Ven...
Por Máximo Torralbo y Gracia Torres
Desde la distancia, arrebatada por el impulso supremo del amor, ven.
Siempre podrás decir que hay un verso esperándote. Eso y el cielo te doy.
Ven a mi lado y siente que hay un verso esperándote, dulce tú, su origen.
¿Por quién late ese que un día raptaste? Éxtasis, galope virulento.
No esperes nunca que mis palabras dibujen fieles cuanto siento.
Porque he visto un atisbo de tu profundidad cuando llenas mi alma.
Me he acercado un poco a la verdad escuchando tus palabras.
Y pude acceder a una realidad abrazados y fundidos en un sueño.
Desde la distancia, arrebatada por el impulso supremo del amor, voy
Arrebujada en un abrigo sin formas, calor invisible que me arropa.
Tú, origen y causa de esa luz que alumbra las noches en que no dormí
que moldeas mi cuerpo desdibujado de emociones embriagadoras.
Cálido seno que como océano a sus sirenas meces y las consuelas.
Mira en tu alma. ¿No ves el azul de un mar tranquilo reflejado en ella?
Yo lo he visto cuando he mirado en tus ojos. He leído en ellos y vi.
¡Cuantos misterios me escondes! ¡Cuantas emociones guardadas para mí!
Quise darte algo bajo la lluvia, bajo la luna: el amor que siento.
Tengo un lago inmenso de amor que aún no viste, solo para ti.
Las últimas palabras de mis cumbres han sabido elevarte, amor, al cenit.
Desde la distancia, arrebatada por el impulso supremo del amor, ven.
Yo solo era un caminante extraviado en la selva hasta encontrarte.
Y tengo la fortuna, el gozo, la ilusión y el deseo insaciable de abrazarte.
Solo con un arte no se accede a la hermosura infinita que dice amarme.
Fuiste tú, sin duda quien abrazó mi tronco y tu magia logró atraparme.
Eres el destino. La meta y premio cuando logre salir del laberinto.
Mágico y tortuoso camino hasta encontrarte, conductor de mi carro alado.
Llevada en volandas entré en tu dédalo y deseo descubrir tus caminos,
recrearme en cada uno de los rincones secretos de tu ser inexplorado.
Me fundiré en tus paredes para resanar viejas grietas de viejas llagas.
Vestiré en mí tus lágrimas que tanto amor y sentimientos derraman.
Desde la distancia, arrebatada por el impulso supremo del amor, voy.
La pura locura, ante un encuentro arrebatado de cordura, amado, soy.
No sabes bien cuanta es mi fortuna; antes era tan pobre!. Tu ser me colma.
Me desvelo mientras duermes para no perder una vocal al hablarte.
Casi duele el silencio de la noche tras el torbellino de risas y flores.
Porque intuyo que entre tú y yo, vamos a vivir el más grande de los amores.
Quizá ni idea tienes de cuanto soy capaz de dar, porque voy a darte todo.
Solo verte y fundirme, superar un anhelo presentido y sufrir en el arrobo.
Cuanta fuerza bondadosa has vertido de tu fuente para en otro convertirme.
Tanto amor, entrega de tu piel y esencia en mis labios han sabido derretirme.
Fuego de la pasión. Viento cálido que se desprende de un bosque ardiendo.
Voy a tu encuentro sabiendo bien donde voy. No hay regreso, ni lo quiero.
Muero en ti para seguir viviendo eternamente dentro tuyo.
Vida que me das vida a la vez que me matas lento, lento con tu voz.
Muero contigo y vivo en ti. Bendito el día en que tus ojos en mí posaste.
¡Ay amor! No sabes que estas perdido entre el mágico encanto de mis besos.
Embriagadora fragancia de aroma celestial en esencia llevo para darte.
Despertar de sentimientos desconocidos y entrega absoluta a tu ser en deseo.
Desde la distancia, arrebatada por el impulso supremo del amor, ven.
Que te esperan mis brazos abiertos y el hueco que dejaste al robarme.
Ven con mi corazón, que sabes que es tuyo y siempre vas a guardarme.
Tanta dicha tiene un precio: la misma vida en la entrega y un beso.
Es mi abrazo un vuelo de pájaro arreciando en el trino alegre.
¿Cómo has sabido llegarme hasta tan hondo?. Eres mejor tras verte.
Si mis sueños y esperanzas son las tuyas, ¡dame la mano! voy a pedirte.
Uniremos nuestros pasos, nuestras voces, nuestro amor ya para siempre.
Porque tú Eres. Hacia ti voy con la inocencia de la pureza viva.
Me dejaré caer en tus brazos con los ojos cerrados y haré mi nido.
Mientras iré sacando de mi equipaje encajes blancos tejidos de caricias.
Besos nuevos que heridas viejas no lograron ensuciar traigo conmigo.
Tendrás que beberme, como yo te beberé a ti, para saciar la sed de amor.
Beberemos de la misma fuente el agua fresca de manantiales ocultos
que iremos descubriendo arañando la piel de la inmensidad de nuestro futuro.
Sabio asceta que viertes sobre mi frente conocimientos de amor arcanos.
Sé que no sabes cuánto me puedes llegar a querer y, lejos de mí, va a dolerte.
Apostaste y ganaste. Sabes que pongo mi alma a tus pies eternamente.
Acércate a mí, sueño tangible, ven a mi pecho para que pueda besarte.
Desde la distancia, arrebatada por el impulso supremo del amor, ven.
Yo te invito, tú me esperas y me envuelves, enajenas porque no hay distancia.
Si vieses mis ojos en este presente instante, lograrías sin esfuerzo saber
que es verdad, es genuino, inaccesible en su poder, la esencia de mi querer.
Has venido como el viento fresco para dejar despejada de nubes mi alma.
Laureado seas por existir para irradiarme tu magia, por amarme.
Mariposa soy que vuela ignorante a posarse en tus manos bellas,
delicadas y suaves, de dedos largos, esculturales tesoros tallados por Dafne,
dotados de inteligencia y de arte para acariciarme, don de la diosa Atenea.
Veo cuando me bordas con tu pluma sobre papel, lienzo de tus sentimientos.
¡Que bien me conoces pintor! ¡Cómo plasmas mi alma en tus lienzos!. Versos.
Te miro y un escalofrío me estremece porque me asusta lo que presiento:
Voy a ser la mujer más feliz, al ser amada por ti, de todo el universo.
Igual que la oscura noche interna cesa de doler cuando entras como el sol.
Tienes ahora un poder omnímodo para dejar mi tempestad bajo tu calma.
Si cada día fuese como hoy, mi dulce musa, sabrás cuanto duele tanto amor.
Has venido a enredarte en una cruel maraña de felicidad abrasadora.
Y si eres ese viento que al incendio aviva, quiero que me quemes amadora.
Desde la distancia, arrebatada por el impulso supremo del amor, ven.
Y verás las alas blancas levantarse, dos señales al cielo alzadas para ti.
Porque tú eres quien vuela, me arrebata de la tierra a una poesía sin fin.
Desde la distancia, arrebatada por el impulso supremo del amor, voy.
Sabiendo que me amas, sabiendo que me esperas para arrebatar mi ser.
Ángel seré, o fantasma, si me lo pides. Cuando lo sientas no preguntes: Yo soy.
Rozaré tu hombro, besaré tu pelo, respiraré tu aliento y te sentirás bien.
Nube de aire invisible que en calor agridulce te envuelva.
Cada vez que mi ausencia te deje, tendrás mi esencia besando tu sien.
Absorberás el aire que en aura de mí tengas. Sentirás mi eterna presencia.
Mirarás, mas no estaré y olerás en tu mano que no me ausente de tu piel.
Sé que te va a doler mi amor, tanta pasión por tu alma, en lo lejos.
No sufras tesoro, estoy a tu lado ahora, siempre. En todo verás mi reflejo.
Soy tuyo tanto como tu piel y bien que te lo sabes, por eso tu sonrisa es miel.
Desde la distancia, arrebatada por el impulso supremo del amor, ven.
Siento tu presencia en mí y si tú me sientes igual, deja de buscar.
Porque me has encontrado y busques cuanto busques, soy tu igual.
He cerrado la puerta detrás de este paso y ya no existe retorno.
Porque mientras camines a mi lado será todo luminoso, ¿lo apagarás?.
Porque voy a dejarte marcado. Voy a tu encuentro y te marcaré.
Mis manos tiemblan al pensar en tocarte, en rozarte. Cielo, voy a tocarte.
Vibraciones espeluznantes serán para quien no sepa “amar” lo que es.
Como almizcle me colaré por cada uno de tus poros y tu perfume seré.
A fuego templado grabaré mi nombre en tu pensamiento.
Te besaré tanto que dejaré en tus labios marcado, mi perfil.
Condenado estas a ser mío porque te lo impondré a fuerza de amarte.
No vas a saber negarte porque nadie te dio lo que yo te daré.
Sé que nunca accionarás el interruptor de la nada mientras te quiera.
Y por ello te confirmo de forma definitiva que no sabes lo que te espera.
Porque te vas a sentir tan inundada de amor que sufrirás su intensidad.
Con las alas blancas ascenderás al paraíso infinito y odiarás toda beldad.
Aborrecerás el desmayo continuo ante mi amor, la herida de mi verso.
Latirá descompasado tu corazón en la mutua entrega, pronto vas a verlo.
Nada va a detener la cascada. Nadie ha sabido parar el sentimiento.
Desde la distancia, arrebatada por el impulso supremo del amor, ven.
Tu voluntad será mía y después de acariciarla le daré de nuevo libertad.
No sabrás que hacer con ella entonces y me suplicarás que la bese.
No querrás escapar de mis brazos, no desearás apartarte de mí.
Robaré tus sentidos y tus fuerzas y no podrás resistir mi ausencia de ti.
Voy a tocarte cielo, ¿no te da miedo?. Debería dártelo, amor, sí.
Robaré tu alma y la posaré sobre mis alas blancas de mariposa
y la pasearé sobre las flores de mi jardín. Verás mi paraíso, es para ti.
Después no te importará la muerte, tras haberte enseñado a vivir.
Prepara mil embrujos para contener mi amor. Delicioso error el tuyo.
Has sido raptada por las arteras trampas de lo celestial: mi arrullo.
Por las caricias delicadas, la sinceridad embriagadora de quien te ama.
Y sabiendo que siempre, mientras viva, seré tuyo. Deberás asumirlo.
Por incauta ahora eres la mujer que carga con más amor de la tierra.
Tarde para descubrirlo. Cada sonido trae tu voz, todos los rostros eres tú.
Cada latido que sientas es mío y verás mi rostro al ponerse el sol en la sierra.
Ensancha tu alma cada día para dar contenido a mi verso entregado.
Todo eso porque te amo, porque intuyo el ser supremo que hay en ti.
Hierba fresca brillante por el rocío que la cubre un alba de primavera.
Brisa marina prendida en mi pelo navegando a proa de una galera.
El momento en que me tomes en tus brazos sabré que ese día nací.
Esto es una promesa de felicidad jurada que voy a entregarte.
Porque mientras me ames dedicaré mi tiempo ha hacerte feliz.
podrías apagar la luz de mi sonrisa, segada de dicha, si me dejases
¿Pero donde irías, si jamás hallarías mayor riqueza que la emanada de mí?
Aún no ha nacido un ser, amor mío, con tanto amor para ti guardado.
Afortunada tú entre todas las mujeres por tenerme a mí y ser como eres.
Gracias amada, por dejarme quererte. ¡Gracias! porque sé que me quieres.
Arrebatada por el impulso supremo del amor, ven... porque ¡TE AMO!
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