (2) JUANA INES DE LA CRUZ (2) Jack Vance (2) John Sheridan Le Fanu (2) José Luis Velarde (2) Kurt Vonnegut (2) LA BIBLIA SATANICA (2) LA BÚSQUEDA (2) LA CAIDA DE BABBULKUND (2) LA DECLARACIÓN DE RANDOLPH CARTER (2) LA FARSA (2) LA LOTERÍA DE BABILONIA (2) LA MUERTA ENAMORADA (2) LA MUERTE (2) LA MUSA DE HYPERBOREA (2) LA PERLA (2) LAS LEGIONES DE LA TUMBA (2) LESTAT EL VAMPIRO (2) LOS VERSOS SATANICOS (2) La Bestia en la Cueva (2) La Calle (2) La Casa de la Pesadilla (2) La Habitación Cerrada (2) La Monja Sangrienta (2) La Tortura de la Esperanza (2) La Verdad (2) La chica más guapa de la ciudad (2) La conspiración Umbrella (2) La marquesa de Gange (2) La noche de los feos (2) La pasión turca (2) Letras (2) Los Sueños de la Casa de la Bruja (2) Los crímenes que conmovieron al mundo (2) Los ojos de la momia (2) Los reyes malditos (2) Los tres mosqueteros (2) MAGOS (2) MARIO BENEDETTI - LA MUERTE (2) MINORITY REPORT (2) MOBY DICK (2) MUJERES (2) Mark Twain (2) Morella (2) Narrativa gótica (2) No hay camino al paraíso (2) PABLO NERUDA (2) POPSY (2) PUNTERO IZQUIERDO (2) R. L. Stevenson (2) RADIO FUTURA (2) ROSTRO DE CALAVERA (2) Rabindranath Tagore (2) Retornos de una sombra maldita (2) Robert A. Heinlein (2) SAMAEL AUN WEOR (2) SATANAS (2) SU VIDA YA NO ES COMO ANTES (2) SUPERVIVIENTE (2) Sherry Hansen Steiger (2) The Last Vampire (2) Thomas M. Disch (2) UN DÍA DE CAMPO (2) UTOPIA (2) Un habitante de Carcosa (2) Un juguete para Juliette (2) Una mujer sin importancia (2) Una tienda en Go-by Street (2) V.O. (2) VELANDO EL CADÁVER (2) Vida después de la Muerte (2) Vida y Muerte (2) Villiers de L'Isle-Adam (2) Vinum Sabbati (2) YO CRISTINA F. (2) a la puta que se llevó mis poemas (2) a las aguas (2) a un general (2) agonico (2) al amor de mi vida (2) aladino (2) alaide floppa (2) alas nocturnas (2) albunes (2) alexandre (2) amistad (2) andres diaz sanchez (2) angel de la muerte (2) animas y fantasmas (2) anime-blood (2) antonio machado (2) apocaliptico (2) arena y espuma (2) arthur c. clarke (2) asesinato (2) baudelaire (2) bequer (2) blancanieves (2) brujas (2) busqueda (2) c. m. eddy jr. (2) cabala (2) capitulo suelto (2) caronte (2) castigo (2) catolico (2) cementerios (2) ciberespacio (2) ciberpunk (2) cielo (2) ciudad de cristal (2) ciudad vampiro (2) coleccion (2) colette gothic darknes (2) comics (2) computadora (2) conjuros (2) cortos (2) costazar (2) creepwar.gotico (2) cria cuervos (2) cruelmente romantica (2) cuento amor (2) cuentos coliniales de terror (2) cuentos cortos (2) cuentos de canterbury (2) cuentos de un soñador (2) cumbres borrascosas (2) dagon (2) death (2) demonio (2) depeche mode (2) diagnostico de muerte (2) dios (2) disciplinas de vampiro (2) dolor (2) don juan (2) dracula (2) e l v a m p i r o (2) ecce homo (2) el (2) el abismo (2) el anticristo (2) el arbol de la vida (2) el caballero de la maison rouge (2) el canibal de rotenburgo (2) el caos reptante (2) el club de la lucha (2) el club de los suicidas (2) el coche del diablo (2) el disco (2) el dueño de rampling gate (2) el elixir de larga vida (2) el entierro (2) el espectro del novio (2) el evangelio de los vampiros (2) el fabricante de ataúdes (2) el fantasma de la opera (2) el gran inquisidor (2) el hijo (2) el jinete en el cielo (2) el joven lovecraft (2) el palacio de la luna (2) el pantano de la luna (2) el profeta (2) el signo (2) ellinson (2) elogio de tu cuerpo (2) emily bronte (2) entendimiento (2) entre sueños (2) epistola (2) escritor (2) espacio (2) esperanza (2) esquizofrenia (2) eva (2) fin (2) fiodor dostoiesvski (2) fobia (2) fragmentos del necronomicon (2) frankenstein (2) g. a. becquer (2) gabriel garcia marquez (2) genesis (2) gothic darknes (2) gracia torres (2) guerra (2) guillotina (2) h. (2) hada (2) harry harrison (2) hazel heald (2) hechizo (2) herman hesse (2) historia / ficcion (2) historia real (2) hombre-lobo (2) honore de balzac (2) horror en el museo (2) indice (2) ingles (2) intriga (2) introductoria (2) italo calvino (2) juego (2) juguemos a los venenos (2) kafka (2) kir fenix (2) la carta robada (2) la catedra de lucifer (2) la cosa en el dormitorio (2) la creacion (2) la cruz del diablo (2) la dama de las camelias (2) la habitacion cerrada (2) la hoya de las brujas (2) la imagen de la muerte (2) la maquina de follar (2) la muerte y la condesa (2) la noche boca arriba (2) la novia del hombre caballo (2) la piedra negra (2) la torre oscura (2) lacrimosa (2) leyes (2) lhiliht (2) libro (2) literatura (2) los habitantes del pozo (2) los otros dioses (2) los perros de tindalos (2) los zuecos (2) m. r. james (2) milady (2) miskatonic (2) misterio (2) morfina (2) morgue (2) mp3 (2) music (2) mª. covadonga mendoza (2) narracion ocultista (2) nobel (2) noir (2) nota (2) notas (2) nuestros primos lejanos (2) nuevas cronicas vampiricas (2) occidente (2) ocultismo (2) on-line (2) oriente (2) orson scott card (2) p. (2) paris (2) paulo coelho (2) pecados (2) peter blatty (2) poderes (2) primigenio (2) prometeo (2) prosas luciferinas (2) psico (2) r.l. stevenson (2) reglas (2) relato amor (2) religion-ficcion (2) reliquia de un mundo olvidado (2) revelacion (2) revolucion francesa (2) ritual (2) rituales (2) robert a. lowndes (2) robert louis stevensont (2) roger zelazny (2) roll (2) romancero gitano (2) romanticismo (2) rpg (2) saki (2) sangre (2) serie cronicas vampiricas gardella (2) simbolismo (2) suicidio (2) sumario (2) surrealismo (2) taisha abelar (2) tetrico (2) the best (2) the cure (2) tragedia (2) traidor (2) un dia en el confin del mundo (2) una cruz de siglos (2) varios autores (2) varios cuentos (2) vaticano (2) video (2) violin (2) vistoriano (2) washington irving (2) willian blatty (2) ¿QUO VADIS? (2) ÁNGELES IGNORANTES (2) Ángela (2) "Vivo sin vivir en mí" (1) (1515-1582) (1) (1816) (1) (1934) (1) + y - (1) -- ANONIMO (1) -- EL HORROR DE DUNWICH (1) . EL PROFETA ERMITAÑO (1) . LA SANTA COMPAÑA . (1) . La locura del mar (1) . Luis Cernuda (1) . VENOM (1) .El Club del Ataúd. (1) .ecunemico (1) .rar (1) 100 (1) 13 fantasmas (1) 17THIS SECRET HAS TO BE KEPT by you from anyone else (1) 1809-1849 (1) 1810 (1) 1812 (1) 1862 (1) 1918/19 (1) 1939-1941? (1) 1ª parte (1) 1ªmujer (1) (1) 26 CUENTOS PARA PENSAR (1) 2parte (1) 2ª Serie (1) (1) 2ºlibro (1) 2ºlibro de nuevas cronicas vampiricas (1) 334 (1) 360º (1) 3:47 a.m. (1) 4 (1) 5 (1) 6 (1) 7 pecados capitales (1) 84 de charing cross road (1) (1) 9000 años (1) A LA ESPERA (1) A M B R O S E B I E R C E (1) A imagen y semejanza (1) A restos.. de ti (1) A través de la puerta de la llave de plata (1) A través de las puertas de la llave de plata (1) A. E. VAN VOGT (1) A. MERRIT (1) A. Merritt (1) A.R. Ammons (1) A: lord Alfred Douglas (1) ABAJO (1) ABONO PARA EL JARDÍN (1) ABUELITO (1) ACERO -- Richard Matheson (1) ADEFESIA (1) AGENTE DEL CAOS (1) AL MAGNIFICO LORENZO DE MÉDECIS (1) AL OTRO LADO (1) ALGUIEN ME APRECIA AHÍ ARRIBA (1) ALGÚN QUE OTRO ANIMAL (1) ALMAS EN PENA (1) AMADEO KNODLSEDER (1) AMANECER EN MERCURIO (1) AMANECER VUDU (1) AMBROSE GWINET BIERCE (1) AMERICAN ZOMBIE (1) AMOR Y ODIO (1) ANDREA SOL (1) ANGEL DE LUZ (1) ANIUTA (1) ANTES DEL ESPECTÁCULO (1) APARECIÓ CAÍN (1) APRENDED GEOMETRIA (1) AQUEL VIEJO (1) ARMAGEDON Fredric Brown (1) ARTHUR JERMYN (1) ASESINOS SATÁNICOS (1) AYER (1) Abraham Merritt (1) Abraza la oscuridad (1) Acorralado (1) Ad Lucem (1) Adam Kadmon (1) Adan (1) Adiós al siglo XX (1) Adolf Hitler (1) Afuera (1) Agatha Christie (1) Ahmad Ibn Ata'Illah (1) Alan Barclay (1) Albertina desaparecida (1) Alejandro Pushkin (1) Alejo Carpentier (1) Aleksandr Nikoalevich Afanasiev (1) Aleksandr Pushkin (1) Alfred E. Van Vogt (1) Alfred Elton van Vogt (1) Algernoon Blackwood (1) Alien earth (1) Amityville (1) Ana María Matute (1) Anatoli Dneprov (1) Andrei Chikatilo (1) Andrógino (1) Animismo (1) Anne Brontë (1) Another Google Bot (1) Antiguas brujerías (1) Antipoemas (1) Antología (1) Anubis (1) Anónimo (1) Appleseed (1) Aramis (1) Arcipreste de Hita (1) Armand (1) Asesinado Al Pie De Un Altar Vudú (1) Asimov (1) Atentamente suyo Jack el Destripador (1) Atentamente suyo. Jack el Destripador (1) Athos (1) August W. Derleth (1) Auguste Villiers de l'lsle‑Adam (1) Augusto Monterroso (1) Augustus Hare (1) Autobiografía (1) Auténtico Amor (1) Ayuda Alienígena (1) BAJO LAS PIRÁMIDES H. P. LOVECRAFT (1) BARBA AZUL (1) BERTA (1) BLANCO Y AZUL (1) BOCCACCIO (1) BOITELLE (1) BOLA DE SEBO (1) Bacarat (1) Balada nupcial (1) Barry Longyear (1) Battle Angel Alita (1) Bibliografía (1) Biblioteca (1) Boogiepop Phamtom (1) Breve comentario sobre la esquizofrenia (1) Bruce Sterling (1) Bubblegum Crisis (1) C. L. MOORE (1) C. S. Lewis (1) C.L. Moore (1) CABEZA DE CONO (1) CANCIÓN DE AMOR (1) CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA (1) CARTA A UN FÉNIX (1) CARTA DE UN LOCO (1) CARTAS (1) CASTIGOS (1) CEREMONIAL (1) CHARLES PERRAULT (1) CHERTOGON (1) CIBER-DARK (1) COCAINA (1) COCO.COCO. COCO FRESCO (1) COMO PARA CONFUNDIRSE (1) COMPLICIDAD PREVIA AL HECHO (1) CON DIOS (1) CONFESIONES DE UNA MUJER (1) CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 (1) CONVERSIONES (1) COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE (1) CORTÁZAR (1) COTO DE CAZA (1) CRONICAS VAMPÍRICAS 2 (1) CRÍTICA AL CRISTIANISMO Y A LA SOCIEDAD (1) CUADERNO HALLADO EN UNA CASA DESHABITADA (1) CUENTOS DE AMOR. DE LOCURA Y DE MUERTE (1) CUERPO Y ALMA (1) Cabeza de Lobo (1) Camilo José Cela (1) Canaan negro (1) Canción del pirata (1) Cannibal Corpse (1) Canon Pali (1) Carmilla (1) Carolina (1) Cartas Desde La Tierra (1) Casi Extinguidos (1) Catastrofe Aerea (1) Catherine Crowe (1) Catulo (1) Charles Dickens El guardavías (1) Charles Grant (1) Charles Nightingale (1) Chaugnar Faugn (1) Chica gótica (1) Chitterton House (1) Chris Chesley (1) Christopher Marlowe (1) Ciencia Ficción (1) Cine (1) Claudia (1) Colección (1) Conan (1) Conoce la Ciudad Gótica en 3D (1) Conología de la caza de hackers (1) Conquístate a ti mismo y conquistarás al mundo (1) Conversación (1) Corazones Perdidos (1) Corman (1) Cosas Zenna Henderson (1) Crom (1) Crumtuar y la Diosa (1) Cría cuervos (1) Cuando los cementerios son una atracción (1) Cuarta parte (1) Cynthia Asquith (1) CÁTULO (1) Cómo mueren los mitos (1) D'Artagnan (1) DAGÓN (1) DANTE ALIGHIERI (1) DE COMO EL Dr. JOB PAUPERSUM LE TRAJO ROSAS ROJAS A SU HIJA (1) DE COMO LLEGO EL ENEMIGO A THULNRANA (1) DE SADE (1) DECAMERON (1) DEL MÁS ALLÁ (1) DELENDA EST... (1) DESPERTARES (1) DIABLO (1) DICCIONARIO DE ÁNGELES (1) DICCIONARIO DEL DIABLO (1) DIÁLOGO SOBRE LA PENA CAPITAL (1) DOBLE CREER (1) DOS POEMAS (1) DOS SERES IGUALES (1) Dan Brown Ángeles y demonios (1) Dark Gotico (1) Dark Icarus (1) David F. Bischoff (1) De guardia (1) Death Fails (1) Del toro (1) Demonios babilónicos (1) Demoníacos (1) Dennis Etchison (1) Dentro de mí (1) Deportacion (1) Depresión (1) Der Vampir (1) Derek Rutherford (1) Descargo de responsabilidad (1) Desde Lugares Sombríos (1) Desert Punk (1) Diagnóstico de Muerte (1) Diccionario De Relaciones Y Sexo (1) Diccionario de Símbología (1) Donde habite el olvido XII (1) Douglas Rushkoff (1) Dr. Bloodmoney (1) Duelo (1) Dulces para esa dulzura (1) E L E N T I E R R O P R E M A T U R O (1) E L E N T I E R R O P R E M A T U R O (1) E L A N T I C R I S T O (1) E-volution (1) E. M. Johnson (1) E.F.Benson (1) E.T.A. Hoffmann (1) EL ABONADO (1) EL ABUELO ASESINO (1) EL ALEPH (1) EL ALEPH ficcion (1) EL ALMOHADON DE PLUMAS (1) EL ARISTÓCRATA SOLTERÓN (1) EL ARMARIO (1) EL ARO (1) EL ASESINATO DE DIOS (1) EL BARON DE GROGZWIG (1) EL BARRILITO (1) EL BICHO DE BELHOMME (1) EL BIGOTE (1) EL CARDENAL NAPELLUS (1) EL CETRO (1) EL CLUB DE LUCHA (1) EL CONDE DE MONTECRISTO II (1) EL CONDE DE MOTECRISTO (1) EL CONDUCTOR DEL RAPIDO (1) EL COTTAGE DE LANDOR (1) EL CRIMEN DE LORD ARTHUR SAVILLE (1) EL CRIMINAL Y EL DETECTIVE (1) EL CUENTO FINAL DE TODOS LOS CUENTOS (1) EL DEMONIO DE LA PERVERSIDAD (1) EL DIENTE DE BALLENA (1) EL DIOS SIN CARA (1) EL DUEÑO DE RAMPLING GATE (1) EL ERMITAÑO (1) EL FINAL (1) EL FLASH (1) EL FRUTO DE LA TUMBA (1) EL GATO Y EL RATÓN (1) EL GRABADO EN LA CASA H. P. LOVECRAFT (1) EL GRAN GRIMORIO (1) EL HOMBRE DE LA CALAVERA (1) EL HURKLE ES UN ANIMAL FELIZ (1) EL INCORREGIBLE BUITRE DE LOS ALPES (1) EL JOVEN GOODMAN BROWN (1) EL JUEGO DE LOS GRILLOS (1) EL JUEGO DE PELOTA EN RAMTAPUR (1) EL LIBRO DE LO INCREÍBLE (1) EL LIBRO DE LOS SERES IMAGINARIOS (1) EL MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO (1) EL MESMERISMO (1) EL METRONOMO (1) EL MUNDO AVATAR: ANDY WARHOL (1) EL NECRONOMICON (1) EL NUMERO QUE SE HA ALCANZADO (1) EL OJO SIN PARPADO (1) EL ORACULO DE SADOQUA (1) EL ORINAL FLORIDO (1) EL ORO (1) EL OTRO VAGABUNDO (1) EL PESCADOR DEL CABO DEL HALCON (1) EL PRECURSOR (1) EL REGRESO (1) EL RELÁMPAGO (1) EL REY (1) EL REY DE HIERRO (1) EL ROBLE HA CAÍDO (1) EL RÍO (1) EL SEXO FRIO (1) EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO (1) EL SUEÑO DEL REY KARNA-VOOTRA (1) EL SUSURRADOR EN LA OSCURIDAD (1) EL TRUEQUE (1) EL USURPADOR DE CADAVERES (1) EL VALLE DE LOS DIOSES (1) EL VAMPIRO ARMAND (1) EL VAMPIRO ARMAND (1) EL VENGADOR DE PERDONDARIS (1) EL VIUDO TURMORE (1) EL ZOPILOTE (1) EL _ ALEPH (1) EL cantar del exangel (1) EL ÚLTIMO EXPERTO (1) ELIGE TU DESTINO (1) ELISA BROWN (1) EN EL BOSQUE DE VILLEFERE (1) EN EL CREPUSCULO (1) EN ESTADO LATENTE (1) EN LA FERIA (1) EN ZOTHIQUE (1) Eco (1) Edad Media (1) Edgar Allan Poe El Cuervo (1) Edward Bulwer-Lytton (1) Edward Lucas White (1) El Almohadón de Plumas (1) El Arte de la Estrategia (1) El Asirio (1) El BAR II (1) El Barril de Amontillado (1) El Boogie Del Cementerio (1) El Borametz (1) El Buque Fantasma (1) El Carbunclo Azul (1) El Caso de los Niños Deshidratados (1) El Centinela (1) El Clan De Los Parricidas (1) El Club del Ataúd (1) El Corsario (1) El Crimen Invisible (1) El Cuarto en la Torre (1) El Dios de los Brujos (1) El Dios-Monstruo De Mamurth (1) El Dragón (1) El Eclipse (1) El Espejo De Nitocris (1) El Gigante Egoista (1) El Gris Gris En El Escalón De Su Puerta Le Volvió Loco (1) El Haschich (1) El Hombre Del Haschisch (1) El Hombre que Soñó (1) El Hueco (1) El Mago de Oz (1) El Mensajero de la Muerte (1) El Misterio del Mary Celeste (1) El Nuevo Acelerador (1) El Nuevo Acelerador Herbert George Wells. (1) El Príncipe (1) El Regalo de los Terrestres (1) El Rey Estelar (1) El Ritual (1) El Ruido de un Trueno (1) El Sacerdote Y Su Amor (1) El Signo Amarillo (1) El Underground digital (1) El Vengador de Perdóndaris (1) El Violador de la Moto (1) El Visitante Y Otras Historias Dylan Thomas (1) El Yoga (1) El amor de mi vida (1) El aprendiz de brujo. (1) El armonizador (1) El cadillac de Dolan (1) El camaleón (1) El campamento del perro (1) El cartero del rey (1) El caso de Charles Dexter Ward (1) El cuarto de goma (1) El demonio en Ceirno (1) El duque de L'Omelette (1) El espejo de Ko Hung (1) El extraño vuelo de Richard Clayton (1) El francotirador cazado (1) El grimorio del papa Honorio (1) El guardián entre el centeno (1) El horror del montículo (1) El informe del inspector Legrasse (1) El jardín de Adompha (1) El jardín del tiempo (1) El judío errante (1) El judío errante.Thomas M. Disch (1) El mal de la muerte (1) El muchacho que escribia poesia (1) El mundo que ella deseaba (1) El pararrayos (1) El pecado de Hyacinth Peuch (1) El perfume (1) El pescador del Cabo del Halcón (1) El pescador y su alma (1) El puñal del godo (1) El que acecha en la oscuridad (1) El que susurraba en las tinieblas (1) El roble de Bill (1) El sexo y yo (1) El soldado y la muerte (1) El telar (1) El terror volvió a Hollywood (1) El Árbol de las Brujas (1) El árbol de la buena muerte (1) El árbol de oro (1) El último sueño del viejo roble (Cuento de Navidad) (1) Eliphas Lévi (1) Ellen Schreiber (1) Empirismo (1) En donde suben y bajan las mareas (1) En el Calor de la Noche (1) En persona (1) Ensayo al viejo estilo (1) Erasmo de Rotterdam (1) Erecciones (1) Eres tan bella como una flor (1) Ergo Proxy (1) Eric Frank Russell (1) Eric Lavín (1) Escéptico (1) Ese Gran simulacro (1) Esoterismo (1) Esta noche se rebelan las estrellas (1) Estilo gótico (1) Exhibiciones (1) Eyaculaciones (1) F R I E D R I C H N I E T Z S C H E (1) FABULAS Y SIMBOLOS (1) FBI (1) FEMINISTAS (1) FESTIVAL DEL TESTÍCULO (1) FICCIONES (1) FLUYAN MIS LÁGRIMAS DIJO EL POLICÍA (1) FRANCIS MARION CRAWFORD (1) FRANK BELKNAP L. (1) FRASES DE POLÍTICOS (1) FREDIE MERCURY (1) FUERA DE ESTE MUNDO (1) Factotum (1) Fahrenheit 451 (1) Farenheit 451 (1) Feuerräder (1) Fiel amigo (1) Flautistas en el bosque (1) Fondo Monetario (1) Frank Belknap Long (1) Frankenstein o el moderno Prometeo (1) Franz Harttmann (1) Fred Saberhagen (1) Frederick Marryat (1) Frederick pohl (1) Freud (1) Fruto negro (1) Fuego Brillante (1) Fuego infernal (1) G. A. BEQUER (1) GENTE REUNIDA (1) GIBRÁN KHALIL GIBRÁN LADY RUTH (1) GIGANTE (1) GITANO (1) GOTHICPUNK (1) GUARDIANES DEL TIEMPO EXTRAÑOS TERRÍCOLAS ORBITA ILIMITADA ONDA CEREBRAL UN MUNDO EN EL CREPUSCULO (1) GUERRA DE ALADOS (1) GUIA DEL AUTOESTOPISTA GALACTICO (1) Gardner F. Fox (1) Gastón (1) Gauguin (1) Geoffrey Chaucer (1) George Berkeley (1) George Gordon Byron (1) George Langelaan (1) George Orwell (1) Ghost lover (1) Gilbert Thomas (1) Gordon Leigh Bromley (1) Gottfried Benn (1) Greg Egan (1) Grimoires (1) Guión para Alíen III (1) Gustave Flaubert (1) Génesis (1) Gómez (1) H. G. WELLS (1) H. P. Lovecraft LA BÚSQUEDA DE IRANON (1) H. P. Lovercraft (1) H.P.Lovecraft y E. Hoffmann Price (1) HAN CAIDO LOS DOS (1) HECHIZOS DE AMOR (1) HERBERT WEST (1) HIJO DE LA LUNA (1) HIPNOS (1) HISTORIA DE MAR Y TIERRA (1) HISTORIA DEL ENDEMONIADO PACHECO (1) HISTORIA DEL JOVEN DE LAS TARTAS DE CREMA (1) HISTORIA DEL MANDADERO (1) HISTORIA GÓTICA (1) HISTORIA PRODIGIOSA DE LA CIUDAD DE BRONCE (1) HOMBRES y DRAGONES (1) HOY Y MAÑANA (1) Hasta donde mueran los sentimientos (1) Hay Tigres (1) Hector G. Oesterheld (1) Heinrich August Ossenfelder (1) Hell-fire 1956 (1) Herbert George Wells. (1) Herman Melville (1) Hierba gatera (1) Historia Del Necronomicon H. P. Lovecraft (1) Historia de un muerto contada por él mismo (1) Historia de una demonización. (1) Horace Walpole (1) Howard Fast (1) Howard P. Lovecraft (1) Howard Philip Lovecraft (1) Héctor Álvarez (1) Híbrido (1) II parte (1) III (1) III parte (1) IMAGEN DE TU HUELLA (1) IMAGINE (1) IMÁGENES MALDITAS (1) INDICE MIO CID (1) Ideas (1) Ilusionismo (1) Inanna (1) Intento (1) Investigador De Lo Oculto (1) Isthar (1) Iván A. Efrémov (1) Iván Turguéniev (1) J. G. Ballard (1) J. J. Van der Leeuw (1) J.D. Salinger (1) JACK LONDON (1) JON WIENER (1) JORGE ADOUM (1) JUAN SALVADOR GAVIOTA (1) JUEGO DE SOMBRAS (1) JUNTO A UN MUERTO (1) Jaime Bayly (1) James H. Schmitz (1) James Montague RhodesCORAZONES PERDIDOS (1) Javi (1) Jean Lorrain (1) Jean Ray (1) Jim Morrison (1) John Lennon (1) John Silence (1) John Stagg - El Vampiro (1) John W. Campbell (1) John Wyndham (1) John/Yoko (1) Jorge Bucay (1) Jorge Manrique (1) Jose Antonio Rodriguez Vega (1) Joseph Sheridan Le Fanu (1) José Luis Garci (1) José Luis Zárate Herrera (1) José Manuel Fernández Argüelles (1) José María Aroca (1) José de Esponceda (1) Juan C. "REX" García Q. (1) Juan Darién (1) Juan Ruiz (1) Juan de la Cruz (1) Juan-Jacobo Bajarlía (1) Kabbalah (1) Keith Laumer (1) Khnum (1) Kit Reed (1) L a Muerte De Halpin Frayser A mbrose Bierce (1) L a Mujer Loba (1) LA ALQUIMIA COMO CIENCIA DEL ARTE HERMETICO (1) LA AVENTURA DEL ASESINO METALICO (1) LA BAILARINA (1) LA BALLENA DIOS (1) LA BALLENA Y LA MARIPOSA (1) LA BARONESA (1) LA BECADA (1) LA BELLEZA INÚTIL (1) LA BELLEZA INÚTILguy de maupassant (1) LA BODA DEL LUGARTENIENTE LARÉ (1) LA CABELLERA (1) LA CASA (1) LA COMPAÑERA DE JUEGO (1) LA CONFESIÓN DE TEODULIO SABOT (1) LA CRIBA (1) LA ESCUELA DE LA PIEDRA DE LOYANG (1) LA ESPADA DE WELLERAN (1) LA ESTATUA (1) LA EXTRAÑA CABALGADA DE MOROWBIE JUKES Rudyard Kipling (1) LA FERIA DE LAS TINIEBLAS (1) LA INVASIÓN DIVINA (1) LA LUNA LLENA (1) LA MAGIA NEGRA (1) LA MALDICIÓN (1) LA MAQUINA DEL SONIDO (1) LA MASCARA DE LA MUERTE ROJA (1) LA MOSCA (1) LA MÚSICA DE ERICH ZANN (1) LA NARIZ (1) LA PARENTELA DE LOS ELFOS (1) LA PARÁBOLA CHINA (1) LA PIMPINELA ESCALATA (1) LA QUE ERA SORDA (1) LA RAÍZ CUADRADA DE CEREBRO (1) LA SEGUNDA LEY (1) LA SENDA (1) LA SOMBRA. (1) LA TEMPESTAD (1) LA TEORIA DE LAS MASCOTAS DE L.T. (1) LA TIERRA DE ZAAD (1) LA TIERRA ROJA (1) LA TRAMA CELESTE (1) LA TRÁGICA HISTORIA DEL DOCTOR FAUSTO (1) LA VENTANA ABIERTA (1) LA VENUS DE ILLE (1) LA VISITA QUE J. H. OBERHEIT HACE A LAS TEMPIJUELAS (1) LAGARTIJA (1) LAGRIMAS Y RISAS (1) LAGRIMAS Y SONRISAS (1) LAS BECADAS (1) LAS DOS PRINCESAS (1) LAS GRANADAS (1) LAS HOJAS SECAS (1) LAS LEYES (1) LAS PERVERSAS CRIATURAS DE SERGIO LAIGNELET (1) LAS RANAS (1) LAS RATAS DEL CEMENTERIO (1) LAS REVELACIONES DE BECKA PAULSON (1) LAS TUMBAS DE TIEMPO (1) LEOPOLDO LUGONES (1) LEYENDA DE LA CALLE DE NIÑO PERDIDO (1) LEYES DE DROGAS (1) LIBRO DE LA DUALIDAD (1) LIBRO DE LA IGNORANCIA (1) LIBRO DEL AMOR (1) LILIHT (1) LOS AGUJEROS DE LA MASCARA (1) LOS CANGREJOS CAMINAN SOBRE LA ISLA (1) LOS CLANES DE LA LUNA ALFANA (1) LOS CONSTRUCTORES (1) LOS CUATRO HERMANOS LUNARES (1) LOS DOS CAZADORES (1) LOS DOS HERMANOS (1) LOS DOS POLÍTICOS (1) LOS DOS ÁNGELES (1) LOS HOMBRES QUE ASESINARON A MAHOMA (1) LOS HOMBRES QUE BAILAN CON LOS MUERTOS (1) LOS HUÉSPEDES -- SAKI (1) LOS IMPOSTORES (1) LOS SIETE PUENTES (1) LOS VEINTICINCO FRANCOS DE LA SUPERIORA (1) LOS ÁRBOLES DEL AZUL (1) LSD (1) LUZIFER (1) La Acacia (1) La Aureola Equivocada (1) La Callejuela Tenebrosa (1) La Campaña (1) La Casa Croglin (1) La Casa De Los Espíritus (1) La Caza de Hackers (1) La Ciudad (1) La Cámara De Los Horrores (1) La Cámara de los Tapices (1) La Entrada Del Monstuo (1) La Estatua de Sal (1) La Extraña Cabalgada De Morowbie Jukes (1) La Fiera Y La Bella (1) La Leyenda De San Julian El Hospitalario (1) La Liberación de la Bella Durmiente (1) La Luna Nueva (1) La Magia (1) La Mandrágora (1) La Mascarada (1) La Muerte Enamorada (1) La Máscara de la Muerte Roja (1) La Palida Esposa De Toussel (1) La Pradera Verde (1) La Pócima Vudú De Amor Comprada Con Sangre (1) La Torre del Elefante (1) La Tregua (1) La Vérité (1) La bahía de las corrientes irisadas (1) La capa (1) La casa de Cthulhu (1) La casa del hacha (1) La casa hechizada (1) La catacumba (1) La condena (1) La cultura del miedo (1) La dama de compañía (1) La familia de Pascual Duarte (1) La guadaña (1) La hija del árbol (1) La llave de plata (1) La lucha por la vida I (1) La lucha por la vida II (1) La lucha por la vida III (1) La mansión de las rosas (1) La mañana verde (1) La muerte del borracho (1) La mujer de Dennis Haggarty (1) La mujer del bosque (1) La máquina del sonido (1) La novia del ahorcado (1) La parra (1) La pregunta (1) La reina estrangulada (1) La soledad del escritor en el siglo XXI (1) La sombra de Eva (1) La sombra que huyó del capitel (1) La sombra que huyó del capitel. los mitos de cthulhu (1) La sombra que huyó del chapitel (1) La vampiro española (1) La ventana en la buhardilla (1) La vida de la muerte (1) La vida en las trincheras del Hiperespacio (1) La vida nueva (1) Lain (1) Las botas mágicas (1) Las figurillas de barro (1) Las imprudentes plegarias de Pombo el idólatra (1) Las mandrágoras (1) Las once mil vergas -- Guillaume Apollinaire -- Advertencia (1) Las palabras mágicas (1) Las puertas del Valhalla (1) Lawrence C.Conolly (1) Leigh Brackett (1) Lestat (1) Ley y Orden (1) León Tolstoi (1) Libro de Buen Amor (1) Libro de Eibon (1) Lilitú (1) Lista de los demonios en el Ars Goetia (1) Llegado desde el infierno (1) Lluvia Negra (1) Lord of the Flies (1) Los Crímenes de la Rue Morgue (1) Los Elementales (1) Los Nueve Pecados Satánicos (1) Los Poemas Ocultos (1) Los cazadores de cabezas (1) Los colmillos de los árboles (1) Los comedores de lotos (1) Los gatos de Père Lachaise (1) Los hijos de Babel (1) Los príncipes demonio I (1) Los reploides (1) Los árboles parlantes (1) Lotófagos (1) Luana (1) Luis Enrique Délano (1) Luisa Axpe (1) Lydia Cabrera (1) Lyman Frank Baum (1) M .R. James (1) MACHISTAS (1) MAESE LEONHARD (1) MAGICO (1) MANUSCRITO ENCONTRADO EN UNA BOTELLA DE CHAMPAGNE (1) MAQUIAVELO (1) MARIDOS (1) MARIO VARGAS LLOSA (1) MARY W. SHELL (1) MAS ALLÁ DEL MURO DEL SUEÑO (1) MAUPASSANT. AHOGADO (1) MAUPASSANT. ADIOS (1) MAUPASSANT.EL AFEMINADO (1) MAUPASSANT.EL ALBERGUE (1) MEN IN BLACK (1) METAMORFOSIS (1) MI MONSTRUO DE OJOS SALTONES (1) MI RESPETADO SUELO DURMIENTE (1) MINICUENTOS ESCALOFRÍO (1) MULTIPLICACIÓN. (1) Mage La (1) Magia menor (1) Manual de zoología fantástica (1) Manuel González Noriega (1) Mao (1) Marcel Proust (1) Margaret A. Murray (1) Margarita Guerrero (1) Margaritas Fredric Brown Daisies (1) Marguerite Duras (1) Mario Benedetti - La noche de los feos (1) Mario Benedetti - Ni Cinicos Ni Oportunistas (1) Mario Flecha (1) Marx (1) Mary Shelley. (1) Mary Wolfman (1) Marzo Negro (1) Matrix (1) Maxim Jakubowski (1) Maximiliano Ferzzola (1) Me siento sola (1) Memnoch El Diablo (1) Memoria de Crímenes (1) Memorias de un moribundo (1) Mentalismo (1) Metadona (1) Metzengerstein (1) Mi Querida Muerte (1) Miguel de Cervantes Saavedra . NOVELA (1) Miguel de Cervantes Saavedra . NOVELA LA GITANILLA (1) Mitología hebrea (1) Monopolio (1) Montado en la bala (1) Mujer de pie (1) MundoDisco (1) My buddy (1) MÁSCARAS (1) Más allá de los confines del mundo (1) Más vasto que los imperios (1) Máximo Torralbo (1) Música (1) NARRACIONES OCULTISTAS (1) NEGLIGENCIA (1) NO MIRES ATRÁS (1) NOTICIAS (1) NOTICIAS DEL MAS ALLA (1) NUL-O (1) Nathaniel Hawthorne (1) Necrológica (1) Neil Olonoff (1) Nelly Kaplan (1) Neuromancer (1) Ni Cinicos Ni Oportunistas (1) Ni Corruptos Ni Contentos (1) Nicolás Maquiavelo (1) Nieto de un verdugo (1) Nightmares and dreamscapes (1) Nikolàj Semënovic Leskov (1) No Despertéis a los Muertos (1) No Tengo Boca. Y Debo Gritar (1) No a la censura (1) No te Salves (1) No tocarte (1) Nona (1) Novela de terror (1) Nyarlathotep (1) Nyarlathotep el Terrible (1) O V I D I O (1) OLIVER ONIONS (1) ORGIAS (1) ORISHAS (1) OSCURA Y FRIA NOCHE (1) Opinion Personal (1) Otros mundos. otros dioses (1) PACIENTE BERLIN (1) PACTO (1) PACTOS DIABOLICOS EN FLORES PACTOS DIABOLICOS EN FLORES (1) PALABRAS (1) PAPÁ BENJAMIN (1) PARANOYAS (1) PARCAS (1) PARTE 1 (1) PATTI SMITH (1) PAZ CONTAGIOSA (1) PAZ Y GUERRA (1) PELIGROS DEL SATANISMO (1) PINOSANGUINOCHETBURUNDA (1) PLURIEMPLEO (1) POBRE (1) POE Y OTROS (1) POEMA INDIO (1) POEMA VAMP (1) POEMAS ÚLTIMOS (1) POEMÊ (1) POIROT INFRINGE LA LEY (1) POQUITA COSA (1) POR LA SANGRE ES LA VIDA (1) PRELUDIOS (1) PREMIOS (1) PROCESO (1) PRÍNCIPE Y MENDIGO (1) PUERTA AL INFIERNO SANGRE EN EL CIELO (1) PUNK (1) PUNTO DE PARTIDA (1) PUTA (1) Padma Sambava (1) Padre fundador (1) Para las seis cuerdas (1) Parricidios (1) Patakí De Ofún (1) Patrick Süskind (1) Paulo Navas (1) Pecados capitales (1) Pedro Pastor (1) Pelotón D (1) Pequeña Antología (1) Pesadilla (1) Pete Adams (1) Peter Shilston (1) Peter Valentine Timlett (1) Peter Wake (1) Philaréte Chasles (1) Poema de amor a una chica que hacía striptease (1) Poemas Completos (1) Poemas Malditos (1) Poemas de Gilgamesh (1) Poemas de amor (1) Porthos (1) Primer amor (1) Primera parte (1) Primera parte 2 (1) Prosper Mérimée (1) Protesta Anonima General (1) Proyección (1) Príncipe (1) Príncipe de las tinieblas (1) Próxima Centauri (1) Pseudomonarchia Daemonum (1) Psiquismo (1) Punch Drunk (1) QUE DIFÍCIL ES SER DIOS (1) R. E. HOWARD (1) R. W. Chambers (1) R.E.3 (1) RAMÓN GOMEZ DE LA SERNA (1) REANIMADOR (1) REGIONES APARTADAS (1) RELATOS DE TERROR (1) RENZO (1) RETRANSMISION ETERNA (1) RIMA VII (1) RIMA XXXVIII (1) RITUALES SATANICOS (1) ROBERT LOUIS STEVENSON (1) ROBOT CITY (1) ROLL AND ROLL (1) ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE (1) Raymond J. Martínez (1) Reaper (1) Recetas (1) Respuesta del Forastero (1) Reto (1) Retoños (1) Reventando el sistema (1) Rhea (1) Richard Bellush (1) Richard Calder (1) Richard Shrout (1) Richelieu (1) Ritos (1) Rituales con los ángeles (1) Robert Ervin Howard (1) Robert Ervin Howard: Un Recuerdo (1) Rochefort (1) Rockefeller (1) R’Iyeh (1) S. SV - XVIII (1) SALIDA DEL EDEN (1) SALVAME (1) SATANICo (1) SATÁN (1) SECTAS SATÁNICAS (1) SECUESTRO HOCHSCHILD (1) SEHNSUCHT (1) SETENTA (1) SIDDHARTA (1) SIN TON NI SON (1) SLAN (1) SOBRE LA ARENA (1) SORTEOS (1) SORTILEGIO DE OTOÑO (1) STANLEY CEPILLO DE DIENTES (1) STÉPHANE MALLARMÉ (1) SUEÑOS (1) Sandy Lopez Juarez (1) Santa Teresa de Ávila (1) Saquitos (1) Segador (1) Segunda parte (1) Serial Experiments Lain (1) Sharon N. Farber (1) Si Viene Damon (1) Siembra de Marte (1) Siglo XV (1) Silent Möbius (1) Simbiótica (1) Skull and Bones (1) Sobre Todo Madrid (1) Sociedad Thule (1) Sociedad Vril (1) Soy Leyenda (1) Soy la Puerta (1) Stalin (1) Stanley G. Weinbaum (1) Stanley Weinbaum (1) Stephen Vincent Benet (1) Supieras... (1) SÍMBOLO DE BALPHOMET (1) TALENTO (1) TOBERMORY (1) TOMBUCTÚ (1) TONTOS (1) TRAGEDIAS (1) TRATADO ESOTÉRICO DE TEURGIA (1) TRES DIOSES Y NINGUNO (1) TRES REGALOS (1) TRINITY BLOOD (1) TROPAS DEL ESPACIO (1) TU FRIALDAD (1) Tanith Lee (1) Taveret (1) Teatro de Crueldad (1) Templarios (1) Tercera parte (1) Tercera parte 2 (1) Terror en el espacio (1) Terry Carr (1) Terry Pratchett (1) Tetas (1) The Green Meadow (1) The Lilim (1) The Matrix (1) The Reward (1) The dead beat (1) The garden of time (1) The green morning (1) Theodore Sturgeon (1) Thomas Burnett Swann (1) Théàtre des Vampires (1) Tierra extraña (1) Tokio (1) Totemismo (1) Transmisión (1) Transmutación Transferencia Misticismo Desarrollismo (1) Trigun (1) Tsathoggua (1) Términos (1) U N C A M I N O A L A L U Z D E L A L U N A (1) UN AS DEL AJEDREZ (1) UN ASESINATO (1) UN COMPENDIO DE SECTAS (1) UN DIA EN EL REFLEJO DEL ESPEJO (1) UN LUGAR DE LOS DIOSES (1) UN MENSAJE IMPERIAL (1) UN OLOR A MUNDO (1) UN SEÑOR MUY VIEJO CON UNAS ALAS ENORMES (1) UN SUEÑO (1) UNA CONFLAGRACION IMPERFECTA (1) UNA ISLA (1) UNA ODISEA MARCIANA (1) UNA PEQUEÑA FABULA (1) UNA TARDE EN LO DE DIOS (1) UNA TUMBA SIN FONDO (1) URSULA K. LEGUIN (1) USA (1) USURPACIÓN DE DERECHOS DE AUTOR (1) Un crimen fuera de lo corriente (1) Un día en el confín del Mundo (1) Un escándalo en Bohemia (1) Un escándalo en Bohemia sir Arthur Conan Doyle (1) Un manifiesto Cyberpunk (1) Un marido ideal (1) Una carta abierta a H. P. Lovecraft (1) Una confesión encontrada en una prisión de la época de Carlos II (1) Una cuestión de identidad (1) Universo desierto (1) Ursula K. Le Guin (1) Utopía (1) V I N C E N T V A N G O G H (1) VENGANZAS (1) VESTIDURAS (1) VIEJO VINO (1) VIH-SIDA (1) VINTAGE (1) VITTORIO EL VAMPIRO (1) VIVIDOR A SU PESAR (1) VIVOS (1) VOLUMEN 1 (1) VOLUMEN 1parte 2 (1) Valencia (1) Valencia nocturno (1) Venganzas Y Castigos De Los Orishas (1) Viaje a la semilla (1) Viktor Saparin (1) Villiers de L'Isle (1) Villiers de L'Isle Adam (1) Vivian Meik (1) Voces de la Oscuridad (1) Von Junzt (1) Vuelto a nacer (1) Víctor Hugo (1) W.W. Jacobs (1) WHITE (1) WHITE ZOMBIE (1) Walter Scott (1) WannaFlock (1) Ward Moore (1) Weird Tales (1) Wendigo (1) Wilfred Blanch Talman (1) William Golding (1) William H. Hogdson (1) William Irish (1) William Shakespeare (1) Winifred Jackson (1) Wlliam Shakespeare (1) Wood'stown (1) Y cada día nos cuesta más soñar. (1) YERMA (1) YING-YANG (1) YO OS SALUDO (1) YVETTE (1) Yasutaka Tsutsui (1) Yra Reybel (1) YulyLizardi (1) ZOMBIE (1) ZOTHIQUE (1) Zenna Henderson (1) Zuzana_dt666(arrova)hotmail.com (1) a dreamer`s tales (1) a la caza (1) abducciones (1) abortivo (1) abstractos (1) aceite de perro (1) acerca de nyarlatoted (1) acido (1) actual (1) actualizacion 4.0 (1) adicción (1) adios (1) adolfo (1) agathos (1) aguelles (1) ahogado (1) al pueblo hebreo (1) alcacer (1) aldoux huxley (1) aleksandr (1) alfa (1) algo sobre los gatos (1) algunas formas de amar (1) ali-baba y los cuarenta ladrones (1) almas (1) alto (1) amante fantasma (1) amateur (1) ambiente (1) amor . i love... (1) amy foster (1) analogia (1) anarko-undergroud (1) anarquía (1) anecdota (1) angel (1) angela (1) angeles guardianes (1) angelustor (1) animales racionales (1) animas (1) ann (1) anonimos (1) antes del espectaculo (1) antifona (1) antiguos (1) anton (1) antropologia de la muerte (1) apariciones (1) apocalipsis 2012 (1) apocalipsis-ficcion (1) apocapocalipsis (1) apocrifos (1) aqui hay tigres (1) aqui vive el horror (1) arcangel negro (1) archivos (1) arde (1) arfego (1) arkham (1) armagedon (1) armando (1) armas (1) arqueologia (1) arquetipo (1) arquitectura (1) arrebatado (1) articulo (1) articulos (1) artista gotica (1) asesino (1) asesino en serie (1) asesinos (1) asfódelo (1) ashkin (1) atlantida (1) auto de fe (1) autobiografia carcelaria (1) autores (1) avalon (1) avatar (1) ayuda alienigena (1) bajo (1) bajo la piramide (1) barrilamontillado (1) bdsm (1) berenice (1) berkeley (1) berlin (1) bert-sellers (1) biblia (1) bibliografia (1) bien (1) biotecnologia (1) blanco y negro (1) blog (1) blogs (1) blood canticle (1) bloods (1) boemios (1) boix (1) books of bloods (1) bram (1) brenda (1) breve (1) bruja (1) brujas y ovnis (1) bublegum (1) budhismo (1) budismo (1) bukoski (1) cabalista (1) cabalistico (1) caballeros de Jerusalén (1) caballeros de tabla redonda (1) campbell (1) cancion (1) canciones (1) canibal (1) canto (1) canto vii (1) cantos (1) caotico (1) capilla (1) capitulos eliminados (1) capuletos montescos (1) carl sagan (1) carlo frabetti (1) carta a colin wilson (1) casa tomada (1) catacumbas (1) causas (1) cd (1) celebres (1) celta (1) cementerio (1) cenizas (1) censura (1) centinela (1) cesar vallejo (1) charles (1) charles fort (1) charlotte mew (1) chulhut (1) ciber (1) cibercultura (1) ciencias de la educación (1) cinico (1) circulo (1) claro de luna (1) cocaína (1) coeficiente intelectual (1) coelho (1) coleccion relatos de terror (1) collins (1) color (1) comentarios (1) como ser un gran escritor (1) completo (1) compramos gente (1) concepto gotico (1) concilio de rivendel (1) condecorado (1) confesion (1) conocer (1) contemporaneo.1863 (1) control de las informaciones (1) conversacion (1) correspondencias sephirothicas (1) corrupcion (1) costumbre (1) crackanthorpe (1) creador (1) creencias (1) crimenesdelamor (1) cripta (1) cristiana (1) cristiano (1) cronicas marcianas (1) cronopios (1) cubres borrascosas (1) cuento clásico de terror (1) cuento extraño (1) cuento macabro (1) cuento terror (1) culto secreto. algernon lackwood (1) cultura (1) curita (1) cyberglosario (1) cyborg (1) cíclopes (1) dactilo (1) dalia negra (1) damon knight (1) daniel defoe (1) darex (1) darex vampire (1) darg (1) dark art (1) darks (1) data desde el siglo X hasta el XV (1) david lake (1) de kadath el desconocido (1) de leng en el frio yelmo (1) de los antiguos y su simiente (1) de los diversos signos (1) de los tiempos y las epocas que deben observarse (1) debilidades (1) definiciones (1) delicioso dolor (1) demonios sin cuernos (1) demons (1) demons et merveilles (1) dendrofilia (1) dependencia (1) dependencia de las computadoras (1) depresion (1) derleht (1) derleth (1) desamparado en el infierno (1) desaparición (1) descanso (1) desconocido (1) descubrimiento (1) desintoxicación (1) desmembramiento (1) desolacion (1) devil doll (1) diablos internos (1) diabolico (1) diabolos (1) diccionario de los infiernos (1) dicho (1) dickens (1) dictadores (1) dictionarie infernal (1) dikens (1) diligencias (1) dinero (1) diosa (1) diosas madres (1) discipulos (1) disculpas (1) dolor-fiel amigo (1) dominio publico (1) dorian gray (1) down (1) dowson (1) doyle (1) dragones (1) dramaturgo (1) droga (1) duende (1) e l v a m p i r o (1) e-mails (1) e.a.poe (1) e.t.a. hoffman (1) eclipse (1) ecuador (1) eddy (1) edicion fria (1) el ahogado mas hermoso del mundo (1) el alberge (1) el alfabeto de nug-soth (1) el amo de moxon (1) el angel (1) el arbol (1) el arbol de la bruja (1) el arma (1) el arpa (1) el artista (1) el auxiliar de la parroquia (1) el avaro (1) el ayunador (1) el barbero de bagdad (1) el coco (1) el cohete (1) el conde dracula (1) el contejo de anthony garstin (1) el corazon de la señorita winchelsea (1) el dia de los trifidos (1) el diablo en la botella (1) el dios caballo (1) el duende (1) el enamorado y la muerte (1) el engendro maldito (1) el entierro de las ratas (1) el estatuto de las limitaciones (1) el fantasma (1) el grabado de la casa (1) el gran dios pan (1) el hechizo mas fuerte (1) el hombre (1) el hombre del cohete (1) el horror de dunwich (1) el horror de salem (1) el huesped de dracula (1) el huracan (1) el intruso (1) el ladron de cadaveres (1) el libro de los condenados (1) el manuscrito (1) el manuscrito de un loco (1) el martillo de vulcano (1) el mercado de niños (1) el milagro secreto (1) el misterio de las catedrales (1) el monte de las animas (1) el mortal inmortal (1) el mundo (1) el mundo avatar (1) el mundo poseido (1) el negro (1) el otro pie (1) el padre escrupuloso (1) el poder de las palabras (1) el pozo y el pendulo (1) el principe (1) el principe feliz (1) el puente del troll (1) el que se enterro (1) el que tenia alas (1) el rayo que no cesa (1) el regreso del brujo (1) el retrato oval (1) el saber del sueño (1) el secreto del barranco de macarger (1) el sello de yog-sothoth (1) el señor de las moscas (1) el señor de los anillos (1) el temple (1) el tenorio (1) el ungüento de khephens el egipcio (1) el veto del hijo . thomas hardy (1) el viejo terrible (1) el visitante (1) el visitante del cementerio (1) el zorro y el bosque (1) elias (1) elizabeth gaskell (1) email (1) emisarios (1) en las montañas alucinantes (1) en las montañas de la locura (1) encantamientos (1) enfermedad (1) engaño (1) enrique andersont imbert (1) ente (1) entrad a mi reino (1) enviados (1) epilogo (1) equivocado (1) eric lavin (1) escapar (1) escrito (1) escrito 1514 (1) escritura (1) escuela (1) esoterico (1) espacio-tiempo (1) españolito que vienes al mundo (1) especial (1) espiritus rebeldes (1) essex (1) esteban echeverria (1) estetica (1) etchinson (1) evangelion (1) evangelista (1) excluidos (1) experimental (1) extractos (1) extraño (1) fantasticas (1) favole (1) feeds (1) felicidad (1) filtros (1) fin del mundo (1) final (1) fondos (1) foro (1) fosas comunes (1) fracmento (1) fragmento (1) fragmentos .las mil y una noche (1) frances (1) francisco (1) francisco umbral (1) frases celebres (1) fredo (1) free (1) fructuoso de castro (1) fulcanelli (1) funciones (1) futurista (1) fuy un profanador de tumbas adolescente (1) gabriela mistral (1) gai (1) galsworthy (1) gaston leroux (1) geirtrair-la desmembradora (1) geometria euclediana (1) george gissing (1) georgie porgie (1) ghost (1) gor­gonas (1) goth darknes (1) gothh (1) gothico (1) gothnight (1) goticas (1) gotico-victoriano (1) grimorio (1) guerraarte (1) guerras (1) guerras espirituales (1) guillermo (1) gusana_0520(arrova)hotmail.com (1) gustavo adolfo bequer (1) gótica (1) gótico (1) hambre (1) hara-kiri (1) harian (1) hay que aguantar a los niños (1) hebrea (1) hechiceria (1) hecho real (1) helena (1) helene hannf (1) henry james un dia unico (1) herlink harland (1) heroina (1) hilanderas (1) hill house (1) hipertexto (1) historia de amor (1) historia de vampiros (1) historia desconocida del cannabis (1) historia gotica (1) historia gotica cañi (1) historia terror (1) historias vampiricas (1) hombre oscuro (1) horacio (1) houdini (1) howard p.lovecraft (1) http://www.youtube.com/watch?v=qGuF-_SIYnc (1) huellas (1) hugo mujica (1) ian watson (1) ibañez (1) identidades (1) ignacio almada (1) imagenes . art (1) imagenes de culto (1) imagenes malditas (1) imagenes.blogdiario.com (1) inconvencional (1) ineditos (1) inez wallace (1) infiledidades (1) inhumano (1) instrucciones (1) intolerancia (1) inusual (1) invocacion (1) invocacion satanica (1) invocaciones (1) iq (1) irreal (1) isabel allende (1) isidro marin gutierrez (1) j.w. goethe (1) jack womack (1) japan/spain (1) jay anson (1) jazz (1) jinetes del apocalipsis (1) joan aiken (1) john marks (1) johnathan y las brujas (1) johnson spencer (1) jose maria aroca (1) jose martin (1) joseph conrad (1) juan g. atienza (1) juan marino (1) judeo-mesopotamica (1) juez (1) justicia (1) juventud (1) kabala (1) kamasutra (1) kipling (1) klein (1) kons (1) la abjuracion del gran cthulhu (1) la aventura de los coches de punto (1) la boda de john charrington (1) la busqueda de iranon (1) la caida de la casa usher (1) la casa vacia (1) la cisterna (1) la cueva de los ecos (1) la cueva de malachi (1) la dama de las sombras (1) la demanda de las lagrimas de la reina (1) la desolacion de soom (1) la divina comedia (1) la durmiente (1) la encina (1) la esfinge sin secreto (1) la flor del membrillo (1) la formula de dho-hna (1) la futura difunta (1) la gran ramera (1) la gran ramera : ICCRA (1) la guarida (1) la hija de ramses (1) la hija del tratante de caballos (1) la historia de moises y aone (1) la hora final de coffey (1) la invencion de la soledad (1) la ironía (1) la lampara de alhazred (1) la larva (1) la leyenda de esteban (1) la llamada de chylhu (1) la luns nueva (1) la mano (1) la mano disecada (1) la mezcladora de cemento (1) la misa del ateo (1) la montaña de la locura (1) la nave blanca (1) la noche de los tiempos (1) la playa (1) la playa y la muerte (1) la politica del cuerpo (1) la pradera (1) la prueba del amor (1) la puerta del señor de maletroit (1) la rabia (1) la resurreccion de los muertos (1) la rosa del vampiro (1) la sal de la tierra (1) la siesta de un fauno (1) la sombra del desvan (1) la sombra del lago (1) la tos (1) la vela carmesi (1) la venta de los gatos (1) la venus de las pieles (1) la voz de hastur (1) lady (1) las 3.47 de la madrugada (1) las almas de animales muertos (1) las gemelas asesinadas (1) las islas voladoras (1) las joyas (1) las manos de coffey (1) las niñas de alcacer (1) las parcas (1) las piedras magicas (1) latin (1) lawrence (1) lectura (1) lecturas para el baño (1) leonora (1) lesli_paloma_estrella(arroba)hotmail.com (1) letanias de satan (1) levi (1) leviatan (1) leyenda del valle dormido (1) lhiliht-La novia de Corinto (1) li po (1) libre (1) libro cuarto (1) libro de la vida (1) libro de los vampiros (1) libro de poemas (1) libro decimo (1) libro septimo (1) ligeia (1) lilit (1) limpio (1) linkmesh.com (1) lirics (1) listado (1) literatura sucia (1) lo grotesco (1) lobos (1) londres (1) lores (1) los alfileres (1) los cuatro jinetes del apocalipsis (1) los despojos (1) los desterrados (1) los devoradores del espacio (1) los espadachines de varnis (1) los infortunios de la virtud (1) los primigenios (1) los secretos del corazon (1) los suicidios (1) los superjuguetes duran todo el verano (1) lovecrat (1) lover (1) luis cernuda (1) luis fernando verissimo (1) lullaby (1) lyrics (1) madame D (1) madre de serpiente (1) madres (1) maestros del terror (1) magacine (1) magia (1) magia blanca (1) magia eclesiastica (1) mal (1) maleficios (1) manera de vivir (1) manga (1) manifiesto subrealista (1) manuscrito (1) manuscritos del mar muerto (1) maria en distintas religiones (1) marques de sade (1) martir (1) marvel (1) mas alla del muro de los sueños (1) mas alla del muro del sueño (1) mas visitadas (1) matanzas de polonias (1) maters (1) matriarcado (1) matrimonio del brigadier (1) maupassant.gotico (1) maximo torralbo (1) meditacion (1) memoria (1) memorias (1) memorias de una princesa rusa (1) mentiras iglesia catolica (1) mi lamento (1) mi raza (1) midi (1) mil y una noche (1) minicuentos (1) miseria campesina (1) misiva (1) mistico (1) mitologia (1) modernizacion (1) moderno (1) moliere (1) moradas (1) moradores (1) morgana (1) morirse de amor (1) morphinoman (1) mortician corpse (1) moscu (1) movil (1) msn (1) muete roja (1) mundo muerto (1) mutante (1) nExTuz (1) narrativa completa (1) naturalista (1) necropolis (1) negocios (1) negra (1) negro (1) negromantico (1) neo (1) neo-historia-futurista (1) neo-nazi futurista (1) neoclasical (1) neon (1) nesbit (1) neuquen gaston (1) new york (1) nicolas maquiavelo (1) nikolaj vasilievic gogol (1) ninfos (1) niño (1) niñosfantasia (1) no tengo boca y debo gritar (1) noche ahogadora... (1) normal (1) nota;lectura (1) novelas cortas (1) nueva frontera (1) nueva jerusalem (1) nueve (1) o manual practico do vampirismo (1) obra ficticia. (1) obsesiones (1) obsesivo (1) odin (1) ohann L. Tieck (1) oinos (1) ola de violencia (1) olonoff (1) omega (1) opio (1) oracion a la diosa liliht (1) orden (1) oscura (1) oscuridad (1) oscuro.imagenes (1) otros (1) paciencia (1) pactos (1) paganos (1) paginas goticas (1) pandilleros (1) para componer el incienso de kzauba (1) para convocar a shub-niggurath (1) para el conjuro de las esferas (1) para erguir las piedras (1) para forjar la cimitarra de barzay (1) para hacer el polvo de ibn ghazi (1) para invocar a yog-sothoth (1) parabola (1) parabola de las prisiones (1) paracelso (1) paradoja (1) paradojico (1) paranormal (1) parodia (1) parte1 (1) pasajero (1) pasajeros (1) pasion (1) paul (1) pecado (1) pekiz (1) pendulo (1) pensamientos y meditaciones (1) pequeña antologia (1) pequeños mosnstruos (1) perder los nervios o la cabeza (1) perdida (1) perdon (1) perez (1) pero las nubes nos separan (1) personalidad multiple (1) personas (1) pespectivas paranoicas (1) picassa (1) piezas condenadas (1) pigmeos (1) pin-pon (1) plagas (1) plegaria (1) plumas etereas (1) poder policial (1) poema dolor (1) poema novel (1) poemario (1) poemas vampiricos (1) poesia completa (1) poesia popular rusa (1) poesia sucia (1) poeta (1) poetry (1) policia (1) policia 1999 (1) policia del pensamiento (1) polidori (1) pop (1) pop art (1) por fin se hace justicia (1) por ti (1) portugues (1) posguerras (1) postestades (1) pozo (1) practicas (1) pratchett (1) preambulos (1) premoditorio (1) primer temor (1) primeros tiempos (1) primigenios (1) primordiales (1) principados (1) principio (1) principio del mundo (1) prosapoema (1) prostibulo (1) prudencia (1) psiquicos (1) pubertad (1) pura y dura (1) pushkin (1) querubines (1) quien se ha llevado mi queso (1) quija (1) quimeras (1) quimica (1) quincalla (1) quiroga (1) raciocinio (1) racismo (1) radicalismo religioso pentecostal (1) radios (1) rafael lopez rivera (1) raices (1) rea silvia (1) realidad alternativa (1) realismo del subrealismo (1) realismo sucio (1) rebote (1) recopilaciones (1) recuerdos (1) red (1) redsatanica (1) referencias (1) registro (1) registro exoterico (1) rehabilitacion de marginados (1) rehabilitacion de toxicomanos (1) reino gótico (1) relato gotico (1) relato gotico de amor (1) relato negro (1) relato oscuro (1) relato.horror (1) relatos cortos (1) relicario de tinieblas (1) religioso (1) relojero (1) remar (1) renegado catolicamente (1) requien por un dios mortal (1) reseñas (1) residuos (1) restaurantes (1) retazo (1) retrato (1) robert e.howard (1) rocio (1) romance (1) romance de lobos (1) romeo y julieta (1) ropas viejas (1) rosaroja (1) ruinas (1) rumores blasfemos (1) rusos (1) sacher-masoch (1) sacramento (1) sacrilegium (1) sadman (1) salamandras (1) san juan (1) san petesburgo (1) santa compaña (1) santa parca (1) satanas vende objetos usados (1) satanica (1) satanicos (1) satanizarus (1) sbrealismo (1) sectario (1) seleccion de poemas (1) semilla negra (1) sentido (1) sephirotico (1) sepulveda (1) ser (1) seven (1) sexo (1) señales (1) shirley jackson (1) sigils (1) significado (1) silfos (1) simbolgia (1) simbolica (1) similitud (1) sin cortes (1) sin identidad (1) sindbab el marino (1) sinfonica (1) sion (1) sir Arthur Conan Doyle (1) sires (1) sistema (1) sistina (1) situacion (1) slideshow (1) snuff (1) snuff movie (1) socrates (1) soledad (1) soluciones (1) song (1) sordo.mudo y ciego (1) stan rice (1) stevenson (1) stocker (1) strange (1) subconciente (1) subcubo (1) submundo del terror (1) sueños de nombres muertos (1) sueños difusos (1) sueños fobicos (1) sumeris (1) sunis (1) supersticiones (1) surrealism (1) surrealista (1) suttas (1) szandor (1) tarot.vida (1) tatuaje (1) te degollare de nuevo kathleem (1) te quiero puta (1) te sientas bien (1) teem (1) telato (1) telequinesico (1) temas (1) temas varios (1) tematicos (1) temor (1) terror desconocido (1) terror supertiscioso (1) terror.gotico (1) testimonio (1) texas (1) texto de un comentario (1) texto satanico (1) thackeray (1) the black cat (1) the haunting (1) the number in the best (1) tiempo (1) tierra de vampiros (1) tiros de gracia (1) tisera martin (1) todo depende de un cabello (1) todocharlas (1) toledo (1) tolkien (1) tomo3 (1) tortura (1) trabajos (1) traduccion (1) trailer (1) trainspotting (1) transilvania (1) tres-fechas (1) tribunales rusticos (1) triste (1) trollope (1) ubbo-sathla (1) un adios (1) un asunto de otro tiempo (1) un beso (1) un dia de campo (1) un hijo (1) un hombre (1) un naufragio psicologico.laguna mental (1) un poco de lejia en polvo (1) un raton en el pasillo (1) una carta (1) una ejecucion espeluznante (1) una hija de ramses (1) una jaula para la muerte (1) una pequeña historia piadosa (1) una vez en la vida (1) una victima del espacio superior (1) unamuno (1) universo sin límites (1) vacuna vih/sida (1) valentine (1) valle inclan (1) valle o paraiso (1) vampira (1) vampirica (1) vampirismus (1) vampíricos.varios (1) van hellsing (1) varios. (1) vejez (1) velatorio (1) ven... (1) veneno del cielo (1) verdugos voluntarios (1) viajando (1) viaje nocturno (1) vida de un vagabundo (1) videoart (1) videopoema (1) villiers de l´isle-adam (1) violacion (1) vision del futuro remoto (1) visual (1) vittorio (1) voladores (1) vuelta (1) wallpapers (1) walpurgis (1) wasington (1) web`s oficiales (1) wells (1) william (1) winston sanders (1) within temptation (1) wmv (1) woody allen (1) wrong (1) y más lento (1) yhvh (1) yo andube con un zombie (1) ªparte (1) ¿De que escapaban nuestros dioses? (1) ¿QUIERE USTED ESPERAR? (1) ¿Tenian ombligo Adan y Eva? (1) ¿cantara el polvo tus alabanzas? (1) ¿quien mato a zebedee? (1) ÁNIMAS Y FANTASMAS. (1) Álvares de Azevedo (1) Época de siembra (1) ÍNDICE DE VARIAS HISTORIAS (1) ΩMEGΛ (1) अल अजिफ (1)

.