De cyborg a mutante: tiempo y espacio en Cyberia
Resumen
Reflexionamos acerca de la situación del cuerpo en este contexto deinmaterialidad constante donde la tristeza, la alegría, la frustración y
muchos otros sentimientos son codificados en ese lenguaje binario que
circula por las redes telemáticas. Al mismo tiempo confrontamos si esa
forma de relacionarse ha modificado de forma substancial cómo generamos
y transmitimos el conocimiento. Los mutantes son los nuevos seres que
emergen en esta amalgama de redes y circuitos, y con paso firme invaden los
espacios como hordas bárbaras.
**
Il testo che presentiamo propone una serie di riflessioni riguardo alla vita
che ci aspetta in questo mondo intercomunicato e veloce che noi definiamo
cyberia. Le tecnologie dell›informazione e della comunicazione sono cambiate
nella maniera di relazionarci con gli esseri umani in questi secoli. Il corpo,
i sentimenti, le emozioni passano ad una nuova fase quando comunichiamo
attraverso questo nuovo canale che comprende Internet, cellulari, reti social,
etc.
Riflettiamo sulla situazione del corpo in questo contesto di immaterialitá
costante dove la tristezza, l›allegria, la frustazione e molti altri sentimenti
sono codificati in questo linguaggio binario che circola per le reti telematiche.
Allo stesso tempo confrontiamo se questa forma di relazionarci è modificata da
forme sostanziali come generiamo e trasmettiamo il conoscimento. I mutanti
sono i nuovi esseri che emergono in questo amalgama di reti e circuiti, y che
invado gli spazi come un›orda barbarica.
**
Nuestros intereses comunes en tanto actantes en el universo de las Ciencias
Sociales nos han orientado hacia la búsqueda de un punto cardinal a partir
del cual se pudieran vislumbrar nuevas formas de concebir al individuo
y su relación con las cosas. El término cosas lo asumimos en su tradición
etimológica proveniente del latín vulgar que lo asocia a la idea de causa,
razón o motivo; de manera que éste, deja de ser un término difuso y general
para transformarse en representamen de la semiosis en la que discurriremos
en este relato por venir.
En tanto herederos de Dédalo, pervive en nuestros sueños la intención de
escaparnos del laberinto, de ser invisibles ante la mirada de los guardianes
del mar y la tierra. En esta dimensión trágico-onírica, la tecnología de
forma proteica y prometeica nos auxilia, nos convierte, nos promete
salvación, nos constituye. Esto ha determinado el tipo de relaciones,
existencia y comunicación generada entre los seres humanos y entre estos
y la naturaleza. La tecnología es asumida en este texto en sentido amplio,
abarca desde el dominio del fuego, pasando por el lenguaje hasta llegar al
propio cuerpo.
Este será un texto para mutantes, un paratexto de cyborgs, de tags, de
bárbaros, de pantallas, analógico, wap, penetrante, dará errores, se colgará
y disecará, calentará las válvulas de los viejos televisores.
Un sueño de Gregorio Samsa
No hace mucho tiempo que nuestro cuerpo haadquirido las destrezas y formas tales como
las conocemos ahora, su mirada, secreciones y
reflexiones provienen de la factoría moderna en
la cual la razón instrumental produjo en serie
organismos sanos, productivos y disciplinados.
Desde mediados del siglo XIX los higienistas y la
medicina limpiaron sus males: virus, desviaciones
sexuales (sodomías, ninfomanías, histerias, etc.) y
perezas (vagabundeo, haraganería) fueron aisladas
y extirpadas. Algunos cuerpos reaccionaron y
escaparon a la cura, hubo sitios en donde la luz
de la razón no fue suficiente y más allá de ella, el
deseo permitió las vibraciones, desplazamientos,
palpitaciones y visiones de un mundo en penumbra de formas difusas y
a la vez cautivantes. El deseo forma parte de este universo y con el paso
del tiempo ha sabido sobrevivir a la tragedia que la asepsia moderna ha
impuesto con la mutilación/normalización de la existencia individual y
social. El deseo ha sido constructor de lenguajes.
“A principios de año conocí a su madre, simpática de brazos cortos y cara con
muchas pecas. Sus ojos eran azules y grandes, sus tetas -que jamás debería
haber visto- mostraban el color morado del reciente implante. Habían pasado
ya muchos meses he intentos fallidos para que llegara a conocerla. Finalmente
estaba allí, sentada en la mesa, me sentía como un polluelo que aletea en la
tierra sacudiéndome el escozor del verano. La cocina daba muestras de que
estaba casi todo listo, el aroma del pollo asado deambulaba por toda la casa.”
La casa del ser tal vez no sea tan grande como quisiéramos imaginarla y
se reduzca tan solo a una modesta cocina, o al cuarto propio ensayado por
Virginia Wolf (2003), o al más famoso de los cuartos de baño, aquel en el
que Vinicius de Moraes en Río de Janeiro recibía a sus amigos para beber
whisky y componer música. La casa del ser también cambia, sus materiales
y espacios viven en el tiempo.
En el hecho de habitar hay una instancia creativa y de conquista, es un
acto poiético, implica además una convivencia, con los otros, o con uno
mismo, habitar ante todo es un derecho humano universal pero con muchas
restricciones. En determinados contextos se mutila la dimensión humana
de la existencia. Refugiados, exiliados y desplazados son también una
especie de mutantes: estos se caracterizan por estar excluidos del sentido
de ciudadanía, del tiempo y el espacio.
Su velocidad no les permite la simultaneidad fractal de las parejas que viven
con romanticismo su historia en las pantallas móviles del pequeño mundo
desarrollado. Historias de amor nacidas en Meetic, alimentadas a través
de SMS y acabadas en Facebook. La suya es una velocidad de naturaleza
distinta, es un recurso imprescindible para escapar de la muerte, a diferencia
del mundo conectado en el de los mutantes refugiados no hay tiempo para
poder contar su historia. A estos mutantes se les niega el primer espacio
a habitar: su propio cuerpo, este ya no tiene autonomía para ser, estar y
comunicar en el mundo de los humanos.
En Cyberia no hay espacio para la soledad moderna, para el cuerpo que
respira, transpira, gesticula y se alimenta, Cyberia es espectral siempre, y
algunas veces llega a ser espectacular -como cuando el actual presidente de
los Estados Unidos se instaló en ella para desarrollar su campaña electoral-
Esta imposibilidad de estar en soledad recrea un hacinamiento virtual con
base a un conjunto de dispositivos que garantizan la presencia continua al
otro lado del espectro/pantalla. ¿Es esta situación genuinamente nueva, o
simplemente es un remake cultural de lo que los lacanianos llaman “fase
del espejo”? Es probable que con la fragmentación del yo los reflejos no sean
aptos para componer una unificación imaginaria. El cuerpo se nos ha fugado,
a su vez, está con nosotros pero es un territorio a conquistar, un metal
que pulir, un código a (des)cifrar; ha dejado de ser parte de la existencia
“ya dada” para ser una materia catódica pasible de ser modelada. Para
visualizar mejor esto se recomienda visionar la película “The lawnmower
man” dirigida por Brett Leonard (1992). La película plantea la historia de
un experimento con la realidad virtual en la que el personaje principal tras
experimentar con drogas psicotrópicas y simuladores llega a la conclusión
que su destino es transformarse en energía pura.
“Candy y su madre no paraban de hablar, seguía su conversación asintiendo
ligeramente con mi cabeza, la acompañaba con largos tragos de vino,
pensaba en el pollo, en su decadencia, en su vida condenada al encierro, en la
naturaleza, en la importancia de comer sano y en la cantidad de calorías que
ingeriría sumadas la cena más el postre. ¿Qué hago acá? ¿Me salvaré de estar
en el Facebook de Candy cenando con su madre mañana a primera hora?”
La voluntad de poder, la capacidad de hacer, el paisaje de jardines dóciles,
las incrustaciones en la dentadura, los nombres, tatuajes y bacterias viven
en nuestro cuerpo como impresiones que dan sentido a la existencia, el
cuerpo además de texto puede transformarse en un palimpsesto y esto
acaso haya sido también un sueño de Fausto. Hay tantos textos con faltas
de ortografía como cuerpos obesos modelados frente a la pantalla como si
ésta fuera la cadena de montaje de una factoría decimonónica.
“A la mamá de Candy le dolía su cuerpo. Su dolor atravesaba cada una de
sus incontables pecas, la muerte de su esposo, el peso del sedentarismo la
gobernaban, transformaban su figura en una herencia pesada de la cual se
sentía más condenada que heredera. Gracias a un programa de televisión
se puso a hacer gimnasia durante un tiempo, pero la condena estaba ahí,
le pesaba. Gracias a otro programa supo que una clínica proponía a sus
pacientes un cambio radical gracias a implantes, liposucciones y en general
una remodelación corporal. Decidirse no fue sencillo, lo comentó entre sus
amigas y también en distintos foros de Internet.”
Una de las respuestas que más la animó fue la de “eri23” quien le posteo1:
“yo me hice una lipo de abdomen y flancos el día 07/12/06, y con un pokilito
de dieta (no matarse) y con los litros de grasa ke me sakaron apenas en escaso
mes después peso 11 kilos menos y... si se nota, de llevar una talla 52 de
cintura del “punto roma” para que te hagas una idea en tallaje, ahora llevo
una 44 de “mango”.
mi ciru dice que esto tiene k bajar aun más, y ke hasta dentro de 2 meses
más... tenga paciencia y no me compre ropa nueva, ya que aun estoy hinchada
y tengo panzika (unos días me veo más y otros menos)...
vamos que si no costase un webo... me operaba tos los meses un trozo del
cuerpo.
- mi cirujano: una máquina...
- la operación: una risa, estuve despierta las 3 horas y riéndome y acabaron
todos hasta las narices de oírme.
- el hospital: un día na más... al día siguiente pa casa.
- el post: seguro que parir duele más...
Un besito y espero haberte ayudado, al menos así me han ido sucediendo a mí
las cosas... y hasta el día de hoy genial!!!!!!”
Gregorio Samsa ya no está solo, puede encontrarse con sus iguales,
dejar de sentirse un monstruo. El nuevo orden tecno-económico-cultural
es más tolerante con las diferencias, las cultiva y protege. Además de
estacionamientos para coches los hay para motos, bicicletas, para lisiados,
lavabos para mascotas: la accesibilidad es un nuevo valor, una especie de
XXXL de la existencia en la que caben todas las (per)mutaciones. El mundo
es un zoológico más acogedor. ¿Fuera del enrejado y las pantallas que se
estará moviendo? ¿Habrá cyborgs que quieran volver a ser humanos para
respirar y engriparse? En Cyberia los caminos son tanto para el que se va
como para el que regresa.
Tiempo y espacio en Cyberia
Muchos sueños se transforman en realidades y puestos en la vigilia denuestra cotidianidad convivimos en un magma tecnológico que opera como
un dispositivo regulador de las relaciones sociales, la vivencia del tiempo y
el espacio.
Douglas Rushkoff (2002) nos ayuda a entender este tiempo y espacio como
una realidad paralela a la cotidiana, definiéndola a través del concepto
de Cyberia. Nos encontramos con una dimensión donde la máquina y el
individuo se entrecruzan, dando lugar a eventos que antes se encontraban
en la calle, en el espacio público. La máquina se funde con el individuo. Por
esta razón, hemos advertido la evolución que nuestro cuerpo ha encarnado
en las últimas décadas mientras asistíamos a la llegada de estas máquinas
que se han impuesto poco a poco en nuestras vidas.
Si pensamos en el uso de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana
veremos, por ejemplo, que el envío del mensaje de felicitación -cuando llega
la Navidad- ha cambiado en los últimos 15 años. Se ha pasado del envío de
cartas a través del correo tradicional a una llamada telefónica, el envío de
un SMS, un mail, un mensaje en la chat, o directamente un mensaje en el
muro del Facebook. Esta forma de comunicarnos ha cambiado y cambiará
aún más en el futuro. Ya no podemos saber cómo lo haremos en la próxima
Navidad ¿Acaso podemos imaginarlo? Vemos como esta trayectoria en
el uso de las máquinas ha cambiado, se ha modificado. Los tiempos que
manejamos cuando enviamos una carta a través del correo tradicional no
son los mismos que a través de un teléfono móvil con un SMS. El medio
tecnológico se extiende, la forma de enviar mensajes de felicitación cambia,
y tal vez lo que expresamos a través de ellos también sea diferente. El uso
que hacemos de las máquinas es diferente, y esto tiene su efecto en Cyberia.
Henry Lefebvre observando esta nueva condición entiende que las funciones
fisiológicas del hombre moderno “(...) aún no han «adoptado» en el estilo de
su propia vida, a la velocidad cómo secuencias y ritmos», de manera que los
nervios y los sentidos aún no han sido debidamente formados por las zonas
urbanas y técnicas que la vida en la urbis impone» (Lefebvre: 120).
Nosotros añadimos también el espacio virtual, nuestro mundo en Cyberia.
Para Lefebvre (1991), este espacio, o esta aproximación, es parte de
un proceso dialéctico entre el espacio y el hombre. No entendemos esta
aproximación como un espacio constituido a priori, sino producido por el
ser social (Borden, 2001). Es un espacio y un tiempo que continuamente
interacciona, y ofrecen el contexto inmediato para poder hablar de Cyberia.
«Yo no estoy en el espacio y en el tiempo, ni tampoco concibo el espacio y
el tiempo, yo les pertenezco, mi cuerpo se combina con ellos y los incluye»
explica Merleau-Ponty (1962:140). La espacialidad del cuerpo no es un
conjunto de puntos de estímulos, que se encuentra en relación con otros
objetos, una espacialidad de su posición, sino que se presenta como una
actitud orientada hacia una tarea determinada, una espacialidad de
situación (Merleau-Ponty, 1962:100). Ya que tiempo y espacio son dos cosas
distintas pero inseparables según Lefebvre (1991) el estar presente en
cualquier sitio se convierte en una dialéctica del habitar. La ubicuidad que
nos ofrece Cyberia es revolucionaria para nosotros como seres humanos.
Algunos todavía no se han acostumbrado a este cambio, a esta paradoja,
pero hay que ser conscientes que este cambio de espacio y tiempo está
presente en nuestro día a día, en nuestras relaciones, en la calle, en nuestro
barrio o en las plazas cosmopolitas de Cyberia.
Como Lefebvre (1991:193) señala, la gente utiliza el espacio, y en particular
los límites de espacios de paso y encuentro, para crear su propia identidad
social. Pensamos en la modesta cocina donde se encuentra Candy con su
mamá, con su aroma de pollo asado. El hombre no vive sólo de palabras, y
todos los ‹sujetos› se sitúan en un espacio en que reconocen -sino lo hicieran
se perderían- un lugar que puedan disfrutar y modificar. Para acceder a este
espacio, las personas deben superar algunas pruebas. Esto tiene el efecto
de la creación de espacios reservados, tales como lugares de iniciación, en
el espacio social (Lefebvre: 35). Así como tenemos nuestros lugares en el
barrio, nuestros bares y nuestras tiendas donde comprar el pan cada día,
también tenemos nuestros sitios en Cyberia, nuestro espacio, donde cada
día buscamos, encontramos, comentamos, vemos, tecleamos.
La mamá de Candy encuentra respuestas a sus dudas en Cyberia, se las
ofrece “eri23”, enviándole “un besito” para despedirse. Lloramos o reímos
delante de la pantalla del ordenador, pero estamos llorando o riendo porque
hemos encontrado en Cyberia un espacio propio donde nuestra identidad
social asume su rol, interacciona con los demás en la esfera pública y
privada. Un espacio donde “eri23” puede expresar sus emociones al enviarle
“besitos” a Candy.
Cyberia es un espacio real para nuestras identidades sociales, un
espacio donde nosotros somos los actores principales, viviendo intensa y
emocionalmente, en el bien y en el mal. Cyberia hace que el espacio y el
tiempo asuman una dimensión totalmente relativa y subjetiva.
Cómo bien explica Bauman (2008), la concepción del tiempo ha cambiado en
las últimas décadas. Este autor nos ofrece un ejemplo sobre la publicidad de
las máscaras de rimel preparadas para ser útiles durante un largo período
de “24 horas”. La máscara es long time, a largo plazo, según esta eslogan
publicitario dura mucho tiempo. Pero ese largo plazo, ese long time, son
sólo 24 horas. Es decir, que se entiende un período de 24 horas como un
largo plazo, una nueva forma de medir el tiempo en porciones cada vez
más pequeñas. Otro ejemplo podría ser también la búsqueda de información
en Google. Si escribimos el término “Radiohead” en 0,17 segundos se
han encontrado 27.000.000 referencias, o en 0,40 segundos encontramos
3.199.000 para de la palabra «Bauman».
Como diría San Pablo de Tarso “el tiempo se nos hace breve”, y las máquinas
nos permiten extenderlo, o por lo menos, aprovecharlo de una mejor manera,
o perderlo de una manera más entretenida, pensemos en el ejemplo de
Facebook. Cuando las conexiones se multiplican y la ubicuidad es la regla el
tiempo en Cyberia se nos hace demasiado breve. Como nos preguntábamos
anteriormente: ¿Me salvaré de estar en el Facebook de Candy cenando con
su madre mañana a primera hora?
La velocidad a la que se mueve la tecnomáquina del saber contemporáneo ha
comprimido el tiempo. Si el progreso técnico hacía pensar en una disposición
del tiempo a la carta para desarrollar los diferentes aspectos de la vida, lo
que ha ocurrido ha sido la compresión de ese tiempo. La conectividad no
ha flexibilizado el trabajo y la producción sino que la ha fragmentado en
infinidad de momentos esparcidos por el tiempo y el espacio físico. Todas
las horas son susceptibles de ser trabajadas, las conexiones inalámbricas
permiten conectarse en cualquier lugar en todo momento.
La ecuación de la sociedad contemporánea es determinante:
(conexión=adentro=vida) (desconexión=afuera=muerte), el tiempo
desaparece en esa vorágine de conexiones en tiempo real. Ya no hay jornada
laboral, sólo objetivos que cumplir. Ya no hay tiempo, sólo un cronómetro
que descuenta segundos en nuestra vida (Belli, López y Romano: 9).
Cyberia es el hábitat ideal para la aparición de diferentes formas de acercarse
a las máquinas por parte del individuo, a partir de ahora les llamaremos
cyborgs y mutantes. En Cyberia como en el mundo real, el tiempo, el espacio
y el individuo son producidos recíprocamente, a través de prácticas, objetos,
ideas, imaginación y experiencias (Lefebvre, 1991).
Viejos Cyborgs y Jóvenes Mutantes«Más señal en más lugares»
Propaganda comercial de AT&T2Una joven estadounidense se despide de su
compañero durante su viaje por Europa. La
chica regresa a su casa mientras el chico
sigue viajando por diferentes ciudades
europeas. Durante sus estancias el chico
saca fotografías con su móvil y se las envía a
su compañera. Los mensajes que ella recibe
en su móvil son del tipo “Hola desde Paris”,
“Hola desde Londres”, y en la foto aparece la cara del chico con un fondo
característico de la ciudad visitada. En Paris es la Tour Eiffel, y en Londres
el Big Ben. Es su único medio de comunicación, es la única manera de seguir
en contacto, pero la chica sigue pensando en él, sigue triste y los mensajes
que lee la ponen aún más melancólica. Una tarde cualquiera la chica se
sienta a la orilla de un río a pensar en él, en ese momento le llega un nuevo
mensaje, una nueva foto de su compañero
con el texto «Hola desde...» y en la foto
aparece una chica sentada en un banco a
la orilla de un río. ¡Es ella! ¡Qué sorpresa!
¿Pero que está pasando? Parece pensar ella.
De imprevisto aparece el chico con su gorra
del Barça y su mochila de regreso del viaje.
Los dos acaban abrazándose. Una voz en off
dice: «Más señal en más lugares».
Esta historia pertenece a un anuncio de una compañía telefónica de Estados
Unidos e ilustra brevemente en qué consiste el tiempo y el espacio en
nuestras nuevas vidas cotidianas. El móvil es el emblema para que esta
relación haya durado. La señal, las barras que advierten que hay cobertura,
es el instrumento que hace posible que esta relación siga funcionando en
cualquier lugar del mundo por lejano que este sea. Es una historia romántica
que se produce en Cyberia, pero a la vez real. Cyberia es esto, la posibilidad
de vivir la propia vida en un espacio y un tiempo diferente al que hemos
experimentado hasta ahora. Vivir este tiempo y espacio con el auxilio de
máquinas y con esas relaciones, no siempre fáciles, que mantenemos con
ellas.
A mediados de la década de los ochenta Donna Haraway introdujo un
concepto tan innovador para las Ciencias Sociales que hasta el día de hoy
sigue generando muchas reflexiones y controversias. Este concepto es el de
cyborg, que a partir de los noventa ha sido un componente de la vida, del
análisis epistemológico y elemento constitutivo de la nueva materialidad de
la era post-corpórea. Las máquinas constituyen una extensión del propio
cuerpo, máquinas que poco a poco nos acompañan en nuestras prácticas
cotidianas. En estas dos décadas, nuestro cuerpo ha evolucionado, ha
aprendido a utilizar estas máquinas y las ha hecho propias. Nuestro cuerpo
ha aprendido a surfear las olas de Cyberia.
Como diría Baricco (2008: 111) “¿No veis la levedad de ese cerebro que está en
vilo sobre la espuma de las olas?”. Cyberia en estas dos décadas ha emergido
y nos ha cambiado. Surfear las olas es un movimiento muy armónico, pero
hay que ser rápidos y tener mucho equilibro para no arriesgarse demasiado
y perderse mar adentro. Baricco nos propone el ejemplo de Google, y cómo
la gente “respira” a través de Google. Respiran, corren y surfean en Google,
es decir, modelos nuevos, técnicas inéditas (Baricco: 114). En Google hay
trayectorias de links que corren por la superficie, secuencias rápidas,
trayectorias lineales listas para ser surfeadas, movimientos que encadenan
puntos diferentes en el espacio de lo real.
Hace veinte años cuando Haraway perfiló la arquitectura de su cyborg, las
cosas eran diferentes. Antes había que acercarse a las cosas, una a una,
profundizar las relaciones, madurar una intimidad, un trabajo de paciencia,
de estudio. Si en cada una de estas cosas se detuviera el “mutante” con la
paciencia y las expectativas del viejo hombre con pulmones, la performance
se fragmentaría, desaparecería.
El mutante respira a través de sus branquias para sobrevivir en la Red.
Utiliza el busca-palabras para ver si el texto que tiene delante le sirve
para algo, el hombre con pulmones, sigue todavía leyendo su texto para
comprender si lo que tiene entre sus manos le sirve. El mutante de Baricco
es una evolución del cyborg de Haraway, que ha aprendido el uso del tiempo
que debe demorarse sobre las cosas. Ya no utiliza las máquinas, son suyas,
son parte de sus prácticas cotidianas. Los dos jóvenes del ejemplo viven sus
vidas a través de esas máquinas. El móvil es parte importante de su relación
amorosa, sin él, sin Cyberia, resultaría complicado vivir y compartir esas
emociones. El chico viaja por Europa con su móvil siempre para sacar fotos,
para enviárselas a la chica, es su forma de relación. La chica vive en su
ciudad con el móvil siempre pegado a ella, es parte de su relación para
recibir los mensajes y las fotos que el chico le envía.
Es por esto que huimos hoy en día del aburrimiento, de la lentitud. Un
niño de hoy, nos explica Baricco (2008: 116) casi desconoce el aburrimiento.
Continuamente está haciendo cosas, metido en varias actividades, en
diferentes contextos y niveles. Porque si disminuye la velocidad uno se cae
de la bicicleta. La metáfora de la bicicleta nos sirve para comprender esta
performance, que necesita de un movimiento constante, veloz y continuo,
para no aburrirse. Por ejemplo en el surfing, el navegar por la red, y su estado
nivel posterior: el multitasking. Baricco (2008: 116) define el fenómeno del
multitasking con el ejemplo del niño que jugando a la Nintendo come una
tortilla, llama por teléfono a su abuela, sigue los dibujos en la televisión,
acaricia al perro con un pie y silba la melodía de Vodafone. O un adolescente
que hace los deberes mientras chatea en el Messenger, escucha música en
el iPod, manda algún SMS, busca en Google la dirección de una pizzería
y juguetea con una pelotita de goma. El multitasking tiene que ser veloz,
rápido, no puede entenderse de otra manera. Lo contrario provoca emociones
negativas en los otros, los efectos al no contestar a un mail después un
intervalo razonable de tiempo, no estar disponible en el Messenger o no
contestar un SMS al móvil son muy negativos. Esta velocidad nos permite
habitar cuantas zonas sea posible con un nivel de atención bastante bajo,
pero ¿qué constituye este tipo de emociones? Es una manera de hacer
muchas cosas con un sólo gesto, en un sólo instante.
Surfear tiene que ser siempre rápido, es como ir en bicicleta, nunca nos
paramos para ver el mar, la playa o los barcos, porque ya los vemos mientras
pedaleamos. Y en el caso de que nos detuviéramos, es sólo por un momento
breve, después continuamos con nuestro movimiento.
El uso de estas máquinas nos sirve para acercarnos a los demás, es algo que
ya incorporamos como individuos y que se refleja con mucha potencia en los
últimos años. Antes las cosas no asumían este aspecto, hemos tenido una
evolución constante, un acercamiento continuo con las máquinas, hemos
pasado de ver estas máquinas como una extensión de nuestro propio cuerpo,
el modelo de cyborg de Haraway, a una completa simbiosis con nosotros, el
mutante de Baricco. De esta manera ya no vemos estas nuevas tecnologías
como máquinas frías e impersonales, sino que las hacemos nuestras,
emocionalmente hablando, son parte de nosotros. Antes de ir a dormir,
cuando acabamos de despertarnos, la primera cosa que hacemos es mirar
el móvil, revisar nuestro correo electrónico u otras actividades que ya son
parte de nuestras prácticas cotidianas.
El individuo concibe a las máquinas como partes de si mismo que le
permiten relacionarse con los demás. Lloramos o reímos delante de una
pantalla, pero es como si lloráramos o riéramos con la persona que está al
otro lado de la pantalla, nuestros hijos, amigos, familiares. Son máquinas
que han pasado de ser entendidas como extensiones de nuestro propio
cuerpo a parte integrante del mismo, ya no las consideramos máquinasexternas
sino un apéndice más, un órgano nuevo. El paso del modelo de
cyborg (Haraway, 1990), que veía el cuerpo y la máquina conjunta, al
mutante (Baricco, 2006), donde ya no existe una distinción del cuerpo y la
máquina, sino que se es parte de ésta, una biología avanzada, una evolución
del humano contemporáneo. El móvil es parte fundamental de la relación
entre los dos jóvenes de la publicidad comentada, ya no es una máquina, es
parte integrante de la vida cotidiana de esta chica estadounidense y de este
chico en su viaje por Europa. Hacen del móvil una extensión de su cuerpo
controlado únicamente por su “alma”. El mutante respira con sus branquias
en un espacio tecnológico constituido por la cultura posmoderna. Un espacio
que pierde sus antiguas coordenadas, y un tiempo indefinido y cambiante.
El mutante ha encontrado su hábitat natural en Cyberia.
No importa si eres un viejo cyborg que utiliza estas máquinas como
extensión de tu propio cuerpo o un joven mutante que ya las tiene asumidas
como parte de sí mismo, lo que importa es entender que estas máquinas
nos han cambiado, nos cambian y nos cambiarán, para bien y para mal. El
tiempo y el espacio, como vimos en el anterior apartado, es algo en continua
evolución, cambiante y performativo, muy lejos de poder ser definido. Los
dos jóvenes enamorados del ejemplo son los sujetos que continuamente
juegan el papel más importante en este nuevo espacio y tiempo, el vivir su
propia vida a través de Cyberia.
Como decíamos anteriormente, Cyberia es una realidad y está continuamente
presente en nuestras vidas, con sus efectos positivos y negativos. En el
próximo apartado, veremos cómo, después del pasaje de cyborg a mutante,
otro importante cambio se está produciendo en otra pantalla, la que codifica
el ámbito de las Ciencias Sociales gracias a la conquista de los bárbaros. Una
revuelta cultural que desprecia las formas del pasado, ya que los nuevas
especies se mueven agrupadas, rápidas, al grito de «primero conquistaremos
Manhattan, después conquistaremos Berlín» (Leonard Cohen, 1988).
De cómo los bárbaros asaltaron la biblioteca de Alejandría
No vayan a la Wikipedia a buscar si la biblioteca de Alejandría sufrió una
invasión bárbara alguna vez, ya les adelantamos que sólo es una metáfora
que utilizamos para explicar cómo los bárbaros están asaltando a la
universidad del siglo XXI. Partimos de la constatación de que la invasión
ya está en marcha, más que en marcha, está consolidada. Nos gustaría
hablar de este acontecimiento, comentar por qué creemos que ha ocurrido y
cuáles han sido las señales que nos hacen pensar de esta manera. Nosotros
hablaremos de nuestro contexto, el europeo, pero no se preocupen si todavía
no se han encontrado con estos bárbaros. Hay dos posibilidades, 1) que
haga más tiempo que estén con ustedes y ya no noten la diferencia o 2) que
estén por llegar. En ambos casos las siguientes líneas les servirán como una
mirada retrospectiva o prospectiva, como una señal de ajuste.
Cuando se habla de bárbaros el lector puede que imagine gente barbuda,
sucia, salvaje, pero no es el caso. Incluso sospechamos que los bárbaros son
más asépticos desde el punto de vista higiénico que los pasados moradores
de la biblioteca de Alejandría. Un bárbaro siempre lo es desde la mirada
del otro en una suerte de alteridad del miedo, del que se sabe perdedor
de alguna esencia en manos del otro. El bárbaro no ve esa esencia, bien
al contrario, tiene poderosas razones para destruirla, para liberar de esa
tiranía esencialista a la humanidad. ¿Qué tememos del bárbaro? Su absoluta
determinación por eliminar todo lo que nosotros consideramos susceptible
de ser salvado, venerado, protegido.
Este movimiento no es en absoluto nuevo, bien al contrario, se ha repetido
a lo largo de la historia de la humanidad en contextos muy diferentes. Es
como una acumulación de láminas que se van sobreponiendo con desgastes
diferentes, algunas caen antes, otras después, muchas sirven de base para
nuevas, otras son destruidas. Y sí, están en lo cierto si piensan que el
bárbaro más tarde o más temprano acaba siendo barrido por otros que como
ellos sufren una mutación crucial en su forma de entender el mundo, de
acercarse a él, de hacérselo suyo. Pero no todas las mutaciones son iguales,
cada una tiene su forma de atacar la biblioteca y deberíamos ser conscientes
de esa mutación ahora que nos ocurre para, en parte, resistir la natural
“evolución de la especie”.
No piensen que todo esto se trata de una “pataleta” de viejo que ve como su
mundo desaparece y se resiste a ese cambio. No estamos haciendo un juicio
de valor de lo bueno que era aquello y lo malo que es esto sino advirtiendo que
no podemos asistir impasibles a ciertos cambios como si fuesen naturales y
lógicos porque no dejan de ser creaciones de bárbaros. Toda creación y visión
del mundo conlleva una política de la existencia, no lo olvidemos nunca. Así
que entre los bárbaros habrá genios, artistas, pensadores fantásticos, no lo
dudamos. Pero ello no significa que nos postremos sin protestar ante esta
nueva forma de habitar en el mundo.
“Elegancia, pureza y medida, que eran los principios de nuestro arte, se han
ido rindiendo gradualmente al nuevo estilo, frívolo y afectado, que en estos
tiempos, de talento superficial, han adoptado. Cerebros que, por educación
y por costumbre, no consiguen pensar en otra cosa que no sean los trajes, la
moda, el chismorreo, la lectura de novelas y la disipación moral; a los que les
cuesta un gran esfuerzo sentir los placeres, más elaborados y menos febriles,
de la ciencia y del arte. Beethoven escribe para esos cerebros, y parece que
tiene cierto éxito si he de hacer caso a los elogios que, por todas partes, veo
brotar respecto a este último trabajo suyo.” (Baricco: 20-21)
Si Beethoven era un agente de los bárbaros bienvenidos sean diríamos
nosotros. El movimiento es el mismo, alguien atenta contra lo más sagrado,
lo que la tribu ha defendido a toda costa, cueste lo que cueste. Esta cita de
Baricco (2006) nos sirve para reforzar la idea de que no estamos planteando
una concepción de superioridad de lo antiguo sobre lo moderno en forma
de pureza o calidad. Cada momento histórico crea, promociona y ensalza a
sus artistas, genios y pensadores dentro de sus formas de vivir (estar) en el
mundo. No nos enrollaremos más y pasaremos a explicar cómo los bárbaros
han tomado la biblioteca de Alejandría.
En Europa estamos en pleno proceso de convergencia, reforma, unificación.
Ahora ya no nos matamos como antes, ahora el objetivo es que seamos
iguales e intercambiables como pasa en el corazón del Imperio. Se supone
que somos una única unidad productiva en este único mundo posible. Si nos
centramos en el peculiar mundo del Espacio de Educación Superior Europeo
nos daremos cuenta de un hecho muy interesante, aún teniendo un poderoso
tejido universitario consolidado, Europa no es capaz de competir con las
universidades de EE.UU. Esto sucede porque cada país sigue gestionando
sus espacios de educación superior con sus propios criterios. Consecuencia:
en la práctica es como si cada país miembro fuera por su lado contra el
mundo o en el mercado mundial. Por eso los grandes jefes bárbaros han
decidido solucionar ese problema, este es el contexto en el que los bárbaros
en Europa decidieron entrar en acción y atacar la biblioteca de Alejandría.
¿Cómo actúan los bárbaros? Intentaremos hacer un pequeño recorrido
por las ideas más importantes y cómo se ven reflejadas en la toma de la
universidad, pero esto no es un decálogo ni un catálogo de cómo avanzan
los ejércitos de no-barbudos sino más bien una adaptación libre de ellos
a nuestra realidad. De esto debéis coger lo que os sirva, porque al estilo
foucaultiano, esto no son más que instrumentos en esa caja de herramientas
contra la dominación (Pastor y Ovejero, 2008) que pueden ser utilizadas
para defenderse de esta realidad tan obvia y asfixiante.
(…) el alma se pierde cuando se dirige hacia una comercialización en auge.
(Baricco: 46)
No nos miren así, ahora les puede parecer normal que la universidad sea un
vivero de trabajadores cualificados, pero no siempre ha sido ese su objetivo.
El conocimiento, el saber, han sido durante mucho tiempo un bien en sí, de
crecimiento personal y colectivo, no algo que poner en venta en un mercado
(Belli, López y Romano: 2009). Desde un punto de vista más individual se
podía entender que la universidad no sólo era el lugar privilegiado para
aprender nobles saberes, conocer doctos hombres, cultivar el espíritu, sino
el lugar de aprendizaje de los ciudadanos libres. No me pongo sentimental,
simplemente digo que en lo que menos se pensaba era en el mercado
laboral, entre otras cosas porque prácticamente nadie tenía acceso a los
conocimientos universitarios y, por tanto, la competencia no era muy alta.
Ahora en las aulas se vende y se compra conocimiento, los estudiantes
reclaman sus derechos como consumidores. Hemos pagado un producto
y tenemos derecho a recibirlo, y devolverlo si no cumple las expectativas.
Comprar conocimientos para después poderlos vender en otro mercado, a
nadie le interesa lo que sabes sino lo que puedes hacer (o acreditar que sabes
hacer). La cuestión es mucho más fabril de lo que parece, estamos mucho
más cercanos al ejercito de reserva marxista de principio de siglo XX que
al profesional liberal de las sociedades del bienestar de finales del mismo.
Hay una diferencia muy grande entre ser un ciudadano y un consumidor.
El ciudadano tiene un fuerte sentido político, el consumidor no. El saber
no es un bien cotizable en una bolsa de valores, las competencias sí. Ya lo
ven, algo más etéreo se transforma en un papelito con sello de garantía que
se puede poner a la venta. Podría encontrar más ejemplos, pero sigamos
viendo más cosas.
(…) hay una revolución tecnológica que rompe de repente con los privilegios
de la casta que ostentaba la primacía del arte. (Baricco: 47)
La universidad era un lugar donde se guardaba el conocimiento, lugar
privilegiado donde se aunaban cerebros y libros, todos juntos y resguardados
del mundanal ruido. Podéis imaginar que eso a un bárbaro le parece
execrable, hay que destruir esas dos formas de control del conocimiento. La
redes informáticas y la digitalización acaban con esos privilegios, los libros
están disponibles en todos los lugares a todas horas, simplemente hay que
estar delante de un terminal conectado a internet. El saber se escapa del
recinto, es etéreo de nuevo, es libre. Los monjes del saber ya no es necesario
que estén en el monasterio estudiando los viejos pergaminos, pero no se
engañen, la publicidad de los bárbaros es como la de la Coca Cola, bastante
buena.
Lo importante no es la posibilidad que ofrece esa nueva tecnología sino el
uso que el bárbaro hace de ella y para qué se sirve de la misma. Al bárbaro
la tecnología le libera del esfuerzo de leer. ¿Por qué leer cuando puedo
buscar el párrafo que me interesa con una simple búsqueda de palabras?
Aun es más ¿por qué libros cuando alguien ya ha hecho un artículo donde
cita los trocitos que andaba buscando de cada obra? Al fin y al cabo nadie
me pide una elaborada muestra de inteligencia o saber, simplemente me
están pidiendo algo que pueda venderse en ese mercado. El bárbaro vende
sus productos de saber en el mercado, la demanda es como es. Si no eres
capaz de generar un producto con las 3B (bueno, bonito y barato) es que
no has mutado todavía, aún no respiras fuera del agua, tu mundo se está
acabando, ten paciencia.
En la universidad ya no se generan obras para ser leídas, se generan
productos para ser consumidos antes de que pasen de moda, antes de
que el mercado los aparte por falta de demanda. Se acuerdan del auge de
comercialización, pues la tecnología es lo básico para que este consumo
funcione, se agilice, sea más rápido. Recuerden el concepto de velocidad,
será importante más adelante. Se acabaron los privilegios de los guardianes
del saber. ¿Seguro? No, obviamente que no. Quitarte algo de las manos no
significa que lo vayan a repartir entre todos. Los bárbaros han generado
su propia casta de privilegiados que vigilan el acceso a sus productos de
conocimiento. Ahora las cosas se venden y se compran ¿Estás en disposición
de poder comprar? ¿Tienes algo que vender?
(…) los bárbaros utilizan una lengua nueva. Naturalmente más simple.
Llamémosla moderna. (Baricco: 49)
En nuestra asignatura de Sociología clásica en la universidad, recordamos
el espacio y el tiempo que le dedicábamos a leer y hablar de August Comte,
Karl Marx, Max Weber, Emile Durkheim, Ferdinand Tönnies, Georg
Simmel. Sin duda era un buen cartel, pero esto no era exclusivo de esa
asignatura, todas tenían sus carteles con los textos, autores y temáticas que
íbamos a debatir. Aunque siempre nos llamó la atención que los textos de
6 autores clásicos equivalieran a 9 créditos ¿eso es mucho, poco? Esa es la
medida horario equivalente para dar la asignatura, traducción: 9 créditos
= 90 horas de clases dedicadas. Así, la asignatura de Economía también
constaba de 9 créditos, es decir, se le otorgaban otras 90 horas de dedicación.
Les puede parecer que esto sólo es una cuestión organizativa pero no lo es,
es un nuevo lenguaje, toman un valor de cambio, una equivalencia.
Ahora la situación es mucho más avanzada en términos de invasión bárbara.
Los nuevos créditos europeos multiplican esas cantidades porque les suman
las horas dedicadas al estudio individual y grupal, maravilla de crecimiento
exponencial de la posibilidad de medir las horas dedicadas al estudio. La
gracia del tema es que ahora, además, se puede comparar con las mismas
que ha hecho un joven en Milán o Londres, la equivalencia del esfuerzo
por aprender. Antes también se dedicaban esas horas al estudio pero no
se podían medir, y sino se puede medir es difícil poder intercambiar por
cualquier cosa, venderlo.
Pero el cambio de lengua va mucho más allá, les daremos otro ejemplo. Que
difícil es para un profesor que sólo puede escoger 6 autores para que sus
alumnos lean sobre ellos, que responsabilidad más ingrata. ¿A quién dejo
fuera? ¿Por qué? ¿Merece más la pena invertir un crédito de esos en leer a
Foucault o Derrida? ¿Adorno o Benjamin? No es tan fácil decidir sobre la
calidad de un autor u otro. Incluso en nuestro caso que tenemos clarísima
la calidad de unos sobre otros no nos atreveríamos a descartar ninguno. Los
bárbaros no tienen tiempo para estos dilemas morales, han simplificado las
cosas, han inventado un nuevo lenguaje.
En la academia los libros ya no cuentan, no hay tiempo para leerlos, no hay
forma de clasificarlos para su consumo rápido. Los bárbaros leen artículos
en revistas de impacto. ¿En que consiste eso? Sencillo: los artículos tienen
o no valor dependiendo si están o no incluidos en alguna de esas revistas,
que a su vez están en otra clasificación para ver cual es más impactante.
Así que si uno está interesado en la primatología sólo tiene que ir a esas
clasificaciones, buscar las revistas de impacto correspondientes y leer los
artículos con más estrellitas o descargas tengan. Sin duda es mucho más
fácil.
Como podéis imaginar esos artículos son infames obras de vividores
académicos que ya hace mucho tiempo respiran fuera del agua. Pastiches
de ideas sin más interés que la meritocracia académica y el mercadeo de
ese nuevo saber. No es que estemos en contra de los artículos, este lo es,
sino que un artículo es un lugar donde uno insinúa, precipita, provoca, no
el lugar donde se puede desarrollar el lenguaje con claridad. Es un juego de
impactos rápidos y sin profundidad, una escritura hecha espectáculo.
(…) la espectacularidad se convierte en un valor. El valor. (Baricco: 50)
Porque ese es el modelo, el del Imperio. Los productos no buscan una
excelencia en su campo, buscan la espectacularidad de un índice de
popularidad. Quieren estar en el top ten de los artículos más indexados, el
Billboard académico funciona así. Se ha acabado la idea del proceso lento y
tortuoso del estudio, la reflexión, el debate. Ahora nos encontramos con la
necesidad de una producción más generosa de pequeños y precisos impactos
en lugares localizados. Lo importante no es que tengas algo interesante
que decir sino que sea espectacular, impactante. Seguramente sólo es un
comentario de texto sobre la moda de turno, pero eso no es importante, lo
importe es subir en la lista de éxitos. ¿Tenemos crisis financiera global?
Pues un par de artículos sobre el “ya lo decía yo que esto iba a pasar”, que
por cierto suele ser lo contrario que decían en la moda anterior.
Además tenemos que utilizar un idioma apto para todos los públicos, no
puede ser eso de que alguien desde su Blackberry lea dos líneas de resumen
de lo que hemos escrito y no entienda a la primera de qué va la película. Sino
tenemos un buen titular mejor que nos dediquemos a otra cosa. Tenemos
que hacer ver que vamos a decir algo importante aunque lógicamente
después no haya nada detrás. Esta falta de profundidad, esfuerzo, este
suave terciopelo azul barato nos lleva a otro de los puntos que queremos
comentar y que sin duda a todos os ha pasado ya por la cabeza.
(…) en las consignas de los bárbaros se escucha el suave diktat del Imperio.
(Baricco: 51)
¿Qué esperabais? No pretendemos ser originales, simplemente aclarar un
par de puntos que nos parecen importantes para entender que nos ocurre.
Simplemente estamos imitando el modelo del Imperio, queremos ser como
ellos pero la partida está perdida antes de empezar. El modelo europeo de
educación superior aspira a ser una mala copia del modelo del Imperio, sin
más. Pero que nadie se lleve a engaño, por mucho que intente parecerlo una
copia siempre es una imagen deformada del original. A eso nos exponemos
cuando dejamos entrar a los bárbaros en la biblioteca de Alejandría, que la
conviertan en una mala copia de lo que ellos ya tienen.
Si repasamos los índices de las mejores universidades las 10, 20, 30 primeras,
las que quieran, son del Imperio. Alguna Británica de por medio, siempre
han sido los alumnos más aventajados. ¿Son las mejores universidades?
No lo sabemos, no sabíamos que estas cosas se pudieran medir hasta que
descubrimos y adoptamos la lengua de los bárbaros. Las universidades
periféricas como las de Bolonia, Salamanca y Coimbra lógicamente no
entran en esta hit parade. Antes de la invasión de los bárbaros estas
universidades eran de las más prestigiosas, pero sus gruesos muros no
han podido aguantar al envite de los bárbaros. ¿Es importante ser mejor
que otra universidad? Depende a lo que te dediques. Si tu objetivo es subir
puestos en la clasificación para conseguir más recursos, más estudiantes,
más estrellitas en los links de los rankings quizás sí. ¿Generan más y
mejores saberes esas universidades? Sin duda no. Les invitamos a que
cojan los 3 artículos más indexados de la disciplina que más os guste y los
leáis con detenimiento. En un breve periodo de tiempo habrán desaparecido
porque carecerán de interés, pero habrán cumplido su función en la nueva
biblioteca de Alejandría. Así son los bárbaros, rápidos, ágiles, superficiales,
por eso la red es su mar predilecto para surfear.
Los bárbaros tienen muy claro que su forma de vida es más parecida
al del tiburón que a la ballena. El tiburón tiene que estar en constante
movimiento para poder vivir, si se para deja de respirar y muere. Nosotros
más parecidos a las ballenas, grandes, lentos, necesitamos demasiado
espacio y tiempo para poder pensar, escribir, vivir. Tenemos que salir cada
cierto tiempo a respirar a la superficie, tenemos un pie en cada mundo.
Estamos condenados a desaparecer, de aquí en adelante seremos una
especie en extinción. Los bárbaros son rápidos, tienen claro que todo lo
que les rodea tiene que ser superficial pero fundamentalmente reconocible.
Quizás aquella idea de que cualquier sistema cultural que se universaliza
está condenado a desaparecer estaba equivocada, quizás esa era la trampa.
Muchos pensaban que mientras más fuertes fueran las ansias de Imperio
más cerca estaba su caída y resulta que sólo era una mutación.
(…) un sistema está vivo cuando el sentido se encuentra presente en todas
partes, y de manera dinámica: si el sentido está localizado, e inmóvil, el
sistema muere. (Baricco: 71)
Y ahí estamos nosotros, mirando como los renacuajos saltan del agua y
mutan. El Imperio circula cada vez más rápido y se extiende por más sitios,
esa es su forma de sobrevivir. En cada gesto, movimiento, caricia, suspiro,
decisión estamos alimentando esta forma de vida. Sobrevivir en el espacio y
tiempo que Cyberia nos impone cotidianamente: hay quien ha evolucionado y
se ha convertido en mutante, otros siguen interaccionando con las máquinas
como cyborgs y hay quien simplemente ha preferido unirse a los bárbaros y
saquear la nueva biblioteca virtual de Alejandría. Lugar este que como era
de esperar se encuentra en Cyberia. Algunos creen que esa nueva biblioteca
de Alejandría es la Wikipedia, y como ya les aconsejamos al principio de
esta última parte, si se quedan en la superficialidad, si siguen surfeando por
el conocimiento espectáculo es señal de que la mutación ya está en marcha.
Los tambores de guerra de los bárbaros resuenan por todos lados, quizás
tararean esta canción:
“Com amor no coração
Preparamos a invasão
Cheios de felicidade
Entramos na cidade amada”
“Os mais doces bárbaros”. Outros (doces) Bárbaros.
Gilberto Gil, Caetano Veloso, Maria Bethânia, Gal Costa
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