Memorias de un moribundo
6 de junio de 1906, eran las 8 de la noche terminando de leer el Retrato de Dorian Gray que lo había comprado hacía unas semanas. Afuera se escuchaban el sonido de la lluvia cayendo sobre la calle, yo, cansado de estar sentado casi toda la tarde en el sofá de la biblioteca me levante y decidí subir a mi habitación cuando al dar el primer paso siento una extraña sensación como si me estuviesen observando, mire para todas partes y no había nadie, me asome por la ventana no paraba de llover, subí a mi habitación como un relámpago y me tire a la cama las cortinas danzaban cerca de la cama la noche era fría como una noche de cementerio, los relámpagos intermitentes alumbraban la habitación los truenos se escuchaban como cañones en plena guerra, como el rugir de un león.
Me despierto después de una pesadilla bajo a tomar agua y de repente siento la misma sensación, mi novia había fallecido hace dos meses por ingerir veneno accidentalmente no dejaba de pensar en ella y empezaba a imaginarme cosas. Emily era su nombre mi mente y mi pobre corazón guardaban fielmente este nombre ¡Emily! ¡Emily! ¡Emily! Recordando todos aquellos momentos de felicidad aquello era amor puro, recordaba su piel tan suave como el terciopelo su cabello largo como olas que tocaban mi rostro sus labios de miel y azúcar ojos azules se igual que el mar y el cielo pero que ahora se cerraron para siempre.
Vuelvo a la habitación y me quedo como estatua, asombrado ¡es ella! Pero… ¿será una ilusión? Corro a abrazarla pero me doy cuenta que son las cortinas ondulando y danzando con la brisa fría de la noche, caigo en la cama y reviento en llanto no dejo de pensar en ella.
7 de junio, día nublado vuelvo a la biblioteca y me siento en mi sofá a reflexionar, después de unas cuantas horas decido salir al parque que queda a varias calles me siento en el banco donde nos conocimos, nunca olvidare ese momento ¡Emily! ¡Emily! ¡Emily! Juntos lanzábamos piedras al lago, nos gustaba ir en otoño cuando se formaba una alfombra de hojas sobre el lago.
Sin poder contenerme vuelvo a reventarme en llanto, ahora y por siempre llorando en mis días grises sin saber que hacer y salgo como loco corriendo por las calles sin mirar, los autos formando nubes de humo y tocando sus ruidosas y estúpidas cornetas reclamándome y sigo mi camino sin importarme nada, llego a mi casa y vuelvo a imaginármela esta vez en mi sofá favorito donde siempre nos sentábamos a leerle cuantos poemas encontraba en aquel salón llenos de libros, los días y las noches se me hacen interminables sin ella.
Y así pasan los días, de la casa al parque y del parque a la casa, después a la biblioteca y finalmente a la oscura habitación de cortinas danzantes hasta el día de hoy 8 de junio de 1906 en que decido finalmente encontrarme con ella de algún modo y le escribo esto a quien lo encuentre:
“si llegan a ver esta historia tan triste es porque ya he partido al lago del parque para ahogar las memorias de este moribundo”
Att.: Paul
Autor: Paulo Navas
Tema de fondo mientras escribía: where is my mind- Yoav ft Emily Browning, escuchenla contrasta con el relato
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