Fábula Fredo
EL LOBO Y EL CORDERO
Quién quiere hacer daño, nunca deja de hallar motivo
Un lobo y un cordero, acosados por la sed, habían llegado
hasta el mismo arroyo; el lobo estaba arriba y el cordero
mucho más abajo. Entonces el ladrón, excitado
por su voracidad insaciable, urdió un motivo de riña.
"¿Por qué", dijo, "me enturbias el agua mientras
estoy bebiendo?" El lanífero replicó, temblando:
"¿Cómo puede hacer eso de que te quejas, lobo,
si el líquido fluye desde allí hacia mis sorbos?"
El lobo, rechazado por la fuerza de la verdad, añadió:
"No hace seis meses hablaste mal de mí".
Se arroja de inmediato sobre él, lo mata injustamente.
Esta fábula fue escrita especialmente para aquellos
que oprimen a los inocentes con causas fingidas.
Fábula Fredo
LA ZORRA Y EL CUERVO
Nadie es más insidioso que el adulador
Quien se complace en ser alabado por palabras elogiosas,
expía su culpa vergonzosamente, con arrepentimiento
tardío.
Cierta vez, un cuervo, posado en lo alto de un árbol,
quiso comerse el queso robado de una ventana
lo vio una zorra y comenzó así a hablarle:
"¡Oh cuervo, qué brillosas son tus plumas!
¡Cuánta gracia hay en tu cuerpo y en tu rostro!
Si tuvieras voz, ninguna ave te aventajaría."
Y aquel necio, para hacer ostentación de su voz,
soltó el queso del pico, al cual capturó
con rapidez y dientes codiciosos la astuta zorra.
Entonces lloró su estupidez el cuervo engañado.
Así se prueba cuánto vale el ingenio
y cómo la sagacidad derrota a la fuerza.
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