FRIEDRICH NIETSCHE
Cuarta y última parte de
Así habló Zaratustra
Ay, den qué lugar del mundo se han cometido
tonterías mayores que entre los compasivos? zY qué
cosa en el mundo ha provocado más sufrimiento que
las tonterías de los compasivos?
¡Ay de todos aquellos que aman y no tienen todavía
una altura que esté por encima de su compasión!
Así me dijo el demonio una vez: «También Dios
tiene su infierno: es su amor a los hombres.»
Y hace poco le oí decir esta frase: «Dios ha muerto;
a causa de su compasión por los hombres ha muerto
Dios».
Así habló Zaratustra
(II).La ofrenda de la miel
Y de nuevo pasaron lunas y años sobre el alma de Zaratustra, y él no prestaba atención
a eso; mas su cabello se volvió blanco. Un día, cuando se hallaba sentado sobre una piedra
437delante de su caverna y miraba en silencio hacia afuera, - desde allí se ve el mar a
lo lejos, al otro lado de abismos tortuosos - sus animales estuvieron dando vueltas, pensativos,
a su alrededor y por fin se colocaron delante de él.
«Oh Zaratustra, dijeron, ¿es que buscas con la mirada tu felicidad?»
438 - «¡Qué importala felicidad!, respondió él, hace ya mucho tiempo que yo no aspiro a la felicidad, aspiro a
mi obra.» - «Oh Zaratustra, hablaron de nuevo los animales, dices eso como quien está
sobrado de bien. ¿No yaces tú acaso en un lago de felicidad azul como el cielo?» - «Pícaros,
respondió Zaratustra, y sonrió, ¡qué bien habéis elegido la imagen! Pero también
sabéis que mi felicidad es pesada, y no como una fluida ola de agua: me oprime y no
quiere despegarse de mí y se parece a pez derretida.» -
Entonces los animales se pusieron a dar vueltas de nuevo, pensativos, a su alrededor, y
otra vez se colocaron delante de él. «Oh Zaratustra, dijeron, ¿a
eso se debe, pues, el quetú mismo te estés poniendo cada vez más amarillo y oscuro, aunque tu cabello aparente
ser blanco y como de lino? ¡Mira, estás sentado en tu pez!» - «¡Qué decís, animales míos,
dijo Zaratustra y se rió, en verdad blasfemé cuando hablé de la pez
439. Lo que a mí meocurre les ocurre a todos los frutos que maduran. La
miel que hay en mis venas es lo quevuelve más espesa mi sangre y, también, más silenciosa mi alma.» - «Así será, oh Zaratustra,
respondieron los animales, y se arrimaron a él; mas ¿no quieres subir hoy a una
alta montaña? El aire es puro, y hoy se ve una parte del mundo mayor que nunca.» - «Sí,
animales míos, respondió él, acertado es vuestro consejo y conforme a mi corazón: ¡hoy
quiero subir a una alta montaña! Pero cuidad de que allí tenga a mano miel, miel de colmena,
amarilla, blanca, buena, fresca como el hielo. Pues sabed que allá arriba quiero
hacer la ofrenda de la miel.» -
Sin embargo, cuando Zaratustra estuvo en la cumbre mandó a casa a sus animales, que
lo habían acompañado, y vio que entonces estaba solo: - entonces se rió de todo corazón,
miró a su alrededor y habló así:
¡El haber hablado de ofrendas, y de ofrendas de miel, fue sólo una argucia oratoria y, en
verdad, una tontería útil! Aquí arriba me es lícito hablar con mayor libertad que delante
de cavernas de eremitas y de animales domésticos de eremitas.
¡Por qué hacer una ofrenda! Yo derrocho lo que se me regala, yo derrochador de las mil
manos: ¡cómo me sería lícito llamar a esto todavía - hacer una ofrenda!
Y cuando yo pedía miel, lo que pedía era tan sólo un cebo y un dulce y viscoso almibar,
al que son aficionados incluso los osos gruñones y los pájaros extraños, refunfuñadores,
malvados:
- el mejor cebo, cual lo precisan cazadores y pescadores. Pues si el mundo es cual un
oscuro bosque lleno de animales, y jardín de delicias de todos los cazadores furtivos, a mí
me parece más bien, y aun mejor, un mar rico y lleno de abismos, - un mar lleno de peces
y cangrejos de todos los colores, que hasta los dioses sentirían deseos de hacerse pescadores
en su orilla y echadores de redes: ¡tan abundante es el mundo en rarezas grandes y
pequeñas!
Especialmente el mundo de los hombres, el mar de los hombres: - a él lanzo yo ahora
mi caña de oro y digo: ¡ábrete, abismo del hombre!
¡Ábrete y arrójame tus peces y tus centelleantes cangrejos! ¡Con mi mejor cebo pesco
yo hoy para mí los más raros peces humanos!
- mi propia felicidad arrójola lejos, a todas las latitudes ylejanías, entre el amanecer, el
mediodía y el atardecer, a ver si muchos peces humanos aprenden a tirar y morder de mi
felicidad.
Hasta que, mordiendo mis afilados anzuelos escondidos, tengan que subir a
mi alturalos más multicolores gobios de los abismos, subir hacia el más maligno de todos los pescadores
de hombres
440.Pues
eso soy yo a fondo y desde el comienzo, tirando, atrayendo, levantando, elevando,alguien que tira, que cría y corrige, que no en vano se dijo a sí mismo en otro tiempo:
«¡Llega a ser el que eres!»
441Así, pues, que los hombres
suban ahora hasta mí: pues todavía aguardo los signos442 deque ha llegado el tiempo de mi descenso, todavía no me hundo yo mismo en mi ocaso
como tengo que hacerlo, entre los hombres.
A esto aguardo aquí, astuto y burlón, en las altas montañas, ni impaciente ni paciente,
sino más bien como quien ha olvidado hasta la paciencia, - porque ya no «padece».
Mi destino me deja tiempo, en efecto: ¿acaso me ha olvidado? ¿O está sentado a la
sombra detrás de una gran piedra y se dedica a cazar moscas?
Y, en verdad, le estoy reconocido, a mi eterno destino, de que no me urja ni me apremie
y me deje tiempo para bromas y maldades: de modo que hoy he subido a esta alta montaña
a pescar peces.
¿Ha pescado un hombre alguna vez peces sobre altas montañas? Y aunque sea una tontería
lo que yo quiero y hago aquí arriba: mejor es esto que no volverme solemne allá
abajo, a fuerza de aguardar, y verde y amarillo -
- uno que resopla afectadamente de cólera a fuerza de aguardar, una santa tempestad
rugiente que baja de las montañas, un impaciente que grita a los valles: «¡Oíd, u os azoto
con el látigo de Dios!»
No es que yo me enoje por esto con tales coléricos: ¡me hacen reír bastante! ¡Impacientes
tienen que estar esos grandes tambores ruidosos, que o hablan hoy o no hablan nunca!
Mas yo y mi destino - no hablamos al Hoy, tampoco hablamos al Nunca: para hablar
tenemos paciencia, y tiempo, y más que tiempo. Pues un día tiene él que venir
443, y no leserá lícito pasar de largo.
¿Quién tiene que venir un día, y no le será lícito pasar de largo? Nuestro gran Hazar, es
decir, nuestro grande y remoto reino del hombre, el reino de Zaratustra de los mil años
444- -
¿A qué distancia se encuentra ese algo «lejano»? ¡Qué me importa eso! Mas no por ello
es para mí menos firme -, con ambos pies estoy yo seguro sobre ese fundamento,
- sobre un fundamento eterno, sobre una dura roca primitiva
445, sobre estas montañasprimitivas, las más elevadas y duras de todas, a las que acuden todos los vientos como a
una divisoria meteorológica, preguntando por el ¿dónde? y por el ¿de dónde? y por el
¿hacia dónde?
¡Ríe aquí, ríe, luminosa y saludable maldad mía! ¡Desde las altas montañas arroja hacia
abajo tu centelleante risotada burlona! ¡Pesca para mí con tu centelleo los más hermosos
peces humanos!
Y lo que en todos los mares a mí me pertenece, mi en-mí y para-m
446 en todas las cosas,- péscame
eso y sácalo fuera, sube eso hasta mí: eso es lo que aguardo yo, el más malignode todos los pescadores.
¡Lejos, lejos, anzuelo mío! ¡Dentro, hacia abajo, cebo de mi felicidad! ¡Deja caer gota a
gota tu más dulce rocío, miel de mi corazón! ¡Muerde, anzuelo mío, en el vientre de toda
negra tribulación!
¡Lejos, lejos, ojos míos! ¡Oh, cuántos mares a mi alrededor, cuántos futuros humanos
que alborean! Y por encima de mí - ¡qué calma rosada! ¡Qué silencio despejado de nubes!
437
Esta piedra situada junto a la salida de la caverna de Zaratustra volverá a ser mencionada en el últimocapítulo de esta parte,
El signo. Allí la llama la «gran piedra». Quizás encierrre una maliciosa alusión a la«piedra» sobre la que está asentada la Iglesia. Véase antes,
La ofrenda de la miel, nota 445.438
Zaratustra repetirá estas mismas palabras al final de obra. Véase El signo.439
La palabra alemana Pech empleada por Zaratustra tiene el doble sentido de «pez» y de «mala suerte».440
Véase la nota 27.441
«Llega a ser el que eres» es frase de Píndaro (Píticas, II, 72). Nietzsche la utilizó como subtítulo deEcce homo:
«Cómo se llega a ser lo que se es».442
Los signos que Zaratustra aguarda son la bandada de palomas y el león riente. Véase, en la terceraparte,
De tablas viejas y nuevas, 1, y la nota 364.443
En La genealogía de la moral describe Nietzsche a «ese que ha de venir» con las siguientes palabras:«Ese hombre del futuro, que nos liberará del ideal existente hasta aho ra y asimismo de
lo que tuvo quenacer de ese ideal,
de la gran náusea, de la voluntad de la nada, del nihilismo, ese toque de campana delmediodía y de la gran decisión, que de nuevo libera la voluntad, que devuelve a la tierra su meta y al hombre
su esperanza, ese anticristo y antinihilista, ese vencedor de Dios y de la nada
-alguna vez tiene quellegar».
444
«Hazar» significa período de mil años. Al usar la expresión bíblica de «reino de los mil años» (Apocalipsis,20) Zaratustra contrapone implícitamente el «reino del hombre» al «reino de Dios», como en otra
ocasión opuso el «reino de la tierra» al «reino de los cielos».
445
Sigue la contraposición implícita entre el «reino del hombre» y el «reino de Dios». También la Iglesiaestá «edificada sobre una piedra» (véase
Evangelio de Mateo, 16, 18).446
Véase la nota 53.El grito de socorro
447Al día siguiente estaba sentado Zaratustra de nuevo en su piedra delante de la caverna
mientras los animales andaban fuera errantes por el mundo para traer nuevo alimento, -
también nueva miel: pues Zaratustra había consumido y derrochado la vieja miel hasta la
última gota. Y mientras se hallaba así sentado, con un bastón en la mano, y dibujaba sobre
la tierra la sombra de su figura, reflexionando, y, ¡en verdad!, no sobre sí mismo ni
sobre su sombra, -
de pronto se asustó y se sobresaltó: pues junto a su sombra veía otrasombra distinta. Y al mirar rápidamente a su alrededor y levantarse, he aquí que junto a él
estaba el adivino, el mismo a quien en otro tiempo había dado de comer y de beber en su
mesa
448, el anunciador de la gran fatiga, que enseñaba: «Todo es idéntico, nada vale lapena, el mundo carece de sentido, el saber estrangula»
449. Pero su rostro había cambiadoentretanto; y cuando Zaratustra le miró a los ojos, su corazón volvió a asustarse: tantos
eran los malos presagios y los rayos cenicientos que cruzaban por aquella cara.
El adivino, que se había dado cuenta de lo que ocurría en el alma de Zaratustra, se pasó
la mano por el rostro como si quisiera borrarlo; lo mismo hizo también Zaratustra. Y
cuando ambos de ese modo se hubieron serenado y reanimado en silencio, diéronse las
manos en señal de que querían reconocerse.
«Bienvenido seas, dijo Zaratustra, tú adivino de la gran fatiga, no debe ser en vano el
que en otro tiempo fueras mi comensal y mi huésped. ¡Come y bebe también hoy en mi
casa, y perdona el que un viejo alegre se siente contigo a la mesa!» - «¿Un viejo alegre?,
respondió el adivino moviendo la cabeza: quien quiera que seas o quieras ser, oh Zaratustra,
lo has sido ya mucho tiempo aquí arriba, - ¡dentro de poco no estará ya tu barca en
seco!» - «¿Es que yo estoy en seco?»
450, preguntó Zaratustra riendo. - «Las olas en tornoa tu montaña, respondió el adivino, suben cada vez más, las olas de la gran necesidad y
tribulación pronto levantarán también tu barca y te llevarán lejos de aquí». - Zaratustra
calló al oír esto y se maravilló. - «¿No oyes todavía nada?, continuó diciendo el adivino:
¿no suben de la profundidad un fragor y un rugido?» - Zaratustra siguió callado y escuchó:
entonces oyó un grito largo, largo, que los abismos se lanzaban unos a otros y se devolvían,
pues ninguno quería retenerlo: tan funestamente resonaba.
«Tú, perverso adivino, dijo finalmente Zaratustra, eso es un grito de socorro y un grito
de hombre, y sin duda viene de un negro mar. ¡Mas qué me importan las necesidades de
los hombres! Mi último pecado
451, que me ha sido reservado para el final, - ¿sabes túacaso cómo se llama?»
-
«¡Compasión!, respondió el adivino con el corazón rebosante, y alzó las dos manos -¡oh Zaratustra, yo vengo para seducirte a cometer tu último pecado!» -
Y apenas habían sido dichas estas palabras retumbó de nuevo el grito, más largo y angustioso
que antes, también mucho más cercano ya. «¿Oyes? ¿Oyes, Zaratustra?, exclamó
el adivino, ese grito es para ti, a ti es a quien llama: ¡ven, ven, ven, es tiempo, ya ha
llegado la hora!» -
452Zaratustra callaba, desconcertado y trastornado; finalmente preguntó, como quien vacila
en su interior: «¿Y quién es el que allí me llama?»
«Tú lo sabes bien, respondió con violencia el adivino ¿por qué te escondes? ¡El
hombresuperior
es quien grita llamándote!»«¿El hombre superior?, gritó Zaratustra horrorizado: ¿qué quiere
ése? ¿Qué quiere ése?¡El hombre superior! ¿Qué quiere aqui ése?» - y su piel se cubrió de sudor.
Pero el adivino no respondió a la angustia de Zaratustra, sino que siguió escuchando
hacia la profundidad. Y cuando se hizo allí un largo silencio, volvió su vista atrás y vio a
Zaratustra de pie y temblando.
«Oh Zaratustra, empezó a decir con triste voz, no estás ahí como alguien a quien su felicidad
le hace dar vueltas: ¡tendrás que bailar si no quieres caerte al suelo!
Pero aunque quisieras bailar y ejecutar todas tus piruetas delante de mí: a nadie le sería
lícito decirme: “Mira, ¡ahí baila el último hombre alegre!”
453En vano vendría hasta esta altura uno que buscase aquí a
ese hombre: encontraría sinduda cavernas, y otras cavernas detrás de las primeras, y escondrijos para gente escondida,
mas no pozos de felicidad ni tesoros ni filones vírgenes del oro de la felicidad.
Felicidad - ¡cómo encontrar felicidad entre tales sepultados y tales eremitas! ¿Tengo
que buscar todavía la última felicidad en islas afortunadas y a lo lejos entre mares olvidados?
¡Pero todo es idéntico, nada merece la pena, de nada sirve buscar, ya no hay tampoco
islas afortunadas!» - -
Así dijo el adivino suspirando; mas al oír su último suspiro Zaratustra recobró su lucidez
y su seguridad, como uno que sale desde un profundo abismo a la luz. «¡No! ¡No!
¡Tres veces no!
454, exclamó con fuerte voz y se acarició la barba - ¡De eso sé yo más quetú! ¡Todavía existen islas afortunadas! ¡Calla tú de
eso, suspirante saco de aflicciones!¡Deja de chapotear acerca de
eso, tú nube de lluvia en la mañana! ¿No estoy ya mojadopor tu tribulación, y empapado como un perro?
Ahora voy a sacudirme y a alejarme de ti, para quedar seco de nuevo: ¡de esto no tienes
derecho a asombrarte! ¿Te parezco descortés? Pero aquí está
mi corte.Y en lo que se refiere a tu hombre superior: ¡bien!, voy aprisa a buscarlo en aquellos
bosques:
de allí venía su grito. Tal vez lo acosa allí un malvado animal.Está en
mis dominios455: ¡en ellos no debe sufrir ningún daño! Y, en verdad, hay muchosanimales malvados en mi casa.» -
Dichas estas palabras Zaratustra se dio la vuelta para irse. Entonces dijo el adivino: «Oh
Zaratustra, ¡eres un bribón! Lo sé bien: ¡quieres librarte de mí! ¡Prefieres correr a los
bosques y acechar animales malvados!
Mas ¿de qué te sirve eso? Al atardecer me tendrás de nuevo, en tu propia caverna permaneceré
sentado, paciente y pesado como un leño - ¡y te aguardaré!»
«¡Así sea!, replicó Zaratustra yéndose: ¡y lo que en mi caverna es mío, también te pertenece
a ti, huésped mío!
Y si todavía encontrases miel ahí dentro, ¡bien!, ¡lámetela toda, oso gruñón, y endulza
tu alma! Pues al atardecer queremos estar los dos de buen humor.
- ¡de buen humor y contentos de que este día haya acabado! Y tú mismo debes bailar al
son de mis canciones, como mi oso bailador.
¿No lo crees? ¿Mueves la cabeza? ¡Bien! ¡Adelante! ¡Viejo oso! También yo - soy un
adivino.»
Así habló Zaratustra.
447
Sobre este «grito de auxilio» dice Nietzsche en Ecce homo: «Permanecer aquí dueño de la situación,lograr aquí que la altura de la tarea propia permanezca limpia de los im pulsos mucho más bajos y mucho
más miopes que actúan en las llamadas acciones desinteresadas, ésta es la prueba, acaso la última prueba
que un Zaratustra tiene que rendir -su auténtica
demostración de fuerza».448
Véase, en la segunda parte, El adivino.449
Véase la nota 248.450
La expresión alemana ¡ni Trocknen sitzen tiene un doble sentido; uno, literal: «estar (una barca) fueradel agua (en seco) », y otro, figurado: «no tener alguien nada de dinero». Esto le permite a Zaratustra dar su
irónica respuesta, pues quiere decir: ¿Es que yo soy un insolvente, sin nada de dinero?
451
Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 11; y en esta cuarta parte, El grito de socorro, Elmás feo de los hombres,
y El signo.452
Véase, en la segunda parte, De grandes acontecimientos; en la tercera parte, De la bienaventuranzano querida,
y, en esta cuarta parte, A mediodía.453
Posible réplica de Nietzsche a Goethe, quien, a la muerte del príncipe de Ligne, escribió un requiem«por el hombre más alegre de este siglo».
454
«¡No! ¡No! ¡Tres veces no!» Zaratustra repetirá varias veces en lo sucesivo esta misma exclamación;véase
El más feo de los hombres, El saludo, y Del hombre superior, 6.455
Esta afirmación de Zaratustra de que éstos son «sus dominios» será contradicha más tarde por «el concienzudodel espíritu». Véase
La sanguijuela.Coloquio con los reyes
1
No había pasado aún una hora desde que Zaratustra andaba caminando por sus montañas
y bosques cuando vio
de pronto un extraño cortejo. Justo por el camino por el que éliba bajando venían dos reyes a pie, adornados con coronas y con cinturones de púrpura,
tan multicolores como dos flamencos
456: conducían delante de ellos un asno cargado.«¿Qué quieren esos reyes en mi reino?», dijo asombrado Zaratustra a su corazón, y se
escondió rápidamente detrás de unas matas. Y cuando los reyes se acercaban adonde él
estaba, dijo a media voz, como quien se habla a sí solo: «¡Qué extraño! ¡Qué extraño!
¿Cómo se compagina esto? Veo dos reyes - ¡y un solo asno!»
Entonces los dos reyes se detuvieron, sonrieron, miraron hacia el lugar de donde la voz
venía, y luego se miraron ellos mismos cara a cara. «Esas cosas se las piensa también
ciertamente entre nosotros, dijo el rey de la derecha, pero no se las dice.»
El rey de la izquierda se encogió de hombros y respondió:
«Sin duda será un cabrero. O un eremita que ha vivido durante demasiado tiempo entre
rocas y árboles. La falta total de sociedad, en efecto, acaba por echar a perder también las
buenas costumbres».
«¿Las buenas costumbres?, replicó malhumorado y con amargura el otro rey: ¿de qué
vamos nosotros escapando? ¿No es de las “buenas costumbres”? ¿De nuestra “buena sociedad”?
Mejor es, en verdad, vivir entre eremitas y cabreros que con nuestra dorada, falsa y acicalada
plebe - aunque se llame a sí misma “buena sociedad”,
- aunque se llame a sí misma “nobleza”. Allí todo es falso y podrido, en primer lugar la
sangre, gracias a viejas y malas enfermedades y a curanderos aun peores.
El mejor y el preferido continúa siendo para mí hoy un sano campesino, tosco, astuto,
testarudo, tenaz: ésa es hoy la especie más noble.
El campesino es hoy el mejor; ¡y la especie de los campesinos debería dominar! Pero
éste es el reino de la plebe, - ya no me dejo engañar. Y plebe quiere decir: mezcolanza.
Mezcolanza plebeya: en ella todo está revuelto con todo, santo y bandido e hidalgo y
judío y todos los animales del arca de Noé.
¡Buenas costumbres! Todo es entre nosotros falso y podrido. Nadie sabe ya venerar:
justo de
eso es de lo que nosotros vamos huyendo. Son perros empalagosos y pegajosos,pintan con purpurina hojas de palma.
¡La náusea que me estrangula es que incluso nosotros los reyes nos hemos vuelto falsos,
andamos recubiertos y disfrazados con la vieja y amarillenta pompa de nuestros
abuelos, siendo medallones para los más estúpidos y para los más astutos y para todo el
que hoy trafica con el poder!
Nosotros no
somos los primeros - y, sin embargo, tenemos que pasar por tales: de esasuperchería estamos ya hartos por fin, y nos produce náuseas.
De la chusma hemos escapado, de todos esos vocingleros y moscardones que escriben,
del hedor de los tenderos, de la agitación de los ambiciosos, del aliento pestilente -: puf,
vivir en medio dula chusma,
- puf, ¡pasar por los primeros en medio de la chusma! Ay, ¡náusea! ¡náusea! ¡náusea!
¡Qué importamos ya nosotros los reyes!» -
«Tu vieja enfermedad te acomete, dijo entonces el rey de la izquierda, la náusea te
acomete, pobre hermano mío. Pero ya sabes que hay alguien que nos está escuchando.»
Inmediatamente se levantó de su escondite Zaratustra, que había abierto del todo sus
oídos y sus ojos a estos discursos, acercóse a los reyes y comenzó a decir:
«Quien os escucha, quien con gusto os escucha, reyes, se llama Zaratustra.
Yo soy Zaratustra, que en otro tiempo
457 dijo: “¡Qué importan ya los reyes!” Perdonadmeque me haya alegrado cuando os decíais uno a otro: “¡Qué importamos nosotros
los reyes!”
Éste es
mi reino y mi dominio: ¿qué andáis buscando vosotros en mi reino? Pero acasohabéis
encontrado en el camino lo que yo busco, a saber: el hombre superior.»Cuando los reyes oyeron esto se dieron golpes de pecho
458 y dijeron con una sola boca:«¡Hemos sido reconocidos!
Con la espada de esa palabra has desgarrado la más densa tiniebla de nuestro corazón.
Has descubierto nuestra necesidad, pues ¡mira! Estamos en camino para encontrar al
hombre superior, -
- al hombre que sea superior a nosotros: aunque nosotros seamos reyes. Para él traemos
este asno. Pues el hombre supremo, el superior a todos, debe ser en la tierra también el
señor supremo
459.No existe desgracia más dura en todo destino de hombre que cuando los poderosos de
la tierra no son también los primeros hombres. Entonces todo se vuelve falso y torcido y
monstruoso.
Y cuando incluso son los últimos, y más animales que hombres: entonces la plebe sube
y sube de precio, y al final la virtud de la plebe llega a decir: “¡mirad, virtud soy yo únicamente!”
» -
¿Qué acabo de oír?, respondió Zaratustra: ¡Qué sabiduría en unos reyes! Estoy encantado
y, en verdad, me vienen ganas de hacer unos versos sobre esto: -
- aunque sean unos versos no aptos para los oídos de todos. Hace ya mucho tiempo que
he olvidado el tener consideraciones con orejas largas. ¡Bien! ¡Adelante!
(Pero entonces ocurrió que también el asno tomó la palabra: y dijo clara y malévolamente
I-A.
460)En otro tiempo - creo que en el año primero de la salvación –
Dijo la Sibila, embriagada sin vino:
«¡Ay, las cosas marchan mal!
¡Ruina!¡Ruina!¡Nunca cayó tan bajo el mundo!
Roma bajó a ser puta y burdel,
El César de Roma bajó a ser un animal, Dios mismo - ¡se hizo judío!»
4612
Los reyes se deleitaron con estos versos de Zaratustra; y el rey de la derecha dijo: «¡Oh
Zaratustra, qué bien hemos hecho en habernos puesto en camino para verte!
Pues tus enemigos nos mostraban tu imagen en su espejo: en él tú mirabas con la mueca
de un demonio y con una risa burlona
462: de modo que teníamos miedo de ti.¡Mas de qué servía esto! Una y otra vez nos punzabas el oído y el corazón con tus sentencias.
Entonces dijimos finalmente: ¡qué importa el aspecto que tenga!
Tenemos que
oírle a él, a él que enseña “¡debéis amar la paz como medio para nuevasguerras, y la paz corta más que la larga!”
Nadie ha dicho hasta ahora palabras tan belicosas como: “¿Qué es bueno? Ser valiente
es bueno. La buena guerra es la que santifica toda causa
463.Oh Zaratustra, la sangre de nuestros padres se agitaba en nuestro cuerpo al oír tales palabras:
era como el discurso de la primavera a viejos toneles de vino.
Cuando las espadas se cruzaban como serpientes de manchas rojas, entonces nuestros
padres encontraban buena la vida; el sol de toda paz les parecía flojo y tibio, y la larga
paz daba vergüenza.
¡Cómo suspiraban nuestros padres cuando veían en la pared espadas relucientes y secas!
Lo mismo que éstas, también ellos tenían sed de guerra. Pues una espada quiere beber
sangre y centellea de deseo.» - -
- Mientras los reyes hablaban y parloteaban así, con tanto ardor, de la felicidad de sus
padres, Zaratustra fue acometido por unas ganas no pequeñas de burlarse de su ardor:
pues eran visiblemente reyes muy pacíficos los que él veía delante de sí, reyes con rostros
antiguos y delicados. Mas se dominó. «¡Bien!, dijo, hacia allá sigue el camino, allá se
encuentra la caverna de Zaratustra; ¡y este día debe tener una larga noche! Pero ahora me
llama un grito de socorro que me obliga a alejarme de vosotros a toda prisa
464.Es un honor para mi caverna el que unos reyes quieran sentarse en ella y aguardar: ¡pero,
ciertamente, tendréis que aguardar mucho tiempo!
¡Bien! ¡Qué importa! ¿Dónde se aprende hoy a aguardar mejor que en las cortes? Y la
entera virtud de los reyes, la que les ha quedado, - ¿no se llama hoy: poder-aguardar?»
Así habló Zaratustra.
456
Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 12. Allí Zaratustra aplica este calificativo a loscortesanos.
457
Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 12.458
Expresión bíblica, tomada del Evangelio de Lucas, 18, 13: «El publicano... se daba golpes de pecho,diciendo: ¡Oh Dios, sé propicio a mí, pecador!»
459
Alusión a la entrada del «señor supremo» en Jerusalén, montado en un asno, entre cantos de júbilo.Véase el
Evangelio de Mateo, 21.460
Véase la nota 359.461
En Crepúsculo de los ídolos afirma Nietzsche: «No sin sutileza se ha dicho: il est indigne des grandscoeurs de répandre le trouble qu'ils ressentent:
sólo hay que añadir que puede ser asimismo grandeza dealma el no tener miedo de
las cosas más indignas. Una mujer que ama sacrifica su honor; un hombre delconocimiento que “ama” sacrifica acaso su humanidad; un Dios que amaba se hizo judío».
462
Véase, en la segunda parte, El niño del espejo.463
Véase, en la primera parte, De la guerra y el pueblo guerrero.464
Zaratustra utiliza esta misma fórmula en los capítulos siguientes para despedirse «a toda prisa» de lospersonajes con que va encontrándose; véase
La sanguijuela, Jubilado, y El mendigo voluntario.La sanguijuela
465Y Zaratustra siguió pensativo su camino, bajando cada vez más, atravesando bosques y
bordeando terrenos pantanosos; y como le ocurre a todo aquel que reflexiona sobre cosas
difíciles pisó, sin darse cuenta, a un hombre. Y he aquí que
de pronto le salpicaron la caraun grito de dolor y dos maldiciones y veinte injurias perversas: de modo que, con el susto,
alzó el bastón y golpeó además a aquel al que había pisado. Pero inmediatamente recobró
el juicio; y su corazón rió de la tontería que acababa de cometer.
«Perdona, dijo al pisado, el cual se había erguido furioso y se había sentado, perdona y
escucha antes de nada una parábola.
Así como un viajero que sueña con cosas lejanas tropieza, sin darse cuenta, en una calle
solitaria con un perro dormido, con un perro tendido al sol:
- y ambos se encolerizan, se increpan, como enemigos mortales, los dos mortalmente
asustados: así nos ha ocurrido a nosotros.
¡Y sin embargo! Y sin embargo - ¡qué poco ha faltado para que ambos se acariciasen,
ese perro y ese solitario! ¡Pues ambos son - solitarios!»
- «Quienquiera que seas, dijo, todavía furioso, el pisado, ¡también con tu parábola me
pisoteas, y no sólo con tu pie!
Mira, ¿es que yo soy un perro?» - y en ese momento el sentado se levantó y sacó su
brazo desnudo del pantano. Antes, en efecto, había estado tendido en el suelo, oculto e
irreconocible, como quienes acechan la caza de los pantanos.
«¡Pero qué estás haciendo!, exclamó Zaratustra asustado, pues veía que por el desnudo
brazo corría mucha sangre, - ¿qué te ha ocurrido? ¿Te ha mordido, desgraciado, un perverso
animal?»
El que sangraba rió, aunque todavía estaba encolerizado. «¡Qué te importa!, dijo, y quiso
marcharse. Aquí estoy en mi casa y en mis dominios. Pregúnteme quien quiera: a un
majadero difícilmente le responderé.»
«Te engañas, dijo Zaratustra compadecido, y lo retuvo, te engañas: aquí no estás en tu
casa, sino en mi reino
466, y en él a nadie debe ocurrirle daño alguno.Llámame como quieras, - yo soy el que tengo que ser. El nombre que me doy a mí
mismo es Zaratustra.
¡Bien! Por ahí sube el camino que lleva hasta la caverna de Zaratustra: no está lejos, -
¿no quieres cuidar tus heridas en mi casa?
Mal te ha ido, desgraciado, en esta vida: primero te mordió el animal, y luego - ¡te pisó
el hombre! » -
Pero cuando el pisado oyó el nombre de Zaratustra, se transformó. «¡Qué me pasa!, exclamó,
¿quién
me interesa aún en esta vida si no ese solo hombre, a saber, Zaratustra, yese único
animal que vive de la sangre, la sanguijuela?A causa de la sanguijuela estaba yo aquí tendido junto a este pantano como un pescador,
y ya mi brazo extendido había sido picado diez veces cuando aún me pica, buscando
mi sangre, un erizo más hermoso, Zaratustra mismo!
¡Oh felicidad! ¡Oh prodigio! ¡Bendito sea este día que me indujo a venir a este pantano!
¡Bendita sea la mejor y más viva de las ventosas que hoy viven, bendito sea Zaratustra,
gran sanguijuela de conciencias!» -
Así habló el pisado; y Zaratustra se alegró de sus palabras y de sus delicados y respetuosos
modales: «¿Quién eres?, preguntó y le tendió la mano, entre nosotros queda mucho
que aclarar y que despejar: pero ya, me parece, se está haciendo de día, un día puro y
luminoso».
«Yo soy
el concienzudo del espíritu, respondió el interrogado, y en las cosas del espíritudifícilmente hay alguien que las tome con mayor rigor, severidad y dureza que yo, excepto
aquel de quien yo he aprendido eso, Zaratustra mismo.
¡Es preferible no saber nada que saber mucho a medias! ¡Es preferible ser un necio por
propia cuenta que un sabio con arreglo a pareceres ajenos! Yo - voy al fondo:
- ¿qué importa que éste sea grande o pequeño? ¿Que se llame pantano o cielo? Un palmo
de fondo me basta: ¡con tal que sea verdaderamente fondo y suelo!
- un palmo de fondo: sobre él puede uno estar de pie. En la verdadera ciencia concienzuda
no hay nada grande ni nada pequeño.»
«¿Entonces tú eres acaso el conocedor de la sanguijuela?, preguntó Zaratustra; ¿y estudias
la sanguijuela hasta sus últimos fondos, tú concienzudo?»
«Oh Zaratustra, respondió el pisado, eso sería una enormidad, ¡cómo iba a serme lícito
atreverme a tal cosa!
En lo que yo soy un maestro y un conocedor es en el
cerebro de la sanguijuela: - ¡ése esmi mundo!
¡También ése es un mundo! Mas perdona el que aquí tome la palabra mi orgullo, pues
en esto no tengo igual. Por ello dije “aquí estoy en mi casa”.
¡Cuánto tiempo hace ya que estudio esa
única cosa, el cerebro de la sanguijuela, paraque la escurridiza verdad no se me escurra ya aquí! ¡Aquí está mi reino!
- por esto eché por la borda todo lo demás, por esto se me volvió indiferente todo lo
demás; y justo al lado de mi saber acampa mi negra ignorancia.
Mi conciencia del espíritu quiere de mí que yo sepa una única cosa y que no sepa nada
de lo demás: ¡siento náuseas de todas las medianías del espíritu, de todos los vaporosos,
fluctuantes, soñadores.
Donde mi honestidad acaba, allí yo soy ciego y quiero también serlo. Pero donde quiero
saber, allí quiero también ser honesto, es decir, duro, riguroso, severo, cruel, implacable.
El que en otro tiempo
467 tú dijeras, oh Zaratustra: “Espíritu es la vida que se saja a símisma en vivo”, eso fue lo que me llevó a tu doctrina y me indujo a seguirla. Y, en verdad,
¡con mi propia sangre he aumentado mi propio saber!»
«Como la evidencia enseña»
468, se le ocurrió a Zaratustra; pues aún seguía corriendo lasangre por el brazo desnudo del concienzudo. Diez sanguijuelas, en efecto, se habían
agarrado a él.
«¡Oh tú, extraño compañero, cuántas cosas me enseña esta evidencia, es decir, tú mismo!
¡Y tal vez no me sea lícito vaciarlas todas ellas en tus severos oídos!
¡Bien! ¡Separémonos aquí! Pero me gustaría volver a encontrarte. Por ahí sube el camino
que lleva hasta mi caverna: ¡hoy por la noche debes ser mi huésped querido!
También me gustaría reparar en tu cuerpo el que Zaratustra te haya pisado: sobre eso
reflexiono. Pero ahora me llama un grito de socorro que me obliga a alejarme de ti a toda
prisa.»
Así habló Zaratustra.
465
Otro título anotado por Nietzsche para este capítulo era El concienzudo del espíritu.466
Véase antes, El grito de socorro, la nota 455.467
Véase, en la segunda parte, De los sabios famosos.468
Más adelante, La fiesta del asno, 1, el «concienzudo del espíritu» empleará esta misma fórmula paraironizar sobre Zaratustra.
El mago
4691
Y cuando Zaratustra dio la vuelta a una roca vio no lejos debajo de sí, en el mismo camino,
a un hombre que agitaba los miembros como un loco furioso y que, finalmente,
cayó de bruces en tierra. «¡Alto!, dijo entonces Zaratustra a su corazón, ése de ahí tiene
que ser sin duda el hombre superior, de él venía aquel perverso grito de socorro, - voy a
ver si se le puede ayudar.» Mas cuando llegó corriendo al lugar donde el hombre yacía en
el suelo encontró a un viejo tembloroso, con los ojos fijos, y aunque Zaratustra se esforzó
mucho por levantarlo y ponerlo de nuevo en pie, fue inútil. El desgraciado no parecía ni
siquiera advertir que alguien estuviese junto a él; antes bien, no hacía otra cosa que mirar
a su alrededor, con gestos conmovedores, como quien ha sido abandonado por todo el
mundo y dejado solo. Pero al fin, tras muchos temblores, convulsiones y contorsiones,
comenzó a lamentarse de este modo
470:«Quién me calienta, quién me ama todavía?
¡Dadme manos ardientes!
¡Dadme braseros para el corazón!
¡Postrado en tierra, temblando de horror,
Semejante a un mediomuerto, a quien la gente le calienta los pies –
Agitado, ¡ayl, por fiebres desconocidas,
Temblando ante las agudas, gélidas flechas del escalofrío,
Acosado por ti, ¡pensamiento!
¡Innombrable! ¡Encubierto! ¡Espantoso!
¡Tú, cazador oculto detrás de nubes!
Fulminado a tierra por ti,
Ojo burlón que me miras desde lo oscuro:
- Así yazgo,
Me encorvo, me retuerzo, atormentado
Por todas las eternas torturas,
Herido
Por ti, el más cruel de los cazadores,
¡Tú desconocido - Dios!
471¡Hiere más hondo,
Hiere otra vez!
¡Taladra, rompe este corazón!
¿Por qué esta tortura
Con flechas embotadas?
¿Por qué vuelves a mirar,
No cansado del tormento del hombre,
Con ojos crueles, como rayos divinos?
¿No quieres matar,
Sólo torturar, torturar?
¿Para qué - torturarme a mí,
Tú cruel, desconocido Dios? –
¡Ay, ay! ¿Te acercas a escondidas?
¿En esta medianoche
Qué quieres? ¡Habla!
Me acosas, me oprimes –
¡Ay! ¡ya demasiado cerca!
¡Fuera! ¡Fuera!
Me oyes respirar,
Escuchas mi corazón.
Auscultas mi corazón,
Tú celoso -
Pero ¿celoso de qué?
¡Fuera! ¡Fuera! ¿Para qué esa escala?
¿Quieres
entrar dentro,en el corazón,
Penetrar en mis más ocultos
Pensamientos?
¡Desvergonzado! ¡Desconocido - ladrón!
¿Qué quieres robar?
¿Qué quieres escuchar?
¿Qué quieres arrancar con tormentos?
¡Tú atormentador!
¡Tú - Dios-verdugo!
¿O es que debo, como el perro,
Arrastrarme delante de ti?
¿Sumiso, fuera de mí de entusiasmo,
Menear la cola declarándote - mi amor?
¡En vano! ¡Sigue pinchando,
Cruelísimo aguijón! No,
No un perro - tu caza soy tan sólo,
¡Cruelísimo cazador!
Tu más orgulloso prisionero,
¡Salteador oculto detrás de nubes!
Habla por fin,
¿Qué quieres tú, salteador de caminos, de
mí?¡Tú oculto por el rayo! ¡Desconocido! Habla,
¿Qué
quieres tú, desconocido Dios? - -¿Cómo? ¿Dinero de rescate?
¿Cuánto dinero de rescate quieres?
Pide mucho - ¡te lo aconseja mi segundo orgullo!
¡Ay
, ay!¿A
mí - es a quien quieres? ¿A mí?¿A mí - entero?
¡
Ay, ay!¿Y me torturas, necio,
Atormentas mi orgullo?
Dame
amor - ¿quién me calienta todavía?¿Quién me ama todavía? - dame manos ardientes,
Dame braseros para el corazón,
Dame a mí, al más solitario de todos,
Al que el hielo, ay, un séptuplo hielo
Enseña a desear
Incluso enemigos,
Enemigos,
Dame, sí, entrégame,
Cruelísimo enemigo,
Dame - ¡a
ti mismo! - -¡Se fue!
¡Huyó también él,
Mi último y único compañero,
Mi gran enemigo,
Mi desconocido,
Mi Dios-verdugo! –
- ¡No! ¡Vuelve
Con todas tus torturas!
¡Oh, vuelve
Al último de todos los solitarios!
¡Todos los arroyos de mis lágrimas
Corren hacia ti!
¡Y la última llama de mi corazón -
Para ti
se alza ardiente!¡Oh, vuelve,
Mi desconocido Dios!¡Mi dolor!¡Mi última -felicidad!
2
-
Mas aquí Zaratustra no pudo contenerse por más tiempo, tomó su bastón y golpeó contodas sus fuerzas al que se lamentaba. «¡Deténte!, le gritaba con risa llena de rabia, ¡deténte,
comediante! ¡Falsario! ¡Mentiroso de raíz! ¡Yo te conozco bien!
¡Yo voy a calentarte las piernas, mago perverso, entiendo mucho de - calentar a gentes
como tú!»
- «¡Basta, dijo el viejo levantándose de un salto del suelo, no me golpees más, oh Zaratustra!
¡Esto yo lo hacía tan sólo porjuego!
Tales cosas forman parte de mi arte; ¡al darte esta prueba he querido ponerte a prueba a
ti mismo! Y, en verdad, ¡has adivinado bien mis intenciones!
Pero también tú - me has dado una prueba no pequeña de ti: ¡eres
duro, sabio Zaratustra!¡Golpeas duramente con tus “verdades”, tu garrota me fuerza a decir -
esta verdad!»- «No me adules, respondió Zaratustra, todavía irritado, con mirada sombría, ¡comediante
de raíz! Tú eres falso: ¡qué hablas tú - de verdad!
Tú pavo real de los pavos reales, tú mar de vanidad,
¿qué papel has representado delantede mí, mago perverso, en
quién debía yo creer cuando te lamentabas de aquella manera?»
«El penitente del espíritu,
dijo el viejo, ese personaje es el que yo representaba: ¡túmismo inventaste en otro tiempo
472 esa expresión -- el poeta y mago que acaba por volver su espíritu contra sí mismo, el transformado que
se congela a causa de su malvada ciencia y de su malvada conciencia.
Y confiésalo: ¡mucho tiempo pasó, oh Zaratustra, hasta que descubriste mi arte y mi
mentira! Tú
creías en mi necesidad cuando me sostenías la cabeza con ambas manos, -- yo te oía lamentarte “¡lo han amado demasiado poco, demasiado poco!” De haberte yo
engañado hasta tal punto, de eso se regocijaba íntimamente mi maldad.»
«Es posible que hayas engañado a otros más sutiles que yo, dijo Zaratustra con dureza.
Yo no estoy en guardia contra los engañadores, yo
tengo que estar sin cautela: así lo quieremi suerte
473.Pero tú -
tienes que engañar: ¡hasta ese punto te conozco! ¡Tú tienes que tener siempredos, tres, cuatro y cinco sentidos! ¡Tampoco eso que ahora has confesado ha sido ni bastante
verdadero ni bastante falso para mí!
Tú perverso falsario, ¡cómo podrías actuar de otro modo! Acicalarías incluso tu enfermedad
si te mostrases desnudo a tu médico.
Y así acabas de acicalar ante mí tu mentira al decir: “¡esto yo lo hacía
tan sólo por juego!”También había
seriedad en ello, ¡tú eres en cierta medida un penitente del espíritu!Yo te comprendo bien: te has convertido en el encantador de todos, mas para ti no te
queda ya ni una mentira ni una astucia, - ¡tú mismo estás para ti desencantado!
Has cosechado la náusea como tu
única verdad. Ninguna palabra es ya en ti auténtica,pero sí lo es tu boca, es decir: la náusea que está pegada a tu boca». - -
«¡Quién crees que eres!, gritó en este momento el mago con voz altanera, ¿a quién le es
lícito hablarme así a mí, que soy el más grande de los que hoy viven?» - y un rayo verde
salió disparado de sus ojos contra Zaratustra. Pero inmediatamente después cambió de
expresión y dijo con tristeza:
«Oh Zaratustra, estoy cansado, siento náuseas de mis artes, yo no soy
grande ¡por quéfingir! Pero tú sabes bien que - ¡yo he buscado la grandeza!
Yo he querido representar el papel de un gran hombre, y persuadí a muchos de que lo
era: mas esa mentira era superior a mis fuerzas. Contra ella me destrozo:
Oh Zaratustra, todo es mentira en mí; mas que yo estoy destrozado - ¡ese estar yo destrozado
es
auténtico!» -«Te honra, dijo Zaratustra sombrío, bajando y desviando la mirada, te honra, pero también
te traiciona, el haber buscado la grandeza. Tú no eres grande.
Viejo mago perverso, lo mejor y más honesto que tú tienes, lo que yo honro en ti, es
esto,el que te hayas cansado de ti mismo y hayas dicho: “yo no soy grande”.
En esto
yo te honro como a un penitente del espíritu: y si bien sólo fue por un momento,en ese
único instante has sido - auténtico.Mas dime, ¿qué buscas tú aquí en mis bosques y entre mis rocas? Y cuando te colocaste
en mi camino, ¿qué prueba querías de mí? -
- ¿en qué querías tentarme a mí?» -
Así habló Zaratustra, y sus ojos centelleaban. El viejo mago calló un momento, luego
dijo: «¿Te he tentado yo a ti? Yo - busco únicamente
474.Oh Zaratustra, yo busco a uno que sea auténtico, justo, simple, sin equívocos, un hombre
de toda honestidad, un vaso de sabiduría, un santo del conocimiento, ¡un gran hombre!
¿No lo sabes acaso, oh Zaratustra? Yo
busco a Zaratustra. »-
Y en este instante se hizo un prolongado silencio entre ambos; Zaratustra se abismóprofundamente dentro de sí mismo, tanto que cerró los ojos. Mas luego, retornando a su
interlocutor, tomó la mano del mago y dijo, lleno de gentileza y de malicia:
«¡Bien! Por ahí sube el camino, allí está la caverna de Zaratustra. En ella te es lícito
buscar a aquel que tú desearías encontrar. Y pide consejo a mis animales, a mi águila y a
mi serpiente: ellos te ayudarán a buscar. Pero mi caverna es grande.
Yo mismo, ciertamente, - no he visto aún ningún gran hombre. Para lo que es grande el
ojo de los más delicados es hoy grosero. Éste es el reino de la plebe.
A más de uno he encontrado ya que se estiraba y se hinchaba, y el pueblo gritaba: “¡Mirad,
un gran hombre!” ¡Mas de qué sirven todos los fuelles del mundo! Al final lo que
sale es viento.
Al final revienta la rana
475 que se había hinchado durante demasiado tiempo: y lo quesale es viento. Pinchar el vientre de un hinchado es lo que yo llamo un buen entretenimiento.
¡Escuchad esto, muchachos!
El día de hoy es de la plebe: ¡quién
sabe ya qué es grande y qué es pequeño! ¡Quiénbuscaría con fortuna la grandeza! Un necio únicamente: los necios son afortunados.
¿Tú buscas grandes hombres, tú extraño necio? ¿Quién te ha
enseñado eso? ¿Es hoytiempo de eso? Oh tú, perverso buscador, ¿por qué - me tientas?» - -
Así habló Zaratustra, con el corazón consolado, y siguió a pie su camino riendo.
469
Otro título anotado por Nietzsche para este apartado era El penitente del espíritu.470
El largo «lamento» del mago que viene a continuación fue compuesto por Nietzsche en el otoño de1884 y llevaba entonces el título de
El poeta. - El tormento del creador. En otra copia manus crita le pusoestos dos títulos:
De la séptima soledad, luego borrado, y El pensamiento. De hecho este poema no sehallaba destinado originalmente a
Así habló Zaratustra, pero Nietzsche lo insertó en él al componer lacuarta parte. De la importancia que este poema tenía para Nietzsche da idea el hecho de que más tarde lo
incorporase a los
Ditirambos de Dioniso, bajo el título de Lamento de Ariadna. Allí lleva al final una «respuesta» de Dioniso, quien, tras un rayo, «se hace visible con una belleza de esmeralda». La citada respuesta
dice así:
¡Sé inteligente, Ariadna!...
Tienes oídos pequeños, tienes mis oídos:
¡Introduce en ellos una palabra inteligente! –
¿No tenemos que odiarnos primero a nosotros mismos cuando
debemos amarnos a nosotros mismos?...
Yo soy tu laberinto...
471
Ya en su juventud (en el otoño de 1864) había compuesto Nietzsche una poesía con el título Al diosdesconocido.
El «dios desconocido» alude al Dios encontrado por Pablo en el Areópago de Atenas (véaseHechos de los Apóstoles, 17, 23).
472
Véase, en la segunda parte, De los sublimes.473
Véase, en la segunda parte, De la cordura respecto a los hombres.474
Nietzsche juega en alemán con las palabras versuchen (tentar) y suchen (buscar), de idéntica raíz.475
Alusión a la conocida fábula narrada por Fedro.Jubilado
No mucho después de haberse librado Zaratustra del mago vio de nuevo a alguien sentado
junto al camino que él seguía, a saber, un hombre alto y negro, de pálido y descarnado
rostro:
éste le causó una violenta contrariedad. «Ay, dijo a su corazón, allí está sentadala tribulación embozada
476, aquello me parece pertenecer a la especie de los sacerdotes:¿qué quieren
ésos en mi reino?¡Cómo! Acabo de escapar de aquel mago: y tiene que atravesárseme de nuevo en mi
camino otro nigromante, -
- un brujo cualquiera que practica la imposición de manos, un oscuro taumaturgo por
gracia divina, un ungido calumniador del mundo, ¡a quien el diablo se lleve!
Pero el diablo no está nunca donde debería estar: siempre llega demasiado tarde, ¡ese
maldito enano y cojitranco!» -
Así maldecía Zaratustra, impaciente en su corazón, y pensaba en cómo pasaría rápidamente
de largo junto al hombre negro mirando a otra parte: mas he aquí que las cosas
ocurrieron de otro modo. Pues en aquel mismo instante el hombre sentado le había visto
ya, y semejante a uno a quien le sale al encuentro una suerte imprevista se levantó de un
salto y corrió hacia Zaratustra.
«¡Quienquiera que seas, caminante, dijo, ayuda a un extraviado, a uno que busca, a un
anciano al que con facilidad puede ocurrirle aquí algún daño!
Este mundo de aquí me es extraño y lejano, también he oído aullar a animales salvajes;
y el que habría podido ofrecerme ayuda, ése no existe ya.
Yo buscaba al último hombre piadoso, un santo y un eremita, que, solo en su bosque,
no había oído aún nada de lo que todo el mundo sabe hoy»
477.«¿Qué
sabe hoy todo el mundo?, preguntó Zaratustra. ¿Acaso que no vive ya el viejoDios en quien todo el mundo creyó en otro tiempo?»
«Tú lo has dicho
478, respondió el anciano contristado. Y yo he servido a ese viejo Dioshasta su última hora.
Mas ahora estoy jubilado, no tengo dueño y, sin embargo, no estoy libre, tampoco estoy
alegre ni una sola hora, a no ser cuando me entrego a los recuerdos.
Por ello he subido a estas montañas, para celebrar por fin de nuevo una fiesta para mí,
cual conviene a un antiguo papa y padre de la Iglesia: pues sábelo, ¡yo soy el último papa!
- una fiesta de piadosos recuerdos y cultos divinos.
Pero ahora también él ha muerto, el más piadoso de los hombres, aquel santo del bosque
que alababa constantemente a su Dios cantando y gruñendo.
A él no lo encontré ya cuando encontré su choza, - pero sí a dos lobos dentro, que aullaban
por su muerte - pues todos los animales lo amaban. Entonces me fui de allí corriendo.
¿Inútilmente había venido yo, por tanto, a estos bosques y montañas? Mi corazón decidió
entonces que yo buscase a otro distinto, al más piadoso de todos aquellos que no
creen en Dios -, ¡que yo buscase a Zaratustra! »
Así habló el anciano y miró con ojos penetrantes a aquel que se hallaba delante de él;
mas Zaratustra cogió la mano del viejo papa y la contempló largo tiempo con admiración.
«Mira, venerable, dijo luego, ¡qué mano tan bella y tan larga! Ésta es la mano de uno que
ha impartido siempre bendiciones. Pero ahora esa mano agarra firmemente a aquel a
quien tú buscas, a mí, Zaratustra.
Yo soy Zaratustra el ateo, que dice: ¿quién es más ateo que yo, para gozarme con sus
enseñanzas?
479» -Así habló Zaratustra, y con sus miradas perforaba los pensamientos y las más recónditas
intenciones del viejo papa. Por fin éste comenzó a decir:
«Quien lo amó y lo poseyó más que ningún otro, ése lo ha perdido también más que
ningún otro -:
- mira, ¿no soy yo ahora, de nosotros dos, el más ateo? ¡Mas quién podría alegrarse de
eso!» -
- «Tú le has servido hasta el final, preguntó Zaratustra pensativo, después de un profundo
silencio, ¿sabes
cómo murió? ¿Es verdad, como se dice, que fue la compasión laque lo estranguló,
- que vio cómo el
hombre pendía de la cruz, y no soportó que el amor al hombre seconvirtiese en su infierno y finalmente en su muerte?» - -
Mas el viejo papa no respondió, sino que tímidamente, y con una expresión dolorosa y
sombría, desvió la mirada. «Déjalo que se vaya, dijo Zaratustra tras prolongada reflexión,
mirando siempre al anciano derechamente a los ojos. Déjalo que se vaya, ya ha desaparecido.
Y aunque te honra el que no digas más que cosas buenas de ese muerto, tú sabes tan
bien como
yo quién era; y que seguía caminos extraños.» «Hablando entre tres ojos, dijo,recobrado, el viejo papa (pues era tuerto), en asuntos de Dios yo soy más ilustrado
480 queel propio Zaratustra - y me es lícito serlo.
Mi amor le ha servido durante largos años, mi voluntad siguió en todo a su voluntad.
Pero un buen servidor sabe todo, incluso muchas cosas que su señor se oculta a sí mismo.
Él era un Dios escondido
481, lleno de secretos. En verdad, no supo procurarse un hijomás que por caminos tortuosos. En la puerta de su fe se encuentra el adulterio
482.Quien le ensalza como a Dios del amor no tiene una idea suficientemente alta del amor
mismo. ¿No quería este Dios ser también juez? Pero el amante ama más allá de la recompensa
o la retribución.
Cuando era joven, este Dios del Oriente, era duro y vengativo y construyó un infierno
para diversión de sus favoritos
483.Pero al final se volvió viejo y débil y blando y compasivo, más parecido a un abuelo
que a un padre, y parecido sobre todo a una vieja abuela vacilante.
Se sentaba allí, mustio, en el rincón de su estufa, se afligía a causa de la debilidad de
sus piernas, cansado del mundo, cansado de querer, y un día se asfixió con su excesiva
compasión.» -
«Tú viejo papa, le interrumpió aquí Zaratustra, ¿tú has visto
eso con tus ojos? Pues esposible que haya ocurrido así: así, y también de otra manera. Cuando los dioses mueren,
mueren siempre de muchas especies de muerte.
Mas ¡bien! Así o así, así y así - ¡se ha ido! Él contrariaba el gusto de mis oídos y de mis
ojos, no quisiera decir nada peor sobre él.
Yo amo todo lo que mira limpiamente y habla con honestidad. Pero él - tú lo sabes
bien, viejo sacerdote, en él había algo de tus maneras, de maneras de sacerdote - él era
ambiguo.
Era también oscuro. ¡Cómo se irritaba con nosotros, resoplando cólera, porque le entendíamos
mal! Mas ¿por qué no hablaba con mayor nitidez?
Y si dependía de nuestros oídos, ¿por qué nos dio unos oídos que le oían mal? Si en
nuestros oídos había barro, ¡bien!, ¿quién lo había introducido allí?
¡Demasiadas cosas se le malograron a ese alfarero que no había aprendido del todo su
oficio! Pero el hecho de que se vengase de sus pucheros y criaturas
484 porque le hubiesensalido mal a él - eso era un pecado contra el
buen gusto.También en la piedad existe un buen gusto: éste acabó por decir “¡Fuera
tal Dios! ¡Mejorningún Dios, mejor construirse cada uno su destino a su manera, mejor ser un necio,
mejor ser Dios mismo!”»
- «¡Qué oigo!, dijo entonces el papa aguzando los oídos; ¡oh Zaratustra, con tal incredulidad
eres tú más piadoso de lo que crees! Algún Dios presente en ti te ha convertido a tu
ateísmo.
¿No es tu piedad misma la que no te permite seguir creyendo en Dios? ¡Y tu excesiva
honestidad te arrastrará más allá incluso del bien y del mal!
Mira, pues, ¿qué se te ha reservado para el final? Tienes ojos y mano y boca predestinados
desde la eternidad a bendecir. No se bendice sólo con la mano.
En tu proximidad, aunque tú quieras ser el más ateo de todos, venteo yo un secreto
aroma de incienso y un perfume de prolongadas bendiciones: ello me hace bien y me
causa dolor al mismo tiempo.
¡Permíteme ser tu huésped, oh Zaratustra, por una sola noche! ¡En ningún lugar de la
tierra me siento ahora mejor que junto a ti!» -
«¡Amén! ¡Así sea!, dijo Zaratustra con gran admiración, por ahí arriba sube el camino,
allí está la caverna de Zaratustra.
Con gusto, en verdad, te acompañaría yo mismo hasta allí, venerable, pues amo a todos
los hombres piadosos. Pero ahora me llama un grito de socorro que me obliga a separarme
de ti a toda prisa.
En mis dominios nadie debe sufrir daño alguno; mi caverna es un buen puerto. Y lo que
más me gustaría sería colocar de nuevo en tierra firme y sobre piernas firmes a todos los
tristes.
Mas ¿quién te quitaría a ti de los hombros el peso de
tu melancolía? Para eso soy yodemasiado débil. Largo tiempo, en verdad, vamos a aguardar hasta que alguien te resucite
a tu Dios.
Pues ese viejo Dios no vive ya: está muerto de verdad.» -
Así habló Zaratustra.
476
Véase, en la segunda parte, De los sacerdotes.477
El papa jubilado viene en busca del eremita con el que Zaratustra se encontró al bajar por vez primerade las montañas. Véase
Prólogo de Zaratustra, 1,, y la nota 5.478
Frase evangélica, empleada por Jesús en su respuesta a Pilato. Véase el Evangelio de Marcos, 15, 2:«Pilato lo interrogó: ¿Tú eres el rey de los judíos? Jesús le contestó: Tú lo has dicho».
479
Véase, en la tercera parte, De la virtud empequeñecedora, 3.480
Un poco más tarde, en La fiesta del asno, el papa jubilado volverá a replicarle a Zaratustra que, enasuntos de Dios, él es «más ilustrado».
481
El «Dios escondido» es expresión bíblica; véase Isaías, 45, 15: «Es verdad, Tú eres un Dios escondido,el Dios de Israel, el Salvador».
482
Una ampliación de esta afirmación puede verse en El Anticristo, 34483
Un desarrollo de esta idea puede verse en el 269 de Más allá del bien y del mal.484
Topfe und Geschópfe. Nietzsche aprovecha aquí una expresiva aliteración en alemán para aludir alhecho narrado por la Biblia de que Dios hizo al hombre de barro, como un alfarero. Véase
Génesis, 2, 7:«Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo».
El más feo de los hombres
Y de nuevo corrieron los pies de Zaratustra por montañas y bosques, y sus ojos buscaron
y buscaron, mas en ningún lugar pudieron ver a aquel a quien querían ver, al gran
necesitado que gritaba pidiendo socorro. Durante todo el camino, sin embargo, se regocijaba
en su corazón y estaba agradecido. «¡Qué buenas cosas, decía, me ha regalado este
día para compensarme de haber comenzado mal!
485 ¡Qué extraños interlocutores he encontrado!Quiero rumiar durante largo tiempo sus palabras, como si fueran buenos granos; ¡mis
dientes deberán desmenuzarlas y molerlas hasta que fluyan a mi alma como leche!» -
Mas cuando el camino volvió a girar en torno a una roca, el paisaje se transformó
derepente
y Zaratustra penetró en un reino de muerte. En él peñascos negros y rojos mirabanrígidos hacia arriba: ni una brizna de hierba, ni un árbol, ni el canto de un pájaro. Era,
en efecto, un valle que todos los animales evitaban, incluso los animales de rapiña; sólo
una especie de serpientes feas, gordas, verdes, cuando se volvían viejas, iban allí a morir.
Por esto los pastores llamaban a este valle: Muerte de la Serpiente
486.Zaratustra se sumergió en un negro recuerdo, pues le parecía que él había estado ya una
vez en aquel valle. Y muchas cosas pesadas oprimieron su ánimo: de modo que comenzó
a caminar cada vez más lentamente, hasta que por fin se detuvo. Entonces, al abrir los
ojos, vio algo que se hallaba sentado junto al camino, algo que tenía una figura como de
hombre, pero que apenas lo parecía, algo inexpresable. Y
de golpe se apoderó de Zaratustrauna gran vergüenza por haber visto con sus ojos algo así: enrojeciendo hasta la raíz de
sus blancos cabellos apartó la vista y levantó el pie para abandonar aquel triste lugar. En
ese instante aquel muerto desierto produjo un ruido: del suelo, en efecto, salía un gorgoteo
y un resuello
487 como los que hace el agua por la noche en tuberías atrancadas; y porfin surgió de allí una voz humana y unas palabras de hombre: - que decían así:
«¡Zaratustra! ¡Zaratustra! ¡Resuelve mi enigma! ¡Habla, habla! ¿Cuál es
la venganzaque se toma del testigo?
Yo te invito a que te vuelvas atrás, ¡aquí hay hielo resbaladizo! ¡Cuida, cuida de que tu
orgullo no se rompa aquí las piernas!
¡Tú te crees sabio, orgulloso Zaratustra! Resuelve, pues, el enigma, tú duro cascanueces,
- ¡el enigma que yo soy! ¡Di, pues: quién soy
yo!»- Mas cuando Zaratustra hubo oído estas palabras, - ¿qué creéis que ocurrió en su alma?
La compasión lo acometió; y
se desplomó de golpe, como una encina que ha resistidodurante largo tiempo a muchos leñadores, - de manera pesada, súbita, causando espanto
incluso a quienes querían abatirla. Pero enseguida volvió a levantarse del suelo, y su rostro
se endureció
«Te conozco bien, dijo con voz de bronce:
¡tú eres el asesino de Dios! Déjame irme.No
soportabas a Aquel que te veía, - que te veía siempre y de parte a parte, ¡tú el másfeo de los hombres! ¡Te vengaste de ese testigo!»
Así habló Zaratustra y quiso irse de allí; mas el inexpresable agarró una punta de su
vestido y comenzó de nuevo a gorgotear y a buscar palabras. «¡Quédate!, dijo por fin -
- ¡quédate! ¡No pases de largo! He adivinado qué hacha fue la que te derribó: ¡Enhorabuena,
Zaratustra, por estar de nuevo en pie!
Has adivinado, lo sé bien, qué sentimientos experimenta el que lo mató a Él, - el asesino
de Dios. ¡Quédate! Toma asiento aquí cerca de mí, no será inútil.
¿A quién quería yo ir si no a ti? ¡Quédate, siéntate! ¡Pero no me mires! ¡Honra así - mi
fealdad!
Ellos me persiguen: ahora eres
tú mi último refugio. No con su odio, no con sus esbirros:- ¡oh, de tal persecución yo me burlaría y estaría orgulloso y contento!
¿No estuvo hasta ahora siempre el éxito de parte de los bien perseguidos? Y quien persigue
bien, aprende con facilidad a
seguir488: - ¡pues marcha - detrás! Pero es de su compasión-
-
es de su compasión de lo que yo he huido, buscando refugio en ti. Oh Zaratustra, protégeme,tú mi último refugio, tú el único que me ha adivinado:
- tú has adivinado qué sentimientos experimenta el que lo mató a Él. ¡Quédate! Y si
quieres irte, impaciente: no vayas por el camino que yo he seguido.
Ese camino es malo.¿Estás irritado conmigo porque hace ya mucho tiempo que hablo y chapurreo? ¿De que
yo te dé consejos? Pero tú sabes que yo, el más feo de los hombres,
- yo soy también el que tiene asimismo los pies más grandes y más pesados. Por donde
yo he pasado, allí el camino es malo. Todos los caminos pisados por mí quedan muertos y
estropeados.
Mas en el hecho de que tú pasases a mi lado en silencio; de que te ruborizases, bien lo
vi: en eso he reconocido que tú eres Zaratustra.
Cualquier otro me habría arrojado su limosna, su compasión, con miradas y palabras.
Mas para esto - no soy yo bastante mendigo, eso tú lo has adivinado -
- para esto soy yo demasiado
rico, ¡rico en cosas grandes, terribles, en las cosas másfeas, más inexpresables! ¡Tu vergüenza, oh Zaratustra, me ha
honrado!A duras penas logré escapar de la muchedumbre de los compasivos, - para encontrar al
único que hoy enseña “la compasión es importuna
489 - ¡a ti, oh Zaratustra!- ya sea compasión de un Dios, ya sea compasión de los hombres: la compasión va contra
el pudor. Y no querer-ayudar puede ser más noble que aquella virtud que se apresura
solícita.
Mas entre todas las gentes pequeñas se da hoy el nombre de virtud a
eso, a la compasión:- ellas no tienen respeto por la gran desgracia, por la gran fealdad, por el gran fracaso.
Yo miro por encima de todos éstos al modo como el perro mira por encima de los lomos
de los pululantes rebaños de ovejas. Son pequeñas gentes grises, lanosas, benévolas.
Como una garza mira despectivamente por encima de los estanques poco profundos,
con la cabeza echada hacia atrás: así miro yo por encima del hormigueo de grises y pequeñas
olas y voluntades y almas.
Durante demasiado tiempo se les ha dado la razón a esas gentes pequeñas:
con ello seles ha acabado por dar, finalmente, también el poder - ahora enseñan: “Bueno es tan sólo
aquello que las gentes pequeñas llaman bueno”.
Y “verdad” se llama hoy lo que dijo el predicador que procedía de ellos, aquel extraño
santo y abogado de las gentes pequeñas, que atestiguó de sí mismo “yo - soy la verdad”.
Desde hace ya mucho tiempo ese presuntuoso hace hinchar la cresta a las gentes pequeñas,
- él, que enseñó un error nada pequeño cuando enseñó “yo - soy la verdad”
490.¿Se ha dado nunca una respuesta más cortés a un presuntuoso? - Pero tú, oh Zaratustra,
lo dejaste de lado al pasar y dijiste: “¡No! ¡No! ¡Tres veces no!”
Tú pusiste en guardia contra la compasión - no a todos, no a nadie
491, sino a ti y a los detu especie.
Tú te avergüenzas de la vergüenza del que sufre mucho; y en verdad, cuando dices “de
la compasión procede una gran nube, ¡atención, hombres!”
- cuando enseñas “todos los creadores son duros, todo gran amor está por encima de su
propia compasión
492: ¡oh Zaratustra, qué bien me pareces entender de signos meteorológicos!Pero tú mismo - ¡ponte en guardia también a ti mismo contra
tu compasión! Pues muchosse encuentran en camino hacia ti, muchos que sufren, que dudan, que desesperan,
que se ahogan, que se hielan -
También contra mí te pongo en guardia. Tú has adivinado mi mejor, mi peor enigma, a
mí mismo y lo que yo había hecho. Yo conozco el hacha que te derriba.
Pero Él -
tenía que morir: miraba con unos ojos que lo veían todo, - veía las profundidadesy las honduras del hombre, toda la encubierta ignominia y fealdad de éste.
Su compasión carecía de pudor: penetraba arrastrándose hasta mis rincones más sucios
493.Ese máximo curioso, superindiscreto, super-compasivo, tenía que morir.
Me
veía siempre: de tal testigo quise vengarme - o dejar de vivir.El Dios que veía todo,
también al hombre: ¡ese Dios tenía que morir! El hombre no soportaque tal testigo viva.»
Así habló el más feo de los hombres. Y Zaratustra se levantó y se dispuso a irse: pues
estaba aterido hasta las entrañas.
«Tú, inexpresable, dijo, me has puesto en guardia contra tu camino. Para agradecértelo
voy a alabarte los míos. Mira, allá arriba está la caverna de Zaratustra.
Mi caverna es grande y profunda y tiene muchos rincones; allí encuentra su escondrijo
el más escondido de los hombres. Y junto a ella hay cien agujeros y hendiduras para los
animales que se arrastran, que revolotean y que saltan.
Tú, expulsado que te has expulsado a ti mismo, ¿no quieres vivir en medio de los hombres
y de la compasión humana? ¡Bien, obra como yo! Así aprenderás también de mí;
sólo obrando se aprende.
¡Y ante todo y sobre todo, habla con mis animales! El animal más orgulloso y el animal
más inteligente - ¡ellos son sin duda los adecuados consejeros para nosotros dos!» - -
Así habló Zaratustra y siguió sus caminos, aún más pensativo y lento que antes: pues se
hacía muchas preguntas a sí mismo y no le era fácil darse respuesta.
«¡Qué pobre es el hombre!, pensaba en su corazón, ¡qué feo, qué resollante, qué lleno
de secreta vergüenza!
Me dicen que el hombre se ama a sí mismo: ¡ay, qué grande tiene que ser ese amor a sí
mismo! ¡Cuánto desprecio tiene en su contra!
También ése de ahí se amaba a sí mismo tanto como se despreciaba, - para mí es alguien
que ama mucho y que desprecia mucho.
A nadie encontré todavía que se despreciase más profundamente: también
esto es altura.Ay, ¿acaso era
ése el hombre superior, cuyo grito oí?Yo amo a los grandes despreciadores. Pero el hombre es algo que tiene que ser superado.
» - -
485
En El saludo, 1, Zaratustra comprobará que este día que comenzó de modo tan malo y difícil «va aacabar bien».
486
En Las mil y una noches Sindbad el marino describe con palabras muy parecidas un valle que contemplódesde una colina durante su segundo viaje: también aquel valle está llena de serpientes gordas.
487
Zaratustra mencionará otras dos veces este «gorgoteo» que produce el más feo de los hombres cuandoquiere comenzar a hablar, como si fuera tartamudo; véase El
despertar, y La canción del sonámbulo, 1.488
Alusión al Evangelio de Mateo, 5, 10: «Bienaventurados los perseguidos por razón de la justicia, porquede ellos es el reino de los cielos.» Nietzsche juega aquí además con las palabras alemanas, de idéntica
raíz,
Erfolg (éxito), verfolgen (perseguir) y folgen (seguir). El «éxito» aludido es la bienaventuranza.489
Véase, en la segunda parte, De los compasivos.490
Véase el Evangelio de Juan, 14,6: «Yo soy el camino, la verdad y la vida».491
Alusión al subtítulo de esta obra: Un libro para todos y para nadie.492
Véase, en la segunda parte, De los compasivos.493
Véase el 16 de El Anticristo: «Ese Dios penetra a rastras en la caverna de toda virtud privada».El mendigo voluntario
Cuando Zaratustra hubo dejado al más feo de los hombres tuvo frío y se sintió solo: por
su ánimo cruzaban, en efecto, muchos pensamientos fríos y solitarios, de modo que por
este motivo también sus miembros se enfriaron más. Pero mientras continuaba su camino,
subiendo, bajando, pasando unas veces al lado de verdes prados, pero también por barrancos
salvajes y pedregosos, donde en otro tiempo, sin duda, un impaciente arroyo
había tendido su lecho:
de pronto sus pensamientos comenzaron a volverse más cálidos ycordiales.
«¿Qué me ha sucedido?, se preguntó, algo caliente y vivo me reconforta, y tiene que
hallarse cerca de mí.
Ya estoy menos solo; desconocidos hermanos y compañeros de viaje andan vagando a
mi alrededor, su cálido aliento llega hasta mi alma.»
Mas cuando atisbó a su alrededor buscando a los consoladores de su soledad: ocurrió
que eran unas vacas que se hallaban reunidas en una altura; su cercanía y su olor habían
caldeado su corazón
494. Aquellas vacas parecían escuchar con interés a alguien que leshablaba y no prestaban atención al que se acercaba. Y cuando Zaratustra estuvo junto a
ellas oyó claramente que una voz de hombre salía de en medio de las vacas; y era manifiesto
que todas ellas habían vuelto sus cabezas hacia quien hablaba.
Entonces Zaratustra se lanzó presurosamente en medio de los animales y los apartó,
pues temía que le hubiese ocurrido una desgracia a alguien, al cual difícilmente podía
servirle de ayuda la compasión de unas vacas. Pero en esto se había engañado; pues he
aquí que había allí un hombre sentado en tierra y parecía exhortar a las vacas a que no
tuviesen miedo de él, hombre pacífico y predicador de la montaña
495, en cuyos ojos predicabala bondad misma. «¿Qué buscas tú aquí?», exclamó Zaratustra con asombro.
«¿Que qué busco yo aquí?, respondió aquél: lo mismo que tú, ¡aguafiestas!, a saber, la
felicidad en la tierra.
Mas para lograrlo quisiera aprender de estas vacas. Pues, sin duda lo sabes, hace ya
media mañana que les estoy hablando, y justo ahora iban ellas a darme una respuesta.
¿Por qué las perturbas?
Mientras no nos convirtamos y nos hagamos como vacas no entraremos en el reino de
los cielos
496. De ellas deberíamos aprender, en efecto, una cosa: el rumiar.Y, en verdad, si el hombre conquistase el mundo entero y no aprendiese esa
única497cosa, el rumiar: ¡de qué le serviría! No escaparía a su tribulación,
- a su gran tribulación: la cual tiene hoy el nombre de
náusea. ¿Quién no tiene hoy llenosde náusea el corazón, la boca y los ojos? ¡También tú! ¡También tú! ¡Contempla, en
cambio, a estas vacas!» -
Así habló el predicador de la montaña, y luego volvió su mirada hacia Zaratustra, - pues
hasta ese momento estuvo amorosamente pendiente de las vacas -: mas entonces se transformó.
«¿Con quién estoy hablando?, exclamó espantado, y se levantó de un salto del
suelo.
Éste es el hombre sin náusea, éste es Zaratustra en persona, el vencedor de la gran náusea,
éstos son los ojos, ésta es la boca, éste es el corazón de Zaratustra en persona.
Y mientras esto decía besábale las manos a aquel a quien hablaba, con ojos bañados en
lágrimas, y se comportaba exactamente como uno a quien de improviso le cae del cielo
un precioso regalo y un tesoro. Mas las vacas contemplaban todo esto y se maravillaban.
«No hables de mí, ¡hombre extraño!, ¡hombre encantador!, dijo Zaratustra defendiéndose
de su ternura, ¡háblame primero de ti! ¿No eres tú el mendigo voluntario, que en
otro tiempo arrojó lejos de sí una gran riqueza, -
- que se avergonzó de su riqueza y de los ricos, y huyó a los pobres para regalarles la
abundancia y su corazón? Pero ellos a él no lo aceptaron.»
«Pero ellos a mí no me aceptaron, dijo el mendigo voluntario, lo sabes bien. Por esto
acabé marchándome a los animales y a estas vacas.»
«Entonces aprendiste, interrumpió Zaratustra al que hablaba, que es más difícil dar bien
que tomar bien, y que regalar bien es un
arte y la última y más refinada maestría de labondad»
498.«Especialmente hoy en día, respondió el mendigo voluntario: hoy en que todo lo bajo
se ha vuelto levantisco e intratable, y orgulloso a su manera, a saber: a la manera de la
plebe.
Pues ha llegado la hora, tú lo sabes bien, de la grande, perversa, larga, lenta rebelión de
la plebe y de los esclavos: ¡Rebelión que crece cada vez más!
Ahora toda beneficencia y todo pequeño regalo indignan a los de abajo; ¡y los demasiado
ricos, que estén en guardia! Quien hoy, semejante a una botella ventruda, gotea por
cuellos demasiado estrechos: - a esas botellas la gente gusta hoy de romperles el cuello.
Codicia lasciva, envidia biliosa, rencor malhumorado, orgullo plebeyo: todo eso me ha
saltado a la cara. Ya no es verdad que los pobres sean bienaventurados
499. El reino de loscielos está entre las vacas».
¿Y por qué no está entre los ricos?, preguntó Zaratustra para tentarlo, mientras rechazaba
a las vacas, que acariciaban familiarmente con su aliento a aquel apacible hombre.
«¿Por qué me tientas?, respondió éste. Tú mismo lo sabes mejor que yo. ¿Pues qué fue
lo que me empujó a irme con los más pobres, oh Zaratustra? ¿No fue la náusea que me
causaban los más ricos de entre nosotros?
- ¿los forzados de la riqueza, que recogen su ganancia de todas las barreduras, con ojos
fríos, con pensamientos codiciosos, esa chusma cuyo hedor llega al cielo,
- esa plebe dorada, falsificada, cuyos padres fueron rateros, o pájaros de carroña, o traperos,
esa plebe complaciente con las mujeres, lasciva, olvidadiza: - todos ellos no se
diferencian apenas, en efecto, de una puta -
¡plebe arriba, plebe abajo! ¡Qué significan ya hoy “los pobres” y “los ricos”! Esa diferencia
la he olvidado, - por ello me escapé lejos, cada vez más lejos, hasta llegar a estas
vacas.»
Así habló el pacífico, y resoplaba y sudaba con sus palabras: de modo que las vacas se
maravillaron de nuevo. Mas Zaratustra le estuvo mirando todo el tiempo a la cara, sonriendo,
mientras aquél hablaba tan duramente, y movió la cabeza en silencio.
«Te haces violencia a ti mismo, predicador de la montaña, al emplear palabras tan duras.
Para tal dureza no están hechos ni tu boca ni tus ojos.
Tampoco, según me parece, tu estómago: a él le repugna todo ese encolerizarse y odiar
y enfurecerse. Tu estómago reclama cosas más suaves: tú no eres un carnicero.
Me pareces, antes bien, alguien que se alimenta de plantas y de raíces. Tal vez mueles
grano. Y, con toda certeza, eres contrario a las alegrías de la carne y amas la miel.»
«Me has adivinado bien, respondió el mendigo voluntario, con el corazón aliviado. Yo
amo la miel, también muelo grano, pues he buscado lo que agrada al paladar y hace puro
el aliento:
- también lo que necesita largo tiempo, un trabajo que ocupe día y hocico de afables
ociosos y haraganes.
Estas vacas, ciertamente, han llegado más lejos que nadie: se han inventado el rumiar y
el estar echadas al sol. También se abstienen de todos los pensamientos pesados, que hinchan
el corazón.»
- «¡Bien!, dijo Zaratustra: tú deberías ver también mis animales, mi águila y mi serpiente,
- hoy no tienen igual en la tierra.
Mira, por ahí va el camino que conduce a mi caverna: sé huésped de ella esta noche. Y
habla con mis animales acerca de la felicidad de los animales, -
- hasta que yo también vuelva a casa. Pues ahora me llama un grito de socorro que me
obliga a alejarme de ti a toda prisa
500. Asimismo encontrarás miel nueva en mi casa, mieldorada de panales, fresca como el hielo: ¡cómela!
Mas ahora despídete en seguida de tus vacas, ¡hombre extraño!, ¡hombre encantador!,
aunque te resulte difícil. ¡Pues son tus amigos y maestros más cálidos!» -
« - Excepto uno, al cual yo amo todavía más, respondió el mendigo voluntario. ¡Tú
mismo eres bueno, y mejor incluso que una vaca, oh Zaratustra!»
«¡Vete, vete!, ¡vil adulador!, gritó Zaratustra con malignidad, ¿por qué me corrompes
con esa alabanza y con miel de adulaciones?»
«¡Vete, vete!», volvió a gritar, y blandió el bastón hacia el tierno mendigo: pero éste
escapó a toda prisa.
494
En Ecce homo Nietzsche describe un hecho similar, que le ocurrió a él mismo: «Hallándome en un estadosemejante, yo advertí en una ocasión la proximidad de un reba ño de vacas, antes de haberlo visto, por
el retorno de pensamientos más suaves, más humanitarios:
aquello tenía en sí calor...»495
Alusión a Jesús, quien predicó el «sermón de la montaña».496
Cita irónica del Evangelio de Mateo, 18, 3: «En verdad os digo, si no os convirtierais e hicierais comoniños no entraréis en el reino de los cielos.»
497
Paráfrasis de Evangelio de Mateo, 16, 26: «Si el hombre conquistase el mundo entero, pero malograsesu alma, ¿de qué le serviría?» Sobre el significado del «rumiar» en Nietzsche puede verse
La genealogía dela moral.
498
Véase la nota 188. Véase también, en la segunda parte, La canción de la noche, y en la tercera parte,El retorno a casa;
y la nota 188.499
Paráfrasis de Evangelio de Lucas, 6,20: «Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es elreino de Dios.»
500
Véase antes La sanguijuela, y Jubilado.La sombras
501Mas apenas acababa de irse el mendigo voluntario y volvía Zaratustra a estar solo consigo
mismo cuando oyó a su espalda una nueva voz: ésta gritaba «¡Alto! ¡Zaratustra!
¡Aguarda! ¡Soy yo, oh Zaratustra, yo, tu sombra!» Pero Zaratustra no aguardó, pues un
fastidio repentino se apoderó de él a causa de la gran muchedumbre y gentío que en sus
montañas había. «¿Dónde se ha ido mi soledad?, dijo.
Me estoy hartando, en verdad; estas montañas pululan de gente, mi reino no es ya de
este
mundo502, necesito nuevas montañas.¿Mi sombra me llama? ¡Qué importa mi sombra! ¡Que corra detrás de mí!, yo - escapo
de ella.»
Así habló Zaratustra a su corazón y escapó de allí. Mas aquel que se encontraba detrás
de él lo seguía: de modo que muy pronto hubo tres que corrían uno detrás de otro, a saber,
delante el mendigo voluntario, luego Zaratustra y en tercero y último lugar su sombra.
Pero no hacía mucho que corrían de ese modo cuando Zaratustra cayó en la cuenta
de su tontería y con una sacudida arrojó de sí su fastidio y su disgusto.
«¡Cómo!, dijo, ¿no han ocurrido desde siempre las cosas más ridículas entre nosotros
los viejos eremitas y santos? ¡En verdad, mi tontería ha crecido mucho en las montañas!
¡Y ahora oigo tabletear, una detrás de otra, seis viejas piernas de necios!
¿Le es lícito a Zaratustra tener miedo de una sombra? También me parece, a fin de
cuentas, que ella tiene piernas más largas que yo.»
Así habló Zaratustra, riendo con los
ojos y con las entrañas, se detuvo y volvióse conrapidez - y he aquí que al hacerlo casi arrojó al suelo a su seguidor y sombra: tan pegada
iba ésta a sus talones, y tan débil era. Mas cuando la examinó con los ojos se espantó
como si se le apareciese de repente un fantasma: tan flaco, negruzco, hueco y anticuado
era el aspecto de su seguidor.
«¿Quién eres?, preguntó Zaratustra con vehemencia, ¿qué haces aquí? ¿Y por qué te
llamas a ti mismo mi sombra? No me gustas.»
«Perdóname, respondió la sombra, que sea yo; y si no te gusto, bien, ¡oh Zaratustra!, en
eso te alabo a ti y a tu buen gusto.
Un caminante soy que ha andado ya mucho detrás de tus talones: siempre en camino,
pero sin una meta, también sin un hogar: de modo que, en verdad, poco me falta para ser
el judío eterno, excepto que no soy eterno ni tampoco judío.
¿Cómo? ¿Tengo que continuar caminando siempre? ¿Agitado, errante, arrastrado lejos
por todos los vientos? ¡Oh tierra, para mí te has vuelto demasiado redonda!
En todas las superficies he estado ya sentado, en espejos y cristales de ventanas me he
dormido, semejante a polvo cansado: todas las cosas toman algo de mí, ninguna me da
nada, yo adelgazo, - casi me parezco a una sombra.
Pero a ti, oh Zaratustra, es a quien más tiempo he seguido volando y corriendo, y aunque
de ti me ocultase he sido, sin embargo, tu mejor sombra: en todos los lugares en que
has estado sentado tú, allí estaba también sentado yo.
Contigo he andado errante por los mundos más lejanos, más fríos, semejante a un fantasma
que corre voluntariamente sobre tejados invernales y sobre nieve.
Contigo he aspirado a todo lo prohibido
503, a lo peor, a lo más remoto: y si hay en míalgo que sea virtud, eso es el no haber tenido miedo de ninguna prohibición.
Contigo he quebrantado aquello que en otro tiempo mi corazón veneró, he derribado
todos los mojones y todas las imágenes, he perseguido los deseos más peligrosos, - en
verdad, por encima de todos los crímenes he pasado corriendo alguna vez.
Contigo perdí la fe en palabras y valores y en grandes nombres. Cuando el diablo cambia
de piel, ¿no se despoja también de su nombre? El nombre es, en efecto, también piel.
El diablo mismo es tal vez - piel.
“Nada es verdadero, todo está permitido”
504: así me decía yo para animarme. En lasaguas más frías me arrojé de cabeza y de corazón. ¡Ay, cuántas veces me he encontrado,
por esta causa, desnudo como un rojo cangrejo!
¡Ay, dónde se me han ido todo el bien y toda la vergüenza y toda la fe en los buenos!
¡Ay, dónde se ha ido aquella mentida inocencia que en otro tiempo yo poseía, la inocencia
de los buenos y de sus nobles mentiras!
505Con demasiada frecuencia, en verdad, he seguido de cerca a la verdad, pegado a sus
pies: entonces ella me pisaba la cabeza. A veces yo creía mentir, y, ¡mira!, sólo entonces
acertaba - con la verdad.
Demasiadas cosas se me han aclarado: y ahora nada me importa ya. Nada vive ya que
yo ame, - ¿cómo iba a continuar amándome a mí mismo?
“Vivir como me plazca, o no vivir en absoluto”: eso es lo que quiero yo, eso es lo que
quiere también el más santo. Mas ¡ay!, ¿tengo yo ya - placer en algo?
¿Tengo yo - todavía una meta? ¿Un puerto hacia el que naveguen
mis velas?¿Un buen viento? Ay, sólo quien sabe hacia
dónde navega sabe también qué viento esbueno y cuál es el favorable para su navegación.
¿Qué me ha quedado ya? Un corazón cansado y desvergonzado; una voluntad inestable;
alas para revolotear; un espinazo roto.
Esta búsqueda de mi hogar: oh Zaratustra, lo sabes bien, esta búsqueda ha sido mi aflicción
506,que me devora.
“¿Dónde está - mi hogar?” Por él pregunto y busco y he buscado, y no lo he encontrado.
¡Oh eterno estar en todas partes, oh eterno estar en ningún sitio, oh eterno - en vano!»
Así habló la sombra, y el rostro de Zaratustra se fue alargando al escuchar sus palabras.
«¡Tú eres mi sombra!, dijo por fin con tristeza.
Tu peligro no es pequeño, ¡tú espíritu libre yviajero! Has tenido un mal día: ¡procura
que no te toque un atardecer aún peor!
A los errantes como tú, incluso una cárcel acaba pareciéndoles la bienaventuranza.
¿Has visto alguna vez cómo duermen los criminales encarcelados? Duermen tranquilamente,
disfrutan su nueva seguridad.
¡Ten cuidado de no caer, al final, prisionero de una fe más estrecha todavía, de una ilusión
dura, rigurosa! A ti, en efecto, ahora te tienta y te seduce todo lo que es riguroso y
sólido.
Has perdido la meta: ay, ¿cómo podrás librarte de esa pérdida y consolarte de ella? Al
perder la meta - ¡has perdido también el camino!
¡Tú pobre vagabundo, soñador, tú mariposa cansada!, ¿quieres tener este atardecer un
respiro y una morada? ¡Sube entonces a mi caverna!
Por ahí va el camino que lleva a mi caverna. Y ahora quiero volver a escapar rápidamente
de ti. Ya pesa sobre mí algo parecido a una sombra.
Quiero correr solo, para que de nuevo vuelva a haber claridad a mi alrededor. Para ello
tengo que estar todavía mucho tiempo alegremente sobre las piernas. Mas este atardecer
en mi casa - ¡habrá baile!» - -
Así habló Zaratustra.
501
La «sombra» de Zaratustra ha aparecido ya en la segunda parte, De grandes acontecimientos.502
Cita del Evangelio de Juan, 18, 36: «Mi reino no es de este mundo».503
«Contigo he aspirado a todo lo prohibido»: la «sombra» de Zaratustra se aplica a sí misma la fórmulade
Ovidio (3 Amores, 4,17): nitimur ni vetitum, que Nietzsche utiliza también en Más allá del bien y delmal
y en La genealogía de la moral. En Ecce homo dice de ella: «Bajo este signo vencerá un día mi filosofía,pues hasta ahora lo único que se ha prohibido siempre, por principio, ha sido la verdad».
504
Véase la nota 104.505
Véase el 180 de Más allá del bien y del mal: «Hay una inocencia en la mentira que es señal de que secree con buena fe en una cosa».
506
Nietzsche juega en alemán con las palabreas suchen (buscar), Heim (hogar) y Heimsuchung (aflicción).A mediodía
Y Zaratustra corrió y corrió y ya no volvió a encontrar a nadie y estuvo solo y se encontró
continuamente a sí mismo y disfrutó y saboreó su soledad y pensó en cosas buenas, -
durante horas. Mas hacia la hora del mediodía, cuando el sol se hallaba exactamente encima
de su cabeza, Zaratustra pasó al lado de un viejo árbol, torcido y nudoso, el cual
estaba abrazado y envuelto por el gran amor de una viña, quedando oculto a sí mismo: de
él pendían, ofreciéndose al viajero, racimos amarillos en gran número. Entonces se le
antojó calmar una pequeña sed y cortar un racimo; pero cuando ya extendía el brazo para
hacerlo se le antojó todavía otra cosa, a saber: echarse junto al árbol, a la hora del pleno
mediodía, y dormir.
Esto hizo Zaratustra; y tan pronto como estuvo tendido en el suelo, en medio del silencio
y de los secretos de la hierba multicolor, olvidó su pequeña sed y se durmió. Pues,
como dice el proverbio de Zaratustra: una cosa es más necesaria que la otra
507. Ahorabien, sus ojos permanecían abiertos: - no se cansaban, en efecto, de ver y de alabar el
árbol y el amor de la viña. Y mientras se dormía, Zaratustra habló así a su corazón.
¡Silencio! ¡Silencio! ¿No se ha vuelto perfecto el mundo en este instante?
508 ¿Qué es loque me ocurre?
Así como un viento delicioso, no visto, danza sobre artesonado mar, baila ligero, ligero
cual una pluma: así - baila el sueño sobre mí.
No me cierra los ojos, me deja despierta el alma. Ligero es, ¡en verdad!, ligero cual una
pluma.
Me persuade no sé cómo, toca ligeramente mi interior con mano zalamera, me fuerza.
Sí, me fuerza a que mi alma se estire: -
- ¡cómo se me vuelve larga y cansada mi extraña alma! ¿Le ha llegado el atardecer de
un séptimo día justamente al mediodía?
509 ¿Ha caminado ya durante demasiado tiempo,bienaventurada, entre cosas buenas y maduras?
Mi alma se estira alargándose, alargándose - ¡cada vez más!, yace callada, mi extraña
alma. Demasiadas cosas buenas ha saboreado ya, esa áurea tristeza la oprime, ella tuerce
la boca.
- Como un barco que ha entrado en su bahía más tranquila: - y entonces se adosa a la
tierra, cansado de los largos viajes y de los inseguros mares. ¿No es más fiel la tierra?
Como un barco de ésos se adosa, se estrecha a la tierra: - basta entonces que una araña
teja sus hilos desde la tierra hasta él. No se necesita aquí cable más fuerte.
Como uno de esos barcos cansados, en la más tranquila de todas las bahías: así descanso
yo también ahora, cerca de la tierra, fiel, confiado, aguardando, atado a ella con los
hilos más tenues.
¡Oh felicidad! ¡Oh felicidad! ¿Quieres acaso cantar
510, alma mía? Yaces en la hierba.Pero ésta es la hora secreta, solemne, en que ningún pastor toca su flauta.
¡Ten cuidado! Un ardiente mediodía duerme sobre los campos. ¡No cantes! ¡Silencio!
El mundo es perfecto.
¡No cantes, ave de los prados, oh alma mía! ¡No susurres siquiera! Mira - ¡silencio!, el
viejo mediodía duerme, mueve la boca: ¿no bebe en este momento una gota de felicidad -
- una vieja, dorada gota de áurea felicidad, de áureo vino? Algo se desliza sobre él, su
felicidad ríe. Así - ríe un Dios. ¡Silencio! -
- «Para ser feliz, con qué poco basta para ser feliz!» Así dije yo en otro tiempo, y me
creí sabio. Pero era una blasfemia:
esto lo he aprendido ahora. Los necios inteligenteshablan mejor.
Justamente la menor cosa, la más tenue, la más ligera, el crujido de un lagarto, un soplo,
un roce, un pestañeo -
lo poco constituye la especie de la mejor felicidad. ¡Silencio!- Qué me ha sucedido: ¡escucha! ¿Es que el tiempo ha huido volando? ¿No estoy cayendo?
¿No he caído - ¡escucha! - en el pozo de la eternidad?
- ¿Qué me sucede? ¡Silencio! ¿Me han punzado - ay - en el corazón? ¡El corazón! ¡Oh,
hazte pedazos, hazte pedazos, corazón, después de tal felicidad, después de tal punzada!
- ¿Cómo? ¿No se había vuelto perfecto el mundo hace un instante? ¿Redondo y maduro?
Oh áureo y redondo aro - ¿adónde se escapa volando? ¡Sígale yo a la carrera! ¡Sus!
Silencio - - (y aquí Zaratustra se estiró y sintió que dormía).
¡Arriba!, se dijo a sí mismo, ¡tú dormilón!, ¡tú dormilón en pleno mediodía! ¡Vamos,
arriba, viejas piernas! Es tiempo y más que tiempo, aún os queda una buena parte del
camino -
Ahora habéis dormido bastante, ¿cuánto tiempo? ¡Media eternidad! ¡Vamos, arriba
ahora, viejo corazón mío! ¿Cuánto tiempo necesitarás después de tal sueño - para despertarte?
(Pero entonces se adormeció de nuevo, y su alma habló contra él y se defendió y se
acostó de nuevo.) - «¡Déjame! ¡Silencio! ¿No se había vuelto perfecto el mundo en este
instante? ¡Oh áurea y redonda bola!» -
«¡Levántate, dijo Zaratustra, pequeña ladrona, perezosa! ¿Cómo? ¿Seguir extendida,
bostezando, suspirando, cayendo dentro de pozos profundos?
¡Quién eres tú! ¡Oh alma mía!» (y entonces Zaratustra se asustó, pues un rayo de sol
cayó del cielo sobre su rostro).
«Oh cielo por encima de mí, dijo suspirando y se sentó derecho, ¿tú me contemplas?
¿Tú escuchas a mi extraña alma?
¿Cuándo vas a beber esta gota de rocío que cayó sobre todas las cosas de la tierra, -
cuándo vas a beber esta extraña alma -
- cuándo, ¡pozo de la eternidad!, ¡sereno y horrible abismo del mediodía!, cuándo vas a
beber, reincorporándola así a ti, mi alma?»
Así habló Zaratustra, y se levantó de su lecho junto al árbol como si saliese de una extraña
borrachera: y he aquí que el sol aún continuaba estando encima exactamente de su
cabeza. De esto podría alguien deducir con razón que Zaratustra, entonces, no estuvo
dormido mucho tiempo.
507
Reminiscencia del Evangelio de Lucas, 10, 42: «Sólo una cosa es necesaria.»508
En la primera parte, De viejecillas y jovencillas, dice Zaratustra que la mujer piensa así «cuando obedecedesde la plenitud del amor».
509
Alusión a Génesis, 2, 2-3, donde se dice que Dios descansó de la creación el séptimo día.510
A que el alma de Zaratustra debe «cantar» se ha aludido ya antes en varias ocasiones; véase, en la terceraparte,
El convaleciente, 2, Del gran anhelo, y Los siete sellos, 7.El saludo
Hasta el final de la tarde no volvió Zaratustra a su caverna, después de haber buscado y
errado largo tiempo en vano. Mas cuando estuvo frente a ella, a no más de veinte pasos
de distancia, ocurrió lo que él menos aguardaba entonces: de nuevo oyó el gran grito
desocorro. Y, ¡cosa sorprendente!, esta vez aquel grito procedía de su propia caverna. Era
un grito prolongado, múltiple, extraño, y Zaratustra distinguía con claridad que se hallaba
compuesto de muchas voces: aunque, oído de lejos, sonase igual que un grito salido de
una sola boca.
Entonces Zaratustra se lanzó de un salto hacia su caverna, y, ¡mira!, ¡qué espectáculo
aguardaba a sus ojos después del que se había ofrecido ya a sus oídos! Allí estaban sentados
juntos todos aquellos con quienes él se había encontrado por el camino durante el día:
el rey de la derecha y el rey de la izquierda, el viejo mago, el papa, el mendigo voluntario,
la sombra, el concienzudo del espíritu, el triste adivino y el asno; y el más feo de los
hombres se había colocado una corona en la cabeza y se había ceñido dos cinturones de
púrpura, - pues le gustaba, como a todos los feos, disfrazarse y embellecerse. En medio
de esta atribulada reunión se hallaba el águila de Zaratustra, con las plumas erizadas e
inquieta, pues debía responder a demasiadas cosas para las que su orgullo no tenía ninguna
respuesta; y la astuta serpiente colgaba enrollada a su cuello.
Todo esto lo contempló Zaratustra con gran admiración; luego fue examinando a cada
uno de sus huéspedes con afable curiosidad, leyó en sus almas y de nuevo quedó admirado.
Entretanto los reunidos se habían levantado de sus asientos y aguardaban con respeto
a que Zaratustra hablase. Y Zaratustra habló así:
«¡Vosotros hombres desesperados! ¡Vosotros hombres extraños! ¿Es, pues,
vuestro gritode socorro el que he oído? Y ahora sé también dónde hay que buscar a aquel a quien en
vano he buscado hoy:
el hombre superior --
¡en mi propia caverna se halla sentado el hombre superior! ¡Mas de qué me admiro!¿No lo he atraído yo mismo hacia mí con ofrendas de miel y con astutos reclamos de mi
felicidad?
Sin embargo, ¿me engaño si pienso que sois poco aptos para estar en compañía, que os
malhumoráis el corazón unos a otros, vosotros los que dais gritos de socorro, al estar sentados
juntos aquí? Tiene que venir antes uno,
- uno que os vuelva a hacer reír, un buen payaso alegre, un bailarín y viento y fierabrás,
algún viejo necio: - ¿qué os parece?
¡Perdonadme, hombres desesperados, que yo hable ante vosotros con estas sencillas palabras,
indignas, en verdad, de tales huéspedes! Pero vosotros no adivináis qué es lo que
vuelve petulante mi corazón: -
- ¡vosotros mismos y vuestra visión, perdonádmelo! En efecto, todo aquel que contempla
a un desesperado cobra ánimos. Para consolar a un desesperado - siéntese bastante
fuerte cualquiera.
A mí mismo me habéis dado vosotros esa fuerza, - ¡un buen don, mis nobles huéspedes!
¡Un adecuado regalo de huéspedes ! Bien, no os irritéis, pues, porque también yo os
ofrezca de lo mío.
Éste es mi reino y mi dominio: pero lo que es mío, por esta tarde y esta noche debe ser
vuestro. Mis animales deben serviros a vosotros: ¡sea mi caverna vuestro lugar de reposo!
En mi casa, aquí en mi hogar, nadie debe desesperar, en mi coto de caza yo defiendo a
todos contra sus animales salvajes. Y esto es lo primero que yo os ofrezco: ¡seguridad!
Y lo segundo es: mi dedo meñique. Y una vez que tengáis
ese dedo, ¡tomaos la manoentera!, ¡y además, el corazón! ¡Bienvenidos aquí, bienvenidos, huéspedes míos!»
Así habló Zaratustra, y rió de amor y de maldad. Tras este saludo sus huéspedes volvieron
a hacer una inclinación y callaron respetuosamente; mas el rey de la derecha le contestó
en nombre de ellos.
«Por el modo, oh Zaratustra, como nos has ofrecido mano y saludo reconocemos que
eres Zaratustra. Te has rebajado ante nosotros; casi has hecho daño a nuestro respeto-.
- ¿mas quién sería capaz de rebajarse, como tú, con tal orgullo?
Esto nos levanta a nosotros,es un consuelo para nuestros ojos y nuestros corazones.
Sólo por contemplar esto subiríamos con gusto a montañas más altas que ésta. Ávidos
de espectáculos hemos venido, en efecto, queríamos ver qué es lo que aclara ojos turbios.
Y he aquí que ya ha pasado todo nuestro gritar pidiendo socorro. Ya nuestra mente y
nuestro corazón se encuentran abiertos y están extasiados. Poco falta: y nuestro valor se
hará petulante.
Nada más alentador, oh Zaratustra, crece en la tierra que una voluntad elevada y fuerte:
ésa es la planta más hermosa de la tierra. Todo un paisaje entero se reconforta con uno
solo de tales árboles.
Al pino comparo yo al que crece como tú, oh Zaratustra: largo, silencioso, duro, solo,
hecho de la mejor y más flexible leña, soberano, -
- y, en fin, extendiendo sus fuertes y verdes ramas hacia su dominio, dirigiendo fuertes
preguntas a vientos y temporales y a cuanto tiene siempre su domicilio en las alturas,
- dando respuestas aún más fuertes, uno que imparte órdenes, un victorioso: oh, ¿quién
no subiría, por contemplar tales plantas, a elevadas montañas?
Con tu árbol de aquí, oh Zaratustra, se reconforta incluso el hombre sombrío, el fracasado,
con tu visión se vuelve seguro incluso el inestable, y cura su corazón.
Y, en verdad, hacia esta montaña y este árbol se dirigen hoy muchos ojos; un gran anhelo
se ha puesto en marcha, y muchos han aprendido a preguntar: ¿quién es Zaratustra?
Y, aquel en cuyo oído has derramado tú alguna vez las gotas de tu canción y de tu miel:
todos los escondidos, los eremitas solitarios, los eremitas en pareja, han dicho
de pronto asu corazón:
“¿Vive aún Zaratustra? Ya no merece la pena vivir, todo es idéntico, todo es en vanos
511:o - ¡tenemos que vivir con Zaratustra!”
“¿Por qué no viene él, que se anunció hace ya tanto tiempo?, así preguntan muchos; ¿se
lo ha tragado la soledad? ¿O acaso somos nosotros los que debemos ir a él?”
Ahora ocurre que la propia soledad se ablanda y rompe como una tumba que se resquebraja
y no puede seguir conteniendo a sus muertos. Por todas partes se ven resucitados
512.Ahora suben y suben las olas alrededor de tu montaña, oh Zaratustra. Y aunque tu altura
es muy elevada, muchos tienen que subir hasta ti; tu barca no debe permanecer ya mucho
tiempo en seco.
Y el hecho de que nosotros, hombres desesperados, hayamos venido ahora a tu caverna
y ya no desesperemos: una premonición y un presagio es tan sólo de que otros mejores
están en camino hacia ti, -
- pues también él está en camino hacia ti, el último resto de Dios entre los hombres, es
decir: todos los hombres del gran anhelo, de la gran náusea, del gran hastío,
- todos los que no quieren vivir a no ser que aprendan de nuevo a
tener esperanzas - ¡ano ser que aprendan de ti, oh Zaratustra, la
gran esperanza!»Así habló el rey de la derecha, y agarró la mano de Zaratustra para besarla; mas Zaratustra
rechazó su homenaje y se echó hacia atrás espantado, silencioso y como huyendo
de repente a remotas lejanías. Tras un breve intervalo, sin embargo, volvió a estar junto a
sus huéspedes, los miró con ojos claros y escrutadores, y dijo:
«Huéspedes míos, vosotros hombres superiores, quiero hablar con vosotros en alemán y
con claridad
513. No era a vosotros a quien yo aguardaba aquí en estas montañas.»(«¿En alemán y con claridad? ¡Que Dios tenga piedad!, dijo entonces aparte el rey de la
izquierda; ¡se nota que este sabio de Oriente no conoce a los queridos alemanes!
Pero querrá decir, “en alemán y con rudeza” - ¡bien! ¡No es éste hoy el peor de los gustos!
»)
«Es posible, en verdad, que todos vosotros seáis hombres superiores, continuó Zaratustra:
mas para mí - no sois bastante altos ni bastante fuertes.
Para mí, es decir: para lo inexorable que dentro de mí calla, pero que no siempre callará.
Y si pertenecéis a mí, no es como mi brazo derecho.
Pues quien tiene piernas enfermas y delicadas, como vosotros, ése quiere, lo sepa o se
lo oculte, que se sea
indulgente con él.Mas con mis brazos y mis piernas yo no soy indulgente, yo
no soy indulgente con misguerreros:
¿cómo podríais vosotros servir para mi guerra?Con vosotros yo me echaría a perder incluso las victorias. Y muchos de vosotros se
desplomarían ya con sólo oír el sonoro retumbar de mis tambores.
Tampoco sois vosotros para mí ni bastante bellos ni bastante bien nacidos. Yo necesito
espejos puros y lisos para mis doctrinas; sobre vuestra superficie se deforma incluso mi
propia efigie.
Vuestros hombros están oprimidos por muchas cargas, por muchos recuerdos; más de
un enano perverso está acurrucado en vuestros rincones. También dentro de vosotros hay
plebe oculta.
Y aunque seáis altos y de especie superior: mucho en vosotros es torcido y deforme. No
hay herrero en el mundo que pueda arreglaros y enderezaros como yo quiero.
Vosotros sois únicamente puentes: ¡que hombres más altos puedan pasar sobre vosotros
a la otra orilla! Vosotros representáis escalones: ¡no os irritéis, pues, contra el que sube
por encima de vosotros hacia su propia altura!
Es posible que de vuestra simiente me brote alguna vez un hijo auténtico y un heredero
perfecto: pero eso está lejos. Vosotros mismos no sois aquellos a quienes pertenecen mi
herencia y mi nombre.
No es a vosotros a quienes aguardo yo aquí en estas montañas, no es con vosotros con
quienes me es lícito descender por última vez. Habéis venido aquí tan sólo como presagio
de que hombres más altos se encuentran ya en camino hacia mí, -
-
no los hombres del gran anhelo, de la gran náusea, del gran hastío, y lo que habéisllamado el último residuo de Dios.
- ¡No! ¡No! ¡Tres veces no! Es a
otros a quienes aguardo yo aquí en estas montañas, ymi pie no se moverá de aquí sin ellos,
- a otros más altos, más fuertes, más victoriosos, más alegres, cuadrados
514 de cuerpo yde alma:
¡leones rientes tienen que venir!515Oh, huéspedes míos, vosotros hombres extraños, ¿no habéis oído nada aún de mis
hijos?
516 ¿Y de que se encuentran en camino hacia mí?Habladme, pues, de mis jardines, de mis islas afortunadas, de mi nueva y bella especie,
- ¿por qué no me habláis de esto?
Éste es el regalo de huéspedes que yo reclamo de vuestro amor, el que me habléis de
mis hijos. Yo soy rico para esto, yo me he vuelto pobre para esto: qué no he dado,
- qué no daría por tener
una sola cosa: ¡esos hijos, ese viviente vivero, esos árboles dela vida de mi voluntad y de mi suprema esperanza!»
Así habló Zaratustra, y de repente se interrumpió en su discurso: pues lo acometió su
anhelo, y cerró los ojos y la boca a causa del movimiento de su corazón
517. Y tambiéntodos sus huéspedes callaron y permanecieron silenciosos y consternados: excepto el viejo
adivino, que comenzó a hacer signos con manos y gestos.
511
Véase la nota 248.512
Nietzsche alude aquí al episodio evangélico según el cual, tras la muerte de Jesús, veíanse por todaspartes resucitados. Véase el
Evangelio de Mateo, 27, 50-53: «Jesús dio otro fuerte grito y exha ló el espíritu.Entonces la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las piedras se rajaron,
las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron; después que él resucitó,
salieron de las tumbas, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos».
513
Deutsch und deutlich: frase hecha alemana similar a la española «al pan pan, y al vino vino». Se baseen que
deutsch y deutlich tienen la misma raíz, diot, «pueblo». El rey de la izquierda replicará inme diatamentea Zaratustra que
deutsch estaría mejor emparentado con derb, «tosco». Deutsch und derb, la expresiónusada por el rey, podría traducirse por «a lo bestia».
514
Véase la nota 54.515
Véase luego, El signo.516
Véase luego, El signo.517
Véase, en la segunda parte, De la redención, donde también Zaratustra interrumpe de repente el discursoque está pronunciando.
La Cena
518En este punto, en efecto, el adivino interrumpió el saludo entre Zaratustra y sus huéspedes:
se adelantó como alguien que no tiene tiempo que perder, cogió la mano de Zaratustra
y exclamó: «¡Pero Zaratustra!
Una cosa es más necesaria que la otra, así dices tú mismo
519: bien, una cosa es ahorapara mí
más necesaria que todas las otras.Una palabra a tiempo: ¿no me has invitado a
comer? Y aquí hay muchos que han recorridolargos caminos. ¿No querrás alimentarnos con discursos?
También os habéis referido todos vosotros, demasiado a mi parecer, al congelarse, ahogarse,
asfixiarse y otras calamidades del cuerpo: pero nadie se ha acordado de mi calamidad,
a saber: la de estar hambriento - »
(Así habló el adivino; y cuando los animales de Zaratustra oyeron tales palabras se fueron
de allí corriendo, asustados. Pues veían que ni siquiera lo que ellos habían traído durante
el día sería suficiente para llenar el estómago de aquel solo adivino.)
«Incluyendo también el estar sediento, prosiguió el adivino. Y aunque oigo ya al agua
chapotear aquí, semejante a discursos de la sabiduría, es decir, abundante e incansable: yo
- ¡quiero
vino!No todos son, como Zaratustra, bebedores natos de agua. Además, el agua no les conviene
a los cansados y mustios: a
nosotros nos corresponde el vino, - ¡sólo él proporcionacuración instantánea y salud repentina!»
En este punto, cuando el adivino pedía vino, ocurrió que también el rey de la izquierda,
el taciturno, tomó a su vez la palabra. «Del vino, dijo, nos hemos preocupado
nosotros,yo y mi hermano el rey de la derecha: tenemos vino suficiente, - todo un asno cargado.
Así, pues, no falta más que pan»
520.«¿Pan?, replicó Zaratustra y se rió. Justamente pan es lo que no tienen los eremitas. Pero
el hombre no vive sólo de pan, sino también de la carne de buenos corderos
521, y yotengo dos
522:- a
éstos debemos descuartizarlos523 enseguida y prepararlos con especias, con salvia:así es como a mí me gustan. Y tampoco faltan raíces y frutos, suficientemente buenos
incluso para golosos y degustadores; ni nueces y otros enigmas para cascar.
Vamos, pues, a preparar rápidamente un buen festín. Quien quiera comer tiene que intervenir
asimismo en la preparación, incluso los reyes. En casa de Zaratustra, en efecto, le
es lícito ser cocinero incluso a un rey.»
Esta propuesta encontró la aprobación de todos: sólo el mendigo voluntario se oponía a
la carne y al vino y a las especias.
«¡Pero oíd a este comilón de Zaratustra!, decía bromeando: ¿acude la gente a las cavernas
y a las altas montañas para hacer tales comidas?
Ahora entiendo, ciertamente, lo que él nos enseñó en otro tiempo: ¡Alabada sea la pequeña
pobreza!
524. Y por qué quiere suprimir a los mendigos»525.«Procura estar de buen humor, le respondió Zaratustra, como lo estoy yo. Permanece
fiel a tu costumbre, hombre excelente, muele tu grano, bebe tu agua, alaba tu cocina: ¡si
ésta es la que te pone alegre!
Yo soy una ley únicamente para los míos, no soy una ley para todos. Mas quien me pertenece
tiene que tener huesos fuertes y también pies ligeros, -
- deben gustarle las guerras y las fiestas, no ser un hombre sombrío, ni un soñador, debe
estar dispuesto a lo más difícil como a una fiesta suya, hallarse sano y salvo.
Lo mejor pertenece a los míos y a mí; y si no nos lo dan, lo tomamos: - ¡el mejor alimento,
el cielo más puro, los pensamientos más fuertes, las mujeres más hermosas!» -
Así habló Zaratustra; mas el rey de la derecha replicó: «¡Qué raro! ¿Se han escuchado
alguna vez tales cosas inteligentes de boca de un sabio?
Y, en verdad, lo más raro en un sabio es que, además, hable con inteligencia y no sea
un asno».
Así habló el rey de la derecha, y se extrañó; pero el asno, con malvada voluntad, dijo IA
a su discurso. Éste fue el comienzo de aquel largo festín que en los libros de historia se
llama «la Cena». Durante ella no se habló de otra cosa que
del hombre superior.518
El título de este apartado es una clara referencia a la «Ultima Cena» de Jesús, narrada por los Evangelios.La palabra alemana empleada,
Abendmahl, subraya aún más que la castellana la citada alusión.519
Véase antes, A mediodía, la nota 507.520
Esta alusión al «pan» y al «vino» vuelve a subrayar lo indicado en la nota 518, es decir, el intencionadoparalelismo entre esta Cena y la narrada en los Evangelios.
521
Cita paródica del Evangelio de Mateo, 4, 4: «El hombre no vive sólo de pan, sino de toda palabra quesale de la boca de Dios.»
522
Sobre la procedencia de estos dos corderos véase, en la tercera parte, El convaleciente, 2.523
Si se tiene en cuenta que Jesús es llamado también «el Cordero», se verá que el antagonismo entre estaCena y la evangélica alcanza aquí su cumbre.
524
Véase, en la primera parte, Del nuevo ídolo, p. 89.525
Véase, en la primera parte, De los compasivos, p. 140.Del hombre superior
1
Cuando por primera vez fui a los hombres cometí la tontería propia de los eremitas, la
gran tontería: me instalé en el mercado.
Y cuando hablaba a todos no hablaba a nadie
526. Y por la noche tuve como compañerosa volatineros y cadáveres; y yo mismo era casi un cadáver.
Mas a la mañana siguiente llegó a mí una nueva verdad: entonces aprendí a decir «¡Qué
me importan el mercado y la plebe y el ruido de la plebe y las largas orejas de la plebe!»
Vosotros hombres superiores, aprended esto de mí: en el mercado nadie cree en hombres
superiores. Y si queréis hablar allí, ¡bien! Pero la plebe dirá parpadeando «todos
somos iguales».
«Vosotros hombres superiores, - así dice la plebe parpadeando - no existen hombres
superiores, todos somos iguales, el hombre no es más que hombre, ¡ante Dios - todos somos
iguales!»
¡Ante Dios! - Mas ahora ese Dios ha muerto. Y ante la plebe nosotros no queremos ser
iguales. ¡Vosotros hombres superiores, marchaos del mercado!
2
¡Ante Dios! - ¡Mas ahora ese Dios ha muerto! Vosotros hombres superiores, ese Dios
era vuestro máximo peligro.
Sólo desde que él yace en la tumba habéis vuelto vosotros a resucitar. Sólo ahora llega
el gran mediodía
527, sólo ahora se convierte el hombre superior - ¡en señor!¿Habéis entendido esta palabra, oh hermanos míos? Estáis asustados: ¿sienten vértigo
vuestros corazones? ¿Veis abrirse aquí para vosotros el abismo? ¿Os ladra aquí el perro
infernal?
¡Bien! ¡Adelante! ¡Vosotros hombres superiores! Ahora es cuando gira la montaña del
futuro humano. Dios ha muerto: ahora
nosotros queremos - que viva el superhombre.3
Los más preocupados preguntan hoy: «¿Cómo se conserva el hombre?» Pero Zaratustra
pregunta, siendo el único y el primero en hacerlo: «¿Cómo se
supera al hombre?»El superhombre es lo que yo amo,
él es para mí lo primero y lo único, - y no el hombre:no el prójimo, no el más pobre, no el que más sufre, no el mejor -
Oh hermanos míos, lo que yo puedo amar en el hombre es que es un tránsito y un ocaso
528.Y también en vosotros hay muchas cosas que me hacen amar y tener esperanzas.
Vosotros habéis despreciado, hombres superiores, esto me hace tener esperanzas. Pues
los grandes despreciadores son los grandes veneradores.
En el hecho de que hayáis desesperado hay mucho que honrar. Porque no habéis aprendido
cómo resignaros, no habéis aprendido las pequeñas corduras.
Hoy, en efecto, las gentes pequeñas se han convertido en los señores: todas ellas predican
resignación y modestia y cordura y laboriosidad y miramientos y el largo etcétera de
las pequeñas virtudes.
Lo que es de especie femenina, lo que procede de especie servil y, en especial, la mezcolanza
plebeya:
eso quiere ahora enseñorearse de todo destino del hombre - ¡oh náusea!,¡náusea!, ¡náusea!
Eso
pregunta y pregunta y no se cansa: «¿Cómo se conserva el hombre, del modo mejor,más prolongado, más agradable?» Con esto - ellos son los señores de hoy.
Superadme a estos señores de hoy, oh hermanos míos, - a estas gentes pequeñas:
¡ellasson el máximo peligro del superhombre!
¡Superadme, hombres superiores, las pequeñas virtudes, las pequeñas corduras, los miramientos
minúsculos, el bullicio de hormigas, el mísero bienestar, la «felicidad de los
más»-!
Y antes desesperar que resignarse. Y, en verdad, yo os amo porque no sabéis vivir hoy,
¡vosotros hombres superiores! Ya que así es como
vosotros vivís - ¡del modo mejor!4
¿Tenéis valor, oh hermanos míos? ¿Sois gente de corazón? ¿No valor ante testigos, sino
el valor del eremita y del águila, del cual no es ya espectador ningún Dios?
A las almas frías, a las acémilas, a los ciegos, a los borrachos, a ésos yo no los llamo
gente de corazón. Corazón tiene el que conoce el miedo, pero
domeña el miedo, el que veel abismo, pero con
orgullo.El que ve el abismo, pero con ojos de águila, el que
aferra el abismo con garras deáguila: ése tiene valor. - -
5
«El hombre es malvado» - así me dijeron, para consolarme, los más sabios. ¡Ay, si eso
fuera hoy verdad! Pues el mal es la mejor fuerza del hombre
529.«El hombre tiene que mejorar y que empeorar» - esto es lo que yo enseño. Lo peor es
necesario para lo mejor del superhombre.
Para aquel predicador de las pequeñas gentes acaso fuera bueno que él sufriese y padeciese
por el pecado del hombre
530. Pero yo me alegro del gran pecado como de mi granconsuelo. -
Esto no está dicho, sin embargo, para orejas largas. No toda palabra conviene tampoco
a todo hocico. Éstas son cosas delicadas y remotas: ¡hacia ellas no deben alargarse pezuñas
de ovejas!
6
Vosotros hombres superiores, ¿creéis acaso que yo estoy aquí para arreglar lo que vosotros
habéis estropeado?
¿O que quiero prepararos para lo sucesivo un lecho más cómodo a vosotros los que sufrís?
¿O mostraros senderos nuevos y más fáciles a vosotros los errantes, extraviados,
perdidos en vuestras escaladas?
¡No! ¡No! ¡Tres veces no! Deben perecer cada vez más, cada vez mejores de vuestra
especie, - pues vosotros debéis tener una vida siempre peor y más dura. Sólo así -
- sólo así crece el hombre hasta
aquella altura en que el rayo cae sobre él y lo hace pedazos:¡suficientemente alto para el rayo!
Hacia lo poco, hacia lo prolongado, hacia lo lejano tienden mi mente y mi anhelo: ¡qué
podría importarme vuestra mucha, corta, pequeña miseria!
¡Para mí no sufrís aún bastante! Pues sufrís por vosotros, no habéis sufrido aún por
elhombre.
¡Mentiríais si dijeseis otra cosa! Ninguno de vosotros sufre por aquello por loque yo he sufrido. - -
7
No me basta con que el rayo ya no cause daño. Yo no quiero desviarlo: debe aprender -
a trabajar para
mí. -Hace ya mucho tiempo que mi sabiduría se acumula como una nube, se vuelve más silenciosa
y oscura. Así hace toda sabiduría que
alguna vez debe parir rayos.Para estos hombres de hoy no quiero yo ser luz ni llamarme luz. A éstos - quiero cegarlos:
¡rayo de mi sabiduría! ¡Sácales los ojos!
8
No queráis nada por encima de vuestra capacidad: hay una falsedad perversa en quienes
quieren por encima de su capacidad. ¡Especialmente cuando quieren cosas grandes! Pues
despiertan desconfianza contra las cosas grandes, esos refinados falsarios y comediantes:
-
- hasta que finalmente son falsos ante sí mismos, gente de ojos bizcos, madera carcomida
y blanqueada, cubiertos con un manto de palabras fuertes, de virtudes aparatosas, de
obras falsas y relumbrantes.
¡Tened en esto mucha cautela, vosotros hombres superiores! Pues nada me parece hoy
más precioso y raro que la honestidad.
Este hoy, ¿no es de la plebe? Mas la plebe no sabe lo que es grande, lo que es pequeño,
lo que es recto y honesto: ella es inocentemente torcida, ella miente siempre.
9
Tened hoy una sana desconfianza, ¡vosotros hombres superiores, hombres valientes!
¡Hombres de corazón abierto! ¡Y mantened secretas vuestras razones! Pues este hoy es de
la plebe.
Lo que la plebe aprendió en otro tiempo a creer sin razones, ¿quién podría - destruírselo
mediante razones?
Y en el mercado se convence con gestos. Las razones, en cambio, vuelven desconfiada
a la plebe.
Y si alguna vez la verdad venció allí, preguntaos con sana desconfianza: «¿Qué fuerte
error ha luchado por ella?»
¡Guardaos también de los doctos! Os odian: ¡pues ellos son estériles! Tienen ojos fríos
y secos, ante ellos todo pájaro yace desplumado.
Ellos se jactan de no mentir, mas incapacidad para la mentira no es ya, ni de lejos, amor
a la verdad. ¡Estad en guardia!
¡Falta de fiebre no es ya, ni de lejos, conocimiento! A los espíritus resfriados yo no les
creo. Quien no puede mentir no sabe qué es la verdad.
10
Si queréis subir a lo alto, ¡emplead vuestras propias piernas! ¡No dejéis que os
llevenhasta arriba, no os sentéis sobre espaldas y cabezas de otros!
¿Tú has montado a caballo? ¿Y ahora cabalgas velozmente hacia tu meta? ¡Bien, amigo
mío! ¡Pero también tu pie tullido va montado sobre el caballo!
Cuando estés en la meta, cuando saltes de tu caballo: precisamente en tu
altura, hombresuperior - ¡darás un traspié!
11
¡Vosotros creadores, vosotros hombres superiores! No se está grávido más que del propio
hijo.
¡No os dejéis persuadir, adoctrinar! ¿Quién es
vuestro prójimo? Y aunque obréis «porel prójimo», - ¡no creéis, sin embargo, por él!
Olvidadme ese «por», creadores: precisamente vuestra virtud quiere que no hagáis ninguna
cosa «por» y «a causa de» y «porque». A estas pequeñas palabras falsas debéis cerrar
vuestros oídos.
El «por el prójimo» es la virtud tan sólo de las gentes pequeñas: entre ellas se dice «tal
para cual» y «una mano lava la otra»: - ¡no tienen ni derecho ni fuerza de exigir
vuestroegoísmo!
¡En vuestro egoísmo, creadores, hay la cautela y la previsión de la embarazada! Lo que
nadie ha visto aún con sus ojos, el fruto: eso es lo que vuestro amor entero protege y cuida
y alimenta.
¡Allí donde está todo vuestro amor, en vuestro hijo, allí está también toda vuestra virtud!
Vuestra obra, vuestra voluntad es
vuestro «prójimo»: ¡no os dejéis inducir a admitirfalsos valores!
12
¡Vosotros creadores, vosotros hombres superiores! Quien tiene que dar a luz está enfermo;
y quien ha dado a luz está impuro.
Preguntad a las mujeres: no se da a luz porque ello divierta. El dolor hace cacarear a las
gallinas y a los poetas.
Vosotros creadores, en vosotros hay muchas cosas impuras. Esto se debe a que tuvisteis
que ser madres.
Un nuevo hijo: ¡oh, cuánta nueva suciedad ha venido también con él al mundo! ¡Apartaos!
¡Y quien ha dado a luz debe lavarse el alma hasta limpiarla!
13
¡No seáis virtuosos por encima de vuestras fuerzas! ¡Y no queráis de vosotros nada que
vaya contra la verosimilitud!
¡Caminad por las sendas por las que ya caminó la virtud de vuestros padres! ¿Cómo
querríais subir alto si no sube con vosotros la voluntad de vuestros padres?
¡Mas quien quiera ser el primero vea de no convertirse también en el último!
531 ¡Y allídonde están los vicios de vuestros padres no debéis querer pasar vosotros por santos!
Si los padres de alguien fueron aficionados a las mujeres y a los vinos fuertes y a la
carne de jabalí: ¿qué ocurriría si ese alguien pretendiese de sí la castidad?
¡Una necedad sería eso! Mucho, en verdad, me parece para ése el que se contente con
ser marido de
una o de dos o de tres mujeres.Y si fundase conventos y escribiese encima de la puerta: «el camino hacia la santidad»,
- yo diría: ¡para qué!, ¡eso es una nueva necedad!
Ha fundado para sí mismo un correccional y un asilo: ¡buen provecho! Pero yo no creo
en eso.
En la soledad crece lo que uno ha llevado a ella, también el animal interior
532. Por elloresulta desaconsejable para muchos la soledad.
¿Ha habido hasta ahora en la tierra algo más sucio que los santos del desierto? En torno
a
ellos no andaba suelto tan sólo el demonio, - sino también el cerdo53314
Tímidos, avergonzados, torpes, como un tigre al que le ha salido mal el salto: así, hombres
superiores, os he visto a menudo apartaros furtivamente a un lado. Os había salido
mal una
tirada de dados.Pero vosotros, jugadores de dados, ¡qué importa eso! ¡No habíais aprendido a jugar y a
hacer burlas como se debe! ¿No estamos siempre sentados a una gran mesa de burlas y de
juegos?
Y aunque se os hayan malogrado grandes cosas, ¿es que por ello vosotros mismos - os
habéis malogrado? Y aunque vosotros mismos os hayáis malogrado, ¿se malogró por ello
- el hombre? Y si el hombre se malogró: ¡bien!, ¡adelante!
15
Cuanto más elevada es la especie de una cosa, tanto más raramente se logra ésta. Vosotros
hombres superiores, ¿no sois todos vosotros - malogrados?
¡Tened valor, qué importa! ¡Cuántas cosas son aún posibles! ¡Aprended a reíros de vosotros
mismos como hay que reír! ¡Por qué extrañarse, por lo demás, de que os hayáis
malogrado y os hayáis logrado a medias, vosotros semidespedazados! ¿Es que no se
agolpa y empuja en vosotros - el
futuro del hombre?Lo más remoto, profundo, estelarmente alto del hombre, su fuerza inmensa: ¿no hierve
todo eso, chocando lo uno con lo otro, en vuestro puchero?
¡Por qué extrañarse de que más de un puchero se rompa! ¡Aprended a reíros de vosotros
mismos como hay que reír! Vosotros hombres superiores, ¡oh, cuántas cosas son aún posibles!
Y, en verdad, ¡cuántas cosas se han logrado ya! ¡Qué abundante es esta tierra en pequeñas
cosas buenas y perfectas, en cosas bien logradas!
¡Colocad pequeñas cosas buenas y perfectas a vuestro alrededor, hombres superiores!
Su áurea madurez sana el corazón. Lo perfecto enseña a tener esperanzas.
16
¿Cuál ha sido hasta ahora en la tierra el pecado más grande? ¿No lo ha sido la palabra
de quien dijo: «¡Ay de aquellos que ríen aquí!»
534?¿Es que él no encontró en la tierra motivos para reír? Lo que ocurrió es que buscó mal.
Incluso un niño encuentra aquí motivos.
Él - no amaba bastante: ¡de lo contrario nos habría amado también a nosotros los que
reímos! Pero nos odió y nos insultó, nos prometió llanto y rechinar de dientes
535.¿Es que hay que maldecir cuando no se ama? Esto - me parece un mal gusto. Pero así es
como actuó aquel incondicional. Procedía de la plebe.
Y él mismo no amó bastante: de lo contrario se habría enojado menos porque no se lo
amase. Todo gran amor no
quiere amor: - quiere más.¡Evitad a todos los incondicionales de esa especie ! Es una pobre especie enferma, una
especie plebeya: contemplan malignamente esta vida, tienen mal de ojo para esta tierra.
¡Evitad a todos los incondicionales de esa especie! Tienen pies y corazones pesados: -
no saben bailar. ¡Cómo iba a ser ligera la tierra para ellos!
536.17
Por caminos torcidos se aproximan todas las cosas buenas a su meta. Semejantes a los
gatos, ellas arquean el lomo, ronronean interiormente ante su felicidad cercana, - todas las
cosas buenas ríen.
El modo de andar revela si alguien camina ya por su propia senda: ¡por ello, vedme andar
a mí! Mas quien se aproxima a su meta, ése baila.
Y, en verdad, yo no me he convertido en una estatua, ni estoy ahí plantado, rígido, insensible,
pétreo, cual una columna: me gusta correr velozmente.
Y aunque en la tierra hay también cieno y densa tribulación: quien tiene pies ligeros corre
incluso por encima del fango y baila sobre él como sobre hielo pulido.
Levantad vuestros corazones
537, hermanos míos, ¡arriba!, ¡más arriba! ¡Y no me olvidéistampoco las piernas! Levantad también vuestras piernas, vosotros buenos bailarines
y aún mejor: ¡sosteneos incluso sobre la cabeza!
18
Esta corona del que ríe, esta corona de rosas
538 : yo mismo me he puesto sobre mi cabezaesta corona, yo mismo he santificado mis risas. A ningún otro he encontrado suficientemente
fuerte hoy para hacer esto.
Zaratustra el bailarín, Zaratustra el ligero, el que hace señas con las alas, uno dispuesto
a volar, haciendo señas a todos los pájaros, preparado y listo, bienaventurado en su ligereza:
-
Zaratustra el que dice verdad, Zaratustra el que ríe verdad
539, no un impaciente, no unincondicional, sí uno que ama los saltos y las piruetas; ¡yo mismo me he puesto esa corona
sobre mi cabeza!
19
Levantad vuestros corazones, hermanos míos, ¡arriba!, ¡más arriba!, ¡y no me olvidéis
tampoco las piernas! Levantad también vuestras piernas, vosotros buenos bailarines, y
aún mejor: ¡sosteneos incluso sobre la cabeza!
También en la felicidad hay animales pesados, hay cojitrancos de nacimiento. Extrañamente
se afanan, como un elefante que se esforzase en sostenerse sobre la cabeza.
Pero es mejor estar loco de felicidad que estarlo de infelicidad, es mejor bailar torpemente
que caminar cojeando. Aprended, pues, de mí mi sabiduría: incluso la peor de las
cosas tiene dos reversos buenos, -
-incluso la peor de las cosas tiene buenas piernas para bailar: ¡aprended, pues, de mí,
hombres superiores, a teneros sobre vuestras piernas derechas!
¡Olvidad, pues, el poner cara de atribulados y toda tristeza plebeya! ¡Oh, qué tristes me
parecen hoy incluso los payasos de la plebe! Pero este hoy es de la plebe.
20
Haced como el viento cuando se precipita desde sus cavernas de la montaña: quiere bailar
al son de su propio silbar, los mares tiemblan y dan saltos bajo sus pasos.
El que proporciona alas a los asnos, el que ordeña a las leonas, ¡bendito sea ese buen
espíritu indómito, que viene cual viento tempestuoso para todo hoy y toda plebe, -
- que es enemigo de las cabezas espinosas y cavilosas, y de todas las mustias hojas y
yerbajos: alabado sea ese salvaje, bueno, libre espíritu de tempestad, que baila sobre las
ciénagas y las tribulaciones como si fueran prados!
El que odia los tísicos perros plebeyos y toda cría sombría y malograda: ¡bendito sea
ese espíritu de todos los espíritus libres, la tormenta que ríe, que sopla polvo a los ojos de
todos los pesimistas, purulentos!
Vosotros hombres superiores, esto es lo peor de vosotros: ninguno habéis aprendido a
bailar como hay que bailar - ¡a bailar por encima de vosotros mismos! ¡Qué importa que
os hayáis malogrado!
¡Cuántas cosas son posibles aún!
¡Aprended, pues, a reíros de vosotros sin preocuparosde vosotros! Levantad vuestros corazones, vosotros buenos bailarines, ¡arriba!, ¡más arriba!
¡Y no me olvidéis tampoco el buen reír!
Esta corona del que ríe, esta corona de rosas: ¡a vosotros, hermanos míos, os arrojo esta
corona! Yo he santificado el reír; vosotros hombres superiores,
aprendedme - ¡a reír!526
Nueva referencia al subtítulo de esta obra: Un libro para todos y para nadie.527
Véase, en la primera parte, De la virtud que hace regalos, 3.528
También en la primera parte, De la virtud que hace regalos, 3, aparece esta misma frase.529
«El hombre tiene que mejorar y que empeorar» es enseñanza repetida a lo largo de toda esta obra;véase, en la segunda parte,
De la cordura respecto a los hombres, y en la tercera parte, De tablas viejas ynuevas,
2, y El convaleciente.530
Alusión a Jesús. Véase el Evangelio de Mateo, 8,17: «El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestrasenfermedades.»
531
Paráfrasis del Evangelio de Mateo, 19, 30: «Los primeros serán los últimos, y los últimos serán losprimeros.»
532
Más tarde el concienzudo del espíritu aludirá a este «animal interior» mencionado aquí por Zaratustra.Véase
De la ciencia. Nietzsche utiliza el mismo término, inwendig, empleado por Lutero en su traducciónde
Romanos, 7, 22. En ese pasaje Pablo alude a «el hombre interior» (der inwendige Mensch). Éste «animalinterior»
(das inwendige Gethier) es, pues, clara antítesis del hombre paulino.533
Irónica alusión realista a que san Antonio Abad, padre de los eremitas y protector de los animales,suele ser representado en compañía de un cerdo. El «cerdo» actúa aquí como metáfora de la «suciedad» en
todos los sentidos.
534
Cita del Evangelio de Lucas, 6, 25: «¡Ay de los que reís ahora, porque vais a lamentaros y a llorar!»535
Véase el Evangelio de Mateo, 8, 12: «Los hijos del reino serán echados a las tinieblas exteriores; allíserá el llanto y el rechinar de dientes.»
536
Véase, en la tercera parte, Del espíritu de la pesadez, donde Zaratustra rebautiza a la tierra con elnombre de «La Ligera».
537
Cita del prefacio de la misa: Sursum corda (levantad los corazones).538
Esta corona de rosas aparece como antítesis de la «corona de espinas» de que hablan los Evangelios.Véase el
Evangelio de Mateo, 27, 27-29: «Los soldados... trenzaron una corona de espinas y se la pusieronen la cabeza».
539
Wahrsager, Wahrlacher. Wahrsager significa, por su composición, el que dice (sagen) verdad(Wahr), y
asimismo el adivino; Wahrlacher es palabra creada por Nietzsche por analogía con la anterior. Elsignificado de este juego de palabras sería, pues: Zaratustra es el que vaticina (o dice verdad) tanto con sus
palabras como con sus risas.
La canción de la melancolía
1
Mientras Zaratustra pronunciaba estos discursos se encontraba cerca de la entrada de su
caverna; y al decir las últimas palabras se escabulló de sus huéspedes y huyó por breve
espacio de tiempo al aire libre.
«¡Oh puros aromas en torno a mí, exclamó, oh bienaventurado silencio en torno a mí!
Mas ¿dónde están mis animales? ¡Acercaos, acercaos, águila mía y serpiente mía!
Decidme, animales míos: esos hombres superiores, todos ellos - ¿es que acaso no
huelenbien? ¡Oh puros aromas en torno a mí! Sólo ahora sé y siento cuánto os amo, animales
míos.»
-Y Zaratustra repitió: «¡Yo os amo, animales míos!» El águila y la serpiente se arrimaron
a él cuando dijo estas palabras, y levantaron hacia él su mirada. De este modo estuvieron
juntos los tres en silencio, y olfatearon y saborearon juntos el aire puro. Pues el
aire era allí fuera mejor que junto a los hombres superiores.
2
Mas apenas había abandonado Zaratustra su caverna cuando el viejo mago se levantó,
miró sagazmente a su alrededor y dijo: «¡Ha salido!
Y ya, hombres superiores - permitidme cosquillearos con este nombre de alabanza y de
lisonja, como él mismo - ya me acomete mi perverso espíritu de engaño y de magia, mi
demonio melancólico,
- el cual es un adversario
540 a fondo de este Zaratustra: ¡perdonadle! Ahora quiere mostrarsu magia ante vosotros, justo en este instante tiene su hora; en vano lucho con este espíritu
malvado.
A todos vosotros, cualesquiera sean los honores que os atribuyáis con palabras, ya os
llaméis “los espíritus libres” o “los veraces”, o “los penitentes del espíritu”, o “los liberados
de las cadenas”, o “los hombres del gran anhelo”, -
- a todos vosotros que sufrís de
la gran náusea como yo, a quienes el viejo Dios se lesha muerto sin que todavía ningún nuevo Dios yazga en la cuna entre pañales
541, - a todosvosotros os es propicio mi espíritu y mi demonio-mago.
Yo os conozco a vosotros, hombres superiores, yo lo conozco a él, - yo conozco también
a ese espíritu maligno, al cual amo a mi pesar, a ese Zaratustra: él mismo me parece,
con mucha frecuencia, semejante a la bella máscara de un santo,
- semejante a una nueva y extraña máscara, en la que se complace mi espíritu malvado,
el demonio melancólico: - yo amo a Zaratustra, así me parece a menudo, a causa de mi
espíritu malvado. -
Pero ya me acomete y me subyuga
este espíritu de la melancolía, este demonio del crepúsculovespertino: y, en verdad, hombres superiores, se le antoja -
- ¡abrid los ojos! - se le antoja venir
desnudo, si como hombre o como mujer, aún no losé: pero llega, me subyuga, ¡ay!, ¡abrid vuestros sentidos!
El día se extingue, para todas las cosas llega ahora el atardecer, incluso para las cosas
mejores; ¡oíd y ved, hombres superiores, qué demonio es, ya hombre, ya mujer, este espíritu
de la melancolía vespertina!»
Así habló el viejo mago, miró sagazmente a su alrededor y luego cogió su arpa.
3
542Cuando el aire va perdiendo luminosidad,
Cuando ya el consuelo del rocío
Cae gota a gota sobre la tierra,
No visible, tampoco oído: -
Pues delicado calzado lleva
El consolador rocío, como todos los suaves consoladores –
Entonces tú te acuerdas, te acuerdas, ardiente corazón,
De cómo en otro tiempo tenías sed,
De cómo, achicharrado y cansado, tenías sed
De lágrimas celestes y gotas de rocío,
Mientras en los amarillos senderos de hierba
Miradas del sol vespertino malignamente
Corrían a tu alrededor a través de negros árboles,
Ardientes y cegadoras miradas del sol, contentas de causar daño.
«¿El pretendiente de la
verdad? ¿Tú? - así se burlaban ellas –No! ¡Sólo un poeta!
Un animal, un animal astuto, rapaz, furtivo,
Que tiene que mentir,
Que, sabiéndolo, queriéndolo, tiene que mentir:
Ávido de presa,
Enmascarado bajo muchos colores,
Para sí mismo máscara,
Para sí mismo presa -
¿Eso -
el pretendiente de la verdad?¡No! ¡Sólo necio! ¡Sólo poeta!
Sólo alguien que pronuncia discursos abigarrados,
Que abigarradamente grita desde máscaras de necio,
Que anda dando vueltas por engañosos puentes de palabras.
Por multicolores arcos iris,
Entre falsos cielos
Y falsas tierras,
Vagando, flotando, -
¡Sólo necio! ¡Sólo poeta!
¿Eso -
el pretendiente de la verdad?No silencioso, rígido, liso, frío,
Convertido en imagen,
En columna de Dios,
No colocado delante de templos,
Como guardián de un Dios:
¡No! Hostil a tales estatuas de la verdad,
Más familiarizado con las selvas que con los templos,
Lleno de petulancia gatuna,
Saltando por toda ventana,
¡Sus!, a todo azar,
Olfateando todo bosque virgen,
Olfateando anhelante y deseoso
De correr pecadoramente sano, y policromo, y bello,
En selvas vírgenes,
Entre animales rapaces de abigarrado pelaje,
De correr robando, deslizándose, mintiendo,
Con belfos lascivos,
Bienaventuradamente burlón, bienaventuradamente infernal,
Bienaventuradamente sediento de sangre: -
O, semejante al águila que largo tiempo,
Largo tiempo mira fijamente los abismos,
Sus abismos: - -
¡Oh, cómo éstos se enroscan hacia abajo,
Hacia abajo, hacia dentro,
Hacia profundidades cada vez más hondas! –
¡Luego,
De repente, derechamente,
Con extasiado vuelo,
Lanzarse sobre corderos,
Caer de golpe, voraz,
Ávido de corderos
Enojado contra todas las almas de cordero,
Furiosamente enojado contra todo lo que tiene
Miradas de cordero, ojos de cordero, lana rizada,
Aspecto gris, corderil benevolencia de borrego!
Así,
De águila, de pantera
Son los anhelos del poeta,
Son
tus anhelos bajo miles de máscaras,¡Tú necio! ¡Tú poeta!
Tú que en el hombre has visto
Tanto un Dios como un cordero –
Despedazar
al Dios que hay en el hombreY despedazar al cordero que hay en el hombre,
Y reír
al despedazar –¡Ésa, ésa
es tu bienaventuranza!¡Bienaventuranza de una pantera y de un águila!
¡Bienaventuranza de un poeta y de un necio!» - -
Cuando el aire va perdiendo luminosidad,
Cuando ya la hoz de la luna
Entre rojos purpúreos:
- Hostil al día,
A cada paso secretamente
Segando inclinadas praderas de rosas,
Hasta que éstas caen,
Se hunden pálidas hacia la noche: -
Así caí yo mismo en otro tiempo
Desde la demencia de mis verdades,
Desde mis anhelos del día,
Cansado del día, enfermo de luz,
- Me hundí hacia abajo, hacia la noche, hacia la sombra:
Por
una sola verdadAbrasado y sediento:
- ¿Te acuerdas aún, te acuerdas, ardiente corazón,
De cómo entonces sentías sed? -
Sea yo desterrado
De
toda verdad,¡Sólo necio!
¡Sólo poeta!
540
La palabra alemana utilizada aquí por Nietzsche (Widersacher) es el término empleado en la traducciónde la Biblia de Lutero para designar al demonio.
541
Alusión al portal de Belén; véase el Evangelio de Lucas, 2, 12: «El ángel les dijo: “... os doy esta señal:encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”».
542
Al igual que ocurre con la canción anterior (véase la nota 470), también este poema fue compuestopor Nietzsche en el otoño de 1884 y no estaba destinado originariamente a
Así habló Zaratustra. Con algunasvariantes, Nietzsche lo insertó entre los
Ditirambos de Dioniso con el título de ¡Sólo necio! ¡Sólo poeta!De la ciencia
Así cantó el mago; y todos los que se hallaban reunidos cayeron como pájaros, sin darse
cuenta, en la red de su astuta y melancólica voluptuosidad. Sólo el concienzudo del
espíritu no había quedado preso en ella: él le arrebató aprisa el arpa al mago y exclamó:
«¡Aire! ¡Dejad entrar aire puro! ¡Haced entrar a Zaratustra! ¡Tú vuelves sofocante y venenosa
esta caverna, tú, perverso mago viejo!
Con tu seducción llevas, falso, refinado, a deseos y selvas desconocidos. ¡Y ay cuando
gentes como tú hablan de la
verdad y la encarecen!¡Ay de todos los espíritus libres que no se hallan en guardia contra
tales magos! Perdidaestá su libertad: tú enseñas e induces a volver a prisiones, -
- tú viejo demonio melancólico, en tu lamento resuena un atractivo reclamo, ¡te pareces
a aquellos que con su alabanza de la castidad invitan secretamente a entregarse a voluptuosidades!
»
Así habló el concienzudo; y el viejo mago miró a su alrededor, disfrutó de su victoria y
se tragó, en razón de ella, el disgusto que el concienzudo le causaba. «¡Cállate!, dijo con
voz modesta, las buenas canciones quieren tener buenos ecos; después de canciones buenas
se debe callar durante largo tiempo.
Así hacen todos éstos, los hombres superiores. Mas sin duda tú has entendido poco de
mi canción. Hay en ti poco de espíritu de magia.»
«Me alabas, replicó el escrupuloso, al segregarme de ti, ¡bien! Pero vosotros, ¿qué veo?
Todos vosotros seguís ahí sentados con ojos lascivos -
Vosotros, almas libres, ¡dónde ha ido a parar vuestra libertad! Casi os asemejáis, me parece,
a aquellos que han contemplado durante largo tiempo a muchachas perversas bailar
desnudas: ¡también vuestras almas bailan!
En vosotros, hombres superiores, tiene que haber más que en mí de eso que el mago
llama su malvado espíritu de magia y de engaño: - sin duda tenemos que ser distintos.
Y, en verdad, juntos hemos hablado y pensado bastante, antes de que Zaratustra volviese
a su caverna, como para que yo no supiese: nosotros
somos distintos.Buscamos
también cosas distintas aquí arriba, vosotros y yo. Yo busco, en efecto, másseguridad,
por ello he venido a Zaratustra. Él es aún, en efecto, la torre y la voluntad másfirme -
- hoy, cuando todo vacila, cuando la tierra entera tiembla. Pero vosotros, cuando miro
los ojos que ponéis, casi me parece que lo que buscáis es
más inseguridad,-
más horrores, más peligro, más terremotos. Vosotros apetecéis, casi me lo parece,perdonad mi presunción, vosotros hombres superiores -
- vosotros apetecéis la peor y más peligrosa de las vidas, la cual es la que más temo yo,
la vida de animales salvajes, vosotros apetecéis bosques, cavernas, montañas abruptas y
abismos laberínticos.
Y no los guías que
sacan del peligro son los que más os agradan, sino los que sacanfuera de todos los caminos, los seductores. Pero si tales apetencias son
reales en vosotros,también me parecen, a pesar de ello,
imposibles.El miedo, en efecto, - ése es el sentimiento básico y hereditario del hombre; por el miedo
se explican todas las cosas, el pecado original y la virtud original. Del miedo brotó
también
mi virtud, la cual se llama: ciencia.El miedo, en efecto, a los animales salvajes - fue lo que durante más largo tiempo se inculcó
al hombre, y asimismo al animal que el hombre oculta y teme dentro de sí mismo: -
Zaratustra llama a éste “el animal interior”
543,Ese prolongado y viejo miedo, finalmente refinado, espiritualizado, intelectualizado: -
hoy, me parece, llámase:
ciencia.» -Así habló el concienzudo; mas Zaratustra, que justo en ese momento volvía a su caverna
y había oído y adivinado las últimas palabras, arrojó al concienzudo un puñado de
rosas y se rió de sus «verdades». «¡Cómo!, exclamó, ¿qué acabo de oír? En verdad, me
parece que tú eres un necio o que lo soy yo mismo: y tu verdad voy a ponerla inmediatamente
cabeza abajo.
El miedo,
en efecto, - es nuestra excepción. Pero el valor y la aventura y el gusto por loincierto, por lo no osado, -
el valor me parece ser la entera prehistoria del hombre.A los animales más salvajes y valerosos el hombre les ha envidiado y arrebatado todas
sus virtudes: sólo así se convirtió - en hombre.
Ese
valor, finalmente refinado, espiritualizado, intelectualizado, ese valor humano conalas de águila y astucia de serpiente:
ése, me parece, llámase hoy - »«¡Zaratustra!»,
gritaron como con una sola boca todos los que se hallaban sentadosjuntos, y lanzaron una gran carcajada; y de ellos se levantó como una pesada nube. También
el mago rió y dijo con tono astuto: «¡Bien! ¡Se ha ido, mi espíritu malvado!
¿Y no os puse yo mismo en guardia contra él al decir que es un embustero, un espíritu
de mentira y de engaño?
Especialmente, en efecto, cuando se muestra desnudo. ¡Mas qué puedo
yo contra susperfidias! ¿He creado yo a él y al mundo?
¡Bien! ¡Seamos otra vez buenos y tengamos buen humor! Y aunque Zaratustra mire con
malos ojos - ¡vedlo!, está enojado conmigo -
-antes de que la noche llegue aprenderá de nuevo a amarme y a alabarme, pues no puede
vivir mucho tiempo sin cometer tales tonterías.
Él
- ama a sus enemigos544: de ese arte entiende mejor que ninguno de los que yo hevisto. Pero de ello se venga - ¡en sus amigos!»
Así habló el viejo mago, y los hombres superiores le aplaudieron: de modo que Zaratustra
dio una vuelta y fue estrechando, con maldad y amor, la mano a sus amigos, - como
uno que tiene que reparar algo y excusarse con todos. Y cuando, haciendo esto, llegó a la
puerta de su caverna, he aquí que tuvo deseos de salir de nuevo al aire puro de fuera y a
sus animales, - y se escabulló fuera.
543
Véase antes, Del hombre superior, 13, y la nota 532.544
Véase el Evangelio de Mateo, 5, 44: «Amad a vuestros enemigos.»Entre hijas del desierto
1
«¡No te vayas!, dijo entonces el caminante que se llamaba a sí mismo la sombra de Zaratustra,
quédate con nosotros
545, de lo contrario podría volver a acometernos la vieja ysorda tribulación.
Ya el viejo mago nos ha prodigado sus peores cosas, y mira, el buen papa piadoso tiene
lágrimas en los ojos y ha vuelto a embarcarse totalmente en el mar de la melancolía.
Estos reyes, sin duda, siguen poniendo ante nosotros buena cara: ¡esto es lo que ellos,
en efecto, mejor han aprendido hoy de todos nosotros! Mas si no tuvieran testigos, apuesto
a que también en ellos recomenzaría el juego malvado -
- ¡el juego malvado de las nubes errantes, de la húmeda melancolía, de los cielos cubiertos,
de los soles robados, de los rugientes vientos de otoño!
- el juego malvado de nuestro rugir y gritar pidiendo socorro: ¡quédate con nosotros, oh
Zaratustra! ¡Aquí hay mucha miseria oculta que quiere hablar, mucho atardecer, mucha
nube, mucho aire enrarecido!
Tú nos has alimentado con fuertes alimentos para hombres
546 y con sentencias vigorosas:¡no permitas que, para postre, nos acometan de nuevo los espíritus blandos y femeninos!
¡Tú eres el único que vuelves fuerte y claro el aire a tu alrededor! ¿He encontrado yo
nunca en la tierra un aire tan puro como junto a ti, en tu caverna?
Muchos países he visto, mi nariz ha aprendido a examinar y enjuiciar aires de muchas
clases: ¡mas en tu casa es donde mis narices saborean su máximo placer!
A no ser que, - a no ser que -, ¡oh, perdóname un viejo recuerdo! Perdóname una vieja
canción de sobremesa que compuse una vez hallándome entre hijas del desierto: -
- junto a las cuales, en efecto, había un aire igualmente puro, luminoso, oriental; ¡allí
fue donde más alejado estuve yo de la nubosa, húmeda, melancólica Europa vieja!
Entonces amaba yo a tales muchachas de Oriente y otros azules reinos celestiales, sobre
los que no penden nubes ni pensamientos.
No podréis creer de qué modo tan gracioso se estaban sentadas, cuando no bailaban,
profundas, pero sin pensamientos, como pequeños misterios, como enigmas engalanados
con cintas, como nueces de sobremesa -
multicolores y extrañas, ¡en verdad!, pero sin nubes: enigmas que se dejan adivinar: por
amor a tales muchachas compuse yo entonces un salmo de sobremesa.»
Así habló el viajero y sombra; y antes de que alguien le respondiese había tomado ya el
arpa del viejo mago - y cruzado las piernas; entonces miró, tranquilo y sabio, a su alrededor:
- y con las narices aspiró lenta e inquisitivamente el aire, como alguien que en países
nuevos gusta un aire nuevo y extraño. Luego comenzó a cantar con una especie de rugidos
547.2
El desierto crece: ¡ay de aquel que dentro de sí cobija desiertos!
- ¡Ah! ¡Qué solemne!
¡Qué efectivamente solemne!
¡Qué digno comienzo!
¡Qué áfricamente solemne!
Digno de un león
O de un moral mono aullador –
- Pero nada para vosotras,
Encantadoras amigas,
A cuyos pies por vez primera
A mí, a un europeo,
Entre palmeras
Se le concede sentarse. Sela
548.¡Maravilloso, en verdad!
Ahora estoy aquí sentado,
Cerca del desierto y ya
Tan lejos otra vez de él,
Y tampoco en absoluto convertido en desierto todavía:
Sino engullido
Por este pequeñísimo oasis -:
- Hace un instante abrió con un bostezo
Su amable hocico,
El más perfumado de todos los hociquitos:
¡Yyo caí dentro de él,
Hacia abajo, a través - entre vosotras,
Encantadoras amigas! Sela.
¡Gloria, gloria a aquella ballena si a su huésped
Tan bien trató! - ¿entendéis
Mi docta alusión?
549Gloria a su vientre
Si fue así
Un vientre-oasis tan agradable
Como éste: cosa que, sin embargo, dudo,
- Pues yo vengo de Europa,
La cual es más incrédula que todas
Las esposas algo viejas.
¡Quiera Dios mejorarla!
¡Amén!
Ahora estoy aquí sentado,
En este pequeñísimo oasis,
Semejante a un dátil,
Moreno, lleno de dulzura, chorreando oro, ávido
De una redonda boca de muchacha,
Y, aún más, de helados
Níveos cortantes incisivos dientes
De muchacha: por los que languidece
El corazón de todos los ardientes dátiles. Sela.
Semejante, demasiado semejante
A dichos frutos meridionales,
Estoy aquí tendido, mientras pequeños
Insectos alados
Me rodean danzando y jugando,
Y asimismo deseos y ocurrencias
Aún más pequeños,
Más locos, más malignos, -
Rodeado por vosotras,
Mudas, llenas de presentimientos
Muchachas-gatos,
Dudú y Suleica
550,-Circumesfingeado
551, para en una palabraAmontonar muchos sentimientos:
(¡Dios me perdone
Este pecado de lengua!)
- Aquí estoy yo sentado, olfateando el mejor aire de todos,
Aire de paraíso en verdad,
Ligero aire luminoso, estriado de oro,
Todo el aire puro que alguna vez
Cayó de la luna -
¿Se debió esto al azar
U ocurrió por petulancia?
Como cuentan los viejos poetas.
Pero yo, escéptico, en duda
Lo pongo, pues vengo
De Europa,
La cual es más incrédula que todas
Las esposas algo viejas.
¡Quiera Dios mejorarla!
¡Amén!
Sorbiendo este aire bellísimo,
Hinchadas las narices como cálices,
Sin futuro, sin recuerdos,
Así estoy aquí sentado,
Encantadoras amigas,
Y contemplo cómo la palmera,
Igual que una bailarina,
Se arquea y pliega y las caderas mece,
- ¡Uno la imita si la contempla largo tiempo!
¿Igual que una bailarina, que, a mi parecer,
Durante largo tiempo ya, durante peligrosamente largo tiempo,
Siempre, siempre se sostuvo únicamente sobre
una sola pierna?- ¿Y que por ello olvidó, a mi parecer,
La otra pierna?
En vano, al menos, he buscado la alhaja gemela
Echada de menos
- Es decir, la otra pierna –
En la santa cercanía
De su encantadora, graciosa
Faldita de encajes, ondulante como un abanico.
,Sí, hermosas amigas,
Si del todo queréis creerme:
¡La ha perdido!
¡Ha desaparecido!
¡Desaparecido para siempre!
¡La otra pierna!
¡Oh, lástima de esa otra amable pierna!
¿Dónde - estará y se lamentará abandonada?
¿La pierna solitaria?
¿Llena de miedo acaso a un
Feroz monstruo-león amarillo
De rubios rizos? O incluso ya
Roída, devorada -
Lamentable, ¡ay', ¡ay! ¡Devorada! Sela.
¡Oh, no lloréis
Tiernos corazones!
¡No lloréis,
Corazones de dátil! ¡Senos de leche!
¡Corazones-saquitos
De regaliz!
¡No llores más,
Pálida Dudú!
¡Sé hombre
532, Suleica! ¡Ánimo! ¡Ánimo!-¿O acaso vendría bien
Un tónico,
Un tónico para el corazón?
¿Una sentencia ungida?
¿Una exhortación solemne? –
¡Ah! ¡Levántate, dignidad!
¡Dignidad de la virtud! ¡Dignidad del europeo!
¡Sopla, vuelve a soplar,
Fuelle de la virtud!
¡Ah!
¡Rugir
una vez más aún,Rugir moralmente!
¡Como león moral
Rugir ante las hijas del desierto!
- ¡Pues el aullido de la virtud,
Encantadoras muchachas,
Es, más que ninguna otra cosa,
El ardiente deseo, el hambre voraz del europeo!
De nuevo estoy en pie,
Como europeo,
¡No puede hacer otra cosa, Dios me ayude
553¡Amén!
El desierto crece: ¡ay de aquel que dentro de sí cobija desiertos!
545
Remedo de las palabras que los discípulos dicen a Jesús tras la resurrección, durante la cena en Emaús.Véase el
Evangelio de Lucas, 24, 19: «Quédate con nosotros, pues atardece y el día ya declinó.»546
Más adelante, en El despertar, 1, repetirá Zaratustra que sus alimentos son «para hombres».547
También este poema, compuesto en el otoño de 1884, se halla recogido en los Ditirambos de Dionisocon el título de
Entre hijas del desierto. En realidad Nietzsche inserta en los Ditirambos todo este capítulo,incluida la parte inicial en prosa; en el poema introduce algunos ligeros cambios y. sobre todo, le añade
unos versos finales.
548
Nietzsche toma la palabra Sela de los salmos bíblicos, en los que aparece con mucha frecuencia. Aunqueel significado de esta palabra es discutido, parece que era una indicación musical y marcaba una pausa.
549
La «docta alusión» se refiere, evidentemente, al episodio bíblico de Jonás, tragado por una ballena.Véase
Jonás, 2, 1.550
Estos dos nombres los tomó Nietzsche, sin duda, el primero del canto sexto del Don Juan de Byron, yel segundo del
Diván oriental-occidental, de Goethe.551
Se traduce aquí literalmente esta palabra inventada por Nietzsche: umsphinxt, es decir, «rodeado deesfinges».
552
Expresión bíblica. Véase 1 Reyes, 2, 2 (palabras de David, al morir, a su hijo Salomón): «Yo me voypor el camino de todos; esfuérzate, pues, y
sé hombre.»553
Expresión muy difundida en Alemania y que se atribuye a Lutero, quien la habría pronunciado el 18de abril de 1521 en la Dieta de Worms. Con ella parece haber acabado su respuesta a la pregunta de si quería
retractarse. Nietzsche la emplea varias veces; por ejemplo, en
La genealogía de la moral, tratado tercero,«¿Qué significan los ideales ascéticos?», 22
.El despertar
1
Tras la canción del viajero y sombra la caverna se llenó
de repente de ruidos y risas; ycomo los huéspedes reunidos hablaban todos a la vez, y tampoco el asno, animado por
ello, continuó callado, se apoderó de Zaratustra una pequeña aversión y una pequeña burla
contra sus visitantes: aunque al mismo tiempo se alegrase de su regocijo. Pues le parecía
un signo de curación. Así, se escabulló afuera, al aire libre, y habló a sus animales.
«¿Dónde ha ido ahora su aflicción?, dijo, y ya se había recobrado de su pequeño hastío,
- ¡junto a mí han olvidado, según me parece, el gritar pidiendo socorro!
- si bien, por desgracia, todavía no el gritar.» Y Zaratustra se tapó los oídos, pues en
aquel momento el I-A del asno se mezclaba extrañamente con los ruidos jubilosos de
aquellos hombres superiores.
«Están alegres, comenzó de nuevo a hablar, y, ¿quién sabe?, tal vez lo estén a costa de
quien los hospeda; y si han aprendido de mí a reír, no es, sin embargo,
mi risa la que hanaprendido
554.¡Mas qué importa ello! Son gente vieja: se curan a su manera, ríen a su manera; mis oídos
han soportado ya cosas peores y no se enojaron.
Este día es una victoria: ¡ya cede, ya huye
el espíritu de la pesadez, mi viejo archienemigo!¡Qué bien quiere acabar este día que de modo tan malo y difícil comenzó!
Y
quiere acabar. Ya llega el atardecer: ¡sobre el mar cabalga él, el buen jinete! ¡Cómose mece, el bienaventurado, el que torna a casa, sobre la purpúrea silla de su caballo!
El cielo mira luminoso, el mundo yace profundo: ¡oh, todos vosotros, gente extraña que
habéis venido a mí, merece la pena ciertamente vivir a mi lado!»
Así habló Zaratustra. Y de nuevo llegaron desde la caverna los gritos y risas
555 de loshombres superiores: entonces él comenzó de nuevo.
«Pican, mi cebo actúa, también de ellos se aleja su enemigo, el espíritu de la pesadez.
Ya aprenden a reírse de sí mismos: ¿oigo bien?
Mi alimento para hombres
556 causa efecto, mi sentencia sabrosa y fuerte: y, en verdad,¡no los he alimentado con legumbres flatulentas! Sino con alimento para guerreros, con
alimento para conquistadores: nuevos apetitos he despertado.
Nuevas esperanzas hay en sus brazos y en sus piernas, su corazón se estira. Encuentran
nuevas palabras, pronto su espíritu respirará petulancia.
Tal alimento no es desde luego para niños, ni tampoco para viejecillas y jovencillas anhelantes.
A éstas se les convencen las entrañas de otra manera; no soy yo su médico y
maestro.
La
náusea se retira de esos hombres superiores: ¡bien!, ésta es mi victoria. En mi reinose vuelven seguros, toda estúpida vergüenza huye, ellos se desahogan.
Desahogan su corazón, retornan a ellos las horas buenas, de nuevo se huelgan y rumian,
- se vuelven
agradecidos.Esto lo
considero como el mejor de los signos: el que se vuelvan agradecidos. Dentrode poco inventarán fiestas y levantarán monumentos en recuerdo de sus viejas alegrías.
¡Son
convalecientes!» Así habló Zaratustra alegremente a su corazón, y miraba a lo lejos;mas sus animales se arrimaron a él y honraron su felicidad y su silencios
557.2
Mas de repente el oído de Zaratustra se asustó
558: en efecto, la caverna, que hasta entoncesestuvo llena de ruidos y de risas, quedó
súbitamente envuelta en un silencio demuerte; - y su nariz olió un humo perfumado y un efluvio de incienso, como de piñas al
arder.
«¿Qué ocurre? ¿Qué hacen?», se preguntó, y deslizóse a escondidas hasta la entrada para
poder observar, sin ser visto, a sus huéspedes. Pero, ¡maravilla sobre maravilla!, ¡qué
cosas tuvo que ver entonces con sus propios ojos!
«¡Todos ellos se han vuelto otra vez
piadosos, rezan, están locos!» - dijo, en el colmodel asombro. Y, ¡en verdad!, todos aquellos hombres superiores, los dos reyes, el papa
jubilado, el mago perverso, el mendigo voluntario, el caminante y sombra, el viejo adivino,
el concienzudo del espíritu y el más feo de los hombres: todos ellos estaban arrodillados,
como niños y como viejecillas crédulas, y adoraban al asno. Y justo en aquel momento
el más feo de los hombres comenzaba a gorgotear y a resoplar, como si de él quisiera
salir algo inexpresable; y cuando realmente consiguió hablar, he aquí que se trataba
de una piadosa y extraña letanía en loor del asno adorado e incensado. Y esta letanía sonaba
así:
¡Amén! ¡Y alabanza y honor y sabiduría y gratitud y gloria y fortaleza a nuestro Dios
ponlos siglos de los siglos!
559- Y el asno rebuznó I-A
560Él lleva nuestra carga, él tomó figura de siervo, él es paciente de corazón y no dice
nunca no; y quien ama a su Dios, lo castiga
561.- Y el asno rebuznó I-A.
Él no habla: excepto para decir siempre sí al mundo que él creó: así alaba a su mundo
562
.
Su astucia es la que no habla: de este modo rara vez se equivoca.- Y el asno rebuznó I-A.
Camina por el mundo sin ser notado. Gris es el color de su cuerpo
563, en ese color ocultasu virtud. Si tiene espíritu, lo esconde; pero todos creen en sus largas orejas.
- Y el asno rebuznó I-A.
¡Qué oculta sabiduría es ésta, tener orejas largas y decir únicamente sí y nunca no! ¿No
ha creado el mundo a su imagen
564, es decir, lo más estúpido posible?- Y el asno rebuznó I-A.
Tú recorres caminos derechos y torcidos; te preocupas poco de lo que nos parece derecho
o torcido a nosotros los hombres. Más allá del bien y del mal está tu reino. Tu inocencia
está en no saber lo que es inocencia.
- Y el asno rebuznó I-A.
Mira cómo tú no rechazas a nadie de tu lado, ni a los mendigos ni a los reyes. Los niños
pequeños los dejas venir a ti
565 y cuando los muchachos malvados te seducen566, dices túcon toda sencillez I-A.
- Y el asno rebuznó I-A.
Tú amas las asnas y los higos frescos, no eres un remilgado. Un cardo te cosquillea el
corazón cuando sientes hambre. En esto está la sabiduría de un Dios.
-Y el asno rebuznó I-A.
554
Véase antes, Del hombre superior, 15, y 20.555
Estos «gritos y risas» de los hombres superiores le parecen a Zaratustra una buena señal, al contrarioque los «gritos y bailes» del pueblo, que enfurecen a Moisés hasta el punto de llevarlo a romper las tablas
de la ley (véase
Éxodo, 32, 15-20).556
Véase antes, Entre hijos del desierto, 1.557
Véase antes, La canción de la melancolía, 1, donde los animales de Zaratustra adoptan la misma actitudque aquí.
558
Aunque «la fiesta del asno» es el título del capítulo que sigue a éste, la citada fiesta comienza propiamenteahora.
559
Todo este párrafo es cita literal, según la traducción de Lutero, de Apocalipsis, 7,12.560
Véase la nota 359.561
Zaratustra acumula en esta sola frase hasta cuatro citas literales de la Biblia, a saber: Salmo, 68, 20:«Dios lleva nuestra carga»;
Filipenses, 2, 7: «Dios tomó figura de siervo»; Números, 14, 18: «Dios es pacientey misericordioso»; y (cambiando el sentido)
Hebreos, 12, 5: «El Señor, a quien ama, lo castiga». Porotra parte, como el rebuzno del asno es siempre I-A (que en alemán significa también «sí»; véase la nota
359), Zaratustra puede afirmar que el Señor (=asno) no dice nunca no.-
562
Paráfrasis de Génesis, 1, 31: «Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno».563
Leibfarbe: literalmente, «color del cuerpo»; pero también, en el uso ordinario, «color favorito». El color«favorito» de los asnos suele ser el gris.
564
Véase Génesis, l, 26: «Dios creó el hombre a su imagen y semejanza».565
Véase el Evangelio de Mateo, 19, 14: «Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis; pues deellos es el reino de los cielos».
566
Véase Proverbios, 1, 10: «Hijo mío, si intentan engañarte los pervertidos, no cedas». Nietzsche utilizala traducción luterana, que aquí dice
bóse Buben («muchachos malvados»).La fiesta del asno
5671
En este punto de la letanía no pudo Zaratustra seguir dominándose, gritó también él IA,
más fuerte que el propio asno, y se lanzó de un salto en medio de sus enloquecidos
huéspedes. «¿Qué es lo que estáis haciendo, hijos de hombres?, exclamó mientras arrancaba
del suelo a los que rezaban. Ay, si os contemplase alguien distinto de Zaratustra:
¡Todo el mundo juzgaría que vosotros, con vuestra nueva fe
568, sois los peores blasfemoso las más tontas de todas las viejecillas!
Y tú mismo, tú viejo papa, ¿cómo cuadra contigo el que adores de tal modo aquí a un
asno como si fuese Dios?» - «Oh Zaratustra, respondió el papa, perdóname, pero en asuntos
de Dios yo soy más ilustrado que tú
569. Y ello es justo. ¡Es preferible adorar a Diosbajo esta forma que bajo ninguna! Medita sobre esta sentencia, noble amigo: enseguida
adivinarás que en tal sentencia se esconde sabiduría.
Aquel que dijo “Dios es espíritu”
570 - fue el que dio hasta ahora en la tierra el paso y elsalto más grandes hacia la incredulidad: ¡no es fácil reparar el mal que esa frase ha hecho
en la tierra!
Mi viejo corazón salta y retoza al ver que en la tierra hay todavía algo que adorar. ¡Perdónale
esto, oh Zaratustra, a un viejo y piadoso corazón de papa!» -
- «Y tú, dijo Zaratustra al caminante y sombra. ¿Tú te denominas y te crees un espíritu
libre? ¿Y te entregas aquí a tales actos de idolatría y comedias de curas?
¡Peor, en verdad, te comportas tú aquí que con tus perversas muchachas morenas, tú
perverso creyente nuevo!
571»«Bastante mal, respondió el caminante y sombra, tienes razón: ¡mas qué puedo hacer!
El viejo Dios vive de nuevo, oh Zaratustra, digas lo que digas.
El más feo de los hombres es culpable de todo: él es quien ha vuelto a resucitarlo. Y
aunque dice que en otro tiempo lo mató: la
muerte no es nunca, entre los dioses, más queun prejuicio».
«Y tú, dijo Zaratustra, tú perverso mago viejo, ¡qué has hecho! ¿Quién va a creer en ti
en lo sucesivo, en esta época libre,
si tú crees en tales asnadas divinas?Ha sido una estupidez lo que has hecho: ¡cómo has podido cometer, tú inteligente, tal
estupidez!»
«Oh, Zaratustra, respondió el mago inteligente, tienes razón, ha sido una estupidez, - y
me ha costado bastante cara.»
- «Y tú sobre todo, dijo Zaratustra al concienzudo del espíritu; ¡reflexiona un poco y
ponte el dedo en la nariz!
572 ¿No hay aquí nada que repugne a tu conciencia? ¿No es tuespíritu demasiado puro para estas oraciones y para el tufo de estos hermanos de oración?
»
«Algo hay en ello, respondió el concienzudo del espíritu y se puso el dedo en la nariz,
algo hay en este espectáculo que incluso hace bien a mi conciencia.
Tal vez a mí no me sea lícito creer en Dios: pero lo cierto es que en esta figura es en la
que Dios me parece máximamente creíble.
Dios debe ser eterno, según el testimonio de los más piadosos
573: quien tanto tiempotiene se toma tiempo. Del modo más lento y estúpido posible:
de ese modo alguien asípuede llegar muy lejos.
Y quien tiene demasiado espíritu querría sin duda estar loco por la estupidez y la necedad
mismas. ¡Reflexiona sobre ti mismo, oh Zaratustra!
Tú mismo - ¡en verdad!, también tú podrías sin duda convertirte en asno a fuerza de riqueza
y sabiduría.
¿No le gusta a un sabio perfecto caminar por los caminos más torcidos? La evidencia lo
enseña, oh Zaratustra, -
¡tu evidencias574! »- «Y también tú, por fin, dijo Zaratustra y se volvió hacia el más feo de los hombres, el
cual continuaba tendido en el suelo, elevando el brazo hacia el asno (le daba, en efecto,
vino de beber). Di, inexpresable, ¡qué has hecho!
Me pareces transformado, tus ojos arden, el manto de lo sublime rodea tu fealdad: ¿qué
has hecho?
¿Es verdad lo que éstos dicen, que tú has vuelto a resucitarlo? ¿Y para qué? ¿No estaba
muerto y liquidado con razón?
Tú mismo me pareces resucitado: ¿qué has hecho?, ¿por qué
tú te has dado la vuelta?¿Por qué
tú te has convertido? ¡Habla tú, el inexpresable!»«Oh Zaratustra, respondió el más feo de los hombres, ¡eres un bribón!
Si
él vive aún, o si vive de nuevo, o si está muerto del todo, - ¿quién de nosotros dos losabe mejor? Te lo pregunto.
Pero yo sé una cosa, - de ti mismo la aprendí en otro tiempo, oh Zaratustra: quien más a
fondo quiere matar,
ríe.“No con la cólera, sino con la risa se mata”- así dijiste tú en otro tiempo
575, Oh Zaratustra,tú el oculto, tú el aniquilador sin cólera, tú santo peligroso, - ¡eres un bribón!»
2
Y entonces sucedió que Zaratustra, asombrado de tales respuestas de bribones, dio un
salto atrás hacia la puerta de su caverna, y, vuelto hacia todos sus huéspedes, gritó con
fuerte voz:
«¡Oh vosotros todos, vosotros pícaros, payasos! ¡Por qué os desfiguráis y os escondéis
delante de mí!
¡Cómo se os agitaba, sin embargo, el corazón a cada uno de vosotros de placer y de
maldad por haberos vuelto por fin otra vez como niños pequeños, es decir, piadosos, -
- por obrar por fin otra vez como niños, es decir, por rezar, juntar las manos y decir
“Dios mío”!
Mas ahora abandonad
este cuarto de niños, mi propia caverna, en la que hoy están comoen su casa todas las niñerías. ¡Refrescad ahí fuera vuestra ardiente petulancia de niños
y el ruido de vuestros corazones!
Ciertamente: mientras no os hagáis como niños pequeños no entraréis en
aquel reino delos cielos
576. (Y Zaratustra señaló con las manos hacia arriba.)Mas nosotros no queremos entrar en modo alguno en el reino de los cielos: nos hemos
hecho hombres, -
y por eso queremos el reino de la tierra.»3
Y de nuevo comenzó Zaratustra a hablar. «¡Oh, mis nuevos amigos, dijo, - vosotros
gente extraña, hombres superiores, cómo me gustáis ahora, -
- desde que os habéis vuelto alegres otra vez! Todos vosotros, en verdad, habéis florecido:
paréceme que flores tales como vosotros tienen necesidad de
nuevas fiestas577,-
de un pequeño y valiente disparate, de algún culto divino y alguna fiesta del asno, dealgún viejo y alegre necio-Zaratustra, de un vendaval que os despeje las almas con su
soplo.
¡No olvidéis esta noche y esta fiesta del asno, hombres superiores! Esto lo habéis inventado
vosotros en mi casa, y yo lo tomo como un buen presagio, - ¡tales cosas sólo las inventan
los convalecientes!
Y cuando volváis a celebrarla, esta fiesta del asno, ¡hacedlo por amor a vosotros, hacedlo
también por amor a mí! ¡Y en memoria
mía!578»Así habló Zaratustra.
567
Un título anterior para este apartado era La vieja y la nueva fe. Este es el título de la obra de D.F.Strauss contra la cual publicó Nietzsche en 18731a primera de sus
Consideraciones Intempesti vas. Comose ha señalado antes en la nota 558, «la fiesta del asno» se relata propiamente en el apartado anterior.
568
Véase la nota anterior.569
Véase antes, Jubilado.570
Véase la nota 60.571
Es decir, creyente de la nueva fe.572
En alemán, frase para indicar un gesto pensativo y de atención.573
Afirmación constantemente repetida en la Biblia. Véase, por ejemplo, Éxodo, 15, 18. Y Salmo 43, 2:«Tú eres eterno.»
574
Expresión con que Zaratustra se había burlado anteriormente del concienzudo del espíritu; véase Lasanguijuela
. Ahora el concienzudo del espíritu se la aplica a Zaratustra.575
Véase, en la primera parte, Del leer y el escribir.576
Cita literal del Evangelio de Mateo, 18, 3.577
Véase antes, El despertar, 1.578
Remedo de 1 Corintios, 11, 24: «El Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan, diogracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced lo mismo en me moria
mía”. Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: “Esta copa es la nueva alianza sellada con mi
sangre; cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía”».
La canción del noctámbulo
5791
Entretanto todos, uno detrás de otro, habían ido saliendo fuera, al aire libre y a la fresca
y pensativa noche; Zaratustra mismo llevó de la mano al más feo de los hombres para
mostrarle su mundo nocturno y la gran luna redonda y las plateadas cascadas que había
junto a su caverna. Al fin se detuvieron unos junto a otros, todos ellos gente vieja, mas
con un corazón valiente y consolado, y admirados en su interior de sentirse tan bien en la
tierra; y la quietud de la noche se adentraba cada vez más en su corazón. Y de nuevo pensó
Zaratustra dentro de sí: «¡Oh, cómo me agradan ahora estos hombres superiores!» -
pero no lo expresó, pues honraba su felicidad y su silencio.
Mas entonces ocurrió la cosa más asombrosa de aquel asombroso y largo día: el más
feo de los hombres comenzó de nuevo, y por última vez, a gorgotear y a resoplar
580, ycuando consiguió hablar, una pregunta saltó, redonda y pura, de su boca, una pregunta
buena, profunda, clara, que hizo agitarse dentro del cuerpo el corazón de todos los que le
escuchaban.
«Amigos míos todos, dijo el más feo de los hombres, ¿qué os parece? Gracias a este día
- yo estoy por primera vez contento de haber vivido mi vida entera.
Y no me basta con atestiguar esto. Merece la pena vivir en la tierra:
un solo día, una solafiesta con Zaratustra me ha enseñado a amar la tierra.
“¿Esto
era - la vida?” quiero decirle yo a la muerte. `¡Bien! ¡Otra vez!581”Amigos míos, ¿qué os parece? ¿No queréis vosotros decirle a la muerte, como yo:
¿Estoera - la vida? Gracias a Zaratustra, ¡bien!
¡Otra vez!» - -Así habló el más feo de los hombres; y no faltaba mucho para la medianoche. ¿Y qué
creéis que ocurrió entonces? Tan pronto como los hombres superiores oyeron su pregunta
cobraron
súbitamente consciencia de su transformación y curación, y de quién se la habíaproporcionado: entonces se precipitaron hacia Zaratustra, dándole gracias, rindiéndole
veneración, acariciándolo, besándole las manos, cada cual a su manera propia: de modo
que unos reían, otros lloraban. El viejo adivino bailaba de placer; y aunque, según piensan
algunos narradores, entonces se hallaba lleno de dulce vino
582, ciertamente se hallabaaún más lleno de dulce vida y había alejado de sí toda fatiga. Hay incluso quienes cuentan
que el asno bailó en aquella ocasión: pues no en vano el más feo de los hombres le
había dado antes a beber vino. Esto puede ser así, o también de otra manera; y si en verdad
el asno no bailó aquella noche, ocurrieron entonces, sin embargo, prodigios mayores
y más extraños que el baile de un asno. En resumen, como dice el proverbio de Zaratustra:
«¡qué importa ello!»
2
Mas Zaratustra, mientras esto ocurría con el más feo de los hombres, estaba allí como
un borracho: su mirada se apagaba, su lengua balbucía, sus pies vacilaban. ¿Y quién adivinaría
los pensamientos que entonces cruzaban por el alma de Zaratustra? Mas fue evidente
que su espíritu se apartó de él y huyó hacia adelante y estuvo en remotas lejanías,
por así decirlo «sobre una elevada cresta, como está escrito, entre dos mares,
- entre lo pasado y lo futuro, caminando como una pesada nube»
583. Poco a poco, sinembargo, mientras los hombres superiores lo sostenían con sus brazos, volvió un poco en
sí y apartó con las manos la aglomeración de los veneradores y preocupados; mas no
habló.
De repente volvió con rapidez la cabeza, pues parecía oír algo: entonces se llevó eldedo a la boca y dijo:
«¡Venid!»Y al punto se hizo el silencio y la calma en derredor; de la profundidad, en cambio, subía
lentamente el sonido de una campana. Zaratustra se puso a escuchar, lo mismo que
los hombres superiores; luego volvió a llevarse el dedo a la boca y volvió a decir:
«¡Venid!¡Venid! ¡Se acerca la medianoche!» - y
su voz estaba cambiada. Pero continuaba sinmoverse del sitio: entonces se hizo un silencio más grande y una mayor calma, y todos
escucharon, también el asno, y los dos animales heráldicos de Zaratustra, el águila y la
serpiente, y asimismo la caverna de Zaratustra y la luna redonda y fría y hasta la propia
noche. Zaratustra se llevó por tercera vez el dedo a la boca y dijo:
¡Venid!iVenid!¡Caminemos ya!Es la hora: ¡caminemos en la noche!
3
Vosotros hombres superiores, la medianoche se aproxima: ahora quiero deciros algo al
oído, como me lo dice a mí al oído esa vieja campana, -
- de modo tan íntimo, tan terrible, tan cordial como me habla a mí esa campana de medianoche,
que ha tenido mayor número de vivencias que
un solo hombre:- que ya contó los latidos de dolor del corazón de vuestros padres - ¡ay!, ¡ay!, ¡cómo
suspira!, ¡cómo ríe en sueños!, ¡la vieja, profunda, profunda medianoche!
¡Silencio! ¡Silencio! Ahora se oyen muchas cosas alas que por el día no les es lícito
hablar alto; pero ahora, en el aire fresco, cuando también el ruido de vuestros corazones
ha callado, -
- ahora hablan, ahora se dejan oír, ahora se deslizan en las almas nocturnas y desveladas:
¡ay!, ¡ay!, ¡cómo suspira!, ¡cómo ríe en sueños!
-¿no oyes cómo de manera íntima, terrible, cordial te habla
a ti la vieja, profunda, profundamedianoche!
¡Oh hombre, presta atención!
5844
¡Ay de mí! ¿Dónde se ha ido el tiempo? ¿No se ha hundido en pozos profundos? El
mundo duerme -
¡Ay! ¡Ay! El perro aúlla
585, la luna brilla. Prefiero morir, morir, a deciros lo que en estemomento piensa mi corazón de medianoche.
Ya he muerto. Todo ha terminado. Araña, ¿por qué tejes tu tela a mi alrededor? ¿Quieres
sangre? ¡Ay! ¡Ay!, el rocío cae, la hora llega -
- la hora en que tirito y me hielo, la hora que pregunta y pregunta y pregunta: «¿Quién
tiene corazón suficiente para esto?
- ¿quién debe ser señor de la tierra? El que quiera decir:
¡así debéis correr vosotras, corrientesgrandes y pequeñas!»
- la hora se acerca: oh hombre, tú hombre superior, ¡presta atención!, este discurso es
para oídos delicados, para tus oídos -
¿qué dice la profunda medianoche?5
Algo me arrastra, mi alma baila. ¡Obra del día! ¡Obra del día! ¿Quién debe ser señor de
la tierra?
La luna es fría, el viento calla. ¡Ay! ¡Ay! ¿Habéis volado ya bastante alto? Habéis bailado:
pero una pierna no es un ala.
Vosotros bailarines buenos, todo placer ha acabado ahora, el vino se ha convertido en
heces, todas las copas se han vuelto blandas, los sepulcros balbucean.
No habéis volado bastante alto: ahora los sepulcros balbucean: «¡redimid a los muertos!
¿Por qué dura tanto la noche? ¿No nos vuelve ebrios la luna?» ,
Vosotros hombres superiores, ¡redimid los sepulcros, despertad a los cadáveres! Ay,
¿por qué el gusano continúa royendo? Se acerca, se acerca la hora, -
- retumba la campana, continúa chirriando el corazón, sigue royendo el gusano de la
madera, el gusano del corazón ¡Ay! ¡Ay! ¡El
mundo es profundo!6
¡Dulce lira! ¡Dulce lira! ¡Yo alabo tu sonido, tu ebrio sonido de sapo! - ¡desde cuánto
tiempo, desde qué lejos viene hasta mí tu sonido, desde lejos, desde los estanques del
amor!
¡Vieja campana, dulce lira! Todo dolor te ha desgarrado el corazón, el dolor del padre,
el dolor de los padres, el dolor de los abuelos, tu discurso está ya maduro, -
- maduro como áureo otoño y áurea tarde, como mi corazón de eremita - ahora hablas:
también el mundo se ha vuelto maduro, el racimo negrea,
- ahora quiere morir, morir de felicidad. Vosotros hombres superiores, ¿no oléis algo?
Misteriosamente gotea hacia arriba un aroma,
- un perfume y aroma de eternidad, un rosáceo, oscuro aroma, como de vino áureo, de
vieja felicidad,
- de ebria felicidad de morir a medianoche, que canta: ¡el mundo es profundo,y
másprofundo de lo que el día ha pensado!
7
¡Déjame! ¡Déjame! Yo soy demasiado puro para ti. ¡No me toques!
586 ¿No se ha vueltoperfecto en este instante mi mundo?
Mi piel es demasiado pura para tus manos. ¡Déjame, tú día estúpido, grosero, torpe!
¿No es más luminosa la medianoche?
Los más puros deben ser señores de la tierra, los más desconocidos, los más fuertes, las
almas de medianoche, que son más luminosas y profundas que todo día.
Oh día, ¿andas a tientas detrás de mí? ¿Extiendes a tientas tu mano hacia mi felicidad?
¿Soy yo para ti rico, solitario, un tesoro escondido, un depósito de oro?
Oh mundo, ¿me quieres
a mí? ¿Soy para ti mundano? ¿Soy para ti espiritual? ¿Soy parati divino? Pero, día y mundo, vosotros sois demasiado torpes, -
- tened manos más inteligentes, tendedlas hacia una felicidad más profunda, hacia una
infelicidad más profunda, tendedlas hacia algún dios, no hacia mí:
- mi infelicidad, mi felicidad son profundas, oh día extraño, pero yo no soy un Dios, un
infierno divino:
profundo es su dolor.8
¡El dolor de Dios es más profundo, oh mundo extraño! ¡Tiende tus manos hacia el dolor
de Dios, no hacia mí! ¡Qué soy yo! ¡Una dulce lira ebria, -
una lira de medianoche, una campana-sapo que nadie entiende, pero que
tiene quehablar delante de sordos, oh hombres superiores! ¡Pues vosotros no me comprendéis!
¡Todo acabó! ¡Todo acabó! ¡Oh juventud! ¡Oh mediodía! ¡Oh tarde! Ahora han venido
el atardecer y la noche y la medianoche, - el perro aúlla, el viento:
- ¿no es el viento un perro? Gimotea, gañe, aúlla. ¡Ay!, ¡ay!, ¡cómo suspira!, ¡cómo ríe,
cómo resuella y jadea la medianoche!
¡Cómo habla sobria en este momento, esa ebria poetisa!, ¿acaso ha ahogado en más vino
su embriaguez?, ¿se ha vuelto superdespierta?, ¿rumia?
- su dolor es lo que ella rumia, en sueños, la vieja y profunda medianoche, y, aún más,
su placer. El placer, en efecto, aunque el dolor sea profundo:
el placer es aún más profundoque el sufrimiento.
9
¡Tú vid! ¿Por qué me alabas? ¡Yo te corté, sin embargo! Yo soy cruel, tú sangras: -
¿qué quiere esa alabanza tuya de mi crueldad ebria?
«Lo que llegó a ser perfecto, todo lo maduro - ¡quiere morir!», así hablas tú. ¡Bendita,
bendita sea la podadera del viñador!
587 Mas todo lo inmaduro quiere vivir: ¡ay!El dolor dice: «¡Pasa! ¡Fuera tú, dolor!» Mas todo lo que sufre quiere vivir, para volverse
maduro y alegre y anhelante,
- anhelante de cosas más lejanas, más elevadas, más luminosas. «Yo quiero herederos,
así dice todo lo que sufre, yo quiero hijos, no me quiero a
mí», -mas el placer no quiere herederos, ni hijos, - el placer se quiere a sí mismo, quiere eternidad,
quiere retorno, quiere todo-idéntico-a-sí-mismo-eternamente.
El dolor dice: «¡Rómpete, sangra, corazón! ¡Camina, pier
na! ¡Ala, vuela! ¡Arriba! ¡Arriba! ¡Dolor!» ¡Bien! ¡Adelante! Oh viejo corazón mío:
eldolor dice: «¡pasa!»
10
Vosotros hombres superiores, ¿qué os parece? ¿Soy yo un adivino? ¿Un soñador? ¿Un
borracho? ¿Un intérprete de sueños? ¿Una campana de medianoche?
¿Una gota de rocío? ¿Un vapor y perfume de la eternidad? ¿No lo oís? ¿No lo oléis? En
este instante se ha vuelto perfecto mi mundo, la medianoche es también mediodía, -
el dolor es también placer, la maldición es también bendición, la noche es también sol, -
idos o aprenderéis: un sabio es también un necio.
¿Habéis dicho sí alguna vez a
un solo placer? Oh amigos míos, entonces dijisteis sítambién a
todo dolor. Todas las cosas están encadenadas, trabadas, enamoradas, --¿habéis querido en alguna ocasión dos veces
una sola vez, habéis dicho en alguna ocasión«¡tú me agradas, felicidad! ¡Sus! ¡Instante!»
588 ¡Entonces quisisteis que todo vuelva!- todo de nuevo, todo eterno, todo encadenado, trabado, enamorado, oh, entonces
amasteisel mundo, -
- vosotros eternos, amadlo eternamente y para siempre: y también al dolor decidle: ¡pasa,
pero vuelve!
Pues todo placer quiere - ¡eternidad!11
Todo placer quiere la eternidad de todas las cosas, quiere miel, quiere heces, quiere
medianoche ebria, quiere sepulcros, quiere consuelo de lágrimas sobre los sepulcros,
quiere dorada luz de atardecer -
-
¡qué no quiere el placer!, es más sediento, más cordial,más hambriento, más terrible, más misterioso que todo sufrimiento, se quiere a sí
mismo,muerde el cebo
de sí mismo, la voluntad de anillo lucha en él, -- quiere amor, quiere odio, es sumamente rico, regala, disipa, mendiga que uno lo tome,
da gracias al que lo toma, quisiera incluso ser odiado, -
- es tan rico el placer, que tiene sed de dolor, de infierno, de odio, de oprobio, de lo lisiado,
de
mundo, - pues este mundo, ¡oh, vosotros lo conocéis bien!Vosotros hombres superiores, de vosotros siente anhelo el placer, el indómito, bienaventurado,
- ¡de vuestro dolor, oh fracasados! De lo fracasado siente anhelo todo placer
eterno.
Pues todo placer se quiere a sí mismo, ¡por eso quiere también sufrimiento! ¡Oh felicidad,
oh dolor! ¡Oh, rómpete, corazón! Vosotros hombres superiores, aprendedlo, el placer
quiere eternidad,
- el placer quiere eternidad de
todas las cosas, ¡quiere profunda, profunda eternidad!12
¿Habéis aprendido mi canción? ¿Habéis adivinado lo que quiere decir? ¡Bien! ¡Adelante!
Vosotros hombres superiores, ¡cantadme ahora, pues, mi canto de ronda!
¡Cantadme ahora vosotros la canción cuyo título es
Otra vez, cuyo sentido es «¡Por todala eternidad!», cantadme vosotros, hombres superiores, el canto de ronda de Zaratustra!
¡Oh hombre! ¡Presta atención!
¿Qué dice la profunda medianoche?
«Yo dormía, dormía, -
De un profundo soñar me he despertado: -
El mundo es profundo,
Y más profundo de lo que el día ha pensado.
Profundo es su dolor. -
El placer - es aún más profundo que el sufrimiento:
El dolor dice: ¡Pasa!
Mas todo placer quiere eternidad -,
-¡Quiere profunda, profunda eternidad!»
579
En todas las ediciones de Así habló Zaratustra posteriores a la realizada por Nietzsche mismo, esteapartado ha llevado el título de
La canción ebria. Tal cambio se basaba en que, en su ejemplar per sonalimpreso, Nietzsche había escrito ese otro título sobre el títu
lo La canción del noctámbulo. Aquí se restituyeel título original; es posible que Nietzsche hubiera modificado el título si él mismo hubiera hecho ulteriores
ediciones. Pero eso no llegó a ocurrir.
580
Véase antes, El más feo de los hombres, la nota 487.581
Véase, en la tercera parte, De la visión y enigma.582
Expresión bíblica (traducción luterana) tomada de Hechos, 2, 13: «Otros, burlándose, decían: Estánllenos de dulce vino» (palabras de los gentiles al contemplar los efectos de Pentecostés sobre los apóstoles).
583
Las palabras entre comillas están tomadas del capítulo de la tercera parte titulado Los siete sellos, 1.Zaratustra añade aquí la expresión «como está escrito», usada habitualmente en los evangelios para referirse
a las profecías.
584
Véase la nota 432.585
Véase, en la tercera parte, De la visión y enigma, 2, y la nota 284.586
«No me toques». Palabras dichas por Jesús a María Magdalena tras la resurrección. Nietzsche empleaexactamente la traducción luterana de
Evangelio de Juan, 20, 17: Rühre mich nicht an.587
Véase, en la tercera parte, Del gran anhelo, la nota 428.588
Variación de la frase de Fausto en la obra homónima de Goethe: «Y le diré al instante: ¡Detente, erestan bello».
El signo
A la mañana después de aquella noche Zaratustra se levantó de su lecho, se ciñó los riñones
589y salió de su caverna, ardiente y fuerte como un sol matinal que viene de oscuras
montañas.
«Tú gran astro, dijo, como había dicho en otro tiempo
590, profundo ojo de felicidad,¡qué sería de toda tu felicidad si no tuvieras a
aquellos a quienes iluminas!Y si ellos permaneciesen en sus aposentos mientras tú estás ya despierto y vienes y regalas
y repartes: ¡cómo se irritaría contra esto tu orgulloso pudor!
¡Bien!, ellos duermen todavía
591, esos hombres superiores, mientras que yo estoy despierto:¡ésos
no son mis adecuados compañeros de viaje! No es a ellos a quienes yoaguardo aquí en mis montañas.
A mi obra quiero ir, a mi día: mas ellos no comprenden cuáles son los signos de mi mañana,
mis pasos - no son para ellos un toque de diana.
Ellos duermen todavía en mi caverna, sus sueños siguen rumiando mis mediasnoches.
El oído que me escuche a
mí, - el oído obediente592 falta en sus miembros.»- Esto había dicho Zaratustra a su corazón mientras el sol se elevaba: entonces se puso a
mirar inquisitivamente hacia la altura, pues había oído por encima de sí el agudo grito de
su águila. «¡Bien!, exclamó mirando hacia arriba, así me gusta y me conviene. Mis animales
están despiertos, pues yo estoy despierto.
Mi águila está despierta y honra, igual que yo, al sol. Con garras de águila aferra la
nueva luz. Vosotros sois mis animales adecuados; yo os amo.
¡Pero todavía me faltan mis hombres adecuados!» -
Así habló Zaratustra; y entonces ocurrió que de repente se sintió como rodeado por
bandadas y revoloteos de innumerables pájaros, - el rumor de tantas alas y el tropel en
torno a su cabeza eran tan grandes que cerró los ojos. Y, en verdad, sobre él había caído
algo semejante a una nube, semejante a una nube de flechas que descargase sobre un
nuevo enemigo. Pero he aquí que se trataba de una nube de amor, y caía sobre un nuevo
amigo.
«¿Qué me ocurre?», pensó Zaratustra en su asombrado corazón, y lentamente dejóse
caer sobre la gran piedra que se hallaba junto a la salida de su caverna. Mientras movía
las manos a su alrededor y encima y debajo de sí, y se defendía de los cariñosos pájaros,
he aquí que le ocurrió algo aún más raro: su mano se posó, en efecto de manera imprevista
sobre una espesa y cálida melena y al mismo tiempo resonó delante de él un rugido, -
un suave y prolongado rugido de león.
«El signo llega»
593, dijo Zaratustra, y su corazón se transformó. Y, en verdad, cuandose hizo claridad delante de él vio que a sus pies yacía un amarillo y poderoso animal, el
cual estrechaba su cabeza entre sus rodillas y no quería apartarse de él a causa de su
amor, y actuaba igual que un perro que vuelve a encontrar a su viejo dueño. Mas las palomas
no eran menos vehementes en su amor que el león; y cada vez que una paloma se
deslizaba sobre la nariz del león éste sacudía la cabeza y se maravillaba y reía de ello.
A todos ellos Zaratustra les dijo tan sólo
una única frase: «mis hijos están cerca, mishijos»
594, - entonces enmudeció del todo. Mas su corazón estaba aliviado y de sus ojosgoteaban lágrimas y caían en sus manos. Y no prestaba ya atención a ninguna cosa, y
estaba allí sentado, inmóvil y sin defenderse ya de los animales. Entonces las palomas se
pusieron a volar de un lado para otro y se le posaban sobre los hombros y acariciaban su
blanco cabello y no se cansaban de manifestar su cariño y su júbilo. El fuerte león, en
cambio, lamía siempre las lágrimas que caían sobre las manos de Zaratustra y rugía y
gruñía tímidamente. Así se comportaban aquellos animales. -
Todo esto duró mucho tiempo, o poco tiempo: pues, hablando propiamente, para tales
cosas
no existe en la tierra tiempo alguno. - Mas entretanto los hombres superiores queestaban dentro de la caverna de Zaratustra se habían despertado y estaban disponiéndose
para salir en procesión a su encuentro y ofrecerle el saludo matinal: habían encontrado,
en efecto, cuando se despertaron, que él no se hallaba ya entre ellos. Mas cuando llegaron
a la puerta de la caverna, y el ruido de sus pasos los precedía, el león enderezó las orejas
con violencia, se apartó
súbitamente de Zaratustra y lanzóse, rugiendo salvajemente,hacia la caverna; los hombres superiores, cuando le oyeron rugir, gritaron todos como
con
una sola boca y retrocedieron huyendo y en un instante desaparecieron.Mas Zaratustra, aturdido y distraído, se levantó de su asiento, miró a su alrededor, permaneció
de pie sorprendido, interrogó a su corazón, volvió en sí, y estuvo solo. «¿Qué es
lo que he oído?, dijo por fin lentamente, ¿qué es lo que me acaba de ocurrir?»
Y ya el recuerdo volvía a él, y comprendió con
una sola mirada todo lo que había acontecidoentre ayer y hoy. «Aquí está, en efecto, la piedra
595, dijo y se acarició la barba, enella
me encontraba sentado ayer por la mañana; y aquí se me acercó el adivino, y aquí oípor vez primera el grito que acabo de oír, el gran grito de socorro.
Oh vosotros hombres superiores,
vuestra necesidad fue la que aquel viejo adivino mevaticinó ayer por la mañana, -
- a acudir a vuestra necesidad quería seducirme y tentarme: oh Zaratustra, me dijo, yo
vengo para seducirte a tu último pecado
596.¿A mi último pecado?, exclamó Zaratustra y furioso se rió de sus últimas palabras:
¿qué
se me había reservado como mi último pecado?»- Y una vez más Zaratustra se abismó dentro de sí y volvió a sentarse sobre la gran piedra
y reflexionó. De repente se levantó de un salto, -
«¡Compasión! ¡La compasión por el hombre superior!,
gritó, y su rostro se endureciócomo el bronce. ¡Bien! ¡Eso - tuvo su tiempo!
Mi sufrimiento y mi compasión - ¡qué importan! ¿Aspiro yo acaso a la
felicidad? ¡Yoaspiro a mi
obra!597¡Bien! El león ha llegado, mis hijos están cerca, Zaratustra está ya maduro, mi hora ha
llegado: -
Ésta es
mi mañana, mi día comienza: ¡asciende, pues, asciende tú, gran mediodía!» - -Así habló Zaratustra, y abandonó su caverna, ardiente y fuerte como un sol matinal que
viene de oscuras montañas.
589
«Ceñirse los riñones» es expresión bíblica. Véase 1 Reyes, 18, 46: «Fue sobre Elías la mano de Yahvé,que ciñó sus riñones, yvino corriendo a Jezrael delante de Ajab».
590
Zaratustra reproduce aquí la misma invocación al sol que pronunció al comienzo de la obra; véase elPrólogo de Zaratustra,
1.591
Como los discípulos de Jesús en el monte de los Olivos; véase el Evangelio de Mateo, 26,40: «Seacercó a sus discípulos y los encontró dormidos».
592
Zaratustra reclama aquí para sí «el oído obediente» (das gehorchende Ohr). Antes, sin embargo, hadicho, en la tercera parte,
De tablas viejas y nuevas, 7, que «quien obedece, no se oye a sí mismo» (wergehorcht,der hórt sich selbst nicht).
593
Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 1, y en esta cuarta parte, El saludo.594
Véase la nota 316.595
Véase la nota 451.596
Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, y en esta cuarta parte, El grito de socorro, Elmás feo de los hombres,
y El signo.597
Son palabras que ya han aparecido en La ofrenda de la miel.Fin de ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA
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