Fructuoso de Castro:
El animal no sabe que morirá, el ser humano sí lo sabe. Por ello, lo que en el animal es despliegue espontáneo de vida e instinto de conservación, en el ser humano es deseo de vivir. Todas las creaciones de la historia humana representan la voluntad de afirmación de la vida contra el horror de la muerte. En ellas el individuo busca arrancar de las garras de la muerte algo de la propia individualidad que se mantenga vivo en la memoria de los seres humanos o en la presencia de obras, recordatorio de su paso por la tierra.
Todos los pueblos de la tierra pasados y presentes cuidan de sus muertos. Alrededor de los muertos y la muerte se ha ido creando un universo de representaciones, ideas y creencias, además de un complejo ritual, un mundo de símbolos, en el que cada pueblo nos da su visión y vivencia de la muerte, pero no para aceptarla, sino para combatirla. Los modos de combate variarán desde su negación, pasando por su ocultación, hasta su transformación. Porque si hay algo constante en la historia de la humanidad es su afán de vivir, de permanecer.
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